Sr. Director: La lectura del artículo de Hernández Muñoz et al, "Paciente con artritis por cuerpo extraño: púa de erizo de mar", en el que se dice "el empeoramiento de las lesiones cutáneas y aparición de artritis en otras articulaciones de las manos coincidiendo con posteriores punciones por erizo de mar (...) que podría indicar una posible reacción de hipersensibilidad a antígenos", me sugiere un comentario.
A nuestro juicio esta descripción engloba dos hechos clínicos diferentes que hemos observado. En primer lugar, la aparición de artralgias y artritis en articulaciones próximas a la lesionada que vimos en tres de nuestros 61 casos de sinovitis por cuerpo extraño. En los tres se trataba de cuerpos extraños de origen animal (espinas de erizo y pescado). En segundo lugar, la reactivación de lesiones previas tras un nuevo pinchazo. Dicha reacción es muy clara en uno de nuestros pacientes que describimos a continuación.
Se trata de un compañero de hospital, experto malacólogo, que en uno de sus viajes a las islas de Cabo Verde sufrió un pinchazo en el dorso de la articulación interfalángica proximal del quinto dedo de la mano izquierda, ocasionado por la espina de un erizo de mar muy característico de aquella zona. Durante dos años presentó múltiples temporadas de tumefacción articular, al cabo de las cuales remitió la inflamación, quedando un pequeño nódulo palpable e indoloro en el dorso de la articulación, seguramente constituido por un granuloma que englobaba el fragmento de cuerpo extraño. A partir de entonces, y durante más de tres años, cada vez que sufría un nuevo pinchazo, en cualquier parte del cuerpo, por una espina de la misma especie de erizo, reaparecía la artritis de forma violenta, para ceder espontáneamente en 3-4 semanas. Esta tumefacción no se desarrollaba cuando los pinchazos se producían por otras especies de erizo de mar, lo que indica, de forma evidente, una reacción de hipersensibilidad a las proteínas existentes en la capa unicelular que recubre las espinas de carbonato cálcico de estos equinodermos.
Este dato clínico no lo hemos visto descrito previamente y nos ha parecido interesante comentarlo.