In memoriam Dr. Gabriel Toro González (1932-2024)

Dr. Gabriel Toro en su oficina. Instituto Nacional de Salud de Colombia, 2008.

El Profesor Gabriel Toro González, uno de los principales impulsores en el estudio de la patología tropical hispánica, con contribuciones relevantes en el campo de la neuropatología tropical, e impulsor del desarrollo de la patología en Colombia, falleció el 24 de febrero de 2024. Su despedida nos conmueve a todos los interesados en el estudio histopatológico de las enfermedades infecciosas, y aun mas a quienes fuimos sus alumnos. Su trabajo merece exaltación, debido a la rareza de las afecciones y la calidad con la que examinó las muestras que llegaron a sus manos. Debido a su pasión, produjo durante alrededor de 50 años una abundante bibliografía de mas de 200 artículos. El describió por primera vez las características neuropatológicas de la malaria, y realizó importantes contribuciones en el estudio de otras infecciones del sistema nervioso central y periférico. Siempre hizo énfasis en la naturaleza política además de geográfica de las llamadas enfermedades tropicales. El recopiló su trabajo en cuatro libros, de estos es de resaltar “Neurología Tropical: Aspectos Neuropatológicos de la Medicina Tropical” publicado en 1983, tal vez una de las obras cumbres de la literatura científica en lengua española en el campo de la patología tropical.

El doctor Toro nació en Concordia en la región de Antioquia Colombia, el 30 de enero de 1932. Estudio medicina y se graduó en 1957 en la Universidad Nacional de Colombia, donde inició su apasionante viaje en el estudio de las enfermedades tropicales con el Dr. Federico López. Realizó su residencia en Anatomía Patológica en el Hospital San Juan de Dios de Bogotá con el Dr. Egon Lichtenberger, graduándose en 1959. Luego viajó a Praga en la actual Republica Checa y se especializó en neuropatología. Obtuvo su doctorado en la Universidad Carolina en 1962 con una tesis sobre hallazgos histopatológicos de la anoxia del sistema nervioso central dirigida por el Dr. Stanislav Trojan. Su carrera académica fue una de las más fructíferas de su generación en Colombia. Su vida profesional estuvo altamente ligada al Instituto Nacional de Salud y la Universidad Nacional de Colombia, instituciones que lo reconocieron como maestro emérito e investigador emérito, respectivamente. También fue catedrático del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, y neuropatólogo del Hospital Militar Central donde también fue reconocido como profesor emérito. Además, fue profesor visitante en universidades Latinoamericanas y Estadunidenses. Fue presidente de la Sociedad Colombiana de Patología, y fue fundador de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina y la revista Biomédica.

Su entusiasmo, obsesión por la calidad, y precisión de lenguaje nos contagió a todos los que tuvimos la oportunidad de aprender de él. Su sencillez y humildad lo hacia asequible, además era benévolo y buen consejero, aunque lamentaba haber tenido mal humor al inicio de su carrera. No solo buscó formar neuropatólogos. Escuchaba a todos. Recuerdo el día que lo conocí. Me preguntó: “¿Julio, a ti que te gusta en Patología?” Respondí: “Piel”. Inmediatamente me trajo una caja de cartón con alrededor de 50 cajetillas de 100 láminas de lepra, leishmania, micosis cutáneas profundas y enfermedades virales, y me dijo: “La piel es el sitio más frecuente de infección, mañana iniciamos seminarios diarios al mediodía, estudia del libro de Binford, y me dió su libro y el atlas de patología tropical de Spitz. Días después me presento al dermatopatólogo Dr. Gerzain Rodríguez.

El Prof. Toro en realidad nunca se retiró. Se mantuvo activo hasta el ultimo momento, inquisitivo y analítico, enseñando y aprendiendo. El manifestaba que la mayor satisfacción es el trabajo bien hecho. El siempre estuvo orgulloso de su familia, su esposa, también patóloga Dra. Gladys Calderón. y sus hijos, también académicos Dra. Tatiana Toro e Ing. Antonio Toro. Extiendo mis condolencias a su familia.