La nutrición enteral (NE) administrada de forma precoz, es decir, en las primeras 24–48h, tal como lo definen las guías prácticas canadienses publicadas en 2003 para el soporte nutricional en los pacientes adultos en estado crítico y en ventilación mecánica1, se relaciona con una disminución de la mortalidad y de las complicaciones infecciosas, aunque no se ha demostrado que influya en la duración de la estancia hospitalaria. La Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) definió una serie de indicadores de calidad encaminados a la evaluación del nivel de atención a los pacientes2. Uno de estos indicadores, señalado como relevante, es la administración de NE precoz en las primeras 24h desde la indicación de NE; se define como el porcentaje de pacientes con NE precoz, entre todos los pacientes que reciben soporte enteral, es decir, todos aquéllos en los que no es posible una dieta oral completa y no esté contraindicada la vía enteral; el estándar recomendado es del 100%.
El objetivo de nuestro estudio era analizar este indicador de calidad, es decir, el porcentaje de pacientes con indicación de NE que la recibieron en las 24h de su indicación. Para ello se llevó a cabo un estudio prospectivo de cohortes durante un mes en una UCI de un hospital terciario, donde cada médico encargado del paciente lleva a cabo la prescripción de la nutrición. Se incluyó, consecutivamente y de forma prospectiva a todos los pacientes a los que se les prescribía NE. Se recogieron datos como edad, sexo, APACHE II (Acute Physiology and Chronic Health Evaluation II), tipo de paciente, inicio de NET precoz, estancia en la UCI y estancia hospitalaria, infecciones nosocomiales adquiridas en la UCI y mortalidad.
Durante el período de estudio, 29 pacientes recibieron NE, de los cuales 18 (62,06%) la recibieron de forma precoz, es decir, en las primeras 24h de la indicación de ésta. Cuando comparamos ambos grupos, encontramos diferencias estadísticamente significativas en la estancia (36,8 versus 47,7 días) y en la mortalidad hospitalaria (16,6 versus 54,5%) a favor de los que recibieron la NET de forma precoz, sin encontrar diferencias en la incidencia de neumonía nosocomial en ambos grupos.
En nuestros resultados se observa una importante diferencia con el estándar de calidad recomendado por la SEMICYUC (el 62 versus el 100%). La limitación del presente trabajo es el pequeño tamaño muestral, lo que impide extraer otras conclusiones.
La adherencia a esta recomendación de inicio de NE precoz se ha analizado en la literatura médica, donde se puede apreciar que las UCI que iniciaban precozmente la NE en más del 50% de sus pacientes tenían una mayor adecuación del uso de la NE que aquellos que no lo hacían3, e incluso existen estudios que no encuentran las razones por las que no se cumplen las recomendaciones4.
De todas formas, parece que las campañas de divulgación entre el personal de las guías de recomendación del aporte de NE, aunque pueden mejorar ciertas prácticas del uso de éstas, no van a acompañarse de una mejoría paralela en el pronóstico de los pacientes5. El uso de la NE precoz es una decisión clínica que debe tomarse de forma individualizada en cada paciente teniendo en cuenta el coste-beneficio de ésta; su empleo debe formar parte de una estrategia terapéutica que minimice las complicaciones, como la neumonía nosocomial, y mantenga la efectividad de la nutrición disminuyendo la incidencia de infecciones nosocomiales6.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.