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Inicio Revista Chilena de Pediatría El empacho: revisión de una enfermedad popular infantil chilena (1674-2014)
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Vol. 87. Núm. 1.
Páginas 63-68 (enero - febrero 2016)
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El empacho: revisión de una enfermedad popular infantil chilena (1674-2014)
Empacho: An historical review of popular Chilean childhood disease (1674-2014)
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Roberto Campos Navarro
Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México, México D.F., México
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Resumen

El empacho, el mal de ojo, los aires, el susto o espanto, son las principales y más reconocidas enfermedades populares latinoamericanas. Sobre el empacho la información médica, histórica y etnográfica es extensa y profunda, pues existen documentos que la registran desde el sigloxvi hasta tiempos recientes (2014), y para el caso chileno lo encontramos desde 1674. Para esta revisión fueron consultadas 109 fuentes documentales procedentes de las principales bibliotecas del país e incluso foráneas. Se encontró que la enfermedad es conocida en todo el territorio. Se trata de un trastorno de vías digestivas ocasionado por excesos alimentarios y la ingesta de productos poco o nada digeribles que provocan alteraciones del tránsito gastrointestinal. Los datos clínicos sobresalientes son gastralgia, diarrea o estreñimiento, vómitos, fiebre y otros malestares. La enfermedad es tratada a nivel doméstico, y en caso necesario se emplean especialistas populares, con excepcional visita al médico académico. Los tratamientos son múltiples, complejos y combinados; abarcan desde productos herbolarios hasta elementos rituales, sin faltar la denominada «quebradura del empacho». Esta somera revisión del empacho en Chile permitirá al médico pediatra adentrarse al mundo de los saberes y prácticas populares con la finalidad de mejorar su atención a los pacientes infantes y sus acompañantes familiares, pero también inducir al estudio serio y sistemático sobre esta entidad nosológica que seguirá existiendo a través del tiempo.

Palabras clave:
Empacho
Enfermedad dependiente de la cultura
Medicina popular
Abstract

«Empacho» (abdominal pain and bloating), «mal de ojo» (evil eye), «los aires» (illnesses said to be caught by catching draughts), «el susto» or «espanto» (fright or panic), are the principal and most well-known popular Latin American illnesses. As regards empacho, the medical, historical and ethnographic information is extensive and detailed, since there documents recording it from the 16th century until recent times (2014), and in the case of Chile since 1674. For this review, 109 source documents from libraries in Chile, including some foreign ones, were consulted. It was found that the illness is known all over the country. It is a digestive system disorder caused by over-eating and the ingestion of products difficult to digest or indigestible, which cause problems in gastrointestinal transit. The most significant clinical data are gastralgia, diarrhoea or constipation, vomiting, fever, and other discomforts. The illness is treated at home, and if necessary, popular specialists are employed, with a visit to a qualified doctor being exceptional. There are many complex and combined treatments, which go from herbal products to ritual elements, not forgetting the so-called «quebradura del empacho». This review summary of empacho in Chile should enable the paediatrician to enter the world of popular knowledge and practices with the aim of improving the care of child patients and their families. It should also lead to the serious and systematic study of this nosological condition that will continue to exist in the future.

Keywords:
Empacho
Cultural-dependent illness
Popular medicine
Texto completo
Introducción

El estudio del proceso salud/enfermedad/atención desde una perspectiva antropológica se ha incrementado en América Latina. Merecen atención no solo las enfermedades que poseen relevancia biomédica, sino también aquellas que destacan con un enfoque epidemiológico sociocultural1-4. El empacho es una enfermedad digestiva ampliamente reconocida por los sectores populares en toda América Latina e incluso entre los residentes de origen hispano en EE.UU. y Canadá5-7. Se trata de una añeja herencia sociocultural que ha durado un siglo tras otro, hasta la actualidad.

El propósito del presente trabajo es mostrar la persistencia histórica del empacho en la sociedad chilena desde la época colonial hasta el presente. Señalar su conceptualización, su frecuencia y su distribución en la población, la causalidad atribuida, los datos clínicos sobresalientes, los tratamientos más comunes, las medidas preventivas adoptadas, así como la relación que se ha establecido entre el saber popular y la biomedicina. Y en este último sentido, la relevancia del conocimiento del empacho para los pediatras que ejercen en las zonas rurales y urbanas de Chile.

Material y método

Desde 2005 se inició una búsqueda documental en los siguientes archivos y bibliotecas chilenas: Biblioteca Nacional, Universidad de Chile, Museo Nacional de Historia Natural (Santiago de Chile), Universidad de Magallanes e Instituto de la Patagonia (Punta Arenas), Universidad Austral (Valdivia), Archivo-biblioteca de Castro (Chiloé), Universidad Católica (Temuco), Universidad de Tarapacá (Arica) y Universidad de Antofagasta. Varios colegas proporcionaron escritos, lecturas, textos y testimonios personales. Algunos pocos textos proceden de bibliotecas mexicanas y españolas. Otros tantos fueron obtenidos a partir de los buscadores habituales de Internet (Scielo y Lilacs). La palabra clave fue «empacho». Como tal no se encuentra en el Medical Subject Headings (MeSH) de la US National Library of Medicine, que solo reconoce «dyspepsia» e «indigestion», que no necesariamente corresponden al concepto popular de empacho

En total reunimos 109 textos referidos al empacho, con extensiones variables. El texto más antiguo es de 1674, y los más recientes corresponden a 2014. En diccionarios se encontraron 13 referencias; en obras históricas, 6; en literatura médica académica, 11; en textos de medicinas alternativas y complementarias, 7; en descripciones folklóricas y antropológicas, 37; en textos de botánica y etnobotánica, 33, y un par de pasajes en la categoría poética.

ResultadosHistoria

Desde una perspectiva histórica el empacho se encuentra presente en textos coloniales8. Diego de Rosales, en su Historia General del Reino de Chile (1674), da cuenta de la existencia del empacho al nombrar algunas plantas medicinales que se usan para combatirlo9. La botica jesuítica en Santiago guardaba entre sus pócimas el album graecum («azúcar de perro», excremento de perro), azogue y azarcón (un derivado del plomo)10, que fue muy criticado por L. Tournier en 1911 por sus conocidos efectos adversos11. Estos elementos —junto con las hierbas medicinales— fueron muy empleados durante todo el sigloxix y elxx12-14.

Definición

Se trata de una «indigestión intestinal, generalmente con diarrea, [que se aplica más] a lactantes o niños de corta edad»15, y es una «enfermedad que se produce principalmente en los niños por comer alimentos mal cocidos o fríos»16. En general, empacharse tiene el mismo significado que empanzarse, indigestarse, ahitarse o tener embarazo gástrico17. Varios autores ofrecen la traducción de estos términos al idioma mapuche desde el sigloxviii hasta ahora18-20.

Epidemiología

El empacho puede presentarse en hombres y mujeres, en cualquier época del año, en ambientes rurales y urbanos, en personas indígenas y no indígenas, en cualquier edad (pero más frecuente en niños/as lactantes y preescolares), y existe la percepción generalizada de que su frecuencia es alta y que hay una elevada mortalidad21. Un estudio médico-antropológico realizado en La Pincoya (norte de Santiago) en la década de los ochenta del siglo pasado encontró que el 82% de la población entrevistada había sufrido de algún caso de empacho en la familia22.

Causalidad

Los alimentos fríos o insuficientemente cocidos son causantes de empacho, e igual los excesos alimentarios. Serán los extranjeros Guillermo Blest, Johan Bauer y Claudio Gay quienes realizarán descripciones de las costumbres culinarias chilenas observando los excesos en la mesa23-25. También son causales la ingestión de elementos no digeribles como es la tierra, los chicles, el papel, la leche en polvo no bien disuelta, semillas y hollejos de frutas, de porotos, hebras de hilo, algodón, etcétera. Además, en algunos sectores se piensa que se puede presentar el empacho cuando las mamaderas están mal preparadas y un niño toma la leche de una madre que ya está embarazada.

Patogenia

Cabe mencionar que si bien la causalidad del empacho es diversa, el mecanismo mediante el cual se producen los signos y síntomas digestivos de la enfermedad se deben al estancamiento y a la detención parcial del movimiento intestinal originado por aquello que se adhiere a la pared gastrointestinal. Es por ello que las curadoras contemporáneas expresan que si no se les hace «despegar» aquello que tienen adherido en la pared intestinal, el niño puede fallecer, y de allí la urgencia de que tras el diagnóstico se establezca con rapidez el tratamiento.

Cuadro clínico

El diagnóstico se suele construir a partir del antecedente de una excesiva comilona, la ingestión de sustancias no digeribles y la presencia de los siguientes signos y síntomas: náuseas, vómito y diarrea, fiebre, inapetencia, decaimiento, estitiquez, ojos hundidos («asentados», «ahuecados»), lengua saburral, malestar abdominal («dolor de guatita»), vientre abultado, abundantes gases y, en ocasiones, estreñimiento («empacho seco»), a diferencia del «empacho aguachento», que se acompaña de diarrea26,27.

Tratamiento

Las directrices de la terapéutica son 6: dieta, uso de purgantes, uso de emplastos, empleo de hierbas medicinales, aplicación de maniobras corporales y acompañamiento con rezos. Por lo general, estas terapias se combinan configurando una rica y diversa amalgama de recursos materiales y simbólicos que son fusionados por el/la curador/a.

  • 1.

    En cuanto a la dieta, se recomienda el ayuno, es decir, la suspensión de toda alimentación, y luego del tratamiento, abundantes líquidos, una dieta blanda y el empleo de «agüita» de arroz, de avena, o bien maicena.

  • 2.

    El mejor ejemplo del uso de purgantes sería la combinación del zumo de papa (Solanum tuberosum L.) rayada con jugo de limón (Citrus limon L.) y aceite.

  • 3.

    La aplicación de lodo, o un huevo frito con sebo, o cebollín verde (Allium fistolosum) con manteca blanca, entre otros remedios caseros, serán utilizados como un emplasto en la superficie abdominal.

  • 4.

    Preparadas en infusión, las plantas medicinales (alrededor de 75 especies), las que más se emplean son paico (Chenopodium ambrosioides L.), culén (Psoralea glandulosa L.), menta (Mentha piperita L.) y linaza (Linum usitatissimum). Otros son bailahuen (Haplopappus spp.), manzanilla (Matricaria chamomilla L.), toronjil (Marrubium vulgare L.), etcétera28-32.

  • 5.

    Con relación a las maniobras, estas se refieren a la sobada y «quebrada» del empacho. Se tiene registro de la existencia de «meicas», «curiosas» y «quebradoras» en todo el territorio chileno. El poeta Raúl Rivera, en su obra Remedios caseros, señala: «y para los empachos/de niñitos de pecho/búsquese una curiosa/que mejora al enfermo/tirándole del último/huesito de la cola/con el mayor misterio»33. Se trata de una manipulación que hacen curanderos especialistas (a veces las mismas madres de familia) pellizcando la piel de la región dorsolumbar hasta lograr un chasquido34,35.

  • 6.

    Finalmente, el acompañamiento con oraciones, ensalmos y conjuros. Así, después de las manipulaciones físicas se le santigua al enfermo, «rezando tres Credos, un Avemaría y un Salve, haciéndole cruces con una ramita de ruda e invocando la virgen de Montserrat»36.

Además de las anteriores indicaciones, a través de los siglos se puede observar el empleo de terapias alternativas, como son la excretoterapia (excremento de cerdo, perro o caballo)37, la hidroterapia38, el naturismo39,40 y la homeopatía41-43.

Prevención

De la causalidad devienen las actividades preventivas: consumir alimentos bien cocidos y bien preparados, lavar bien las mamaderas, evitar los alimentos indigestos, no comer frutas en proceso de maduración, preferir la leche materna por encima de la artificial. Sin olvidar que en los lactantes hay que conformar un «buen estómago», como lo indicaba en su cartas Adriana Montt en 1822: «Para que los niños tengan buen estómago, se les da azúcar blanca de perro, leche de perra o bien se crían con cabras»44. E igual Orestes Plath menciona el ofrecimiento de un dedal de leche de perra en ayunas45.

Interrelación medicina tradicional/medicina académica

En la actualidad, el distanciamiento entre la medicina académica y la medicina doméstica y popular sigue siendo patente. Una encuesta realizada en 1986 con 1.574 agentes de la medicina oficial (médicos, enfermeras y otro personal de salud) arrojó que las enfermedades más conocidas por estos correspondían al empacho, seguido del mal de ojo y los aires. El mayor conocimiento se asociaba con las vivencias rurales, y que el desconocimiento de la medicina popular era mayor en el norte del país, a diferencia de los residentes en el centro y en el sur de Chile. Los autores concluyen que existe información insuficiente sobre la medicina tradicional chilena y que hay juicios restrictivos en el 10% de los trabajadores encuestados46.

Comentarios

Con la información recolectada se puede observar con claridad que la literatura más abundante sobre el empacho en Chile se concentra en los textos de carácter etnográfico, y en segundo lugar quedarían los textos médicos. En la diversidad de fuentes participan cronistas e historiadores, botánicos y etnobotánicos, médicos alópatas, homeópatas y naturistas, antropólogos y folklorólogos, sacerdotes, agrónomos, farmaceutas, literatos y curadores de pueblos originarios.

La enfermedad se reconoce —sin excepciones— en todo el territorio chileno, desde la Patagonia hasta la región norteña de Arica y Parinacota e Isla de Pascua47. Lo mismo incluye pueblos indígenas que informantes criollos/mestizos. Áreas rurales, urbanas y suburbanas. En especial, clases medias y populares. Afecta a todas las edades, pero en particular preocupa su mayor frecuencia y gravedad en la población infantil, sobre todo tratándose de niños lactantes.

En función de que esta recopilación documental comprende desde el sigloxvii hasta el año 2014 —sin interrupción alguna—, se demuestra la continuidad histórica de la enfermedad hasta el presente y su indudable prolongación en tiempos futuros. Con esta secuencia se detecta un patrón de transmisión cultural de género y generacional, pues son las mujeres quienes brindan una sólida y dinámica continuidad a los saberes y prácticas referidas a las enfermedades populares. Estos conocimientos populares tienen orígenes indígenas americanos y europeos mediterráneos, indisolublemente fusionados.

Aquí cabe referir la experiencia excepcional del Dr. Benito García-Fernández, quien se educó en Madrid como médico alópata y que después se convierte a la doctrina y la práctica homeopática. Este galeno viaja a Cuba y termina por establecerse en Santiago de Chile, donde forma su familia con una mujer chilena e introduce la homeopatía en el país. Al encontrarse con enfermos empachados señala: «La enfermedad que en Chile se conoce con el nombre de empacho es una clase de padecimiento que siempre me ha llamado la atención. Y lo que más hería mi curiosidad era ver que la generalidad de los médicos, por no decir todos, no creían en el tal empacho, cuando esto era una cosa evidente para el pueblo». Más adelante describe y comenta sobre la «quebradura» del empacho: «El modo que tienen aquí de quebrar el empacho, [es] poniendo a los enfermos boca abajo, y tirarles del cutis del espinazo hasta levantarlos en peso, no sé que produzca buenos resultados, aunque me inclino a creer que algo habrá de verdad, porque si nunca se curasen con estas maniobras, al fin y al cabo, llegaría a abandonarse»48.

Esta descripción de «quebradura» del empacho data de octubre de 1856 y es, hasta este momento, la más antigua información que se dispone en América Latina, siendo que esta maniobra también es utilizada en México, Guatemala, Cuba, Uruguay, Paraguay y la Argentina49.

En el caso de la herbolaria, el paico (pichen, pichan, pichi o piche) es la planta medicinal más empleada en Chile, como sucede en Argentina50. Con menor presencia están los rituales religiosos, los emplastos, el uso de lejías, el empleo de productos excrementicios, los medicamentos de patente y los remedios homeopáticos.

El amplio reconocimiento a la eficacia percibida de los recursos utilizados genera una elevada persistencia de los saberes y prácticas médicas populares sobre la enfermedad.

Finalmente, las aproximaciones de los médicos académicos al tema del empacho resultan escasas y superficiales. Por lo general, se intenta la desaparición gradual del conocimiento popular, considerándolo propio de pueblos «atrasados» que se oponen a la «modernidad», e ignorando las realidades que viven cotidianamente los grupos sociales subalternos y sus ancestrales estrategias de sobrevivencia.

Los médicos chilenos —sobre todo los pediatras— han de poseer competencias interculturales suficientes para entender, comprender e incluso investigar las enfermedades populares, y así lograr una adecuada transacción (o alianza terapéutica) en la relación médico-paciente, que no ofenda ni disminuya el conocimiento de sus pacientes de sectores medios y populares. En este sentido, la enseñanza obligatoria de la antropología médica y la interculturalidad en salud en escuelas y facultades de medicina pueden constituirse en beneficiosos instrumentos de auxilio en la preparación profesional de los médicos generales y de la especialidad pediátrica.

Conflicto de intereses

Este trabajo cumple con los requisitos sobre consentimiento/asentimiento informado, comité de ética, financiación, estudios animales y sobre la ausencia de conflicto de intereses según corresponda.

Agradecimientos

A Juan Bautista Mansilla (cronista de la isla de Llingua en Chiloé), María Angelina Fariñas (de Puerto Natales), Jaime Ibacache (en Temuco y luego Chiloé), Fabiola Jaramillo (en Puerto Montt), Eduardo Medina, Nicolás Morales, Margarita Sáez, Eduardo Sarué y Mónica Weisner (estos últimos en Santiago de Chile).

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