Después de muchos, bastantes años, ejerciendo la medicina hospitalaria, sigue sorprendiéndonos la capacidad de algunos profesionales para encerrar en un libro todos los conocimientos de una disciplina, por general o dispersa que ésta sea; tal es el caso de este tratado del profesor M. González Barón et al, en el que no falta tema alguno y en el que cada cuestión ocupa el lugar que le corresponde; basta examinar el índice general de la obra para corroborarlo. Tal índice comprende los siguientes capítulos generales o partes: Aspectos y su tratamiento de soporte, Síntomas y complicaciones de la enfermedad neoplásica, El enfermo terminal, Aspectos especiales y, finalmente, Docencia e investigación en cuidados paliativos.
Destaca por tanto, en una primera visión de la obra, su amplitud, su exhaustividad, el primoroso orden sucesivo que se ha dado a los temas y, por supuesto, su unidad dentro de la multiplicidad de autorías, puesto que el número de colaboradores rebasa la importante cifra de 150. Destaca asimismo, en una primera visión, el título de la obra, en el que se desglosan 2 conceptos: Medicina Paliativa y Tratamiento de Soporte, conceptos que, si bien se solapan en múltiples ocasiones, no son análogos, asunto sobre el que abundaremos más adelante.
La parte I, dedicada a cuestiones generales, se ocupa de temas no sólo asistenciales, sino también de hondo calado humano, sociológico y antropológico. Tales temas son estos: Concepto de Medicina Paliativa, Cáncer y sociedad, Aspectos psicológicos del paciente con cáncer, La dimensión espiritual en el paciente con cáncer, La información al paciente con cáncer, La calidad de vida del enfermo neoplásico, El equipo multidisciplinario de cuidados paliativos, Cuidados paliativos domiciliarios y hospitalarios y, finalmente, El papel del médico de cabecera en la atención al paciente con cáncer y el papel de otros especialistas. Son 9 capítulos imprescindibles e introductorios para entrar en materia.
La parte II, condensada en 21 capítulos, se ocupa de las complicaciones de la terapia antineoplásica y su tratamiento de soporte. No estamos, por tanto, hablando aquí de pacientes terminales, sino de pacientes con complicaciones secundarias a la terapia antineoplásica. Esta parte, como es lógico, concreta al máximo las complicaciones esperables y tras 2 capítulos de generalidades (Mecanismo de acción de los citostáticos y Efectos secundarios de la quimioterapia antineoplásica), reparte el capitulado en cuestiones muy específicas como: Toxicidad cutánea (un capítulo), Toxicidad digestiva (4 capítulos), Toxicidad cardíaca (un capítulo), Toxicidad pulmonar (un capítulo), Toxicidad renal vesical y metalítica (un capítulo), Toxicidad neurológica (un capítulo), Toxicidad gonadal (un capítulo), Toxicidad hematológica (8 capítulos) y, para concluir, un capítulo no menos importante que los anteriores, titulado: Trastornos psicológicos derivados del tratamiento antitumoral. Habilidades que facilitan la intervención del profesional sanitario en los enfermos con cáncer.
La parte III, que ocupa el núcleo central de este tratado, estudia los Síntomas y complicaciones de la enfermedad neoplásica. Como era de esperar, es la más extensa y se desarrolla en 47 capítulos, de los que sólo uno es general: Los síntomas del enfermo neoplásico. El resto se dedica a cuestiones prácticas y de gran interés en el plano asistencial. El orden expositivo es éste: El dolor (7 capítulos), Complicaciones metastásicas (4 capítulos), Complicaciones oculares, faciales y del área ORL (un capítulo), Complicaciones digestivas (4 capítulos), Taponamiento cardíaco y derrame pericárdico (un capítulo), Síndrome de vena cava superior (un capítulo), Derrame pleural (un capítulo), Insuficiencia respiratoria (un capítulo), Trombosis venosa profunda y embolia pulmonar (un capítulo), Linfedema (un capítulo), Metástasis cerebrales (un capítulo), Compresión medular (un capítulo), Otras complicaciones neurológicas (un capítulo), Complicaciones neuropsiquiátricas (2 capítulos), Complicaciones renales y urinarias (un capítulo), Problemas sexuales (un capítulo), Cambio de la imagen corporal (un capítulo), Tumores cutáneos y metástasis (un capítulo), Úlceras y fístulas (un capítulo), Fracturas patológicas (2 capítulos), Tratamiento paliativo (4 capítulos), Cirugía rehabilitadora (un capítulo) y, finalmente, una miscelánea de temas referidos a cuidados de los pacientes a caballo entre el médico y la enfermería: Accesos venosos (un capítulo), Ostomías (un capítulo), Sondas (un capítulo), Profilaxis de tromboembolismo y complicaciones vasculares (un capítulo), El paciente encamado (un capítulo) y, para terminar, sendos capítulos dedicados a La rehabilitación física y a La rehabilitación psicológica. Como ya señalamos, es la parte más densa y más extensa de este magnífico tratado.
La parte IV está dedicada al enfermo terminal en su integridad; el hecho de separar del paciente terminal las complicaciones de la enfermedad neoplásica tiene su importancia conceptual práctica, ya que todo lo que se dice va referido especialmente al paciente terminal oncológico. Dedican los autores al paciente terminal 14 capítulos en los que se ocupan tanto de los aspectos meramente asistenciales como de otros con un elevado contenido humano y social. Los capítulos se ocupan sucesivamente de estos temas: Definición de enfermo preterminal y terminal (un capítulo), La comunicación en el enfermo terminal (un capítulo), Aspectos psicológicos (un capítulo), Control de síntomas (un capítulo), Factores pronósticos (un capítulo), La asistencia primaria hospitalaria y de enfermería (3 capítulos), Aspectos sociales, atención espiritual, familia y sociedad (3 capítulos) y, para terminar, Aspectos éticos en la fase terminal (3 capítulos). Esta parte, en la que se pretende transmitir un mensaje de humanidad pleno en el manejo de los pacientes terminales, es la que más nos ha conmovido. Estamos convencidos de que el humanismo médico va a ser un reto abierto a todos los médicos durante el siglo xxi, cuando, gracias a los avances tanto técnicos como informáticos, se vea liberado de penosas cargas asistenciales que soporta en la actualidad.
La parte V de este tratado se titula Aspectos especiales, y en verdad merece la pena tratar las cuestiones que se suscitan por su elevado interés, a saber: Medicina Paliativa en Pediatría (un capítulo), Aspectos psicológicos del niño con cáncer terminal (un capítulo), El cáncer en el anciano (un capítulo), Cáncer y embarazo (un capítulo), Cuidados paliativos y sida (un capítulo). Completan esta parte 2 interesantísimos trabajos, uno dedicado al médico: El síndrome de agotamiento profesional (un capítulo), y otro, a los pacientes afortunados: Los supervivientes de cáncer. Estos 7 capítulos bien merecen una lectura atenta, pues su contenido no tiene desperdicio.
La parte VI corona noblemente la obra, pues está dedicada a Docencia e investigación en cuidados paliativos. Se trata de 7 capítulos, cada uno de ellos dedicado a un tema concreto: Docencia e investigación en cuidados paliativos, Formación en tratamientos de soporte, Formación del personal, Formación de trabajadores sociales, psicólogos y voluntarios, Investigación de aspectos clínicos y psicológicos, Aspectos éticos y, finalmente, Aspectos económicos. Ahora que existe tanto interés por conocer científicamente los más variados aspectos de la praxis médica y de la enfermería, este capítulo es clarificador y orientativo para quien desee investigar en el tema.
Completan el libro 2 índices: uno situado al principio y en el que alfabetiza la lista de autores y otro analítico, situado al final, que permite localizar rápidamente cualquier concepto o dato vertido en el libro.
Para terminar, un juicio global sobre este magnífico tratado, sobre esta magna obra. Se trata de un libro de estudio y de consulta magníficamente presentado y muy bien estructurado en sus contenidos. Pese a su múltiple autoría, mantiene su solidez como tratado, sin contraposiciones entre cada una de sus partes. Al margen de lo dicho, una nota más; el libro incorpora todos los temas que de manera dispersa se puede encontrar en múltiples fuentes. Nos estamos refiriendo a los aspectos humanos de la praxis médica, tan olvidados en ocasiones. El libro es, además de un manual de estudio y consulta, una constante invitación al humanismo médico, a la práctica humanizada de la medicina.
Por todo lo dicho, se trata de una obra dirigida no sólo a oncólogos, sino también a todos los que se dedican a la noble tarea de los cuidados paliativos y, por supuesto, a médicos residentes de medicina familiar y comunitaria, oncología, hematología y medicina interna, amén de todo profesional interesado por el tema: enfermeras, psicólogos, directores médicos, gerentes y demás.
Debemos felicitar al Dr. M. González Barón y a todos sus colaboradores por esta magna obra y nos congratulamos por poder consultarla a menudo.
