La sincondrosis isquiopubiana (SIP) es la unión entre el isquion inferior y la rama pubiana. Está compuesta mayormente por cartílago hialino y constituye una articulación temporal que, con la maduración esquelética, se va adelgazando hasta obliterarse por una fusión ósea. Este proceso en general se completa antes de la pubertad. En niños pequeños el engrosamiento de la sincondrosis se presenta bilateralmente, pero cuando estos son más grandes, es unilateral1.
Normalmente la fusión ósea se desarrolla sin síntomas clínicos. Sin embargo, algunos niños pueden presentar dolor inguinal, de cadera o glúteo, así como limitación en la movilidad de la cadera. Estos síntomas clínicos fueron descritos como síndrome de la sincondrosis isquiopúbica (SIS), siendo los mismos inespecíficos. En 1924, Odelberg y Van Neck los denominaron osteocondritis isquiopúbica para diferenciar esta entidad de otras que presentan mayor valor patológico (fractura por estrés, infección, tumor, etc.)1–3.
Nuestro propósito es describir esta afección a partir de un paciente zurdo de 7 años de edad, de sexo masculino, que presentaba dolor moderado y progresivo en la región inguinal y la cadera derecha, con discreta dificultad en la movilidad del miembro inferior derecho. El cuadro tenía 4 meses de evolución y no había causa aparente ni antecedente traumático. El paciente solo refirió una operación de hernia inguinal congénita izquierda.
El estudio de resonancia magnética (RM), realizado con un equipo 3 Tesla (Achieva, Phillips Medical System, versión 2.6, The Netherlands), objetivó un engrosamiento de la sincondrosis isquiopubiana derecha, visible con mayor definición en las secuencias ponderadas en T1 (fig. 1). Además, se encontró, al mismo nivel, un edema óseo y, en menor medida, otro perilesional y de partes blandas (figs. 2 y 3).
Se conoce, entonces, como síndrome de Van Neck-Odelberg a la osteocondritis isquiopúbica que se desarrolla en niños entre los 4 y 16 años. En la radiografía simple se observa un engrosamiento de la sincondrosis, con áreas radiolúcidas y osteolíticas; mientras que los hallazgos típicos en la RM incluyen cambios en la médula ósea y edema de las partes blandas perilesionales. Al respecto, Macarini-Lallo2, en una presentación de 2 casos, reportaron que en uno de ellos también se había evidencido un puente fibroso, visualizado como una fina banda hipointensa perpendicular al pubis en el sitio de la sincondrosis.
Es importante mencionar que estos hallazgos deben ser considerados como una variable del desarrollo normal de los niños. De hecho, la asimetría en el cierre de la sincondrosis isquiopúbica suele ser la regla más que la excepción, y las actividades físicas muy intensas (entre ellas, remates de balón o saltos) pueden generar una reacción inflamatoria y un retraso en la completa osificación de la sincondrosis3.
El SIS incluye dolor de cadera, a veces involucrando la región glútea y generando contractura de los aductores en ausencia de trauma. Tanto en nuestro caso como en los estudios publicados, el sitio de afectación de la inflamación se correlacionó con la dominancia del pie en forma cruzada, por lo que es posible sugerir que el síndrome es una reacción fisiológica a fuerzas ejercidas sobre la extremidad no dominante durante la actividad física. En este sentido, Herneth y Philipp4, en un estudio retrospectivo con 32 niños, de los cuales 9 tenían sincondrosis isquiopúbica unilateral, comunicaron que la afección pubiana era izquierda en los pacientes diestros y viceversa.
El diagnóstico diferencial puede ser dificultoso con entidades como fracturas por estrés, ya que son lesiones muy frecuentes en atletas o luego de un tratamiento radiante. En este caso, además del edema óseo, debe buscarse el trazo de la fractura, usualmente evidente como una línea hipointensa e irregular. Por otra parte, las afecciones tumorales de este grupo etario incluyen el sarcoma de Ewing, el cual se presenta con afectación permeativa del hueso y extensión hacia las partes blandas. En cuanto a los procesos inflamatorios como la osteomielitis, suelen verse erosiones óseas y marcado compromiso de las partes blandas con formación de abscesos y refuerzo poscontraste.
En nuestro paciente, así como en los casos publicados2,4,5, la osteocondritis isquiopúbica presentó una evolución muy positiva y los síntomas se redujeron a las 3 semanas del tratamiento antiinflamatorio con adecuado reposo. A los dos meses, al realizar otra RM, se observó una reducción del edema óseo y de partes blandas.
Así, de acuerdo a lo expuesto, resulta esencial el conocimiento del síndrome de Van Neck-Odeberg como una afección sintomática, pero de evolución favorable. A su vez, es importante no confundirla con las entidades patológicas que representan su diagnóstico diferencial.
Saludan a Ud. muy atentamente,
Los autores
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.