Hemos leído la carta enviada por el Dr. Ramiro Manzano, de la Universidad del Valle, con gran interés. Nos parece que su análisis respecto a los criterios de inclusión en investigación es adecuado y de gran utilidad, para todos los que realizamos trabajo tanto clínico como de investigación.
Nos permitimos comentarle los motivos profundos que generan la realización de este trabajo. Nuestro grupo tiene labores de investigación, pero también se encuentra inserto en la labor asistencial de un hospital pediátrico de alta complejidad. Una de las dificultades que habíamos observado en los diferentes servicios es que muchos de nuestros colegas no habían reparado en la utilidad de la biología molecular para la mejoría del rendimiento en el diagnóstico etiológico de las meningoencefalitis. Esto se agrega a que las infecciones del SNC, que se encuentran bastante bien delimitadas, en la literatura científica, tienen una presentación inicial diversa e inespecífica que ocasionalmente hace difícil dilucidar el diagnóstico correcto de forma precoz. Efectivamente las presentaciones clínicas de las infecciones del SNC son diferentes según edad, estado de inmunización y epidemiologia de cada país o región, y no es fácil saber anticipadamente a que entidad se ve enfrentado el clínico en una consulta por morbilidad aguda.
La biología molecular ha demostrado ser un aporte en diferentes estudios, no solo para mejorar el diagnóstico etiológico, permitiéndonos identificar presentaciones atípicas de los diferentes agentes, sino que también nos permite, en pocas horas, iniciar una terapia adecuada (p. ej., encefalitis herpética), suspender antimicrobianos innecesarios, dar un sello pronóstico a la enfermedad e incluso disminuir los costos asociados a hospitalizaciones prolongadas (Ramers C. JAMA. 2000;283:2680-2685)
Por todo lo anterior consideramos que, aun adhiriendo a los comentarios realizados por el Dr. Manzano y su equipo, la fortaleza de este trabajo es que integra a la práctica clínica diaria, en un ambiente real, la necesidad de técnicas diagnósticas que mejoren los aspectos antes descritos, cuando se adicionan a los métodos microbiológicos clásicos. En nuestra América Latina sabemos que los estándares de atención varían en las diferentes regiones, y creemos que es deber de los clínicos presionar para que la atención de nuestros pacientes sea la mejor a la que se pueda optar, buscando que exista equidad respecto del acceso al diagnóstico y tratamiento. Es por eso que nos parece que este trabajo aporta, en recordar a los médicos que trabajan en diferentes entornos y con diferentes condiciones, que los avances tecnológicos ponen a nuestra disposición nuevas técnicas que mejoran el rendimiento de las muestras que habitualmente tomamos y nos permiten llegar a un diagnóstico etiológico en casos donde antes solo tendríamos una presunción razonable. Unido a lo anterior, es necesario trabajar, además, en educar a los equipos de salud para mejora la comprensión sobre estas nuevas técnicas, la manera de mejorar el análisis de sus resultados para que todo redunde en un solo objetivo final, que es la óptima atención de nuestros pacientes.