Existen pruebas clínicas que revelan la importancia del vínculo seguro para la salud y para el mantenimiento coherente de la vida humana. Si el recién nacido carece de cuidados y afectos podría desarrollar un trastorno del apego. Existe una escala predictiva de riesgo relacional que permitiría intervenir precozmente en la díada madre-recién nacido, para prevenir el desarrollo de trastornos vinculares. El objetivo fue aplicar la escala de Kimelman para riesgo relacional en díadas madre-recién nacido, para determinar la prevalencia y las variables biopsicosociales asociadas.
Pacientes y MétodoEstudio de corte transversal con una muestra no probabilística de 333 díadas que permanecen en puerperio en la maternidad del hospital de Temuco. Se utilizó la pauta de evaluación relacional madre-recién nacidos de Kimelman. Las variables biopsicosociales se obtuvieron de una encuesta a las madres. Se analizó la asociación de variables biopsicosociales con riesgo relacional, utilizando odds ratio (OR) e intervalos de confianza (IC) del 95%.
ResultadosLa prevalencia de alto riesgo relacional fue del 43,8%. Las variables biopsicosociales asociadas fueron: mujeres sin pareja estable, monoparentalidad, madres adolescentes, embarazo no deseado y no planificado, entre otras.
ConclusiónEl grupo de alto riesgo alcanza prácticamente a la mitad de las madres. La identificación precoz del riesgo relacional y sus variables relacionadas podría orientar la intervención en este grupo de mayor vulnerabilidad.
Clinical evidence reveals the importance of mother-newborn bonding experience for health promoting and maintenance of human life. If the newborn lacks care and affection, she/he may develop an attachment disorder. A predictive scale regarding the risk of mothernewborn relationships is available, which makes possible an early intervention to prevent the development of relational disorders. The aim of this study is to apply the Kimelman measurement scale to determine the relational risk in mother-newborn pairs, as well as the prevalence and the associated biopsychosocial variables.
Patients and MethodsA cross-sectional study with a probabilistic sample of 333 mother-infant pairs in postpartum maternity at Temuco hospital. The Kimelman mother-newborn attachment assessment guide was used. Biopsychosocial variables were obtained from the mothers studied. The association of biopsychosocial variables with relational risk was analyzed using OR and confidence intervals of 95%.
ResultsThe prevalence of high relational risk was 43.8%. The associated biopsychosocial variables included, women with no steady partner, single parent, teenage mothers, unwanted and unplanned pregnancy.
ConclusionAlmost half of the mothers were in the high risk group. Early identification of relational risk and its related variables could help in the intervention in this vulnerable group.
De acuerdo a la teoría del apego, el vínculo es el lazo afectivo primario y privilegiado que se establece en la interacción entre la madre y su recién nacido para garantizar la supervivencia y el desarrollo de las crías en todas las especies que gozan de una larga infancia. En los seres humanos, el tipo de vínculo es consecuencia de la interacción de variables psicológicas y ambientales; el proceso comienza mucho antes del nacimiento y se consolida hacia el final del primer año de vida1,2. Esta interacción se define como el conjunto de fenómenos dinámicos, recíprocos e interdependientes que se desarrollan entre el sujeto y su medio, en este caso la madre3. El vínculo tiene como fin la búsqueda de proximidad. La figura significativa de apego servirá como base segura para el niño, es decir, como un lugar de comodidad y afecto donde este se sienta seguro cuando los niveles de angustia aumenten. A partir de la interacción con los padres, el niño va desarrollando representaciones mentales de sí mismo, de los otros y de la relación entre ambos. Experiencias positivas de apego dan cuenta de una confianza básica en otras personas y un sentido positivo de la propia valía. Por el contrario, experiencias negativas con las figuras de apego evidencian una desconfianza en las relaciones, confirmación de expectativas pesimistas y un sentido negativo de la propia valía1,4,5.
Cuando el cuidador posee la sensibilidad para interpretar adecuadamente las señales del hijo, de modo de responder afectiva y conductualmente de manera apropiada y rápida, se establece una interacción armónica donde las competencias sensoriales e interactivas del hijo y las competencias maternales se acoplan sintónicamente1,3,4. Este tipo de interacción tiene alta probabilidad de generar un vínculo seguro, el cual fue descrito a partir de las investigaciones de Ainsworth en 19704. Por el contrario, cuando las señales del hijo no se perciben o interpretan adecuadamente, se establece una interacción disarmónica, configurándose un proceso de vinculación inadecuado con alta probabilidad de conducir a un trastorno vincular4-6. De acuerdo con Ainsworth, uno de estos se describe como vínculo ansioso evitativo, en el cual la madre se muestra rechazante a las llamadas del niño y este, a su vez, se muestra independiente, sin utilizar a la madre como base de exploración. Tras reiteradas frustraciones, el niño va creando expectativas negativas hacia la disponibilidad de los padres a través de una experiencia análoga a la negligencia emocional, y aprende que no contará con ellos en caso de que los necesite, por lo que adopta una posición defensiva de autosuficiencia. El segundo tipo de vínculo es el ansioso ambivalente, en donde la interacción de la madre con el hijo es inconsistente e imprevisible. Ella se muestra sensible y cálida en algunas ocasiones y fría e insensible en otras. Tiende a intervenir cuando el niño está explorando, lo que aumenta la dependencia y falta de autonomía de este. El niño duda de la disponibilidad de la madre y presenta angustia de separación, por lo cual limita su exploración. Finalmente, se describe el vínculo desorganizado, en el cual el niño suele ser agredido por la figura de vinculación y muestra conductas de desorientación, miedo, confusión, apego y desapego frente al cuidador. Este tipo de vínculo es el de peor pronóstico para los niños y es un factor predisponente para maltrato infantil, abandono y negligencia3-6. En un estudio realizado por Kimelman se encontró que el maltrato tiene una prevalencia del 76% en díadas de alto riesgo relacional en comparación con una prevalencia del 21% en díadas bajo riesgo relacional7.
Algunos autores plantean que el vínculo puede alterarse cuando el cuidador fracasa en leer los estados mentales del niño o sus necesidades. Ello puede ocurrir en madres con depresión en el periodo perinatal, duelo no resuelto, pérdidas neonatales, anomalías fetales, conflictos de pareja, monoparentalidad, ser víctima de violencia intrafamiliar, entre otros4-6,8-15. Lecannelier, citando a Schore describe que el trauma relacional, como una experiencia que proviene de las acciones de cuidadores, tiene un impacto perjudicial en la salud mental adaptativa. En este caso, dado que proviene de personas significativas, el daño es acumulativo y crónico, y perjudica el adecuado desarrollo cerebral del feto y las posteriores capacidades de regulación del bebé12.
La teoría del apego es, en esencia, una teoría reguladora, es decir, la madre segura, a un nivel intuitivo no consciente, regula continuamente los niveles cambiantes de activación del hijo y, por lo tanto, sus estados emocionales. Las emociones son una expresión directa de la biorregulación de los organismos complejos, y de esta manera, el apego se puede definir como una regulación diádica de la emoción4,12.
Los niños pueden verse afectados por un sinnúmero de problemas, conflictos y desadaptaciones que operan en diversos niveles, desde lo biológico hasta lo social. Existen diversos factores ambientales que pueden afectar al proceso de desarrollo cerebral, como por ejemplo el estrés ambiental. La experiencia ambiental más fundamental en la vida del niño, especialmente en los decisivos primeros meses, es la calidad del vínculo con la madre o con una figura sustituta. Ella es la principal fuente de satisfacción de sus necesidades. La disarmonía relacional madre-hijo se expresa así en una variada sintomatología que puede afectar a la gestación, el período puerperal y todo el transcurso del desarrollo del niño3,12. A pesar de lo anterior, esta disarmonía puede modificarse a través de una intervención psicosocial, para lo cual debe realizarse un diagnóstico de la relación vincular2,16.
Con el fin de detectar el riesgo relacional, Kimelman diseñó la pauta de observación de la relación vincular a partir de la evaluación del comportamiento interactivo entre la madre y el niño en Santiago de Chile2,16. Esta evaluación relacional tiene la ventaja de ser fácilmente integrada en la acción cotidiana del equipo de salud, y ha sido incorporada desde el año 2008 en el Programa Chile Crece Contigo15. Dada la importancia del vínculo de apego en el desarrollo integral del ser humano, es de suma importancia pesquisar al inicio de la vida del recién nacido dificultades en el proceso de vinculación, lo que permitirá implementar oportunamente intervenciones con todas las ventajas de la prevención temprana. Por ello, el objetivo de este estudio consistió en aplicar la escala de Kimelman para riesgo relacional en díadas madre-recién nacido, para determinar la prevalencia de riesgo relacional y las variables biopsicosociales asociadas a este riesgo en la ciudad de Temuco, IX Región de Chile.
Pacientes y MétodoDiseño. Estudio de corte transversal.
Población de referencia. Mujeres provenientes de la ciudad de Temuco que tuvieron su parto en la maternidad del Hospital Hernán Henríquez Aravena (HHHA) en el periodo comprendido entre julio de 2010 y marzo de 2012. Las características biopsicosociales de las madres participantes en el estudio responden al perfil de las usuarias que se atiende en los servicios públicos de salud de nuestra región y país.
Muestra. Se obtuvo una muestra no probabilística, por conveniencia de 333 díadas madres-recién nacidos (M-RN), atendidas en la maternidad del HHHA de la ciudad de Temuco, Chile. Las madres fueron entrevistadas por las investigadoras de forma individual, en la sala de puerperio, en donde permanecían en alojamiento conjunto con su hijo recién nacido, una vez terminado el periodo de transición y antes del alta al tercer día posparto.
Criterio de inclusión. Madres y sus recién nacidos a término sanos.
Criterios de exclusión. Madres que hubieran manifestado dar su hijo en adopción, o con trámite de adopción finalizado o en curso; madres con patología psiquiátrica grave actual; madres con diagnóstico de retardo mental que les impida ser el cuidador principal de su hijo.
Técnica de obtención de datos. Las investigadoras, entrenadas en evaluación de riesgo relacional, aplicaron individualmente la pauta de riesgo relacional de Kimelman, que consistió en entrevistar a la madre y observar la interacción de la díada M-RN durante el periodo de hospitalización posparto en la unidad de maternidad. Conjuntamente, se aplicó una encuesta para determinar las variables biopsicosociales asociadas al riesgo relacional.
Instrumento de medición. Se utilizó la pauta de evaluación relacional M-RN, la cual fue creada y validada en una muestra chilena de 5600 M-RN por Kimelman en 199516. Este instrumento contiene ítems de evaluación global de riesgo, con una correlación satisfactoria en 20 ítems (coeficiente de Spearman entre 0,3 y 0,738), con una alta confiabilidad (alfa de Crombach de 0,88) y concordancia en el diagnóstico de riesgo relacional del 94,3%. Contempla los tópicos de: calidad y ocurrencia de las interacciones, grado de aceptación materna del sexo del recién nacido, apariencia física y conducta del bebé, grado de facilidad para ocuparse del bebé con énfasis en la reacción frente al llanto y en la facilidad para calmarlo y, por último, tonalidad afectiva de la madre. La pauta debe ser completada de acuerdo a las observaciones y conversaciones que ha realizado el evaluador con la madre durante su estadía en la unidad de maternidad en el periodo posparto; finalmente, se califica a cada díada en alto o bajo riesgo relacional. Para el estudio de las variables biopsicosociales se aplicó una encuesta construida por las autoras, basada en las determinantes psicosociales propuestas en el Manual para el proceso reproductivo15.
Variable principal. Alto riesgo relacional en díadas M-RN. Esta variable es definida por la interacción disarmónica, fría, no contingente, insensible y desintonizada que se puede expresar en ausencia de contacto físico, verbalizaciones y contacto visual; falta de competencia en la muda, la alimentación y al calmarlo; intolerancia frente al llanto y falta de aceptación de las características básicas del bebé.
Variables biopsicosociales asociadas a riesgo. Variables en la madre: antecedentes de depresión, trastorno de ansiedad, trastorno psiquiátrico, consumo de sustancias, traumatismo infantil (causadas por abuso, maltrato, negligencia o abandono), violencia intrafamiliar, duelo perinatal o infantil, complicaciones en el parto. Variables del niño: Presencia de contacto piel a piel al nacer (bonding), complicaciones en el periodo de transición. Variables socioculturales: madre adolescente, conflicto de pareja, monoparentalidad, analfabetismo, indigencia.
Análisis estadístico. Se realizó un análisis descriptivo de las variables bajo estudio y para la asociación de las variables biopsicosociales con el riesgo relacional se calcularon las odds ratio (OR) y sus intervalos de confianza (IC) del 95%. El software utilizado para el procesamiento de los datos fue STATA 9.0.
Consideraciones éticas. Este estudio contó con la aprobación del Comité de Ética del Servicio de Salud Araucanía Sur y el permiso de las autoridades de la Maternidad del HHHA. Se contó con el consentimiento informado de todas las madres participantes del estudio. Tras la aplicación de la pauta, los casos detectados en crisis fueron derivados a la psicóloga, para apoyo inmediato.
ResultadosLa muestra estuvo constituida por 333 díadas M-RN. Las características sociodemográficas de las madres, el tipo de parto y la experiencia de bonding se describen en la tabla 1. El promedio de edad de las madres entrevistadas fue de 25 años, con un rango entre 14 y 42 años. La prevalencia de alto riesgo relacional para las díadas M-RN de la comuna de Temuco fue del 43,8%. En cuanto a las variables biopsicosociales asociadas a alto riesgo relacional, se encontró en el contexto familiar de las madres entrevistadas: alcoholismo en la pareja, presencia de un bebedor frecuente en el hogar, tener un integrante de la familia con depresión y cesantía del proveedor, todos con significación estadística (tabla 2).
Características biodemográficas, tipo de parto y presencia de bonding
Variables | n | % |
---|---|---|
Edad (años) | ||
< 20 | 69 | 20,7 |
20-39 | 257 | 77,2 |
≥ 40 | 7 | 2,1 |
Estado civil | ||
Soltera o separada | 103 | 30,9 |
Conviviente | 155 | 46,5 |
Casada | 75 | 22,6 |
Nivel socioeconómico | ||
Bajo (Fonasa A) | 261 | 77,7 |
Madre con trabajo remunerado | 86 | 25,5 |
Tipo de parto | ||
Cesárea | 121 | 36,3 |
Vaginal | 209 | 62,8 |
Fórceps | 3 | 0,9 |
Bonding posterior al parto | ||
(contacto piel a piel) | 291 | 87,5 |
Riesgo relacional según dimensión del contexto familiar
Dimensión | Bajo riesgo n | Alto riesgo n | OR | IC del 95% |
---|---|---|---|---|
Cesantía | ||||
No | 131 | 86 | ||
Sí | 54 | 59 | 1,66 | (1,05-2,63) |
Alcoholismo en la pareja | ||||
No | 179 | 129 | ||
Sí | 6 | 13 | 3 | (1,11-8,11) |
Depresión en la familia | ||||
No | 141 | 87 | ||
Sí | 45 | 60 | 2,16 | (1,35-3,45) |
Bebedor frecuente en la familia | ||||
No | 172 | 122 | ||
Sí | 12 | 22 | 2,58 | (1,23-5,42) |
IC: intervalo de confianza; OR: odds ratio.
En el ámbito de la relación de pareja de las madres entrevistadas, la asociación con alto riesgo relacional resultó significativa para las siguientes variables: mujeres sin pareja estable, mujeres que reportan no tener pareja, mujeres solteras o separadas, monoparentalidad, tener una relación conflictiva con el padre del hijo durante el embarazo y tener relación conflictiva actual con la pareja (tabla 3).
Riesgo relacional según relación de pareja
Dimensión | Bajo riesgo n | Alto riesgo n | OR | IC del 95% |
---|---|---|---|---|
Estado civil | ||||
Casada-conviviente | 151 | 77 | ||
Soltera-separada | 35 | 67 | 3,75 | (2,29-6,14) |
Monoparentalidad | ||||
No | 164 | 103 | ||
Sí | 21 | 43 | 3,26 | (1,83-5,08) |
Pareja estable | ||||
Con pareja | 178 | 116 | ||
Sin pareja | 8 | 29 | 5,56 | (2,46-12,59) |
Relación con la pareja durante el embarazo | ||||
Buena relación | 172 | 111 | ||
Mala relación | 10 | 21 | 3,25 | (1,47-7,16) |
Relación actual con la pareja | ||||
Buena relación | 178 | 119 | ||
Mala relación | 6 | 12 | 2,99 | (1,09-8,18) |
IC: intervalo de confianza; OR: odds ratio.
Las variables de la historia materna asociadas con alto riesgo relacional fueron: depresión diagnosticada pasada o actual, estar en tratamiento psicológico por problemas personales, sufrir violencia intrafamiliar, ser madre adolescente entre 14 y 19 años, y tener antecedentes de traumatismo durante la infancia, todas con significación estadística (tabla 4).
Riesgo relacional y variables maternas asociadas
Dimensión | Bajo riesgo n | Alto riesgo n | OR | IC del 95% |
---|---|---|---|---|
Edad (años) | ||||
≥20 | 156 | 107 | ||
14-19 | 30 | 39 | 1,89 | (1,10-3,23) |
Violencia intrafamiliar | ||||
153 | 104 | |||
No Sí | 33 | 43 | 1,91 | (1,14-3,21) |
Historia de traumatismo infantil | ||||
139 | 92 | |||
No Sí | 45 | 55 | 1,84 | (1,14-2,96) |
Depresión diagnosticada | ||||
155 | 96 | |||
No Sí | 31 | 51 | 2,65 | (1,58-4,44) |
IC: intervalo de confianza; OR: odds ratio.
Entre las variables del embarazo actual asociadas con alto riesgo relacional se encontraron: embarazo no planificado, no deseado, consumo de alcohol durante el embarazo y tabaquismo durante la gestación, todas estadísticamente significativas (tabla 5).
Riesgo relacional según variables del embarazo
Dimensión | Bajo riesgo n | Alto riesgo n | OR | IC del 95% |
---|---|---|---|---|
Planificado | ||||
Sí | 95 | 49 | ||
No | 91 | 97 | 2,06 | (1,32-3,23) |
Deseado | ||||
Sí | 127 | 58 | ||
No | 59 | 88 | 3,26 | (2,07-5,13) |
Consumo de alcohol | ||||
No | 178 | 131 | ||
Sí | 7 | 15 | 2,91 | (1,15-7,34) |
Consumo de tabaco | ||||
No | 167 | 115 | ||
Sí | 18 | 31 | 2,5 | (1,33-4,68) |
IC: intervalo de confianza; OR: odds ratio.
Finalmente, las variables del recién nacido y del posparto materno que resultaron asociadas con alto riesgo vincular fueron: ausencia de bonding (OR = 2,76; IC del 95%, 1,39-5,49), presencia de complicación posparto en la madre (OR = 5,33; IC del 95%, 1,11-25,5) y complicaciones del recién nacido durante las dos primeras horas de vida (OR = 1,78; IC del 95%, 1,03-3,05).
DiscusiónEs comprensible que en la población estudiada, caracterizada por alta vulnerabilidad psicosocial, el riesgo relacional se presente con una alta prevalencia. Esto coincide con los resultados obtenidos en distintas investigaciones que también han realizado estudios de prevalencia de riesgo relacional en población vulnerable, como también en población que presenta vínculo de apego inseguro3,17,18. Esta investigación, al igual que otros estudios, muestra que el contexto familiar adverso, el consumo problemático de alcohol, la depresión y la cesantía se convierten en variables que afectan a todo el núcleo familiar, lo que se traduce en el deterioro de las relaciones interpersonales y genera un clima familiar tenso y con alta agresividad que favorece la emergencia de alto riesgo relacional. En cuanto a la relación de pareja en la población estudiada, una tercera parte se encuentra sin una pareja estable, cifra menor a la encontrada a nivel nacional15,19. Esto indica que un alto porcentaje de mujeres afrontan el embarazo y la crianza sin el apoyo económico y/o emocional de su pareja, lo que aumenta la posibilidad de alto riesgo relacional5,6,15,20. En esta investigación se encontró, además, un alto riesgo relacional en las madres que reportaron conflictos en su relación de pareja, lo que confirma lo descrito por Oates21, quien plantea que el conflicto de pareja afecta a los vínculos de apego con los hijos. En relación con la variable violencia intrafamiliar, los estudios señalan que esta se intensifica durante el embarazo por el carácter estresante de este, especialmente cuando no es deseado y cuando es percibido por el cónyuge como un abandono de parte de la pareja, lo que favorecería la violencia como un intento de recuperar el control sobre ella22. En nuestro estudio pudimos también confirmar que la presencia de violencia intrafamiliar aumenta el riesgo relacional. Además, al igual que en nuestro estudio, otros autores describen asociación entre consumo de alcohol por parte de la pareja y violencia de parte de esta, lo que indicaría que en nuestra cultura el alcohol podría actuar como facilitador de las conductas violentas5,6,15,22. La experiencia de maltrato durante la infancia de las madres entrevistadas se asoció a alto riesgo relacional, lo que confirma lo planteado por Barudy5,6 respecto a que las experiencias negativas vividas en la infancia pueden bloquear la posibilidad de asumir la función parental, impidiendo o perturbando el proceso de apego y la puesta en práctica de los cuidados que todo recién nacido necesita. Las madres que fueron maltratadas cuando niñas expresarían su sufrimiento a través de malos tratos a sus hijos. Estas, al no haber conocido una relación de apego adecuado ni cuidados suficientes, no tendrían las competencias para cuidar a sus hijos adecuadamente. Las carencias y/o malos tratos que sufrieron en la infancia provocarían una alteración de sus capacidades empáticas, lo que perturbaría aún más el proceso de apego con sus hijos6,23.
Con respecto a la experiencia del embarazo, se encontró que la ausencia de deseo o no planificación de este resulta en alto riesgo relacional. Diversos autores señalan que en ello puede influir la falta de planificación de este, ausencia de pareja o problemas socioeconómicos, todas variables presentes en la población estudiada. Usualmente, el rechazo activo al embarazo está acompañado de situaciones de violencia y de aislamiento social, que constituyen un factor de riesgo para conductas de maltrato hacia el hijo por nacer. Es común que en estas situaciones los sentimientos de ira lleven a la madre a consumir drogas, realizar conductas autoagresivas y maniobras abortivas6,12,15,22. En cuanto a la relación encontrada en esta investigación entre depresión durante el embarazo y alto riesgo vincular, los resultados son concordantes con el conocimiento actual respecto de que los síntomas depresivos se asocian con frecuencia en detrimento de la capacidad psíquica y física, promoviendo sentimientos de incompetencia que tendrán impacto negativo en las capacidades que debe desplegar la madre para satisfacer las necesidades del hijo6,15. La depresión en el embarazo puede derivar en una depresión posparto. Los estudios señalan que la alteración del bienestar emocional de las mujeres también puede poner en riesgo el vínculo de apego y la estabilidad familiar, contribuyendo a la aparición de problemas o trastornos en los hijos7,8,13,14,24. La ausencia de bonding en nuestro estudio se asoció a aumento del riesgo relacional. Esto es concordante con otras publicaciones que demuestran aumento de síntomas depresivos en las madres que no tuvieron bonding, lo que como consecuencia afectaría al vínculo7,8. Las gestantes habitualmente deberían tener una mayor preocupación por realizar conductas saludables para el beneficio del futuro hijo y el suyo propio, evitando conductas de riesgo tales como el consumo de tabaco, alcohol y drogas adictivas. No obstante, las mujeres que mantienen el consumo de estas sustancias se exponen a mayor riesgo, lo que conlleva un impacto negativo para la salud del feto y del recién nacido. Las conductas de riesgo observadas en el embarazo dan cuenta de la interferencia de la madre frente a la sensibilidad de las necesidades y la vulnerabilidad de su hijo en gestación12,15. Es así como en esta investigación se encontró una alta prevalencia de alto riesgo relacional en las madres que mantuvieron el consumo de alcohol y tabaco durante su gestación, dando cuenta de otros riesgos adicionales para el recién nacido, como bajo peso al nacer, síndrome fetal alcohólico y problemas de regulación conductual, tal como lo describe Lecannelier3,12. En relación con la alta prevalencia de alto riesgo relacional encontrado en las madres adolescentes del estudio, la información señala que generalmente estas presentan una actitud de rechazo y ocultamiento del embarazo por temor a la respuesta del grupo familiar, lo que conllevaría un control prenatal tardío o insuficiente que dificultaría la detección de problemas o la implementación de medidas de intervención precoz. Asimismo, en el área cognitiva, las adolescentes muestran un pensamiento egocéntrico, centrado en sí mismas, orientadas a lo inmediato y a la satisfacción de sus necesidades, que las incapacita para generar sintonía con su hijo15,17,25.
Todas las variables que en este estudio resultaron ser factores de riesgo de trastorno vincular se entrelazan conformando un contexto donde el embarazo y la crianza se desarrolla con un handicap en lo que respecta al establecimiento de un vínculo seguro entre la madre y el bebé. El controlar factores de riesgo para la salud de las personas contribuye a reducir la tasa de morbilidad, evitar sufrimiento, aumentar los años de vida saludable y reducir el gasto público5-7,15. Como el tipo de vínculo se transmite generacionalmente, es altamente probable que se establezca una cadena de historias familiares de trastornos vinculares, maltrato infantil y trastornos de salud mental, entre otros. Esta transmisión transgeneracional se produce porque las relaciones de apego de los niños están vinculadas con sus ulteriores tipos de apego adulto, que a su vez influyen en su propio estilo de cuidado parental3,5,6,17,23. Este estudio permitió determinar factores de riesgo vincular en población con características de vulnerabilidad, lo cual es un aporte a los programas de intervención dirigidos a la infancia, ya que releva las variables hacia donde deben estar dirigidas las acciones. La práctica de la evaluación del riesgo relacional durante la estadía en la maternidad debiera realizarse sistemáticamente por los profesionales que intervienen en la perinatalidad, puesto que promover competencias parentales sanas es prioridad en cualquier intervención familiar y social destinada a asegurar el bienestar infantil.
FinanciaciónProyecto financiado por la Dirección de Investigación de la Universidad de La Frontera. DIUFRO 08-0057.
Conflicto de interésEste trabajo cumple con los requisitos sobre consentimiento/asentimiento informado, comité de ética, financiamiento, estudios animales y sobre la ausencia de confl os de intereses según corresponda.
Queremos mostrar nuestro agradecimiento a la Dra. Livia González y a Andrea Bravo (Ps) por la capacitación en el uso de la Pauta para evaluación relacional al grupo de investigadoras; al equipo de matronas de la Maternidad del HHHA de Temuco, por su colaboración permanente durante la ejecución de la investigación; y a Valeria Gutiérrez (Ps), por su intervención oportuna en los casos derivados durante el estudio.