La guerra contra las drogas que se vivió en la República de México en los últimos años ha dejado un saldo de miles de muertos y desaparecidos1 y la fuga en 2 ocasiones y recaptura del principal narcotraficante del país. La legalización de esta droga en los estados de Colorado y Washington en Estados Unidos ha hecho que se reflexione sobre la pertinencia de mantener en la ilegalidad esta hierba2.
Es importante mencionar que tradicionalmente en la cultura indígena ya se utilizaba este estupefaciente en los ritos religiosos y en el chamanismo; se menciona en escritos y canciones su uso aceptado de esa época, además del peyote y otros hongos alucinógenos3.
Hay cada vez más publicaciones médicas que reportan los beneficios en analgesia y control del vómito en pacientes con neoplasias, sida o enfermedades neurológicas4.
Hace 2 años en México, debido a una petición de los padres de una paciente pediátrica que sufría convulsiones intratables (hasta 400 eventos al día) con la terapéutica convencional, y con el apoyo de 4 personas de la sociedad civil, se impugnó ante la Suprema Corte de Justicia mexicana la prohibición en este caso en particular, lo que sembró un precedente para el futuro y obliga la necesidad de una discusión nacional sobre la pertinencia de continuar con la prohibición de esta droga, para lo cual se formó un comité encabezado por un antiguo Secretario de Salud y miembros notables de la academia, la política y la sociedad.
Uruguay ha sido pionero en Latinoamérica en tratar este tópico desde el punto de vista legal. Recientemente el uso legal de la marihuana por indicación médica se ha aprobado en México5, por lo que el debate para la despenalización total en el futuro sigue abierto.