La artroscopia de rodilla es una de las intervenciones más frecuentes en cirugía ortopédica. Últimamente se está extendiendo la cirugía sin ingreso para este tipo de intervención, con lo cual se debe proporcionar una analgesia que sea segura y controle el dolor correctamente.
El uso de morfina post-artroscopia de rodilla ha aumentado en los últimos tiempos, sobre todo a raíz de estudios recientes que demuestran la migración, desde los ganglios raquídeos de las astas posteriores, de receptores opioides hacia las terminaciones sensitivas periféricas de la rodilla. De igual forma se produce el cúmulo local de células inmunitarias que contienen péptidos opioides endógenos. Ambas situaciones aparecen sobre todo en aquellas artroscopias que generan una reacción inflamatoria importante1-4. Estos receptores serían los encargados de mediar en el efecto analgésico local de la morfina, disminuyendo el efecto analgésico vía sistémica, con lo cual cabría esperar menos efectos secundarios5. Estos datos son recogidos en múltiples trabajos6-9, que concluyen que el efecto analgésico de la morfina intraarticular se inicia a las 4-6 horas tras la intervención y se prolonga por un tiempo que todavía no está definido claramente. Dos revisiones recientes defienden que la duración del efecto analgésico sería de 24-30 horas8-10. A pesar de ello, podemos encontrar estudios que concluyen que la morfina intraarticular no tiene efecto analgésico11-14.
En este estudio prospectivo, aleatorizado y doble ciego se analiza el efecto analgésico de la morfina intraarticular tras artroscopia de rodilla, así como si su efecto es dosis dependiente1,15 y la seguridad de este fármaco. Otro de los objetivos de este estudio es averiguar si el dolor que presentan los pacientes tras la intervención está relacionado con la duración de la isquemia16 en el miembro intervenido y el índice de masa corporal (IMC) del paciente.
MATERIAL Y MÉTODO
En este estudio se incluyeron 45 pacientes sometidos a artroscopia de rodilla en un hospital general. Se distribuyeron aleatoriamente en 3 grupos de 15, empleando una lista de números aleatorizados prediseñada. Al grupo A o control, al finalizar la artroscopia, se le administró intraarticularmente 10 cc de suero fisiológico (placebo), al grupo B 1 mg de cloruro mórfico, y al grupo C 4 mg de cloruro mórfico en un volumen total de 10 cc de suero fisiológico. En todos los casos la administración del fármaco se realizó inmediatamente antes de la eliminación de la isquemia. Tanto la randomización del tratamiento a instaurar como la preparación de dicho tratamiento es realizada por el personal de enfermería de anestesia de quirófano, de tal manera que el paciente y el personal médico desconocían el tratamiento instaurado.
Para medir la intensidad del dolor se empleó la escala visual analógica (EVA) y la demanda de analgesia de rescate. Previamente, la EVA fue explicada y entendida por todos los pacientes. Se realizó una medición del dolor previo a la intervención, y cinco tras la intervención (a las 0, 2, 6, 12 y 24 horas). También se recogió la demanda de analgesia de rescate (metamizol 2 g intravenosos) tanto en cantidad como a la hora en que tiene lugar la solicitud.
Se incluyeron pacientes sometidos a artroscopia de rodilla con finalidad diagnóstica o meniscectomía, con anestesia raquídea subaracnoidea con 12 ml de bupivacaína 0,5%, y que fueran ASA I o II. Entre los criterios de exclusión están la edad superior a 65 años, dolor crónico de rodilla (superior a 1 año), consumo crónico de corticoides, antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y/o opioides, alérgicos a la morfina. Todos los pacientes fueron informados oralmente previamente a su inclusión en el estudio.
También se evaluó la aparición de efectos secundarios que pudieran deberse al cloruro mórfico (náuseas-vómitos, sedación excesiva, prurito, depresión respiratoria), así como la hora en que se presentaron.
Se realizó un estudio estadístico con el programa informático Epi Info® versión 3.3.2. Las variables cualitativas se analizaron mediante la prueba de ji cuadrado (sexo, lado, ASA previo a la intervención), y la prueba de Fisher en caso de ser necesaria. Las variables cuantitativas (edad, IMC, tiempo de isquemia y puntuaciones EVA) se compararon con las cualitativas (tipo de tratamiento, demanda de analgesia de rescate) mediante el ANOVA y la prueba de la «t» de Student. En los casos necesarios se aplicaron tests no paramétricos (Kruskal-Wallis y U de Mann-Withney). La posible asociación entre variables cuantitativas se analizó mediante técnicas de regresión lineal. Se consideraron como significativos los resultados con una p < 0,05.
RESULTADOS
No se encontraron diferencias significativas entre los grupos en cuanto a los datos demográficos (edad, sexo e IMC), datos clínicos de los pacientes (ASA prequirúrgico) y el tiempo de isquemia durante la artroscopia de rodilla (tabla 1).
No se encontraron diferencias significativas en los valores de la EVA prequirúrgica entre los tres grupos (tabla 1). No se encontraron diferencias significativas entre los tres grupos en los resultados de la EVA postquirúrgica a las 0, 2, 6 y 12 horas (tabla 2). Aunque no son significativos, los valores obtenidos en el grupo control a las 6 y 12 horas posquirúrgicas son más elevados que los de los grupos con cloruro mórfico.
Por el contrario, si observamos los resultados de las 24 horas tras la intervención, se aprecian diferencias significativas en la puntuación de la EVA, con resultados más elevados en el grupo control respecto a los otros dos grupos conjuntamente (p = 0,0001, ANOVA) (fig. 1). De igual manera, también se encuentran diferencias significativas en la EVA de 24 horas, si comparamos el grupo control con cada uno de los otros grupos individualmente, así con el grupo de 1 mg encontramos una p = 0,0002, y respecto al grupo de 4 mg de morfina una p = 0,0001.
Figura 1. Evolución en el tiempo de las puntuaciones en la EVA según el grupo de estudio. EVA: escala visual analógica.
Para valorar si la puntuación obtenida en la EVA, independientemente del tipo de tratamiento asignado, está relacionada con la duración de la intervención (tiempo de isquemia), se realizan unas regresiones lineales (tabla 3). No se obtiene un coeficiente de correlación significativo.
De igual manera, si analizamos los resultados obtenidos en la EVA, independientemente del tipo de tratamiento asignado, respecto al IMC previo a la cirugía, se obtienen unos valores que no muestran una asociación directa entre ambas variables (tabla 4).
La demanda de analgesia de rescate fue solicitada por 5 pacientes del grupo de control, siendo pedida a las 9,4 ± 5,6 horas posquirúrgicas. En el grupo de 1 mg de cloruro mórfico fueron 4 pacientes (7,5 ± 3,7 horas), mientras que en el grupo de 4 mg fueron 2 pacientes (7,5 ± 3,5 horas). Estas diferencias en cuanto al número de pacientes que solicitaron analgesia de rescate no son estadísticamente significativas cuando comparamos los tres grupos simultáneamente (p = 0,4307, ji cuadrado), ni cuando los comparamos dos a dos, así entre el grupo A y B encontramos una p = 0,3567, y entre A y C una p = 0,1174. Ningún paciente de este estudio precisó más de una dosis de analgésico de rescate.
La demanda de analgesia, independientemente del tipo de tratamiento instaurado, no puede asociarse a una diferencia significativa en la duración de la intervención quirúrgica (tabla 5), aunque sí que se aprecia que la duración de las intervenciones de aquellos pacientes que precisaron analgesia (61,5 minutos) fue mayor que en el grupo de pacientes que no la precisó (50,9 minutos).
Además, independientemente del tratamiento instaurado, no se puede afirmar que la causa de la solicitud de la analgesia de rescate sea un determinado IMC, ya que en ambos grupos es similar, así como tampoco se puede asociar la demanda de analgesia a una diferente proporción de pacientes con un grado determinado de valoración ASA prequirúrgica (tabla 5).
Para valorar si el efecto analgésico del cloruro mórfico es dosis dependiente, comparamos los resultados obtenidos entre los grupos de 1 y 4 mg. Al comparar los valores obtenidos con la EVA no se aprecian diferencias significativas (tabla 6).
El posible efecto analgésico dosis dependiente tampoco se aprecia si analizamos la demanda de analgesia en estos dos grupos, ya que aunque hay diferencias entre ambos (4 y 2 pacientes), éstas no son significativas (p = 0,2049).
Aunque en este estudio no se han analizado las concentraciones plasmáticas de morfina, sí que se ha vigilado la aparición de efectos secundarios que podrían atribuirse al efecto central de los opioides, como serían náuseas, tos, prurito e insuficiencia respiratoria. En el presente estudio, al igual que el trabajo de Drosos13, no se ha detectado la aparición de estos efectos secundarios en ningún paciente.
DISCUSION
Los receptores opioides periféricos se activan sólo en presencia de un tejido inflamado; además, estos receptores opioides han sido identificados en la membrana sinovial de la rodilla y el efecto analgésico de la morfina intraarticular se puede neutralizar con naloxona intraarticular, indicando por tanto que la analgesia se consigue por mediación local17-21. La duración del efecto analgésico de la morfina es más prolongada que si la vía de administración fuera endovenosa o epidural5. A pesar de esto, los estudios sobre la eficacia analgésica del cloruro mórfico intraarticular tras meniscectomía artroscópica de rodilla son muy dispares. En el metaanálisis publicado por Gupta8 se aprecia una variabilidad importante no sólo entre los distintos estudios, sino incluso dentro de cada estudio, denotando una importante falta de consistencia entre ellos.
Esta falta de consistencia provoca que sea difícil obtener conclusiones válidas de muchos de estos metaanálisis, tal como concluye Rosseland14. Este autor afirma que la mayoría de los trabajos publicados son de mala calidad, y aquéllos considerados de buena calidad concluyen que no hay diferencias entre el grupo control y el grupo con cloruro mórfico. En un trabajo anterior, Rosseland2 no encontró diferencias entre placebo y morfina intraarticular cuando se instauraba a pacientes con importante dolor tras la artroscopia, separándose así de los autores que defienden que la morfina sería efectiva sobre todo en este subgrupo de pacientes con dolor inmediato tras el acto quirúrgico. En el presente estudio sólo se aprecian diferencias significativas entre los grupos a las 24 horas de la intervención. Además, también hay mejoría del dolor, aunque no significativa, a las 6 y 12 horas. Tampoco obtenemos diferencias significativas entre los grupos si analizamos la demanda de analgesia de rescate.
Otros factores, que han sido relacionados con la aparición del dolor tras la artroscopia de rodilla y podrían actuar como sesgo del estudio, son el grado de dolor previo a la intervención, la cantidad de agresión quirúrgica y los efectos residuales de la anestesia12,16,22,23.
En este estudio se realizan mediciones previas del dolor mediante la EVA, donde los pacientes expresan la intensidad media de dolor en la rodilla para las actividades diarias. No encontramos diferencias en la EVA prequirúrgica entre los 3 grupos, ni cuando los comparamos dos a dos.
La agresión quirúrgica en este estudio está acotada por los criterios de inclusión, que sólo permiten incorporar pacientes con meniscopatía aislada o para artroscopia diagnóstica, excluyéndose del estudio los pacientes con condropatía y los sometidos a reconstrucción del ligamento cruzado anterior (LCA). Así pues, la agresión quirúrgica se ha valorado mediante el tiempo de isquemia del miembro intervenido. Al igual que Joshi24, hemos de decir que no se puede asociar un mayor tiempo de isquemia con un mayor dolor posterior.
La técnica anestésica empleada para todos los pacientes del estudio ha sido la misma, evitando así la aparición de sesgos. En este trabajo no se ha encontrado relación entre el IMC del paciente y el dolor tras la intervención, ya sea en los valores de la EVA como en la demanda de analgesia de rescate.
En cuanto a la posibilidad de que el efecto sea dosis dependiente, la literatura previa muestra resultados dispares, ya que unos estudios sí que encuentran este efecto dosis dependiente, mientras que otros no15,25,26. En la presente serie no encontramos este efecto dosis dependiente del cloruro mórfico intraarticular tras la artroscopia de rodilla. Además, algunos trabajos previos encontraron fenómenos de hiperalgesia en aquellos pacientes a los que se administró una dosis mayor de cloruro mórfico25,26. Se cree que las dosis más elevadas de morfina pueden provocar la liberación local de histamina. En nuestra serie no se ha producido ningún caso de hiperalgesia.
En conclusión, este estudio solamente pone de manifiesto el efecto analgésico del cloruro mórfico intraarticular tras la artroscopia de rodilla en la medición de la EVA a las 24 horas. No encontramos diferencias significativas entre los grupos a las 6 y 12 horas tras la intervención. Creemos que para ello haría falta aumentar la muestra e incluir sólo a aquellos pacientes que presenten un dolor posquirúrgico elevado. No se hallan resultados que apoyen un efecto dosis dependiente de la morfina, ya que los resultados obtenidos con 1 mg y 4 mg son similares. No podemos relacionar el dolor posquirúrgico con el IMC previo ni con la duración del tiempo de isquemia de la extremidad intervenida.
Conflicto de intereses. Los autores no hemos recibido ayuda económica alguna para la realización de este trabajo. Tampoco hemos firmado ningún acuerdo por el que vayamos a recibir beneficios u honorarios por parte de alguna entidad comercial. Por otra parte, ninguna entidad comercial ha pagado ni pagará a fundaciones, instituciones educativas u otras organizaciones sin ánimo de lucro a las que estemos afiliados.
Correspondencia:
J. Vicent-Vera.
C/ Pedro Camañes Sorolla, 11.
12006 Castellón.
Correo electrónico: juanvicent@comcas.es
juanvicent@ozu.es
Recibido: diciembre de 2005.
Aceptado: junio de 2006.