El 15 de enero de 2013 quedará como una fecha muy señalada, triste, para todos aquellos que conocíamos a Felip, que nos preciábamos de su amistad; es el día en que se ha ido para siempre, pero su espíritu, amistad, lealtad y buen hacer siguen presentes.
Debería resultar relativamente fácil escribir algo sobre una persona como Felip, sin embargo personalmente me resulta todo lo contrario, todo me parece insuficiente y con escaso contenido.
No obstante, el objetivo de este editorial es describir quién era Felip para quienes no lo hayan conocido, desde el punto de vista tanto profesional como humano.
Felip se hace socio de la SEQC en el año 1978 y a partir de entonces no es un socio más, comienza a participar activamente en comisiones y comités, decantándose más hacia aquellas relacionadas con publicaciones, boletín informativo, página web, etc., siendo el alma máter de todas ellas, y además ha sido secretario de la Junta Directiva de la SEQC en 2 periodos diferentes.
Cuando surge la posibilidad de fusionar los congresos y las revistas de las 3 sociedades, AEFA, AEBM y SEQC, se crea la necesidad de encontrar un director responsable de la revista Laboratorio Clínico. Los presidentes, entonces, de las 3 sociedades no tenían duda de que la persona ideal era Felip; nos costó un minuto llegar a esa conclusión.
Sin duda alguna, Felip y su equipo sentaron las bases firmes que necesita una revista científica que comienza su andadura con un objetivo, que Felip y su equipo tenían claro: conseguir su indexación y alcanzar un factor de impacto lo más rápido posible. El destino no le ha permitido ver cumplido su objetivo y el de su equipo pero, sin duda, la persona que tome el relevo lo conseguirá y será un buen homenaje para Felip.
Aunque Felip provenía de una de las sociedades, la SEQC, era también socio de AEFA; no ha necesitado tiempo alguno para demostrar que su trabajo era por y para la revista Laboratorio Clínico, independientemente de su procedencia, y su equipo lo captó inmediatamente, de ahí el grupo tan homogéneo que formaban.
Si hay que destacar una cualidad, entre las muchas buenas que tenía Felip, yo diría que esta ha sido la AMISTAD. No le he conocido ningún enemigo, nunca he oído hablar de Felip en sentido negativo. Después de muchos años de convivencia y trabajo en la SEQC, solamente tengo palabras positivas hacía Felip. Podríamos tener opiniones diferentes, la verdad es que en contadas ocasiones, pero siempre leales y sinceras. Con respecto a este punto me veo obligado a recordar una famosa frase de Platón «no dejes crecer la hierba en el camino de la amistad»; el camino de Felip en este sentido era un desierto, sin una sola hierba.
El mayor regalo que nosotros y su equipo le puede hacer a Felip es que su obra más querida, la revista Laboratorio Clínico, con 5 años de edad, siga creciendo sin problemas, como lo hacen sus nietos, probablemente lo que más quería junto a su mujer y sus hijas. Y seguro que lo conseguirá pues para ello, él y su equipo, la cuidaron en fase embrionaria y posteriormente, siguiendo los protocolos marcados, hoja de ruta de Felip y su equipo, ya ha conseguido llegar a su quinto cumpleaños.
Escribir a cerca de Felip, lo decía al comienzo del editorial, tiene la connotación de querer y no poder, la sensación de no llegar, de quedarse corto, la seguridad de que Felip merece una mejor pluma que permitiese reflejar toda su esencia, que no es otra que la gran persona que ha sido y el legado que ha dejado.
Felip, nunca te olvidaremos.
