El desarrollo de la gestión sanitaria es uno de los retos al que nos enfrentamos para adaptarnos a las exigencias de calidad y eficiencia. Para ello es muy importante tener un sistema de información que permita medir, evaluar y comparar los resultados de todos los procesos asistenciales, es decir, llevar a cabo una adecuada gestión clínica para poder demostrar la calidad, los resultados y los costes de sus servicios.
Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) son áreas multidisciplinares dedicadas al cuidado de pacientes críticos. Estas áreas, aunque representan solo una pequeña proporción de las camas hospitalarias (5-10%), consumen alrededor del 30% de los recursos disponibles para cuidados de pacientes agudos y el 8% de los costes hospitalarios1–4. Para conocer esta repercusión económica, en el caso concreto de Canarias, debemos acudir al presupuesto de gastos del Servicio Canario de Salud en el que para el año 2012 el presupuesto asignado al capítulo de Atención Especializada ascendió a 1.625.000.000€5. Esto explica, al menos en parte, la necesidad de estudiar en profundidad la estancia en estas unidades y, por ende, las tasas de mortalidad como una manera de justificar este esfuerzo económico ante la sociedad en términos de eficacia clínica y eficiencia económica6.
Podríamos plantear si es rentable, no solo desde el punto de vista económico, sino también clínico, el ofrecer todos los recursos que tenemos a nuestra disposición para seguir tratando a los pacientes que permanecen en la UCI durante un período prolongado. La respuesta a esta cuestión solo se puede entender desde el punto de vista de cada paciente en concreto, y esta decisión solo puede ser tomada entre los médicos y los pacientes o sus familiares. Pero también habrá que dar una respuesta a la sociedad, ya que los recursos utilizados en este grupo de pacientes suponen un coste de oportunidad para otras alternativas que pueden llegar a ser más útiles para la mayoría de la comunidad7,8. En definitiva, ello implica velar porque se cumpla el principio bioético de la «Justicia», que exige que la distribución de los recursos sanitarios sea equitativa, ya que administrar recursos ilimitados o incontrolados a pacientes irrecuperables excluye a otros más necesitados violándose este principio.
Bajo estas circunstancias, es recomendable que cada gobierno disponga de un equipo económico especializado en Economía de la Salud, que sería el responsable de definir sobre cuál debe ser la utilización más eficiente de los recursos disponibles en aras de cumplir el principio de Justicia. Es por ello que el cálculo del coste de los pacientes con estancia prolongada debería ser una de las prioridades de cualquier UCI, ejercicio que hemos intentado realizar en el marco de la UCI del Complejo Hospitalario Universitario Insular-Materno Infantil para el período 2004-2010.
Para determinar el impacto del coste de los pacientes con estancia prolongada en la UCI≥14 días, sobre el coste del total de pacientes que ingresaron en dicha unidad, se utilizaron como costes diarios de la cama en la UCI a los precios públicos teóricos establecidos por el Gobierno de Canarias, que se situaron en 898,51€ para el período 2002-2008 y en 1.348,90€ para el período 2009-20109,10. No obstante, en la tabla que se adjunta se recogen también los precios constantes tomando como base el 2002. De esta forma, para cada uno de los años del período analizado, tanto el coste anual del total de pacientes ingresados en la UCI como el de los pacientes con estancia prolongada se calcularon como la sumatoria del coste de cada paciente, que se obtuvo a partir de la multiplicación del coste diario de la cama por el número de días de estancia. En la tabla también se recogen los costes constantes tomando como base el 2002 (tabla 1).
Repercusión del coste-cama de los pacientes con estancia prolongada en la UCI sobre el total (euros)
Año | Coste cama/día (euros corrientes) | Coste cama/día (euros constantes) | Total pacientes en la UCI | Pacientes con estancia prolongada | Porcentaje de pacientes con estancia prolongada | Coste estancia total pacientes (euros corrientes) | Coste estancia total pacientes (euros constantes) | Coste estancia pacientes con estancia prolongada (euros corrientes) | Coste estancia pacientes con estancia prolongada (euros constantes) | Porcentaje coste pacientes con estancia prolongada |
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2004 | 898 | 859 | 685 | 92 | 13,4 | 3.997.471 | 3.819.988 | 2.359.487,2 | 2.254.729 | 59,0 |
2005 | 898 | 839 | 803 | 105 | 13,1 | 4.203.230 | 3.924.575 | 2.354.096,2 | 2.198.031 | 56,0 |
2006 | 898 | 813 | 893 | 94 | 10,5 | 4.115.176 | 3.724.753 | 2.222.015,2 | 2.011.204 | 54,0 |
2007 | 898 | 798 | 823 | 101 | 12,3 | 4.504.231 | 3.998.367 | 2.518.523,5 | 2.235.672 | 55,9 |
2008 | 898 | 766 | 998 | 98 | 9,8 | 4.508.723 | 3.841.646 | 2.231.898,8 | 1.901.684 | 49,5 |
2009 | 1.349 | 1.142 | 1.085 | 124 | 11,4 | 8.177.032 | 6.919.858 | 4.690.125,3 | 3.969.045 | 57,4 |
2010 | 1.349 | 1.139 | 782 | 93 | 11,9 | 6.094.330 | 5.147.822 | 3.237.360,0 | 2.734.567 | 53,1 |
Los datos recogidos confirman que el grupo de pacientes con estancia prolongada, a pesar de representar un porcentaje pequeño de pacientes, llega a consumir más de la mitad de los recursos totales que puede gastar una UCI. Estas cifras son mucho mayores que las reportadas en la literatura que lo estiman alrededor de un 33%, debido muy probablemente a las diferencias en la política de la gestión de ingresos y altas11. Estos resultados reflejan la necesidad de analizar en profundidad a este grupo de pacientes para optimizar la ocupación de camas en la UCI a través de una reducción de la duración de la estancia. Así, por ejemplo, una reducción del 50% de los días de la UCI de este grupo de pacientes podría suponer una disminución de hasta el 25% de los días totales de la UCI utilizados. Esta reducción repercutirá, en primer lugar, en su mayor capacidad logística, ya que un mayor número de pacientes podrá ser atendido con los mismos recursos; en segundo lugar, en el mejor aprovechamiento de los escasos recursos disponibles, ya que se ofrecerían a los pacientes que en realidad lo necesitan y, en tercer lugar, en una disminución de los gastos por ingreso.
Entre las posibles acciones a llevar a cabo para lograr esa reducción de la estancia en la UCI es analizar en qué medida una estancia prolongada previa en el hospital, antes del ingreso en la UCI, está influyendo negativamente en ello, ya que si se identificasen de forma precoz a aquellos pacientes que van a precisar de cuidados intensivos, se ingresarían antes de que la enfermedad evolucione y empeore el pronóstico12. Es por ello que se deben apoyar todas las iniciativas encaminadas a contribuir a mejorar la seguridad de los pacientes potencialmente graves, no solo en la UCI, sino en cualquier otra área de hospitalización con la intención de detectar de forma precoz procesos potencialmente graves y actuar sobre ellos antes de que se instauren fracasos orgánicos cuya resolución sería más difícil una vez establecidos.
Otra iniciativa encaminada a disminuir la estancia sería el de proceder precozmente y de acuerdo a las guías de actuación en los diferentes campos. A este respecto, cabe citar como ejemplo la puesta en marcha en 2002 de la campaña Surviving Sepsis Campaign (SSC), cuyo fin era tratar adecuadamente la sepsis grave con el objetivo de disminuir la morbimortalidad de esta enfermedad a través de la elaboración e implementación de guías de práctica clínica13.
Por último, otra posible línea de actuación es analizar en profundidad cómo utilizar adecuadamente los escasos recursos de la UCI. Así, por ejemplo, y dado que existe una proporción importante de pacientes que se cronifican en la UCI sería recomendable plantear su traslado a otras unidades de menor costo, tales como unidades de cuidados intermedios u otras UCI de hospitales concertados, con menor coste, para pacientes que no requieren ya de medidas de soporte vital aguda.