Varón de 19 años que presentaba antecedentes personales de infección congénita por VHC, discapacidad físico-psíquica con retraso psicomotor, epilepsia y otitis aguda de repetición. Entre sus antecedentes familiares destacaba una infección clínica tuberculosa de su madre 2 años antes, con pauta terapéutica correcta y completa. El paciente presentaba contacto frecuente con animales domésticos, conviviendo con 2 gatos y varias aves (canarios) en casa.
El paciente fue remitido al servicio de cirugía maxilofacial por presentar una tumoración paramandibular derecha de 3cm de diámetro, dolorosa, de consistencia gomosa, móvil, sin inflamación perilesional, de 2 semanas de evolución. La familia refería una aparente relación con un antecedente traumático en la mandíbula tras una caída en bicicleta, que coincidió en tiempo con el inicio del episodio. A la exploración intraoral presentaba un suelo de boca anodino, sin apreciarse focos dentales infecciosos. La palpación bidigital submaxilar derecha revelaba un aumento de tamaño glandular pero que era de consistencia normal.
La ortopantomografía (OPG) no mostraba alteraciones reseñables. En la tomografía computerizada (TC) se identificó una formación ovalada de 30 x 19mm, por delante y en íntimo contacto con la cara anterior de la glándula submaxilar derecha, de contenido líquido, con paredes lisas y finas (fig. 1). En la RMN se apreciaron septos en su interior con captación de contraste (fig. 2). Los hallazgos radiográficos sugerían que se trataba de una estructura quística, sin poder determinar si era dependiente o no de la glándula submaxilar. En la PAAF realizada se obtuvo material purulento y en el estudio citológico se apreciaban imágenes compatibles con una lesión quística abscesificada sin identificar celularidad epitelial.
Se intervino bajo anestesia general, presentando una disección dificultosa por la intensa fibrosis perilesional. Al no poder definir sus límites con respecto a la glándula submaxilar, se optó por la resección completa de la glándula conjuntamente. Presentó un postoperatorio inmediato satisfactorio, precisando un reingreso por infección de la herida quirúrgica 3 días después del alta, la cual se resolvió con antibioterapia intravenosa. El paciente se recuperó satisfactoriamente de la intervención, sin presentar nuevas lesiones ni síntomas acompañantes.
En el estudio anatomopatológico se objetivó la presencia de un tejido ganglionar adyacente a la glándula submaxilar, ocupado masivamente por granulomas epitelioides con células gigantes de tipo Langhans, necrotizantes y confluentes. Rodeando zonas amplias de necrosis caseosa, de contorno serpiginoso y bordeadas por empalizadas de histiocitos. Con técnicas de histoquimia habituales (PAS, Groccot, Ziel-Nielsen, Warty-Starry) no se observaron bacilos ácido alcohol resistentes, hongos ni espiroquetas. La glándula salival era de morfología normal.
Se realizaron estudios serológicos y pruebas inmunológicas. Las pruebas serológicas para Bartonella henselae dieron títulos elevados de IgG y ninguno de IgM, confirmándose con determinaciones posteriores. Presentó Mantoux seriado negativo, serología de Bartonella, Leishmania, Toxoplasma y Borrelia negativos, así como cultivos de Lowestein y tinción de Zhiel-Neelsen negativos.