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Zaragoza.</span></p><p class="elsevierStylePara">Recibido: 21-7-98.<br></br> Aceptado: 3-11-98.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">Correspondencia:</span><br></br> E Prats<br></br> Servicio de Medicina Nuclear<br></br> Hospital Clínico Universitario<br></br> Avda. San Juan Bosco, 15<br></br> 50009 Zaragoza<br></br> * Este trabajo ha podido ser realizado gracias a una beca otorgada por Nicomed-Amersham.</p><hr></hr><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Resumen.--</span>El objetivo del presente trabajo fue comparar los resultados obtenidos mediante gammagrafía con leucocitos marcados con HMPAO-99mTc y tomografía computarizada (TC) en la valoración de pacientes con sospecha de infección de prótesis vascular (IPV). Realizamos 22 estudios secuenciales con gammagrafía y TC en 20 pacientes portadores de prótesis vasculares con sospecha de IPV. Un paciente portaba dos injertos vasculares, <span class="elsevierStyleItalic">por lo que el número total de prótesis analizadas fue de 23.</span> Se realizaron igualmente 6 estudios de control evolutivo. El incremento persistente de captación de los leucocitos a lo largo del área protésica fue considerado como evidencia de IPV en la <span class="elsevierStyleItalic">gammagrafía con leucocitos-HMPAO-99mTc;</span> para la TC, la presencia de una colección líquida periprotésica y/o de gas en el lecho protésico fueron también considerados como signos de IPV. El número total de IPV fue de 12. El diagnóstico de IPV fue confirmado mediante cultivo en todos los casos. La sensibilidad y especificidad de la gammagrafía en el diagnóstico de IPV fue del 100%, mientras con la TC obtuvimos una sensibilidad del 58% y una especificidad del 91%. Cinco prótesis presentaron pseudoaneurismas a nivel de la anastomosis distal de la próstesis aorto-bifemoral. Todos estos casos fueron detectados con la TC y solamente un paciente con pseudoaneurisma mostró evidencia gammagráfica de IPV. Además, ambas técnicas detectaron dos infecciones de tejidos blandos con fístulas cutáneas, un caso de absceso abdominal y una diverticulitis aguda. La gammagrafía también fue patológica en una infección de la herida quirúrgica mientras que la TC fue negativa. En conclusión, aunque ambas técnicas son de utilidad en la valoración de pacientes con sospecha de IPV, la gammagrafía con leucocitos-99mTc-HMPAO ha demostrado una mayor sensibilidad que la TC en la valoración de pacientes con sospecha de IPV.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">PALABRAS CLAVE: Infección de prótesis vasculares. Leucocitos marcados con HMPAO-99mTc. Tomografía computarizada.</span></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">SCINTIGRAPHY WITH 99MTc-HMPAO LABELED LEUKOCYTES AND COMPUTED TOMOGRAPHY IN THE DIAGNOSIS OF VASCULAR GRAFT INFECTION. A COMPARATIVE STUDY</span></p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Summary.--</span>The purpose of this work was to compare the results obtained with a scitigraphy using 99mTc-HMPAO labeled leukocyte and a computed tomography (CT) in the diagnosis of vascular graft infection (VGI). We carried out 22 studies with both scintigraphy and CT in 20 patients with vascular grafts with VGI suspicion. One patient had two grafts, thus a total of 23 grafts were analyzed. In addition, 6 control studies were performed. The persistent increase in leukocyte uptake in the graft area was considered as evidence of VGI and the scintigraphy with HMPAO-99mTc labeled leukocytes. For the CT, the presence of perigraft fluid and/or gas collection in the graft bed was also considered to be evidence of VGI. The total number of VGI was 12. The VGI diagnosis was confirmed by culture in all cases. The sensitivity and specificity of the scintigraphy in the diagnosis of VGI was 100%, while the CT has a sensitivity of 58% and specificity of 91%. Five grafts presented pseudoaneurysm in distal aorto-bifemoral graft anastomosis. All theses cases were detected with CT and only one patient with pseudoaneurysms showed scintigraphic evidence of VGI. In addition, both techniques detected two soft tissue infections associated with cutaneous fistulae, one case of abdominal abscess and another of acute diverticulitis. The scintigraphy was also pathologic in one infection of the surgical wound while that the CT was negative. In conclusion, although both techniques are useful to evaluate patients with suspicion of VGI, the scintigraphy with 99m-Tc-HMPAO labeled leukocytes has been shown to be more sensitive than the CT in the assessment of patients with VGI suspicion.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">KEY WORDS: Vascular graft infection. Technetium-99m-HMPAO labeled leukocyte scintigraphy. Computer tomography.</span></p><hr></hr><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">INTRODUCCIÓN</span></p><p class="elsevierStylePara">Las complicaciones que pueden dar las prótesis vasculares sintéticas son fundamentalmente los falsos aneurismas a nivel de las suturas y la infección de la prótesis (IPV), complicación más temida pues sus consecuencias pueden ser catastróficas y su tratamiento en la mayoría de los casos requiere el reemplazamiento del injerto vascular<span class="elsevierStyleSup">1-3</span>. Por lo tanto, es crucial realizar un diagnóstico precoz y exacto de la IPV para evitar su elevada tasa de mortalidad así como la de amputaciones<span class="elsevierStyleSup">1</span>. Sin embargo, el diagnóstico de la IPV es difícil ya que su presentación clínica suele ser inespecífica y solapada<span class="elsevierStyleSup">1</span> y la eficacia de los diversos métodos radiológicos convencionales no siempre es satisfactoria aunque la tomografía computerizada (TC) y la gammagrafía con leucocitos marcados tanto con 111In como con 99mTc han demostrado ser útiles en el diagnóstico de las IPV<span class="elsevierStyleSup">4-13</span>. Existen pocos estudios que comparen la utilidad de la TC y los leucocitos marcados en la detección de la IPV<span class="elsevierStyleSup">14-16</span>. Recientemente han aparecido publicaciones sobre la utilidad de la resonancia nuclear magnética<span class="elsevierStyleSup">17-19</span>, y de otros trazadores como la inmunoglobulina humana policlonal marcada tanto con 111In como con 99mTc<span class="elsevierStyleSup">20,21</span>, los anticuerpos antigranulocitos<span class="elsevierStyleSup">22,23</span> y la avidina/biotina-111In<span class="elsevierStyleSup">24,25</span>. En hospitales en los que no disponen de la posibilidad de realizar marcaje celular, la gammagrafía con citrato de 67Ga ha demostrado ser un método de utilidad en el diagnóstico de la IPV<span class="elsevierStyleSup">26</span>.</p><p class="elsevierStylePara">El presente trabajo se diseñó con la finalidad de realizar un análisis comparativo entre los resultados obtenidos por la gammagrafía con leucocitos marcados con HMPAO-99mTc (L-HMPAO-99mTc) y la TC en el diagnóstico de la IPV.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">MATERIAL Y MÉTODOS</span></p><p class="elsevierStylePara">Hemos estudiado por sospecha de IPV a 20 pacientes varones, con edades comprendidas entre los 51 y 80 años, portadores de prótesis vasculares sintéticas. En todos los casos se realizó gammagrafía con L-HMPAO-99mTc y TC. La implantación del injerto vascular fue debida a enfermedad oclusiva arterioesclerótica aorto-ilio-femoral en 12 casos y aneurisma aorto abdominal en ocho. Un paciente era portador de dos prótesis axilofemorales, por lo que el número de prótesis estudiadas fue de 21. Las localizaciones de las prótesis fueron: 17 aortobifemoral, dos axilofemoral, un iliofemoral y 1 femorofemoral cruzada. El número de exploraciones realizadas a estos pacientes por sospecha de IPV fue de 22 (23 prótesis). El intervalo entre la cirugía y los estudios osciló entre 16 días y 42 meses. Durante el período postoperatorio precoz (cuatro semanas) fueron realizadas cuatro exploraciones, siendo las otras 18 en el postoperatorio tardío (más de un mes). Todos los pacientes estaban sometidos a tratamiento antibiótico en el momento de realizarse los diferentes estudios.</p><p class="elsevierStylePara">El marcaje leucocitario se realizó según la técnica descrita por el grupo de Peters y cols.<span class="elsevierStyleSup">27</span>. Tras la reinyección i.v. de 185-222 MBq de L-HMPAO-99mTc, se obtuvieron imágenes planares a los 30 minutos, tres horas y ocasionalmente imágenes tardías entre las 6-24 horas. Sistemáticamente se realizó a las tres horas imágenes de tórax y abdomen con el fin de detectar otros focos infecciosos extraprotésicos. La interpretación de los resultados se efectuó sin conocimiento del diagnóstico final, y se consideró evidencia de IPV todo incremento persistente de captación del radiofármaco sobre el área protésica.</p><p class="elsevierStylePara">En todos los pacientes la TC abdominal, con y sin administración intravenosa de contraste iodado, fue interpretada también sin conocimiento del diagnóstico final. La TC fue valorada utilizando criterios de interpretación estrictos, considerando hallazgos sugestivos de infección la presencia de colección líquida periprotésica y/o gas en el lecho de la prótesis<span class="elsevierStyleSup">4,6,8</span>. El intervalo entre la exploración isotópica y la TC en ningún caso fue superior a siete días.</p><p class="elsevierStylePara">Los diagnósticos de IPV fueron establecidos en todos los casos mediante cultivo en prótesis y/o en colección purulenta periprotésica.</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">RESULTADOS</span></p><p class="elsevierStylePara">El número total de prótesis infectadas fue de 12. Los gérmenes responsables de las infecciones fueron en seis prótesis el <span class="elsevierStyleItalic">Estafilococo aureus,</span> en dos el <span class="elsevierStyleItalic">Estafilococo epidermidis,</span> y en los cuatro restantes:<span class="elsevierStyleItalic">Estafilococo simulans, Escherichia coli + Streptococo viridans, Morganella morgani + Corynebacterium SPP</span> y <span class="elsevierStyleItalic"> Escherichia coli + Klebsiella pneumoniae + Streptococo millium.</span></p><p class="elsevierStylePara">El resumen de resultados obtenidos mediante los L-HMPAO-99mTc y la TC en el diagnóstico de la IPV se presentan en la tabla I.</p><table><tr><td colspan="3"><span class="elsevierStyleBold">Tabla I</span></td></tr><tr><td colspan="3">RESULTADOS DE LA GAMMAGRAFIA CON LEUCOCITOS MARCADOS CON HMPAO-99mTC Y LA TC EN EL DIAGNOSTICO DE LA IPV</td></tr><tr><td colspan="3"><hr></hr></td></tr><tr><td></td><td><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">L-HMPAO-99mTc</span></p></td><td><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleItalic">TC</span></p></td></tr><tr><td colspan="3"><hr></hr></td></tr><tr align="CENTER"><td>Verdaderos positivos</td><td>12</td><td>7</td></tr><tr align="CENTER"><td>Falsos positivos</td><td>0</td><td>1</td></tr><tr align="CENTER"><td>Verdaderos negativos</td><td>11</td><td>10</td></tr><tr align="CENTER"><td>Falsos positivos</td><td>0</td><td>5</td></tr><tr align="CENTER"><td>Sensibilidad</td><td>100%</td><td>58%</td></tr><tr align="CENTER"><td>Especificidad</td><td>100%</td><td>91%</td></tr><tr><td>Exactitud diagnóstica</td><td>100%</td><td>74%</td></tr><tr><td colspan="3"><hr></hr></td></tr></table><p class="elsevierStylePara">Las 12 prótesis infectadas fueron detectadas gammagráficamente, mientras que la TC fue positiva sólo en siete (Figs. 1 y 2). Todas las IPV presentaron una migración leucocitaria intensa, precoz y persistente en el transcurso del tiempo independientemente de la localización de la prótesis, del tratamiento antibiótico o del intervalo de tiempo con la cirugía. La TC diagnosticó correctamente siete casos de IPV, se interpretó como normal en 15 prótesis, en 10 de ellas no se constató IPV y en cinco el diagnóstico final fue de IPV (Fig. 3). El falso positivo obtenido con la TC fue motivado por la presencia de una colección líquida periprotésica en un estudio realizado durante el post-operatorio precoz (Fig. 4). Según estos resultados, la sensibilidad y especificidad de la gammagrafía con L-HMPAO-99mTc fue del 100%, mientras que con la TC obtuvimos una sensibilidad del 58% y una especificidad del 91%.</p><p class="elsevierStylePara"><img src="125v18n2-13011746fig01.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><img src="125v18n2-13011746fig02.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara">Fig 1.--<span class="elsevierStyleItalic">Paciente portador de prótesis aortobifemoral. A) TC: engrosamiento pared protésica con colección líquida periprotésica. B) Gammagrafía con L-HMPAO-99mTc: intensa captación persistente a lo largo de todo el trayecto protésico. Diagnóstico: IPV</span> (S. auteus).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="125v18n2-13011746fig03.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><img src="125v18n2-13011746fig04.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara">Fig 2.--<span class="elsevierStyleItalic">Paciente con prótesis aortobifemoral implantada hace tres semanas. Absceso postquirúrgico ingle derecha drenado, en tratamiento con antibióticos. A) TC: colección líquida periprotésica, infección partes blandas. B) Gammagrafía con L-HMPAO-99mTc: captación persistente en componentes aórtico y femoral derecho de la prótesis. Fístula cutánea. Diagnóstico: IPV</span> (E. coli + Streptococo viridans).</p><p class="elsevierStylePara"><img src="125v18n2-13011746fig05.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><img src="125v18n2-13011746fig06.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara">Fig 3.--<span class="elsevierStyleItalic">Paciente portador de prótesis aortobifemoral implantada hace tres semanas. A) TC: colección líquida periprotésica. B) Gammagrafía con L-HMPAO-99mTc: normal. No se constató existencia de IPV. Buena evolución clínica. Estudio de control TC y gammagráfico realizado a los dos meses: sin hallazgos patológicos.</span></p><p class="elsevierStylePara"><img src="125v18n2-13011746fig07.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara"><img src="125v18n2-13011746fig08.jpg"></img></p><p class="elsevierStylePara">Fig 4.--<span class="elsevierStyleItalic">Paciente con prótesis axilofemoral bilateral. A) TC: en próstesis izquierda se aprecia aumento de densidad periprotésico, de forma lineal, no sugestivo de infección. B) Gammagrafía con L-HMPAO-99mTc: Migración leucocitaria patológica a lo largo de ambas prótesis. Fístula cutánea muslo</span><span class="elsevierStyleItalic"> derecho. Diagnóstico: IPV</span> (S. aureus).</p><p class="elsevierStylePara">La TC puso de manifiesto cinco pseudoaneurismas a nivel de la anastomosis distal de la prótesis. Sólo en un caso se constató IPV y tanto la gammagrafía como la TC fueron positivos para infección. En un pseudoaneurisma se objetivó un patrón gammagráfico típico, visualización en imágenes precoces de acúmulo focal localizado a nivel de la anastomosis distal con importante disminución o normalización de su tasa de captación en las imágenes tardías<span class="elsevierStyleSup">17,19</span> y en el restante caso la gammagrafía fue normal.</p><p class="elsevierStylePara">La gammagrafía con L-HMPAO-99mTc detectó patología extraprotésica en cinco pacientes: tres infecciones de tejidos blandos, un absceso abdominal y una diverticulitis aguda. De estos, solamente en un paciente con infección de partes blandas la TC fue normal. La tabla II pone de manifiesto la correlación existente en estos pacientes entre la TC y la gammagrafía con L-HMPAO-99mTc.</p><table><tr><td colspan="3"><span class="elsevierStyleBold">Tabla II</span></td></tr><tr><td colspan="3">RESULTADOS DE LA GAMMAGRAFIA CON LEUCOCITOS MARCADOS CON HMPAO-99mTC Y LA TC EN EL DIAGNOSTICO DE PATOLOGIA EXTRA-PROTÉSICA</td></tr><tr><td colspan="3"><hr></hr></td></tr><tr><td></td><td><span class="elsevierStyleItalic">L-HMPAO-99mTc</span></td><td><span class="elsevierStyleItalic">TC</span></td></tr><tr><td colspan="3"><hr></hr></td></tr><tr align="CENTER"><td>Inf. de partes blandas con fístulas cutáneas (n = 3)</td><td>3</td><td>2</td></tr><tr align="CENTER"><td>Absceso abdominal (n = 1)</td><td>1</td><td>1</td></tr><tr><td>Diverticulitis aguda (n = 1)</td><td>1</td><td>1</td></tr><tr><td colspan="3"><hr></hr></td></tr></table><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">DISCUSION</span></p><p class="elsevierStylePara">La implantación de prótesis vasculares sintéticas se ha convertido en el tratamiento de elección del aneurisma aórtico y de las lesiones arterioescleróticas del eje aorto-ilíaco. En pacientes sometidos a cirugía vascular reconstructiva, la IPV es una de las complicaciones más temidas, no tanto por su incidencia, que oscila entre el 0,7% y el 6%, sino por su elevada tasa de morbimortalidad (20-25%) y de amputaciones (30-40%)<span class="elsevierStyleSup">1-3</span>. El intervalo entre la cirugía y la IPV es muy variable, pudiendo aparecer en el postoperatorio inmediato o tras varios años de su implantación<span class="elsevierStyleSup">1</span>. El <span class="elsevierStyleItalic">Estafilococo aureus</span> es el germen patógeno más frecuentemente aislado, seguido del <span class="elsevierStyleItalic">Estafilococo epidermidis, Estafilococo faecali</span> y<span class="elsevierStyleItalic">E. Coli</span><span class="elsevierStyleSup">1,2</span>. La clínica de presentación de las IPV suele ser solapada e inespecífica por lo que resulta crucial disponer de métodos que permitan realizar un diagnóstico precoz y una correcta valoración de su verdadera extensión. La extensión de la infección protésica es el principal factor para determinar el tratamiento a instaurar. Las infecciones con afectación retroperitoneal requieren exéresis del injerto y colocación de una ruta de revascularización alternativa, generalmente extraanatómica y alejada de la zona infectada. Sin embargo, las infecciones localizadas en ingle, al menos inicialmente, pueden ser tratadas de modo conservador<span class="elsevierStyleSup">1</span>.</p><p class="elsevierStylePara">En la actualidad la técnica de diagnóstico por la imagen más comúnmente utilizada en el estudio de los pacientes con sospecha de IPV es la TC<span class="elsevierStyleSup">4-9</span>, aunque se va incrementando el uso de la gammagrafía con leucocitos marcados tanto con 111In como 99mTc<span class="elsevierStyleSup">10-13</span>. No obstante, existen pocos estudios comparativos entre la TC y los leucocitos marcados en la detección de la IPV<span class="elsevierStyleSup">14-16</span> y, todavía es objeto de controversia cuál de los dos procedimientos obtiene unos mejores resultados en el diagnóstico de la IPV. En experiencia de autores como Marks y cols.<span class="elsevierStyleSup">7</span> y Haaga y cols.<span class="elsevierStyleSup">8</span>, la TC es el mejor método diagnóstico en la detección de la IPV. Sin embargo, desde las primeras publicaciones sobre la utilidad de los leucocitos marcados en la valoración de la IPV se ha documentado una elevada sensibilidad y especificidad (> 90%) y autores como Williamson y cols.<span class="elsevierStyleSup">9</span>, Becker y cols.<span class="elsevierStyleSup">10</span>, Berridge y cols.<span class="elsevierStyleSup">11</span> y Prats y cols.<span class="elsevierStyleSup">13,28</span> concluyeron que la gammagrafía con leucocitos marcados es el procedimiento de elección en la valoración de la IPV. Aunque aún existen pocas series de IPV estudiadas con L-HMPAO-99mTc y TC, parece ser que la gammagrafía es más útil en la detección de IPV sobre todo en las infecciones de bajo grado y en el post-operatorio precoz<span class="elsevierStyleSup">13,16,28,29</span>. Sin embargo, Krznaric y cols.<span class="elsevierStyleSup">30</span> en un reciente trabajo afirman que aunque un estudio positivo con L-HMPAO-99mTc tiene valor diagnóstico dentro del contexto de sospecha clínica de IPV, un resultado negativo, por lo contrario, no puede descartar la presencia de infección. Estos autores llegan a la conclusión que la combinación de gammagrafía y TC es probablemente el camino más eficaz en el diagnóstico de la IPV.</p><p class="elsevierStylePara">Es un hecho constatado el de la utilidad de la TC en la valoración de los pacientes con sospecha de IPV. Su alta resolución espacial permite una perfecta delimitación de la morfología protésica, normal o alterada, facilitando el diagnóstico de las complicaciones infecciosas, especialmente las limitadas a retroperitoneo<span class="elsevierStyleSup">4,5,7</span>. Sin embargo, su sensibilidad varía según los criterios empleados en la interpretación de los hallazgos. Considerando como criterio de IPV la presencia de al menos uno de los signos descritos por Johnson y cols.<span class="elsevierStyleSup">5</span>, la sensibilidad de la TC en la detección de la IPV es superior al 90%, pero el número de falsos positivos es elevado, sobre todo en el período del post-operatorio precoz, lo que se traduce en una baja especificidad<span class="elsevierStyleSup">4,5,7</span>. Si se quiere incrementar la especificidad de la técnica se deben de considerar como signos de infección sólo la presencia de colección líquida protésica y, fundamentalmente, la presencia de gas en el lecho de la prótesis<span class="elsevierStyleSup">4,6,8</span>. Aunque la presencia de gas es altamente sugestiva de IPV, su aparición en el postoperatorio inmediato puede ser un hallazgo normal. O''Hara y cols.<span class="elsevierStyleSup">31</span> detectó gas periprotésico durante la primera semana de la implantación protésica en el 65% de los pacientes, reabsorbiéndose espontáneamente en la mayoría de los casos al mes de la intervención. La presencia de múltiples burbujas de gas en el lecho protésico, de aparición tardía, y de localización posterior es sugestiva de IPV mientras que el gas de aparición normal, se presenta como una única burbuja, es de instauración precoz y se encuentra en situación anterior. Se ha sugerido que la presencia de gas en el lecho protésico infectado puede estar motivada por la fermentación que producen los gérmenes gram negativos y/o la presencia de fístulas aórtico-entéricas<span class="elsevierStyleSup">8</span>. Sin embargo, los agentes patógenos más frecuentemente aislados en las prótesis infectadas como el <span class="elsevierStyleItalic">Estafilococo aureus</span> y <span class="elsevierStyleItalic"> Escherichia coli</span> no producen gas.</p><p class="elsevierStylePara">En nuestro estudio, la TC fue valorada utilizando criterios de interpretación estrictos (presencia de colección líquida protésica y/o gas en el lecho de la prótesis). La sensibilidad y especificidad obtenidas en la detección de IPV fueron del 58% y del 91% respectivamente, similares a los publicados por otros autores<span class="elsevierStyleSup">4,6,8,9-11</span>. El resultado de falso positivo fue obtenido en el post-operatorio precoz (17 días) y se evidenció únicamente la presencia de una colección líquida periprotésica. Aunque existen pocas series publicadas valorando la existencia de líquido periprotésico en el post-operatorio inmediato, la mayoría de los autores están de acuerdo en que la presencia de este hallazgo es un fenómeno normal durante el post-operatorio precoz de los pacientes sometidos a cirugía vascular reconstructiva, motivado por una reacción inflamatoria al injerto<span class="elsevierStyleSup">7,16,31,32</span>. Para evitar esta causa de falsos positivos es importante realizar estudios seriados, para constatar la desaparición del líquido. Los resultados FN de la TC fueron obtenidos en dos prótesis axilobifemorales y en tres aortobifemorales. La gammagrafía con L-HMPAO-99mTc valoró correctamente estos injertos.</p><p class="elsevierStylePara">Desde el trabajo publicado por Peters y cols.<span class="elsevierStyleSup">27</span>, el HMPAO-99mTc se ha convertido en el radiofármaco de elección para el marcaje de leucocitos. Vorne y cols.<span class="elsevierStyleSup">12</span> fue el primer autor en presentar una serie amplia de pacientes con sospecha de IPV estudiados con L-HMPAO-99mTc, aunque previamente Paakinee y cols.<span class="elsevierStyleSup">33</span>, había detectado una IPV con L-HMPAO-99mTc. La sensibilidad y especificidad obtenidas por Vorne y cols.<span class="elsevierStyleSup">12</span> fueron del 100% y del 96% respectivamente, resultados similares a los comunicados por otros grupos de trabajo<span class="elsevierStyleSup">13,28,30</span>. En nuestra casuística, la gammagrafía con L-HMPAO-<span class="elsevierStyleSup">99m</span>Tc detectó todos los casos de IPV, independientemente del tiempo transcurrido desde que se realizó la cirugía vascular reconstructiva, del tipo del material protésico utilizado, de la localización de la prótesis y del tratamiento antibiótico. Aunque las series publicadas con este trazador aún son escasas, parece ser que el número de resultados falsos positivos es inferior al que se obtiene con leucocitos-111In. El motivo parece estar relacionado con la mayor afinidad del HMPAO-99mTc por los granulocitos<span class="elsevierStyleSup">34</span>. Aunque en nuestro estudio no hemos encontrado ningún resultado falso positivo o negativo, estos si han sido descritos por otros autores<span class="elsevierStyleSup">16,30,34</span>. En el alto porcentaje (33%) de resultados falsos negativos obtenidos por Krznaric y cols.<span class="elsevierStyleSup">30</span> no se constataron diferencias estadísticamente significativas en relación con el grado de leucocitosis, la terapia antibiótica, la duración de los síntomas o la eficiencia de marcaje. Recientemente, Rämö y cols.<span class="elsevierStyleSup">16</span> han señalado la existencia de acumulación patológica de leucocitos en el curso postoperatorio precoz de las prótesis aortobifemorales sin IPV, que desapareció o disminuyó durante los tres primeros meses. Esta captación probablemente está motivada por una reacción a cuerpo extraño. La presencia de pseudoaneurismas puede ser considerada como otra causa de falsos positivos, aunque una adecuada técnica gammagráfica, con la obtención sistemática de imágenes precoces y tardías, permite una correcta valoración de los mismos. En nuestra serie, ningún pseudoaneurisma fue causa de resultado falso positivo. Sólo en un paciente con pseudoaneurisma se constató IPV y tanto la TC como los leucocitos fueron positivos para infección.</p><p class="elsevierStylePara">Varios autores han señalado la utilidad de la gammagrafía con leucocitos marcados en la detección de patología extra-protésica<span class="elsevierStyleSup">9,12,13,28</span>. En nuestra serie la exploración isotópica puso de manifiesto la patología infecciosa extra-protésica (tres infecciones de partes blandas con fístulas cutáneas, un absceso abdominal, y una diverticulitis aguda) mientras que la TC fue normal en una infección de partes blandas. En ningún caso la patología extra-protésica comprometió la correcta valoración de la zona protésica ni en la TC ni en la gammagrafía con L-HMPAO-99mTc.</p><p class="elsevierStylePara">En conclusión, la gammagrafía con L-HMPAO-99mTc y la TC son métodos de utilidad de la valoración de pacientes con sospecha de IPV. En nuestra experiencia, la gammagrafía con L-HMPAO-99mTc tiene una mayor sensibilidad que la TC en el diagnóstico de la IPV.</p><hr></hr><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">BIBLIOGRAFIA</span></p><p class="elsevierStylePara">1. Bunt TJ. Synthetic vascular graft infections. I. Graft infections. Surgery 1983;93:733-46.</p><p class="elsevierStylePara">2. Lorentzen JE, Nielsen OM, Arendrup H y cols. Vascular graft infection: an analysis of sixty-two fraft infections in 2,411 consecutively implanted synthetic vascular grafts. Surgery 1985;98:81-6.</p><p class="elsevierStylePara">3. Samson RH, Veith FJ, Janko GS y cols. A modified classification and approach to the management of infections involving peripheral arterial prosthetic grafts. J Vas Surg 1988;8:147-53.</p><p class="elsevierStylePara">4. Vogelzang RL, Limpert JD, Yao JS. Detection of prosthetic vascular graft complications: comparison of CT and angiography. 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Información de la revista
Vol. 18. Núm. 2.
Páginas 77-83 (marzo 1999)
Vol. 18. Núm. 2.
Páginas 77-83 (marzo 1999)
Gammagrafía con leucocitos marcados con HMPAO-99mTc y tomografía computarizada en el diagnóstico de infección de prótesis vascular. Estudio comparativo*
SCINTIGRAPHY WITH 99MTc-HMPAO LABELED LEUKOCYTES AND COMPUTED TOMOGRAPHY IN THE DIAGNOSIS OF VASCULAR GRAFT INFECTION. A COMPARATIVE STUDY
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