En la Asamblea General de la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA) celebrada en octubre de 2015 se despidió al presidente saliente, Emilio Ignacio, que finalizó su periodo de 4 años que es el tiempo máximo que reconocen los estatutos de la SECA para un mismo cargo en la Junta Directiva. En el mismo acto, tras la preceptiva votación por parte de los socios, durante la celebración del Congreso de la SECA, mi candidatura fue la elegida para ocupar la Presidencia. En estas elecciones se renovaron también otros 3 cargos de la junta, resultando elegidos: Pilar Astier como nueva secretaria y Rosa Salazar y Vicente Herranz como nuevos vocales.
La elección de un nuevo presidente en toda organización y, por ende, en cualquier sociedad científica como la SECA es siempre un asunto tan complejo como importante que hace recaer sobre la persona elegida una notable actividad con variados frentes, asociada a la responsabilidad propia del cargo. No debe olvidarse que a un presidente le toca desempeñar un papel tan complicado y difícil como esencial. La elección lo convierte en algo similar al capitán de un barco que asume toda la responsabilidad sobre la nave, las personas y los bienes que el puesto comporta. Afortunadamente, para dirigir este navío que es la SECA, este nuevo presidente considera que no está solo, sino que cuenta con un equipo humano solvente y comprometido que, sin duda, facilitará la conducción del timón para que la nave llegue a buen puerto.
Sin embargo, los profesionales de la calidad sabemos que todo cambio despierta siempre interrogantes y expectativas. Es inherente a nuestra condición humana.
A un presidente electo también se le plantean interrogantes. A sus expectativas sobre la tarea a realizar se añaden las que cree haber suscitado en sus electores. Los retos de futuro se convierten en una obligación personal que hay que gestionar con empeño y perspicacia. Hay que fijar con exactitud el rumbo de la nave que no puede estar varada en puerto o en caladero alguno, y hay que saber cómo conducirla evitando tormentas y huracanes.
Una nave moderna no la gobierna el capitán sino un equipo humano de especialistas en ingeniería, electrónica y comunicaciones. Para navegar con seguridad y efectividad es fundamental el trabajo coordinado y armónico de toda la tripulación. Este trabajo colectivo tiene que ser uno de los pilares fundamentales de esta nueva singladura. El trabajo en equipo constituirá la pieza fundamental del engranaje de la nave de la SECA. En consecuencia, mi primer paso ha sido compartir y discutir, con toda la Junta Directiva de nuestra sociedad científica, el rumbo de nuestra nave y los puertos a los que nos dirigiremos, pues sin duda haremos diferentes escalas.
El rumbo debe entenderse como las líneas de acción o estratégicas (o como queráis denominarlas), que la SECA trabajará prioritariamente durante el primer año. Estas líneas están siendo ya perfiladas, y en el transcurso del primer trimestre de 2016 las compartiremos con toda la tripulación de la SECA (es decir, sus socios), para conocer sus opiniones y puntos de vista, articulándolo a través de las diferentes sociedades autonómicas.
Sin duda la participación y la orientación al socio, dando valor a su pertenencia a la SECA, será una de las líneas de trabajo y, en consecuencia, hay que facilitar y fomentar su implicación.
La transversalidad de la SECA debería permitir también el trabajo con profesionales de otros sectores (economistas de la salud, juristas del ámbito de la sanidad, atención al ciudadano, etc.) que puedan aportar otros enfoques y puedan sumar sus conocimientos a los nuestros, potenciando acciones y consolidando nuestro trabajo.
La voz del ciudadano, aspecto emergente en el sector salud, su participación en las actividades de la SECA (por ejemplo, a través de las asociaciones de pacientes), debería constituir otra de nuestras líneas de actuación prioritaria.
Mejorar la sinergia y la coordinación con las diferentes Sociedades Autonómicas de Calidad, apoyándonos mutuamente y facilitando la creación de nuevas sociedades en aquellas comunidades autónomas en las que todavía no existen, son otros de los elementos clave a trabajar.
Efectivamente, tenemos el conocimiento y la «experteza» en nuestro campo de trabajo. Hemos de reivindicar que nuestra opinión sea tenida muy en cuenta cuando se plantean cambios en las estructuras de las instituciones o de las organizaciones sanitarias, ya que estos cambios pueden fortalecer o debilitar el trabajo en calidad de las mismas y, por extensión, a todo el sector salud. En la próxima reunión de coordinadores daremos un paso más en el camino de implementar una acreditación SECA de las Unidades/Servicios de Calidad, de manera que se garantice que estas también posean unas condiciones óptimas para realizar adecuadamente su trabajo.
Continuaremos ofreciendo y realizando actividades conjuntas con otras sociedades científicas. La Jornada de Seguridad del Paciente en Atención Primaria que realizamos anualmente, es un ejemplo consolidado de lo realizado hasta ahora con la Sociedad de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC), Sociedad Española de Farmacia de Atención Primaria (SEFAP) y la Federación de Asociaciones de Enfermería Comunitaria y de Atención Primaria (FAECAP). No cabe duda que es posible realizar actividades o proyectos con otras sociedades científicas pues en todas ellas cada vez se trabaja más bajo la óptica de la calidad asistencial. En consecuencia, resulta obvio que debemos promover la colaboración con ellas, estableciendo alianzas y sinergias con objetivos concretos y ponderables.
Comunicar, recibir y dar información, compartir datos y puntos de vista, debatir, son otros de los retos planteados, en un mundo donde las tecnologías de la información y la comunicación son clave para el éxito de cualquier proyecto, y donde los cambios en todos los órdenes se suceden de manera constante.
En esta línea, debemos promover la formación en nuestra disciplina, pues conocemos en profundidad los temas de calidad asistencial y trabajamos diariamente con ellos dentro de las instituciones sanitarias. Por tanto, hemos de participar activamente en la formación y reciclaje, colaborando con las instituciones docentes para difundir los fundamentos y las innovaciones de la misma.
Tampoco nos debemos olvidar de potenciar la investigación en el área de la calidad asistencial. Investigando se mejora el conocimiento y se avanza: cada año ofrecemos 2 becas de investigación para nuestros socios. Debemos continuar y potenciar esta línea estratégica.
El congreso anual es la piedra angular de nuestra sociedad. Es el punto de encuentro, es nuestra “fiesta”, es el lugar donde nos vemos y compartimos experiencias. Pero las reuniones científicas están cambiando. La realidad de un mundo tecnológico esta reorientando su razón de ser, su contenido y su formato. Debemos seguir evolucionando como sociedad científica pero el congreso anual tiene que continuar siendo una de nuestras actividades más importantes.
De todos estos temas los socios de la SECA irán teniendo información puntual. Pero no solo queremos eso: necesitamos su participación, y además, su implicación en este proyecto común que es la SECA. Solo con la implicación de todos, nuestra Sociedad seguirá siendo importante e influyente en el sector salud, en aras de que la calidad no solo sea un valor teórico del que todo el mundo habla, sino un valor real y tangible que todo el mundo aplica en el trabajo diario con los pacientes y entre los profesionales.
Animo a quienes todavía no son socios y están trabajando en temas de calidad asistencial a que se embarquen en nuestro proyecto.
Para finalizar, en nombre de la Junta Directiva actual, me gustaría agradecer el magnífico trabajo de todos los que desde los diferentes cargos de responsabilidad han ayudado en el pasado a llevar a la SECA al puerto en que ahora se encuentra. Un buen puerto para iniciar una nueva singladura: un referente imprescindible en temas de calidad asistencial, una sociedad saneada económicamente y bien articulada organizativamente.
Así pues, icemos velas, levemos anclas y vayamos al encuentro de nuevos puertos.
