La Sociedad Chilena de Pediatría (SOCHIPE) fue fundada en agosto de 1922. Actualmente, con 92 años de existencia, es la sociedad científica más grande del país.
Los desafíos han cambiado con el transcurrir del tiempo. Si bien el objetivo principal de acuerdo a los estatutos es el perfeccionamiento científico y técnico de sus asociados, el desafío actual, además de cumplir con la premisa anterior —principalmente a través de la Secretaría de Educación Continua (SEC)—, es asumir un rol social preponderante, ya que la mayoría de las políticas públicas de la infancia se originan a nivel de los médicos pediatras agrupados en las ramas, comités y filiales de nuestra Sociedad.
Somos referente de la autoridad sanitaria, y un buen ejemplo de ello es el actual Programa de Salud de la Infancia del Ministerio de Salud, con un enfoque integral biopsicosocial, el cual fue desarrollado con los aportes de nuestras ramas y comités, como Naneas y Pediatría Social. El Proyecto Post Natal de 6 meses, hoy una realidad, tiene sus orígenes en la SOCHIPE —lo cual es desconocido por muchos—, ya que sus iniciadores y grandes impulsores fueron ex presidentes de esta institución, como los Dres. Fernando Pinto, Lidia Tellerías, Oscar Herrera, Francisco Moraga y Hernán Sepúlveda, entre otros.
Con esto también quiero reafirmar que las directivas de SOCHIPE son tan intensas como fugaces, y tienen y tendrán que enfrentar y colaborar en toda época con las políticas de la infancia, independientemente del gobierno durante el cual se planteen los problemas. Las sociedades científi s cumplen un rol preponderante en las decisiones sanitarias, y así debe seguir siendo, ya que por esencia están íntimamente ligadas a las necesidades de los pacientes pediátricos y sus familias.
Pero aún hay grandes desafíos y mucho por avanzar. En lo personal, creo que SOCHIPE está en deuda con la Convención de los Derechos del Niño (CDN) firmada por Chile en 1989, un importante tema en el desarrollo biopsicosocial de nuestra población pediátrica, que debiese formar parte de la malla curricular de toda carrera universitaria de salud en Chile.
Otro gran desafío es la investigación y desarrollo.
Es cierto que, a pesar de que el aporte del Estado a través de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT) ha aumentado considerablemente en los últimos años, aún no es suficiente.
En este sentido, la Revista Chilena de Pediatría, órgano oficial de difusión científica de la SOCHIPE, es testigo de lo anterior, ya que muchos de los manuscritos publicados son resultado de proyectos de investigación financiados por este órgano estatal. Desde esta tribuna quiero felicitar a su director-editor, Dr. Francisco Cano, a su coeditor, Dr. Paul Harris, y a todo su equipo editorial, por la reciente indexación de la revista en MedLine, lo que representa el logro más importante en la historia de las publicaciones científicas pediátricas en nuestro país. A partir de este importante logro, la publicación pediátrica nacional y regional podrá ser visualizada en PubMed a nivel mundial, con el consiguiente intercambio de experiencias entre los investigadores y pediatras de una sociedad globalizada.
La SOCHIPE, así como otras sociedades científicas y siempre en un marco ético, tendrán asociaciones estratégicas con industrias inherentes a su quehacer; es imposible la sustentanción solo con las cuotas societarias y la labor académica. Confío en que en Chile pronto se instaure la “cultura de la donación a la ciencia” o también llamada “filantropía de donación científica”, como ya existe desde hace tanto tiempo en países del mundo desarrollado.
Por último, quisiera invitar a toda la comunidad pediátrica al próximo 55° Congreso Chileno de Pediatría que se celebrará en conjunto con el Congreso de Cuidados Intensivos Pediátricos en la ciudad de Puerto Varas entre el 30 de septiembre y el 3 de octubre de 2015.