En referencia a la reciente revisión «Enfermedad renal crónica en el paciente anciano»1 queremos, en primer lugar, felicitar a los autores por su calidad, concreción y metodología.
A su vez desearíamos hacer una anotación al mismo sobre un detalle en la revisión que hemos echado en falta. Es la inclusión de la fórmula HUGE2.
Esta fórmula diseñada por médicos españoles tan solo hace 5 años, se ha desarrollado y validado basándose en una población general, y teniendo en cuenta los valores del hematocrito, urea y el género:
Si el valor L resulta un número superior a 0, el paciente se considera que es portador de una insuficiencia renal, y por tanto con valor como screening de esta enfermedad3.
Con este método se evita el uso de la creatinina sérica, dado que no es un buen marcador de la función renal y no traducir solo el filtrado glomerular, sino que también es reflejo de la masa muscular y el estado nutricional4.
Contamos con estudios iniciales prometedores sobre su posible utilidad predictora en la aparición de futuros fracasos renales agudos, mortalidad y el incremento de los niveles de creatinina3,5.
El empleo de esta fórmula puede ser un elemento muy útil en la valoración de un anciano, con una posible insuficiencia renal, en aquellos en las que como única manifestación de la enfermedad renal es la presencia de un filtrado glomerular inferior a 60ml/min6, tal y como se aboga en las vigentes guías KDIGO7.
Pensamos que supone una herramienta española muy operativa, cómoda y con posibilidades de automatizarse en todas las peticiones de valoración del estado renal de nuestros ancianos mayores de 70 años. La misma la hemos utilizado en nuestro estudio FAS-70 (pendiente de publicación) y que ha sido objetivo fundamental en el trabajo de fin de grado de la Dra. Guerrero.