Como consecuencia del envejecimiento poblacional, los pacientes sometidos a una amputación mayor de miembro inferior (AMMI) son cada vez mayores y de más difícil manejo1,2. En la Comunidad de Madrid (CM) la sufren 2,8 de cada 100.000 habitantes y su incidencia aumenta con la edad3. Según datos registrados de altas hospitalarias en la CM, en 2015 se realizaron 472 AMMI de las cuales 330 afectaron a pacientes mayores de 65 años. El 88% de ellos fue dado de alta a domicilio tras la estancia hospitalaria de 18,9 días. En su mayoría, la rehabilitación se prescribió ambulatoriamente.
La causa más común de amputaciones en nuestra población es la enfermedad arterial periférica (EAP), con diabetes mellitus (DM) en el 75% de los amputados4. Debido a ese origen sistémico, estos pacientes tienen un alto riesgo de complicaciones adicionales, tanto en la extremidad amputada, como en la contralateral o en otros órganos. Se ha descrito que a los dos años de una amputación infracondílea, un 30% ha fallecido, 15% se ha sometido a una amputación supracondílea, 15% ha sufrido amputación contralateral y solo el 40% ha recuperado la movilidad completa5. La tasa de supervivencia en las AMMI se aproxima al 50% a los cinco años y de los supervivientes, hasta un 50% sufre una segunda amputación mayor durante este período, siguiendo la regla 50/50 de morbilidad y mortalidad6.
El tratamiento rehabilitador del paciente amputado pretende alcanzar la restauración de la función con ajuste del miembro artificial para una marcha funcional, cuya ausencia supone mayor discapacidad e importante carga socioeconómica. Se trata de un proceso dinámico que requiere de una atención integral e individualizada a través de un equipo interdisciplinar de rehabilitación7.
En nuestro estudio analizamos la situación clínica y epidemiológica, así como el estado al alta de las personas que ingresaron en la Unidad de Recuperación Funcional para protetización tras AMMI. Para ello, se realizó un estudio descriptivo retrospectivo transversal de los pacientes con AMMI dados de alta en nuestro centro en el período 2018 a 2020. Se registraron las características demográficas, clínicas, funcionales y sociales. Al alta se valoraron los resultados funcionales y el éxito de la protetización. Se efectuó también un análisis univariante de los factores relacionados con el éxito de protetización, utilizando el programa SPSS statistics 26.0.
Se incluyeron 33 pacientes con una edad media de 65,8 años (DE 11,8), 30,4% mujeres y un Índice de Charlson medio de 4,7 (DE1,7). Las características de la muestra se describen en la tabla 1. Se observó una alta prevalencia de factores de riesgo cardiovascular, destacando un 81,8% con DM, un 66,7% EAP y un 24,3% cardiopatía isquémica. Funcionalmente, el 90,9% era independiente para la marcha, el 18,2% presentaba afectación cognitiva y 27,3% depresión previa. En cuanto a la situación social, el 63,4% vivía solo y 36,4% no disponía de ascensor. Respecto a la amputación, el 72,7% fue amputación secundaria, 60,5% supracondílea, 15,2% tenía amputación previa y 6,1% sufrió biamputación simultánea. La espera postoperatoria hasta el traslado a nuestro centro fue de 45 días. Etiológicamente, se relacionó con EAP en un 48% y mixta (EAP y DM) en un 36%. Durante la estancia, un 63,6% presentó síndrome del miembro fantasma y 51,5% trastorno del ánimo adaptativo. Al alta se había protetizado un 81,8% con una media de estancia hospitalaria de 172,7 días (DE 91,6), el 63,6% mantenía marcha independiente y 81,8% requería algún tipo de apoyo.
Características del paciente amputado y resultados al alta
Características del paciente | Amputadosn = 33 (100%) | Características amputación y resultados al alta | Amputadosn = 33 (100%) |
---|---|---|---|
Mayores 75 años | 8 (24,2) | Cirugía programada | 4 (12,1) |
Sexo, varón | 23 (69,7) | Amputación primaria | 9 (27,3) |
Índice Charlson >4 | 18(54,5) | Localización amputación | |
FRCV | Supracondílea | 20 (60,6) | |
Fumador | 26 (78,8) | Infracondílea | 13 (39,4) |
Alcoholismo | 5 (15,2) | Amputación contralateral | 5 (15,2) |
Obesidad | 2 (6,1) | Biamputación simultánea | 2 (6,1) |
HTA | 30 (90,9) | Causas | |
Dislipemia | 20 (60,6) | Enfermedad arterial periférica | 16 (48,5) |
Diabetes mellitus | 27 (81,8) | Diabetes mellitus | 3 (9,1) |
Comorbilidades | Mixto | 12 (36,4) | |
Insuficiencia renal crónica | 8 (24,3) | No vascular | 2 (6.0) |
Enfermedad pulmonar crónica | 6 (18,2) | Complicaciones locales | |
Cardiopatía isquémica | 8 (24,3) | Síndrome miembro fantasma | 21 (63,6) |
Enfermedad cerebrovascular | 2 (6,1) | Infección herida | 4 (12,1) |
Enfermedad arterial periférica | 22 (66,7) | Cicatrización difícil | 2 (6,1) |
Situación funcional | Hematoma | 3 (9,1) | |
Dependencia leve | 31 (93,9) | Dificultad mecánica | 2 (6,1) |
Marcha independiente | 30 (90,9) | Complicaciones generales | |
Marcha con apoyo | 6 (18,2) | Neumonía | 3 (9,1) |
Situación mental | Infección urinaria | 9 (27,3) | |
Deterioro cognitivo | 6 (18,2) | Infección SARS-CoV-2 | 4 (12,1) |
Depresión | 9 (27,3) | Aislamiento por contacto | 11 (33,3) |
Situación nutricional | Herida miembro contralateral | 6 (18,3) | |
Riesgo de desnutrición | 5 (15,2) | Trastorno ánimo adaptativo | 17 (51,5) |
Déficit vitamina D | 9 (27,3) | Éxito protetización | 27 (81,8) |
Situación social | Situación funcional al alta | ||
Vive solo | 21 (63,4) | Dependencia leve | 16 (48,5) |
No disponibilidad ascensor | 12 (36,4) | Marcha independiente | 21(63,6) |
Alojamiento temporal | 3 (9,1) | Marcha con apoyo | 27 (81,8) |
Rehabilitación ambulatoria alta | 3 (9,1) | ||
Alta voluntaria | 3 (9,1) | ||
Destino al alta | |||
Institucionalización de novo | 7 (21,2) | ||
Domicilio previo | 21 (63,6) | ||
Domicilio nuevo | 4 (12,1) | ||
Centro de acogida | 1 (3,0) |
Riesgo desnutrición: CONUT >5, déficit vitamina D: < 20 ng/mL, dependencia leve: Índice Barthel > 60, marcha independiente: Funtional Ambulation Category (FAC):4-5; marcha con apoyo: Walking Ability Index (WAI): 3-4
FRCV: factores de riesgo cardiovascular; HTA: hipertensión arterial.
Relacionando las variables recogidas con el éxito de la protetización (prueba F de Fischer), se obtuvo una relación estadísticamente significativa entre dependencia moderada-grave previa (p = 0,028) y amputación primaria (p = 0,034) con menor éxito de protetización. Además, en el 50% de los pacientes con deterioro cognitivo al ingreso, no se consiguió la protetización (p = 0,058).
Reconocer en los pacientes AMMI los factores que influyen en el éxito de la protetización nos ayuda a establecer metas y expectativas reales. En nuestra muestra las AMMI son frecuentes en personas mayores, siendo la más prevalente la supracondílea, que supone per se un peor pronóstico funcional. Son pacientes con comorbilidades (incluidas la DM y la EAP) y el éxito de la protetización depende de la situación funcional y mental previa8-10. Además, presentan complicaciones no solo médicas sino psicológicas, lo que unido a un menor apoyo social puede requerir estancias hospitalarias prolongadas para conseguir resultados óptimos.
En la CM no existe actualmente ninguna unidad de referencia para el tratamiento rehabilitador específico en un medio hospitalario, por lo que creemos que estaría justificada su creación, siendo necesario analizar detalladamente en qué medida disminuyen las complicaciones y costes sanitarios, además de mejorar el bienestar de los pacientes reduciendo su discapacidad y favoreciendo su reinserción social.
FinanciaciónEste trabajo no ha recibido ningún tipo de financiación.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.