«Abre la ventana, espetó con firmeza Florence. El frío no es excusa. Si no ventilamos, no podremos detener su fuerza».
Han transcurrido 150 años y su mensaje cambió el modo de entender el cuidado. Con el uso de la aplicación de la estadística y la mejora de las condiciones higiénicas, Florence Nightingale inició el camino hacia la enfermería actual. El 2020 ha sido declarado por la Organización Mundial de la Salud como el año de la enfermería. Nada hacía presagiar cuando se tomó esta decisión la importancia que este año iban a tener las enfermeras. Hospitales desbordados, enfermeras haciendo frente a la enfermedad física y a la angustia psicológica frente a lo desconocido, en ocasiones sin los recursos tanto materiales como personales necesarios…
Y en este contexto inicio mi camino como presidenta de la Sociedad.
Hace dos años asumí la vicepresidencia de la Sociedad sabiendo que después vendría la presidencia. Lo hice en un momento de mi vida en el que personalmente había sufrido una pérdida muy importante. Mi padre acababa de fallecer, de forma inesperada. Se fue a dormir y no despertó. Cuando era pequeña me dijo una vez que, si yo quería, podría llegar a ser la presidenta del Gobierno. En aquel momento era una apreciación anacrónica. No había mujeres en el equipo de gobierno… Pero su mensaje era que podría hacer cualquier cosa con el esfuerzo adecuado.
Hoy me convierto en presidenta, no del Gobierno, sino de una Sociedad Científica. Lo hago desde una clara vocación de servicio.
El año pasado se cumplió el 25 aniversario de la Sociedad y en la celebración tuve el honor de conocer a uno de los socios fundadores, el hombre que en su momento asumió la presidencia de la Sociedad, Antonio Ibarzo Monreal. Un grupo de enfermeros tuvieron un sueño y lo llevaron a cabo. Hoy nos toca seguir trabajando para que lo que en su día fue un sueño, y que hoy es ya una realidad consolidada, siga adelante.
Son muchos los logros conseguidos a nivel global (el paso de ATS a Grado en Enfermería, la aparición de especialistas en ciertos ámbitos de la Enfermería, la enfermera de práctica avanzada…). Y son también muchos los obtenidos a nivel de la Neurología (enfermeras con consultas propias, alta especialización en hospitalización, Unidades de Ictus, migraña, epilepsia, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson…). Y como sucede en muchas ocasiones, ahora toca trabajar para conseguir el reconocimiento de lo que de hecho ya está sucediendo.
Mi incorporación a la Sociedad, como vocal de la zona centro, se produjo en el año 2014. El crecimiento de la Sociedad desde entonces ha sido exponencial gracias al trabajo de una junta directiva llena de ganas y de unos presidentes que han ejercido un liderazgo eficaz. Mucho es el camino recorrido, pero nos queda aún mucho por recorrer. Es hora de reconocer el valor de nuestro trabajo, con la autonomía que nos corresponde por nuestra formación.
Y en este camino espero contar con todos vosotros para que la Sociedad Española de Enfermería Neurológica se convierta en el referente de las enfermeras que se dedican al complejo mundo de los cuidados neurológicos.