El consumo de psicotrópicos se ha incrementado exponencialmente durante los últimos años entre jóvenes y adolescentes. Los principales motivos que explicarían este hecho sería la prescripción médica por problemas de salud mental y la automedicación. Este último hecho es el motivo de nuestra carta. Según la Organización Mundial de la Salud, el consumo de sustancias psicoactivas tiene potencial de generar dependencia1. Uno de los grupos farmacológicos cuyo uso ha tenido mayor incremento es el de las benzodiacepinas. Los universitarios y, en particular, los estudiantes de ciencias de la salud (especialmente los estudiantes de medicina) están más predispuestos al consumo de este tipo de medicamentos; posiblemente, el conocimiento sobre los «beneficios» de este tipo de fármacos y una facilidad para adquirirlos explicarían esta realidad2; además, llevar un ritmo de trabajo intelectual más intenso, vivir solos en una ciudad distinta del lugar de origen y la ausencia de motivación académica pueden contribuir al problema. Evidentemente, hay un vacío de conocimiento en esta área.
En relación con el consumo de benzodiacepinas, es frecuente escuchar de algunos estudiantes frases como: «mejoran mi rendimiento académico», «disminuyen el estrés antes del examen», «aumentan mi concentración». Por ello se debe vigilar el uso y la prescripción de estos fármacos, ya que se han relacionado con un alto riesgo de abuso y dependencia (aún administrados por médicos a dosis terapéuticas).
Martínez, en una Universidad Nacional de Colombia, encontró entre los estudiantes de ciencias de la salud (Medicina y Enfermería) un alto consumo de psicotrópicos; respecto a la forma de obtener estos medicamentos, el 49% lo compraba directamente, el 35% lo obtenía a través de una entidad prestadora de salud, el 11% lo recibía de un familiar y un 5%, de un amigo. Ninguno refirió haber obtenido fármacos de muestras médicas2.
En Croacia, Trkulja reportó que la prevalencia de vida del contacto con medicamentos psicoactivos de los estudiantes de Medicina se incrementó desde el 15% en 1989 al 33% en 2000. Los medicamentos utilizados con mayor frecuencia fueron las benzodiacepinas, y la ansiedad, el insomnio, el estrés, el exceso de trabajo y la depresión fueron los motivos para consumirlos; solo el 3,5% manifestó que los consumía por motivos como diversión, curiosidad o experimentación3.
Calderón, en una universidad privada de Colombia, halló que el 13,4% de los estudiantes habían consumido benzodiacepinas alguna vez en su vida y que el 43,5% de ellos lo hicieron sin prescripción médica. Además encontró que la media de edad al inicio del consumo fue 19,4 años4.
En Perú, según el Decreto Supremo N.o 023-2001-SA sobre la venta y comercialización de psicotrópicos, la venta de benzodiacepinas debe realizarse con receta médica (prescrita por un médico colegiado) y solo podrán dispensarse en establecimientos autorizados (bajo la responsabilidad de un químico farmacéutico); además se debe retener la receta, e indicar en el reverso los datos del profesional a cargo, el número de unidades dispensadas y los datos del comprador5.
Sin embargo, en nuestro país las benzodiacepinas no se obtienen de forma controlada, ya que son de fácil acceso a través de boticas y farmacias a pequeña escala, lo que contribuye al incumplimiento de la norma y promueve la adicción en la población estudiantil debido a su fácil acceso. En el contacto a diario con estudiantes, es frecuente oír que usan la misma receta de benzodiacepinas prescrita en consulta para comprar en diferentes farmacias, generar «reservas» y continuar su dependencia.
En conclusión, la presente carta intenta reportar el problema del consumo de benzodiacepinas entre los jóvenes universitarios de ciencias de la salud y sensibilizar a las autoridades. Los datos locales son mínimos y deben plantearse protocolos en esta área. Con estos resultados se puede informar y proponer estrategias para una mejora en la dispensación, el control y la fiscalización de su uso para evitar los problemas de abuso, dependencia y otros riesgos asociados.
FinanciaciónEl presente trabajo fue financiado por los autores.
Conflicto de interesesNinguno.