El trabajo de edición de un manuscrito conlleva varias fases, desde su recepción por parte de la Secretaría de Redacción, la primera evaluación del/los editores, la corrección del revisor/consultor y su pedido de cambios al autor (cuantas veces sea necesario), hasta la evaluación final del editor con su aprobación o rechazo.
Es cierto que los autores y los editores se conocen entre sí. Sin embargo, dado que en la RAR se utiliza el sistema de revisión por pares doble ciego, el anonimato entre los autores y revisores se mantiene. Es decir, los autores no saben qué miembro del Comité Consultor evalúa su trabajo científico, mientras que los consultores ignoran quién ha escrito el artículo. De esta forma, nuestra publicación asegura una evaluación crítica e independiente de cada manuscrito.
A través de todos estos pasos, se va generando una relación entre los involucrados, incluso cuando el lazo está mediado por el anonimato. Si tenemos en cuenta que el editor y el autor sí se conocen, ¡cuánto más estrecho será entonces su vínculo!
El trabajo de edición de un manuscrito puede ser dividido en 3 etapas interconectadas entre sí: la edición creativa, la edición sustancial (fundamental y esencial) y la edición técnica o formal. La primera consiste en determinar cuál es el objetivo y alcance de la revista, mientras que la técnica o formal es realizada por la correctora de estilo (en nuestro caso, por la secretaria de redacción que es licenciada en Letras). En lo que respecta a la edición sustancial, se trata del trabajo editorial propiamente dicho, ya que es el proceso a través del cual el editor se asegura que los autores hayan escrito lo que realmente querían decir de la manera más clara y correcta posible1.
En esta fase del proceso de corrección del manuscrito, los revisores ya han dado su aprobación en cuanto al contenido del trabajo, el estadístico ha aprobado la metodología empleada y, por tanto, el Comité Editorial está en condiciones de realizar ciertas sugerencias menores acerca de la reorganización del manuscrito (ya sea solicitar algún cambio en la estructuración, ampliación o reducción del texto, o bien pedir modificaciones en el título, palabras clave, resúmenes, tablas o ilustraciones). Su objetivo solo es mejorar la presentación y el estilo, para darle así una mayor claridad y precisión al trabajo.
Cuando el autor recibe los comentarios, en ocasiones (y sobre todo cuando no tiene mucha experiencia en publicaciones) puede sentirse desmoralizado por las críticas recibidas y no entenderlas como una oportunidad para perfeccionar su artículo. Esto puede llevarlo a presentar su trabajo en otra revista de menor renombre y más fácil publicación, o en otras ocasiones a que se demore demasiado en hacer las correcciones. Este retraso genera un dilema para el editor, puesto que, a pesar de que requiera cambios, el artículo puede resultar muy interesante y su pronta publicación ser necesaria.
Los tiempos en el trabajo editorial son tiranos. La salida de un número no puede atrasarse por la falta de material y, por ello, resulta imperioso que el autor cumpla con las fechas estipuladas por el Comité Editorial. Además, el autor corre el riesgo de que, durante el proceso de revisión de su manuscrito, ingrese otro trabajo sobre el mismo tema que conlleve menos correcciones o que las mismas sean enviadas con mayor rapidez. En esa situación, podría producirse el rechazo de su artículo.
Por estos motivos, el autor debe saber que su manuscrito pasará por diferentes evaluaciones y, por tanto, que existe la posibilidad de recibir varias correcciones de diversa índole. El editor es el responsable del contenido de la revista, por lo que el autor debe confiar en los cambios que se le han sugerido. Siempre hay que tener presente que los comentarios propuestos tienen como única finalidad mejorar el artículo para así también aumentar la calidad de toda la publicación.
La RAR, además de formar parte de los índex nacionales y latinoamericanos (CONICET, LILACS y SciELo), ha sido incluida en dos bases de datos internacionales: Scopus y Science-Direct. Este logro ciertamente le dará una mayor visibilidad a todos los manuscritos que sean publicados en la revista, por lo que mantener un alto estándar en la calidad es un reto ineludible.
Por todo ello, convocamos a todos los radiólogos argentinos a que sigan colaborando en la difusión internacional de la radiología argentina.
En nombre del Comité Editorial de la RAR, aprovecho para agradecer a todos los autores que nos han confiado sus trabajos durante el año 2013. ¡Esperamos que en el 2014 se multipliquen!