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Inicio Revista Española de Geriatría y Gerontología La incontinencia urinaria en las personas mayores de 65 años: visión desde la ...
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Vol. 42. Núm. 1.
Páginas 43-51 (enero 2007)
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La incontinencia urinaria en las personas mayores de 65 años: visión desde la enfermería geriátrica
Urinary incontinence in elderly individuals aged more than 65 years old: a view from geriatric nursing
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19959
Eva Hernández-Fabàa, Carmen Fuentelsaz-Gallegob, Rosa Aran-Catalánb, Rosa Suñer-Solerc, Blanca Egea-Zerolod, Esther Nieto-Blancoe
a CAP. Premià de Mar. Barcelona. España.
b Hospital Universitario Vall d'Hebron. Barcelona. España.
c Hospital Universitario Josep Trueta. Girona. España.
d Instituto de Salud Carlos III. Madrid. España.
e Atención Primaria. Área 6. Madrid. España.
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Tabla 1. Distribución de los artículos seleccionados según el año de publicación
Se presenta una revisión del estado actual de la incontinencia urinaria en las personas mayores de 65 años. La fuente empleada se basa en una estrategia de búsqueda de las bases de datos Cuiden, Cinahl, Medline y Cochrane, durante los meses de mayo-junio de 2003. Se analizan los trabajos publicados entre 1997 y 2003 en el ámbito geográfico de Estados Unidos, Canadá y Europa. De las 176 referencias bibliográficas iniciales, se seleccionaron 33 artículos. Según éstos, la incontinencia urinaria en ancianos tiene elevada prevalencia y oscila entre un 15,5 y un 52,0%. La prevalencia es más elevada en mujeres, personas de mayor edad, dependientes o con deterioro cognitivo. Se insiste en que sigue siendo un problema poco tratado, tanto por la falta de comunicación de los afectados como por la falta de concienciación del personal sanitario. Además, se revisan los diferentes tratamientos no invasivos que han mostrado beneficios en estos pacientes: reeducación vesical, cambios en el estilo de vida o rehabilitación con ejercicios de refuerzo del suelo pélvico.
Palabras clave:
Incontinencia urinaria
Enfermería geriátrica
Mayores de 65 años
Revisión de la bibliografía
We review the state-of-the-art on urinary incontinence in individuals aged more than 65 years old. The sources used were based on a search of the Cuiden, Cinahl, Medline and Cochrane databases from May to June, 2003. Studies published between 1997 and 2003 in the USA, Canada and Europe were analyzed. Of the 176 studies initially retrieved, 33 articles were selected. According to these articles, the prevalence of urinary incontinence in the elderly is high, ranging from 15.5% to 52.0%. The prevalence is higher in women, in individuals of advanced age, and in those with dependency and cognitive impairment. This problem is under-treated, due to underreporting by affected individuals and lack of awareness among health staff. The various non-invasive treatments that benefit these patients are discussed: bladder reeducation, lifestyle changes, and rehabilitation with exercises to reinforce the pelvic floor.
Keywords:
Urinary incontinence
Geriatric nursing
The elderly
Literature review
Texto completo

INTRODUCCION

Una persona sana mantiene un correcto funcionamiento miccional gracias a la integridad anatómica y funcional de la inervación de todo el sistema vesicouretral1; así, cuando la vejiga está llena, entre 300 y 500 ml de orina, se inicia una serie de impulsos en el ámbito medular y en el encéfalo, que nos avisan del deseo de orinar. En condiciones normales, y si no hay factores que impidan la micción, el músculo de la pared vesical se contrae y el esfínter interno se relaja, lo que permite la salida de la orina hacia la uretra. Sin embargo, hay diferentes mecanismos transitorios o establecidos que alteran la continencia, y provocan incontinencia aguda o crónica, respectivamente.

En 1976 la Sociedad Internacional de la Continencia (SIC) define la incontinencia urinaria (IU) como: «La pérdida involuntaria de orina por la uretra que representa un problema higiénico o social». Posteriormente, ha habido otras revisiones, como la publicada en 1988 en la que se realizó un cambio y se agregó «que sea objetivamente demostrable»2.

En el año 2002, el comité de estandarización de terminología de la SIC, para unificar términos en las definiciones, actualizó esta definición y consideraró la IU como «la queja de cualquier pérdida involuntaria de orina». En esta definición se hace referencia a las dolencias en los temas relacionados a la calidad de vida3.

Hay 4 tipos principales de IU2-5:

1. IU de urgencia: pérdida involuntaria de orina, inmediatamente después o simultáneamente, con una sensación urgente de vaciar la vejiga que es difícil postergar.

2. IU de esfuerzo: pérdida involuntaria de orina coincidiendo con un aumento de la presión de la cavidad intraabdominal, por ejemplo al toser, reír, levantar peso o al realizar ejercicio físico.

3. IU mixta: pérdida involuntaria de orina en la que hay un componente de incontinencia de urgencia y de la de esfuerzo.

4. IU por rebosamiento o paradójica: se produce en personas con procesos obstructivos en el tramo urinario inferior o con alteración de la contractilidad vesical, que determinan una retención urinaria crónica (vejiga sobredistendida, con vaciamiento incompleto de la vejiga) pero que causa pérdidas involuntarias de orina. Esta incontinencia se resuelve al corregir el proceso obstructivo de la vía urinaria, y resulta más difícil la solución de la alteración contráctil vesical.

La IU es un problema muy frecuente entre los adultos, aumenta con la edad y la dependencia funcional, es más prevalente en las mujeres6,7 y en los pacientes neurológicos8, y llega a ser un problema casi generalizado en las residencias y hospitales de pacientes crónicos9,10.

A pesar de su elevada prevalencia6,7,11, la IU se mantiene a menudo escondida y olvidada, y se observa que menos de la mitad de las personas con IU consulta su problema y solicita ayuda6.

Las repercusiones de la IU son enormes, en personas sanas representa un problema que limita las actividades de la vida diaria y social12, tiene repercusiones en la salud mental de las personas que la presentan13,14 y constituye un creciente gasto sanitario en el ámbito mundial. En Australia, de 1.835.628 mujeres incontinentes mayores de 18 años, se estimó un coste anual en tratamientos por IU de 33.847 millones de dólares en el año 199815. En personas enfermas, sobre todo en pacientes neurológicos, la IU es un factor de mal pronóstico funcional a medio y largo plazo, con repercusiones negativas en la evolución del paciente16,17.

Este estudio forma parte del proyecto científico de la red temática de investigación corporativa RIMARED, Red de Investigación en Cuidados a Personas Mayores, creada en el 2003 con el objetivo de evaluar las necesidades de salud y la efectividad y eficiencia de los cuidados que reciben las personas de 65 años o más, para proponer líneas de actuación e iniciativas que permitan la mejora de los cuidados de salud mediante intervenciones sanitarias integrales y de calidad. RIMARED está compuesta por 6 grupos centrados en distintas temáticas de las personas mayores de 65 años, entre ellas las intervenciones de enfermería (IU, lesiones por presión y caídas).

El objetivo del trabajo que se presenta fue conocer el estado actual del conocimiento de la IU en las personas mayores de 65 años, mediante una revisión de la bibliografía en el ámbito nacional e internacional, con especial énfasis en la aproximación desde la enfermería.

MÉTODO

Búsqueda bibliográfica

Se realizó una revisión bibliográfica del estado actual de la producción científica sobre la IU, desde 1997 hasta el 2003. Esta revisión se basó en la búsqueda de los estudios publicados en revistas indexadas en las bases de datos bibliográficas nacionales e internacionales: Cuiden, Cinahl, Medline y Cochrane. La estrategia de la búsqueda fue diseñada con las siguientes palabras clave:

Inglés

TI urinary incontinence AND TI (aged OR elderly) OR (old people OR aging OR older) OR (geriatric* OR geriatric* nurs* OR gerontologic* nurs*) AND ((Epidemiology OR sociodemographic data) OR (assessment scale OR regist*) OR (risk factor* OR complication*) OR (prevention OR treatment) OR (education) OR (protocol* OR clinical practice guideline*) OR (nurs* care OR quality attention OR quality of care) OR (urinary reservoir* continent))

Castellano

(incontinencia urinaria) & ((ancian*/persona* mayor*)/ (mayor* de 65 años/envejecimiento)/(geriatri*/enfermería geriatric*/enfermería gerontológic*)) & ((dato* epidemiológic*/dato* sociodemográfic*)/(escala* de valoración/registro*)/(factor* de riesgo/complicación*)/(prevención/tratamiento)/(educación)/(protocol*/guía* de práctica clínica)/ (cuidado* de enfermería/calidad de atención)/(Dispositivo*))

Todas ellas limitadas a:

-- Ámbito cronológico, 1997-2003.

-- Ámbito geográfico: Estados Unidos, Canadá y Europa.

-- Idioma publicación: inglés, francés y castellano.

Revisión de los artículos

Tras realizar la búsqueda bibliográfica y descartar las referencias que estaban repetidas en las bases de datos y/o no estaban relacionadas con los objetivos de la revisión, se consiguieron los artículos en formato papel.

La revisión de los artículos la llevaron a cabo 4 evaluadores independientes, a los que se les distribuyeron los artículos por pares. Para la evaluación de los artículos se diseñó una hoja de evaluación ad hoc que contenía diferentes aspectos: la adecuación del diseño a los objetivos planteados, el ámbito, los criterios de selección de los individuos de estudio, el tamaño muestral y tipo de muestreo, las variables estudiadas y, finalmente, los resultados y las conclusiones. Cada evaluador rellenó la hoja de evaluación en la que se puntuaba cada artículo en una escala del 1 al 10 en función del interés temático, la relevancia y la calidad metodológica (1 indicaba la peor valoración y 10 la mejor).

Una vez revisados todos los artículos, se compararon las puntuaciones y los comentarios de cada evaluador; los artículos en que se observaron discrepancias entre evaluadores los evaluó una tercera persona. Se descartaron los artículos con metodología u objetivos no adecuados a los criterios de la búsqueda.

RESULTADOS

Se identificaron 176 referencias que estaban distribuidas en las bases de datos utilizadas del modo siguiente: 15 referencias en Cochrane, 54 en Cinahl, 86 en Medline y 21 en Cuiden.

De las 176 referencias se descartaron 40 por estar duplicadas en una o más bases de datos o no estar relacionadas con el tema de estudio, y quedaron 136 para su revisión por pares.

Una vez realizada la revisión de los 136 artículos, se eliminaron 103 por estar repetidos, o no cumplir los objetivos de la búsqueda, y se seleccionaron 33 para revisión exhaustiva.

Finalmente, se realizó una revisión en profundidad de los 33 artículos seleccionados9,18-48, y se extrajo la información relevante para realizar la síntesis de la bibliografía. La extracción de la información se realizó entre los 4 evaluadores iniciales, y posteriormente la revisó todo el grupo investigador.

Características de los artículos

En la tabla 1 se presenta la distribución de los artículos según el año de publicación. De los 33 artículos seleccionados, 18 (55%) se realizaron en Estados Unidos, 8 (24%) en España, 5 en el resto de países europeos (15%), uno en Israel9 y otro en Australia20. Estos 2 últimos se seleccionaron posteriormente por su relevancia para la presente revisión.

Referente al ámbito de la población de estudio, el 73% (24) de los artículos se realizaron en atención primaria y/o la comunidad, 15% (5) en servicios sociosanitarios o residencias y únicamente un artículo se realizó en el ámbito hospitalario.

En relación con el tipo de diseño de estudio, 24 (73%) eran observacionales descriptivos; 3 (9%), experimentales; 2 (6%) casi-experimentales; 2, revisiones; uno, observacional analítico, y uno, con metodología cualitativa.

Epidemiología

La prevalencia de la IU que reflejan los estudios seleccionados oscila entre un 15,5% (con una muestra de 589 personas mayores no institucionalizadas)18 y un 51,96% (con una muestra de 302 pacientes geriátricos ingresados por enfermedad aguda médica o quirúrgica)19. La mayoría de los estudios presentaban unas cifras de prevalencia de IU entre 20 y 45%9,20-28,49, excepto un estudio9 que presentó cifras muy superiores, con una prevalencia del 91,6%, en 8.278 pacientes geriátricos ingresados en un hospital de crónicos.

En la mayoría de los artículos se encontraron diferencias estadísticamente significativas en prevalencia de la IU según el género21-23,27,29. En un estudio nacional25, la prevalencia de IU fue significativamente mayor (p < 0,001) en las mujeres (42%; intervalo de confianza [IC] del 95%, 39-45%) que en los varones (29%; IC del 95%, 25-38%). Sin embargo, se hallaron estudios donde no se observaron estas diferencias9,18,26, cuya explicación que le atribuyó uno de los autores18 fue la alta prevalencia de alteraciones prostáticas en los varones y el bajo porcentaje de respuestas que obtuvieron de las mujeres.

Hay un porcentaje mayor de incontinentes entre las mujeres que han tenido algún parto vaginal que entre las que no han tenido ninguno, aunque la diferencia no alcanzó valores estadísticamente significativos29.

La prevalencia de la IU aumentó con la edad22,25,26,29. En el estudio realizado en España29, en pacientes que acudieron a su centro de salud, la prevalencia de IU aumentaba con la edad, independientemente del sexo, y así en el grupo de 60-69 años fue del 31,7% (IC del 95%, 25,1-38,3%), en el grupo de 70-79 fue del 35% (IC del 95%, 27,5-42,5%) y en el grupo de mayores de 80 años alcanzó el 53,3% (IC del 95%, 40,7-65,9%).

Cuando se analizaron las diferencias en los grupos de edad, teniendo en cuenta el sexo de los pacientes, se observó que, mientras en los grupos de 60-69 años y 70-79 la prevalencia de IU era mayor en mujeres, con unas diferencias estadísticamente significativas, en el grupo de mayores de 80 años la prevalencia de IU tendió a igualarse entre varones y mujeres25,29. Sin embargo, en uno de los estudios no encontraron diferencias en el total de la prevalencia de la IU entre personas que se estudiaron en las edades de 70, 75, 79, 81, 85, 88, 90, 92, 95 y 97 años9.

Según el tipo de IU, en general, los episodios de IU de urgencia fueron más frecuentes, seguidos de la de esfuerzo20,29,30, en los que la prevalencia de IU de urgencia era de un 37,2% y la de esfuerzo, un 31,7%29. En el estudio de McDowell et al30, los autores encontraron que la media ± desviación estándar de episodios de IU de urgencia al día era de 2,3 ± 2,3 (rango, 0-11,9), y de IU de esfuerzo de 0,8 ± 2,3 (rango, 0,15-4).

También aparecen diferencias entre el tipo de IU según el sexo, aunque no hay uniformidad en los resultados encontrados18,24,27-29. Entre las mujeres, la más frecuente fue la de esfuerzo y urgencia, y en los varones, la de urgencia y por rebosamiento29. Otro autor encontró que la de urgencia era la más frecuente en los varones, y la mixta, en mujeres18. Molander et al27 hallaron que los varones apenas tenían IU de esfuerzo, y que en las mujeres era la más frecuente, aunque sólo la presentaban ocasionalmente.

De las personas que tenían IU, pocas la comunicaron. Se hallaron 3 estudios con población española18,29,31 que analizaron la frecuencia con la que los ancianos no institucionalizados comunicaban su IU al personal sanitario. Sólo 31 de ellos (21,3%; IC del 95%, 14,7-27,9%) habían consultado previamente por este problema29. En una población de 91 personas, el 34,3% (25,2% varones y 39,4% mujeres) nunca consultó a su médico por ese problema18.

La revelación de este problema era superior en el entorno familiar que en el profesional (74 frente a 34%) y en ambos ámbitos en los varones frente a las mujeres (89 y 41% frente a 66% y 28%)31. Los principales motivos aducidos de la no comunicación fue que pensaban que tenía poca importancia, que forma parte del proceso de envejecer, que la IU no tiene tratamiento, que resulta embarazoso el hecho de comentarlo o que su médico no hizo nada para diagnosticarle31-33.

Cuando se analizó, en función del sexo, al grupo de pacientes que había consultado previamente, se encontró que los varones comunicaban más la incontinencia al personal sanitario que las mujeres29,31, aunque en uno de cada 5 pacientes que comunicaron su IU, el médico no adoptó ninguna medida31.

Otro estudio estadounidense realizado con metodología cualitativa con 19 personas mayores de 60 años con IU, el 50% (10) lo hablaba abiertamente a los familiares y amigos, el resto lo hizo raras veces y 4 de ellos no tenían nada de información sobre la IU y su tratamiento. Además, en general las personas aceptaban mejor el nombrar «pérdida del control de orina» que «incontinencia urinaria». Para abordar su problema era importante considerar los estilos de comunicación de las personas incontinentes, de este modo, los más abiertos fueron más propensos a contar su IU y pedir ayuda34.

Diagnóstico

El diagnóstico debería comprender un registro completo de los datos sociodemográficos, historia médica, exploraciones complementarias relacionadas con la IU, como análisis de orina, visita uroginecológica, estado cognitivo, test urodinámico, y medición del residuo posmiccional24.

La pregunta directa y el cuestionario suelen ser los métodos empleados para detectar la incontinencia, aunque algún autor35 indica que es difícil diagnosticar la incontinencia sólo mediante cuestionarios en poblaciones de mayor edad, por lo que resulta necesaria la ayuda de alguna prueba clínica complementaria para ayudar al diagnóstico.

Entre los artículos seleccionados, se encontró la escala de Sandvik para clasificar la IU según su gravedad en ligera, moderada o grave, así como también contemplar la frecuencia de pérdida de orina, la cantidad de orina que se pierde y la frecuencia según la cantidad36.

Intervenciones preventivas

Lekan-Rutledg et al37 consideraron como un mecanismo de prevención la valoración de determinados aspectos como los síntomas de la IU, los hábitos adquiridos (ingesta de líquidos, la frecuencia de la IU, el patrón de eliminación, el consumo de tabaco y alcohol y el ejercicio habitual), el estado físico (función cognitiva, movilidad, actividades de la vida diaria), el estado clínico y psicológico, las alteraciones de salud-tratamiento y los problemas del entorno.

En la revisión de los artículos no se ha encontrado ninguno que evaluase intervenciones preventivas propiamente dichas, sólo un artículo que refería la realización de una intervención educativa en las residencias de ancianos, en la que se explica en qué consiste la IU y los mecanismos para afrontarla. Los autores concluyeron que un programa de educación simple puede ser capaz de modificar las conductas de las personas en relación con la IU38.

También pueden considerarse como actividades preventivas, la revisión y la adecuación de la prescripción de medicamentos, ya que algunos medicamentos interfieren la función miccional, como los diuréticos, los antagonistas de los canales del calcio, las drogas cardiogénicas o los fármacos gastrointestinales39. Hay estudios en los que se muestra que la ingesta de polimedicación en las personas mayores es elevada39; un 35,2% de los individuos estudiados tomaban diuréticos y un 7,4%, medicación para la infección de orina.

Brandeis et al21 identificaron como causa reversible de la IU la asociación de antidepresivos, antipsicóticos y ansiolíticos, todos ellos son medicación urogenital activa y favorecedora de episodios de IU.

Intervenciones terapéuticas

El tratamiento de la IU debe individualizarse y ajustarse a las necesidades de la persona, según la clínica que presente24 y teniendo en cuenta los fármacos que se consumen.

Los tratamientos de la IU se pueden clasificar en 5 categorías40.

1. Modificación de los factores favorecedores y hábitos de vida, que suele incluir cambios en el estilo de vida, en la dieta (reducir el consumo de cafeína, ajustar la ingesta de líquidos, entre otros), control de la obesidad, del tabaquismo o del consumo de alcohol, evitar el estreñimiento y realizar actividad física (el tipo y la intensidad del ejercicio puede iniciar o exacerbar la IU de esfuerzo en las mujeres).

2. Entrenamiento del vaciado de la vejiga, que en las personas sin déficit cognitivo y con capacidad de ir al baño ellos solos es muy efectiva, supone el entrenamiento de la vejiga con horarios de vaciado. El objetivo es ayudar a recuperar el control de la vejiga, regular el paso de la orina y aumentar la capacidad vesical para reducir el número de episodios de incontinencia41,42. Mediante un estudio experimental con 19 personas mayores de 83 años, se les realizó un seguimiento de 8 semanas, donde el grupo de tratamiento (protocolo de vaciado) que completó el programa (n = 6) experimentó una disminución media del 60% de los episodios de IU diurnos, comparado con la media de 37% del grupo control (n = 10)41. En el otro estudio casi-experimental, también con entrenamiento del vaciado de la vejiga, se encontró que la media de reducción de los episodios de incontinencia fue de 87,3%, y 11 de 16 (69%) fueron completamente continentes después del entrenamiento de la vejiga42.

3. Rehabilitación de la musculatura del suelo pélvico, incluye ejercicios de los músculos del suelo pélvico (EMSP); entrenamiento del peso vaginal mediante conos o bolas vaginales; asistencia con la bioinformación de los EMSP; estimulación eléctrica.

En el estudio de Weinberger et al24, los individuos de estudio consideraron que los ejercicios del suelo pélvico, el retraso del vaciado y la restricción de la cafeína fueron los más efectivos en reducir la gravedad de la IU, con diferencias estadísticamente significativas.

Con los ejercicios del suelo pélvico asistidos con la técnica de la bioinformación, se han conseguido resultados muy favorables, tanto en el descenso de los episodios de incontinencia como de los incidentes diarios, independientemente del tipo de IU (esfuerzo/urgencia). Al final del tratamiento un 15,3% de las personas pasaron a ser totalmente continentes30.

4. Intervenciones de soporte, incluyen el uso de dispositivos absorbentes y el tratamiento farmacológico.

El uso de los pañales o absorbentes fue la intervención más utilizada18,21,23,43. La calidad de los pañales ha ido mejorando con el tiempo, hasta el punto en que no se encontró evidencia de que la disminución de la frecuencia del cambio del pañal durante la noche, en mujeres de un centro geriátrico, empeorara el estado de la piel. Si bien entre las personas a las que les hizo el cambio cada 8 h, 5 presentaron una lesión por presión de segundo grado, frente al grupo al que se realizaron los cambios cada 4 h, que no presentaron ninguna lesión en la piel43.

El uso de accesorios fue inferior en los varones y aumentó de forma estadísticamente significativa con la edad y la gravedad de la incontinencia36.

Los tratamientos farmacológicos para la IU en las personas mayores no son una medida muy usada, según se desprende de la revisión realizada. Se encontraron 2 estudios descriptivos: a) uno que trata el tema de los tratamientos farmacológicos como factor agravante de la IU e incluye el consumo de fármacos específicos para la IU, y b) otro en el que se estudiaron, entre otras variables, el consumo de fármacos indicados para la IU.

En el primero, de 162 individuos estadounidenses no institucionalizados, el 16% (26) tomaba fármacos indicados para la incontinencia de urgencia por vejiga hiperactiva, el 69% tomaba oxibutinina, el 15%, bromuro de propantelina y el 8%, hiosciamina39. Otro 4% tomaba imipramina39.

En el otro estudio, con población española, el 91,5% (83) de los individuos con IU no tomaba oxibutinina, flavoxato o clomipramina, el 6,6% (6) consumía uno de ellos y el 1,9% (2) consumía 2 de ellos18.

5. Tratamientos quirúrgicos: es otra vía de tratamiento para la IU en las personas mayores. No se encontró ningún estudio que evaluase la efectividad de estos tratamientos, ni que explicase su procedimiento. Sin embargo, se encontró un estudio con diseño retrospectivo que pretendía determinar la mortalidad y la morbilidad de la cirugía para IU en mujeres mayores de 65 años. La mortalidad global en los primeros 30 días poscirugía fue de 3,3/1.000, que aumentaba con la edad. Las causas asociadas al fallecimiento fueron el infarto de miocardio o ictus en el 14% de los casos, seguido de la tromboembolia pulmonar en el 9% de las fallecidas y neumonía en el 3%. Los autores consideraron que la cirugía de la IU era segura en la vejez, pero sobre todo antes de los 80 años, y las pacientes con enfermedades crónicas son las que presentaron mayor mortalidad y mayor estancia hospitalaria44.

Repercusiones de la incontinencia urinaria

Las repercusiones de la IU son muchas, especialmente en la calidad de vida de las personas que la presentan. Hay 2 tests validados en mujeres de mediana edad, que ayudan a valorar específicamente la incontinencia en la calidad de vida, que son: el UDI-6 (Urinary Distress Inventory) y el IIQ-7 (Incontinence Impact Questionnaire). El mayor impacto de la IU en la calidad de vida se observó en personas más jóvenes, más enfermos y con mayores pérdidas de orina. Este impacto medido con las escalas específicas no se relaciona con el sexo, ni con el nivel de estudios, sino con la frecuencia e intensidad de orina45.

La IU repercute en la salud mental de las personas que la experimentan46, se evaluó la depresión entre una población de personas de 60 años o más, con dependencia funcional, y con IU mínima de 2 veces por semana, en el que se concluyó que la mitad de los individuos estudiados presentaba síntomas depresivos (n = 173; 50,1%; IC del 95%, 45-55,6%), y que el 60% de los tratados por depresión seguían con síntomas depresivos. Además, Gallagher47 estudió la relación entre el distrés urogenital y el impacto de la IU en mujeres mayores. El distrés urogenital se midió con la escala UDI, que valoraba los síntomas de obstrucción/malestar urogenital, síntomas irritativos y de estrés, y el impacto psicológico se midió con el IIQ, el cual tiene 4 subescalas: actividad física, viajar, relaciones sociales y salud emocional. En los resultados se encontró una relación positiva y significativa entre el distrés urogenital y el impacto psicológico (r = 0,673; p = 0,003), aunque la muestra era muy pequeña (n = 17).

La relación que puede haber entre la IU y la mortalidad en las personas mayores puede entenderse en gran parte por el aumento de la fragilidad y el aumento de la dependencia, pero no en sí de la IU. Johnson et al48 estudiaron esta relación en una cohorte de 3.485 personas mayores de 65 años, el cociente de riesgo de morir fue de 1,515 para las personas con IU leve a moderada, y de 1,54 para las personas con IU grave, pero sólo en el análisis ajustado por edad, sexo y educación. Cuando se ajustó por el estado de salud y nivel funcional, el cociente de riesgo ya no fue significativo.

Además de las repercusiones importantes de la IU en las personas, de carácter físico, psíquico y social, deben considerarse los costes que conlleva la IU no sólo por los tratamientos y dispositivos de contención que requiere, sino también por los costes adicionales en cuidados informales que necesitan las personas con IU36,49. En Estados Unidos, en la población incontinente mayor de 70 años residente en la comunidad, el coste económico anual por persona incontinente relacionado con el cuidador informal era de 6 billones de dólares, el cual se diferenciaba por sexo y el uso o no de absorbentes por la persona cuidada49.

En España, el coste anual de absorbentes en ancianos fue de 19.416.298 pesetas y el coste medio anual de 51.639 pesetas/anciano. El promedio de envases por persona/año no superó el máximo permitido por la Inspección Sanitaria para ningún tipo de absorbente, si éste se hubiera alcanzado, el coste total se habría elevado a 104.430 pesetas/anciano incontinente y año36.

DISCUSION

La producción científica respecto a la IU no es escasa, sobre todo en el ámbito internacional. Los artículos seleccionados son un claro ejemplo de ello, ya que más de la mitad son artículos publicados en Estados Unidos. A pesar de ofrecer información importante, en ciertos aspectos puede no ser muy relevante, ya que la calidad metodológica de éstos es limitada. Por ello, a pesar de que la estrategia de búsqueda se limitara a artículos europeos o de Estados Unidos, se incluyó un artículo de Israel9 y otro de Australia20, por su relevancia temática y calidad metodológica.

Además, la agrupación de la información fue una tarea dificultosa, ya que tanto las poblaciones de estudio como las variables de resultados eran dispares. Por ejemplo, en el caso de la detección de la IU, en los artículos que lo definían había gran variación, tanto en el tiempo (en los últimos 322,30,41,45,46, 235, uno19 o en el último año28,29,49), como en los episodios de las pérdidas (una vez32,45,47, 221,30,41,42,46, o 335 veces a la semana, o 2 veces al año29) y otros utilizaban preguntas abiertas para detectar la IU.

Si a esto se le añade que es un problema de salud poco diagnosticado, ya que todavía es un tema tabú, significa que las prevalencias encontradas, a pesar de ser bastante altas, todavía pueden serlo más.

Las cifras de prevalencia encontradas en esta revisión se parecen a las que se citan en algunas revisiones sistemáticas en población mayor de 60 años (15-55%)50-52, y en otro estudio nacional realizado en población mayor de 65 años, las prevalencias encontradas fueron muy similares, la prevalencia de IU en varones fue del 14% (IC del 95%, 11-17) y de las mujeres del 30% (IC del 95%,

26-34)53. En otro estudio nacional, también en mayores de 65 años, la prevalencia al inicio del estudio fue del 36% (IC del 95%, 33-38) y a los 5 años de éste, del 46% (IC del 95%, 43-50)54.

En cuanto a los factores de riesgo, los estudios encontrados que estudiaran los factores de riesgo de la IU con estudios analíticos fueron muy escasos. Una posible justificación sería que los estudios publicados de factores de riesgo sean con fechas anteriores a las de la búsqueda realizada.

En un estudio recientemente publicado55, los autores concluyen que habría unos factores hereditarios que favorecerían la IU, las mujeres cuyas madres o hermanas mayores presentaron IU tenían un mayor riesgo de tener IU, sobre todo la IU de estrés y las formas mixtas. Gavira et al54 explicaron mediante un modelo de regresión logística que la dependencia en la movilidad, la percepción negativa de la propia salud, la no convivencia con el cónyuge y el sexo femenino resultaron ser factores de riesgo para la aparición de IU a los 5 años. En otro estudio, tras un análisis de regresión logística, los factores asociados a la IU fueron la comorbilidad y el déficit cognitivo, y en las mujeres se añade, además, el índice de masa corporal elevado y las limitaciones graves de movilidad53.

Para hacer un adecuado diagnóstico es necesario realizar una historia completa a la persona, y abordar el problema, ya que es frecuente que no se comenten las pérdidas de orina por vergüenza, por creencias al considerar la IU como un problema que acompaña a la vejez o por pensar que no tiene tratamiento. Los profesionales de la salud a veces tampoco lo enfocan de modo adecuado, sobre todo porque pasa inadvertido, o a veces por desconocimiento. Apenas hay trabajos que aborden la educación sanitaria ante la IU, pero Beguin y Belmin38 hallaron que era una intervención efectiva, aunque la muestra era pequeña para poder afirmarlo con rotundidad.

El tratamiento debe ser multidisciplinario, es frecuente que con simples cambios en los estilos de vida y un adecuado control de las entradas, además de la planificación del vaciado vesical, se consigan mejoras en las pérdidas. En las personas más mayores, primero se debe abordar todos los tratamientos conservadores antes de pasar a la cirugía.

A pesar de los enormes costes de carácter personal, familiar, social y económicos, no se ha llegado a abordar este problema de forma efectiva, con programas de prevención primaria.

El primer paso para prevenir la IU entre la población adulta debería ser que las personas tomaran conciencia de que es un problema de salud con repercusiones importantes y que se debe comunicar a los profesionales sanitarios, ya que tiene distintas vías terapéuticas.

En segundo lugar, para prevenir la IU en la edad adulta, se debería educar en hábitos higiénico-dietéticos, pero no en edades avanzadas, sino desde la niñez y adolescencia, donde se pueda inculcar hábitos firmes que podrían ayudar a evitar la aparición de la IU o retardar el tiempo de aparición: hábitos como el control del vaciado de la orina, el ejercicio físico, la ingesta de líquidos y alcohol, o el consumo de tabaco. En un estudio reciente56 sobre la prevención de la IU en mujeres mayores, después de 12 meses de seguimiento, en el grupo experimental con un programa de modificación de la conducta se encontraron mejoras en los episodios de incontinencia, la fuerza de los músculos del suelo pélvico, la mejora de la frecuencia del vaciado vesical y el intervalo de vaciado.

En la bibliografía revisada sobre el tratamiento de la IU, se indica la importancia de los tratamientos conductuales y sus beneficios; no obstante, eran estudios con escasa muestra o bien no se había calculado un tamaño muestral suficiente24,30,41,42, lo que lleva a que no se pueda proporcionar una base sólida para la práctica clínica, punto en el que algunas revisiones sistemáticas50-52,57 coinciden.

A pesar de ello, se puede seguir pensando que el entrenamiento de la vejiga, el vaciamiento motivado y el cronometrado pueden ser intervenciones útiles para el tratamiento de la IU, aunque se debe seguir haciendo estudios para probar esta hipótesis.

Al igual que en la revisión que aquí se presenta, otro artículo reciente concluye que las personas mayores de

65 años con IU están más depresivas y tienen peor percepción de salud que las personas mayores de 65 años sin IU58, lo que implica que la repercusión de la IU en las personas mayores es de gran envergadura y se debería considerar como un problema de salud relevante.

Los profesionales de enfermería desarrollamos un papel muy importante, junto con el resto del equipo de salud, en todo el proceso de la IU, desde la prevención al tratamiento. La IU en el siglo xxi no debe permanecer escondida por más tiempo ni que sea objeto de falsas creencias.

Las campañas educativas a la población podrían ser una herramienta de gran utilidad para este fin, tal vez se debería hacer una educación sanitaria desde edades tempranas (niños y adolescentes) para inculcar hábitos saludables que puedan evitar o retrasar la aparición de la incontinencia sanitaria.

Esta cuestión del tratamiento de la IU desde edades tempranas no está muy trabajada, por lo que se sugiere que se podría realizar más estudios sobre los hábitos de eliminación en la población joven.

Equipo Investigador Coordinador RIMARED: Inés Barrio Cantalejo, Julio Cabrero García, Pilar Comet Cortés, Carmen Fuentelsaz Gallego, Teresa Moreno Casbas y Adelaida Zabalegui Yarnoz.

Investigadores del nodo de Intervenciones de Enfermería en Personas Mayores: Incontinencia urinaria, lesiones por presión (LPP) y caídas, de la Red Temática de Investigación en Cuidados a Personas Mayores (RIMARED): Rosa Aran Catalán, Carlos Bermejo Caja, Carmen Blasco García, Pilar Córcoles Jiménez, Blanca Egea Zerolo, Elisabet Gallart Vivé, Gloria Gallego Caminero, Pablo Hermoso Villar, Eva Hernández Fabà, Rosa M. López Pisa, Teresa Meneses Jiménez, Esther Nieto Blanco y Rosa Suñer Soler.


El presente trabajo forma parte del Proyecto Científico de la Red Temática de Investigación Cooperativa en Cuidados a Personas Mayores, financiado por el Fondo de Investigación Sanitaria (G03/100).

Correspondencia: C. Fuentelsaz-Gallego.

Hospital Universitario Vall d'Hebron.

Paseo Vall d'Hebron, 119-129. 08035 Barcelona. España.

Correo electrónico: cfuentelsaz@vhebron.net

Recibido el 22-6-2006; aceptado el 29-9-2006.

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