Ha fallecido Guillermo Palau, un maestro de la radiología. Con esta pérdida, la medicina argentina se ve privada de uno de sus más reconocidos talentos.
Guillermo nació en Buenos Aires en 1934. Se graduó de médico en la Facultad de Medicina de Buenos Aires en 1958 y, apenas recibido, se inclinó hacia la gastroenterología, haciendo sus primeras armas en el servicio del Dr. Horacio Rubio en el Hospital Fernández. Este, en 1963, le sugirió que se interiorizara en la radiología digestiva y le aconsejó concurrir al Hospital Rawson, por entonces un centro de referencia. En ese momento, el jefe de ese servicio, el Dr. Manuel Malenchini, acababa de fallecer y el Dr. Mario Martella era su reemplazante.
En un inicio, el Dr. Palau debió trabajar en todas las ramas de la radiología, pero su gusto estaba claramente orientado al tubo digestivo. Al poco tiempo aparecieron las técnicas de doble contraste, cuyo desarrollo significó un cambio extraordinario en la detección de múltiples afecciones del tubo digestivo superior y el colon. Inmediatamente él las adoptó con resultados diagnósticos brillantes y alcanzó a tener la más importante casuística de América en diagnóstico de cáncer gástrico temprano. Por esa época, fue invitado a Japón por Shirakabe y Maruyama, dos figuras mundiales del método de doble contraste.
Verlo trabajar en el seriógrafo era un privilegio. De hecho, en más de una oportunidad, al finalizar un examen recibió un aplauso de los observadores. Sin prisa pero sin pausa, con diferentes maniobras iba evidenciando las diferentes partes del órgano, mientras daba sus explicaciones a los presentes. Una vez hecho el informe solicitaba las placas que consideraba necesarias para que no surgieran dudas.
Ciertamente, deja un extenso curriculum con trabajos presentados aquí y en el exterior, premios y publicaciones, pero además deja discípulos que llevaron sus enseñanzas al resto del país y de América Latina.
En 1964 se casó y formó una numerosa familia, de la cual hoy lo sobreviven su querida Marjorie, 7 hijos y 14 nietos…por ahora. Poseía una intensa religiosidad y vivía de acuerdo a su fe. La absoluta honestidad y una ética y moral elevadas fueron siempre cualidades que gobernaron su vida.
Fuimos grandes amigos. Siempre lo tuve cerca cuando lo necesité.
La causa de su fallecimiento fue una úlcera de duodeno complicada.
Genio y figura hasta en su sepultura.