Cada día se le da más importancia a la calidad de los servicios prestados en nuestros hospitales y, por supuesto, en las unidades de cuidados intensivos (UCI)1. Existen numerosos trabajos en la UCI que evalúan la percepción de la calidad por parte del paciente crítico2 y sus familiares3,4. Sin embargo, en la literatura médica consultada existen escasos estudios que evalúen la percepción de la calidad del trabajo desempeñado en cuidados intensivos por parte de los médicos del resto del hospital, trabajos realizados en países que no siguen el modelo español de la especialidad, por lo que los resultados no pueden compararse5,6.
Por este motivo, nosotros llevamos a cabo un primer estudio prospectivo, descriptivo, desde abril hasta junio de 2007, en el Hospital Universitario insular de Gran Canaria, hospital terciario con una capacidad de 425 camas, 450 facultativos y 110 residentes, que posee una UCI con unas instalaciones modernas, inaugurada en el año 2001, con 24 camas polivalentes (medicoquirúrgica y coronaria). El estudio incluía a los profesionales médicos no intensivistas, tanto adjuntos como residentes, pertenecientes a la plantilla de nuestro hospital con un tiempo trabajado en nuestro medio superior a los 6 meses y que, por su especialidad, se suponía que podían haber tenido alguna relación laboral con el servicio de Medicina Intensiva. Se utilizó una encuesta diseñada por un grupo de facultativos de Medicina Intensiva, que evalúa, entre otros aspectos, la percepción de la relación previa de los médicos encuestados con la UCI, bien laboral o personal.
Se encuestó de forma anónima a 116 médicos (75 adjuntos y 41 residentes); se les preguntó acerca de las actitudes de los médicos intensivistas de su hospital ante la solicitud de ingreso de un paciente y se encontraron unas elevadas tasas de insatisfacción entre los profesionales a los que se les había denegado un ingreso en la UCI7. Al 58% de los médicos entrevistados se les había denegado el ingreso de algún paciente en la UCI, de los que sólo el 26% quedó conforme con los argumentos que se le dio, lo que podía justificar que más del 40% de los médicos afirmara no haber solicitado cama en la UCI para algún paciente que creía que se podía haber beneficiado de ella porque pensaba que se le iba a denegar el ingreso.
Una vez conocidos los resultados de este primer estudio, se dieron a conocer mediante una sesión clínica donde participaron todos los médicos de la UCI, y se discutieron las cuestiones observadas acerca de la inconformidad de los médicos no intensivistas tras la denegación de un ingreso, y se llegó a la conclusión, por unanimidad, de la importancia de que cada médico intensivista intentara consensuar con los médicos que nos interconsultaban, sin ánimo de convencer, la denegación del ingreso.
Dos años después, se realizó de nuevo el estudio para comprobar si la intervención realizada, es decir, la propuesta por parte de los médicos del servicio de la UCI de llegar a un acuerdo consensuado con el médico interconsultor ante la negativa a la solicitud de ingreso, había hecho cambiar la satisfacción de éste.
De este modo, al utilizar la misma encuesta anónima, se entrevistó a 30 médicos (17 adjuntos y 13 residentes), de los que a 24 (80%) se les había denegado en alguna ocasión el ingreso de algún paciente en la UCI, y el 41,6% estaba conforme con los argumentos que se les dió para no ingresarlo. Diecinueve médicos (63%) afirmaron no haber solicitado en alguna ocasión cama en la UCI para algún paciente que creía que se podía haber beneficiado de ella, mayormente (73,6%) porque seguían pensando que se les iba a denegar el ingreso. Al compararlo con el estudio previo, aunque hemos denotado una mayor satisfacción entre el personal médico con los argumentos que se les dieron a la hora de no ingresar un enfermo, aún no existen diferencias significativas entre ambas muestras (p=0,18) y sí se incrementa el porcentaje de médicos que afirma no haber solicitado cama en la UCI para algún paciente (tabla 1).
Comparación de la satisfacción respecto a los criterios de ingreso en Medicina Intensiva
Preintervención, n=116, n (%) | Postintervención, n=30, n (%) | p | |
Médicos a los que se les había denegado algún ingreso en la UCI | 67 (58) | 24 (80) | – |
Médicos conformes con los argumentos de denegación de ingreso | 17 (26) | 10 (41,6) | 0,18 |
Médicos que no solicitaron cama en la UCI | 27 (40) | 19 (63) | <0,001 |
La intervención consistió en la difusión de los resultados del estudio basal entre el personal de la UCI.
UCI: unidad de cuidados intensivos.
En conclusión, seguimos detectando elevadas tasas de insatisfacción entre el personal médico del hospital en relación con la conformidad con los argumentos que se les dieron al denegarles el ingreso de un paciente en la UCI, a pesar de la intervención realizada consistente en la difusión de los resultados previos del estudio entre el personal de la UCI. Sería deseable llegar a un consenso con el médico interconsultor que nos pidiese solicitud de ingreso de algún paciente en la UCI y crear un clima de confianza para que el resto de los médicos del hospital puedan solicitar nuestra colaboración cuando lo precisen.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.