La incidencia de conducta suicida en Colombia viene aumentando en los últimos años. En 2017 se registró un incremento de suicidios de 10,0% con respecto al año 2016 y de 25,0% con relación a 2008. La tasa por 100.000 habitantes en el 2017 fue de 5,72, la mayor del decenio. Fue mayor el deceso de hombres (81,49%); por cada 10 mujeres que se quitaron la vida, lo hicieron 44 hombres (Forensis 2017).
Se agrava aún mas la situación con el incremento de la conducta en población joven e incluso con el desplazamiento epidemiológico al grupo de población infantil. En el 2017 La mayor frecuencia de suicidios ocurrió en población entre los 20 y 39 años de edad (44,73%) (Forensis 2017).
En la medida que se han afinado los temas de registro de información, así como la eliminación del estigma en esta forma de muerte violenta, se percibe como esta causa de muerte es un verdadero problema de salud pública para el pais. De igual forma, pone al descubierto lo precario del abordaje en esta problemática, tanto en las acciones de promocion y prevencion como en la atencion de personas en alto riesgo de llevarlo acabo.
No mas por mencionar, el trastorno depresivo como su principal causa de este evento, la 60% de las personas que se suicidan presentan una alteración del animo que si tuviera la oportunidad adecuada en el acceso, diagnostico y tratamiento pudieran evitarse muchas de ellas.
No existe en Colombia un programa nacional con un observatorio, que permita el direccionamiento de acciones a nivel de país y de regiones para el control y disminución de la mortalidad por esta causa. No existe coherencia en los planes regionales, algunos se quedaron escritos sin su implementación y otros ni existen. La evidencia muestra de manera concluyente como puede responderse desde el sector salud y otros sectores trabajando de manera articulada controlar el suicidio en personas jovenes. Tendríamos que empezar por la voluntad y el conocimiento que tenemos desde la medicina y especialmente desde la psiquiatría a promover este trabajo.
