La humanidad enfrenta este milenio el reto de lograr una longevidad satisfactoria, proceso que a pesar de instaurarse de forma gradual y adaptativa, se caracteriza por una disminución relativa de la homeostasis debido a modificaciones morfológicas, fisiológicas, bioquímicas y psicológicas; propiciadas por cambios inherentes al desgaste acumulado del organismo durante la vida1,2. La Organización de Naciones Unidas en el 2002 reportó un 10% de la población mundial mayor de 60 años. En 2002, existían 210.000 individuos mayores de 100 años, se estima que en 2050 la cifra se incrementará a 3,2 millones. Cuba con un envejecimiento poblacional del 17%, en 2009 tenía una población centenaria de 1.551, se estima que aumentará a 20,1% en 2025. Las mediciones antropométricas han demostrado un alto grado de utilidad en la predicción del estado cardiovascular, así como las variaciones del índice de masa corporal (IMC) con la edad y sexo3. En Cuba las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el adulto, con una tasa de 1.278,9 por cada 100.000 habitantes de ambos sexo en 20094. El proceso del envejecimiento deteriora la función cardiovascular, produciendo alteraciones estructurales progresivas en el sistema excitoconductor, cardiomiocitos, válvulas cardiacas y vasos sanguíneos. Se observa degeneración del nodo sinusal y disminución de células del tejido conductor. Funcionalmente disminuye la respuesta a catecolaminas, limitando la estimulación β-adrenérgica durante el esfuerzo o estrés. Se deposita colágeno y tejido conjuntivo en el cardiomiocito y en las arterias5–8. En nuestro estudio nos propusimos como objetivo caracterizar antropométricamente la población centenaria estudiada y el estado de la función cardiaca a través de patrones electrocardiográficos.
Método: se realizó un estudio descriptivo, observacional de corte transversal, en los 47 longevos de 100 y más años, del municipio Plaza, previa validación de la edad, en el período comprendido entre julio 2009 y marzo 2010. Se utilizó la base de datos actualizada del departamento de Atención Adulto Mayor del Municipio. La recogida de información se obtuvo mediante entrevista realizada a pacientes, cuidadores o ambos, modelo validado por el Centro Iberoamericano Tercera Edad. Variables evaluadas: sexo, edad, peso, talla, circunferencia cintura, circunferencia cadera, frecuencia cardiaca, presión arterial, medida por el método auscultatorio. Mediciones antropométricas: índice de masa corporal (IMC)=peso (kg)/talla (m2). Circunferencia caderas, índice cintura/cadera (ICC), electrocardiograma: se estudiaron eventos básicos de la función cardiaca; se consideraron normales si presentaban segmentos PR, QT y QRS normales, sin alteración del ritmo, frecuencia cardiaca, eje eléctrico, y la configuración de la onda P, complejo QRS u onda T. Los datos recogidos se analizaron mediante el programa SPSS17. Se aplicó el test t de Student para las comparaciones de medias.
Resultados: la edad media de la muestra fue de 102±1,46 años, siendo en el sexo femenino de 101,58±1,55 y en el masculino 101,12±0,83. Las mayor frecuencia de edades fueron los 100 y 101 años en 13 centenarios (27,65%). La antropometría de los centenarios evidenció que el 44,19% se encontraba en valores normales y el 34,88% se encontraban bajo peso según el índice de masa corporal. El índice cintura/cadera denotó mayor riesgo de morbilidad en el sexo femenino. La presión arterial sistólica y diastólica promedio fue de 122 ±19,6/62±12mmHg, de ellos 19 (40,43%) con cifras de presión arterial dentro de los límites normales 16 (34,04%) prehipertensos y 12 (25,53%) con hipertensión sistólica. Las alteraciones electrocardiográficas más frecuentes fueron: trastornos de la frecuencia cardiaca, trastornos de la conducción del impulso cardiaco, y la aparición de extrasístoles ventriculares. Además, se constató desviación a la izquierda del eje medio del corazón.
Conclusiones: los centenarios llegan con una caracterización antropométrica tendente a la normalidad y los trastornos eléctricos de conducción son los más frecuentes.