Al inicio del verano falleció en su Zaragoza natal y profesional el Dr. D. José Manuel Gómez Beltrán, un traumatólogo y cirujano ortopédico clásico, abnegado trabajador y tenaz luchador en su profesión, su especialidad, su vida. Como tantos otros sólidos profesionales que, en nuestro país, abrieron la mente de las generaciones a las que ahora nos corresponde llevar el peso de la Cirugía Ortopédica y Traumatología, su trayectoria y su empuje permanecen como ejemplo.
Nació y creció en años difíciles, con la energía y la ambición puesta en la educación y la formación, como buen hijo de maestros. Tras completar el bachillerato en el Colegio Politécnico de Zaragoza entre 1942 y 1949 con matrícula de honor, obtuvo el premio extraordinario en el Examen de Estado y cursó brillantemente los estudios de Medicina en Zaragoza hasta 1955, siendo distinguido con el premio extraordinario de Licenciatura. Eran tiempos del magisterio de la Medicina en la Universidad de Zaragoza a cargo de los profesores Grande Covián, Jiménez González, Lozano Blesa, Palomar, Lorente Sanz, Ramón Vinós, de Azúa, Fairén Gallán, Oliver Rubio, Mateo Tinao y otros muchos destacados profesores. Con el programa MIR todavía por desarrollar, siguió los caminos disponibles para la formación especializada como Médico Interno Pensionado de Clínicas de la Facultad de Medicina y después en la novedosa iniciativa de los Becarios del Seguro de Enfermedad, siendo Becario de Traumatología, a la vez que completó y leyó su tesis doctoral en 1960 sobre «La osificación en fracturas experimentales». En años en los que pocos colegas conseguían completar su formación en el extranjero, obtuvo beca del gobierno alemán (DAAD) en el programa de intercambio del Ministerio de Asuntos Exteriores y se desplazó de 1960 a 1961 hasta la Clínica Quirúrgica de la Universidad de Kiel (Alemania Federal), donde formó parte del equipo de desarrollo de las técnicas de reconstrucción ósea mediante banco de huesos heterólogos (el conocido «injerto de Kiel»), con el Dr. Bauermeister y el profesor Wanke.
De vuelta a España, se incorporó al Servicio de Traumatología del Dr. Pérez Serrano en el Hospital Provincial Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, un clásico centro zaragozano que contó ya en el sigloxvii con uno de los más activos anfiteatros anatómicos españoles. Hospital General de Zaragoza desde entonces, se reconstruyó tras la guerra de la Independencia y la destrucción de Zaragoza a manos francesas en 1809, y proporcionaba la asistencia hospitalaria en aquellos años en que la Ciudad Sanitaria estaba en proyecto y el Hospital Clínico se repartía entre este hospital provincial y las clínicas situadas en la antigua Facultad de Medicina. En el hospital tuvo la oportunidad de proseguir sus investigaciones y fundar el Banco de Huesos OSTIBER, licenciado para suministrar en toda España el injerto de Kiel, proporcionando desinteresadamente hueso a cuantos colegas lo requirieron en tiempos de escasez de soluciones a los defectos óseos.
En 1964 se convocó la primera oposición de médico especialista en Traumatología del Seguro de Enfermedad (SOE), que llevó a la adjudicación en 1966 de 39 plazas en toda España. Eran tiempos de inicio del «Seguro», anteriores a la jerarquización hospitalaria, y obtuvo una de las dos plazas de Zaragoza (la otra fue adjudicada al Dr. Pelegrín Sola). Es de notar que las tres plazas de Madrid fueron obtenidas por los Dres. Munuera Martínez, Palacios Carvajal y Alonso Carro.
Con las habituales dificultades para desarrollar una carrera universitaria a la vez que asistencial, fue también nombrado Profesor Ayudante de Clases Prácticas, posteriormente Profesor Encargado de Curso, y tras oposición nacional libre, Profesor Adjunto Numerario de la Cátedra de AnatomíaB (Profesor D. Luis Jiménez) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza. Seguidamente, y siempre por oposición, consolidó plaza de Jefe de la Sección de Ortopedia Infantil en el Hospital Infantil de la entonces Ciudad Sanitaria José Antonio, después Hospital Miguel Servet, y posteriormente de Jefe de Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Provincial Nuestra Señora de Gracia, donde acabó su vida laboral, que no profesional, en 2002. Académicamente activo, publicó en ortopedia infantil, anatomía y embriología, pie, cadera, etc., y su implicación en numerosas sociedades nacionales fue continua. A destacar su contribución a la SECOT, miembro numerario desde el 10 de octubre de 1962, organizando como secretario general el Congreso Nacional de 1968 en Zaragoza, con el Dr. Pérez Serrano como presidente del Congreso y el Dr. Santos Palazzi como presidente de la SECOT. También fue particularmente activo en la vida corporativa profesional, como representante colegial de Médicos Jóvenes y representante nacional en el Consejo General de Colegios Médicos. En 1987 fue elegido Académico Numerario de la Real Academia de Medicina, distrito de Zaragoza, institución para la que realizó hasta el final de sus días numerosas investigaciones y conferencias en historia de la medicina o asuntos sociales, legales y locales de la ciudad y comunidad aragonesa, incluyendo la Historia de la Traumatología Aragonesa.
Persona afable, siempre generoso en la iniciativa y la disponibilidad, dotado de recio espíritu crítico sin dejar de ser una buena persona, fue además un padre ejemplar con tres hijos, dos de ellos médicos (uno de ellos en la especialidad) y uno veterinario.
Estas líneas no solo reflejan el devenir del Dr. Gómez Beltrán, sino también el de muchos colegas que contribuyeron, en la segunda mitad del sigloxx, a lanzar nuestra especialidad en España en comunidades menos interconectadas que ahora, desde su trabajo diario y su tesón. Aquí quedan estas líneas en homenaje a él y a tantos compañeros de esas generaciones que, leales a sus principios, dieron forma al crecimiento de la especialidad en nuestro país y a la fundamental contribución de la Cirugía Ortopédica y Traumatología a la medicina española que actualmente disfrutamos.
