En 1968, Robert Butler1 acuñó el término «viejismo» para referirse al proceso de elaboración de estereotipos y discriminación sistemática contra las personas, debido a que son mayores1. Diversas proyecciones demográficas muestran un crecimiento constante de la población adulta mayor2–5, razón por la cual este fenómeno adquiere gran relevancia. El viejismo abarca 3 aspectos principales: actitudes perjudiciales hacia la vejez y el proceso de envejecimiento; prácticas discriminatorias y políticas institucionales que perpetúan ciertos estereotipos sobre los ancianos1. Respecto a las actitudes, podemos entenderlas como sentimientos a favor o en contra de un objeto social, como una persona, hecho o cualquier producto de la actividad humana6.
Las actitudes de los actuales alumnos de carreras del área médica hacia los adultos mayores, influirán en la calidad de atención de salud entregada a este grupo etario en el futuro4,5. En aras de objetivar esta cuestión, se aplicó la Escala de Actitudes hacia el Adulto Mayor de Kogan (KAOP) validada al español7, entre alumnos de 2.°, 4.° y 6.° año de Odontología de la Universidad San Sebastián, sede Santiago de Chile, para determinar si las actitudes hacia los adultos mayores por parte de los estudiantes eran positivas o negativas. Se realizó un muestreo aleatorizado estratificado proporcional en cada nivel. Los datos obtenidos fueron analizados estadísticamente (Stata® 14) comparando según género (Student no pareado) y curso (ANOVA de 1 vía), con un nivel de significación p≤0,005. Entre los 43 encuestados de 2.° año (32 mujeres y 11 varones) se obtuvo un puntaje promedio de 129.88. En el caso de 4.° año, se encuestaron 79 estudiantes (57 mujeres y 22 varones) obteniendo un promedio de 133.09. Entre los 36 encuestados de 6.° año (24 mujeres y 12 varones) se obtuvo un promedio de 130.94. Si analizamos el grupo en su totalidad, (n=158) la distribución por género fue de 71,52% de mujeres (n=113) y 28,48% de varones (n=45), con un promedio de puntajes KAOP de 132.00 y 131.04, respectivamente. El valor KAOP promedio total fue de 131.73. El análisis no arrojó diferencias significativas entre los grupos. El puntaje finalmente obtenido, se considera asociado a actitudes negativas, según la metodología utilizada por Wang et al.4 quien determina 136 como puntaje neutro.
¿Cómo cabe explicar que futuros odontólogos presenten una mala actitud hacia los adultos mayores? Si bien la bibliografía consultada se enfoca en estudiantes de medicina y enfermería, podríamos extrapolar como potenciales causas: facultades con pocos profesores especialistas en geriatría8, un currículo enfocado en aspectos negativos del envejecimiento5,9,10, el mayor reconocimiento social y profesional que se obtiene al trabajar con niños y jóvenes3,9, diferentes perspectivas culturales en relación a la vejez (rechazo occidental vs. reverencia oriental)3–5 y un miedo subyacente de sufrir deterioro físico y psicológico1. A su vez, los autores identifican una serie medidas que podrían contribuir a mejorar esta situación, por ejemplo: generar instancias que permitan entregar contenidos de geriatría a lo largo de la carrera2,8, promover el contacto con pacientes adultos mayores desde los primeros años3,4,8–10, capacitar profesores expertos8,10 y enseñar estrategias vinculadas a la prevención de deterioro funcional del adulto mayor2,9. En otras palabras, consolidar la gerontología y geriatría en el currículum de pregrado2,5–9, bajo el marco del «envejecimiento activo» propuesto por la OMS10, que se define como el proceso que busca optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad de las personas a medida que envejecen, a fin de mejorar la calidad de vida. Para ello, resulta primordial mantener la autonomía y la independencia de las personas, generando un impacto positivo en la calidad de vida del adulto mayor5,6.
Actualmente, el aumento en la esperanza de vida se asocia a una mayor demanda de salud por parte de los adultos mayores2,7,10, lo que implica que aquellos que ingresan a carreras del área de la salud, trabajarán en gran medida con personas mayores. Debemos favorecer la aparición y mantención de actitudes positivas hacia este grupo de personas entre nuestros estudiantes, ratificando el envejecimiento como un proceso natural, que no necesariamente va asociado a un detrimento físico y social inexorables. Concordamos con lo planteado por Cano et al.: «el futuro médico deberá asumir una actitud positiva hacia los adultos mayores en general, y hacia los enfermos y las personas frágiles en particular», entendiéndolas como pertinentes a todos los integrantes del equipo de salud. Nuestros desfavorables resultados, nos hacen pensar que, mejoras curriculares que incluyan el refuerzo de habilidades blandas de respeto, buena actitud y empatía en los futuros profesionales odontólogos, resultan imperativas.