En la carta anterior analizábamos las normas tradicionales de acentuación de los demostrativos este, ese y aquel (y sus variantes), que se acentuaban dependiendo de su función como pronombres (entonces recibían tilde diacrítica) o como determinantes (no se acentuaban). En la presente analizaremos cómo la nueva normativa académica de 20101 permite prescindir de la tilde diacrítica de los pronombres demostrativos.
Como hemos analizado en otros trabajos2, autores como Martínez de Sousa3,4 o de la Riva Fort5 demostraban lo innecesaria que ha venido resultando esta tilde diacrítica, al ser casi imposibles −y en ocasiones, incluso excéntricos− los hipotéticos casos en los que pueda existir cierta confusión. Es por ello por lo que, siguiendo el criterio de los autores anteriores, constituye un acierto que la nueva Ortografía permita suprimir la tilde diacrítica en estos casos, pues no tiene sentido otorgar valor diacrítico a dicho signo, como en los ejemplos (1) y (2):
De la Riva Fort5, para ilustrar el acierto que ha supuesto el hecho de que la normativa académica elimine la tilde diacrítica en los casos de los pronombres demostrativos, ofrece un ejemplo en su análisis de la nueva Ortografía, orientado a textos científicos biomédicos: antes, frente a posibles enunciados como (3a) y (3b)
la tilde diacrítica ayudaba a distinguir si aquéllos era el sujeto de utilizaron (3a) o, por el contrario, la ausencia de esta indica que aquellos determina deícticamente a bisturíes desechables (3b). Mediante este método se había venido evitando hasta ahora la posible ambigüedad: ¿son aquéllos (se sobreentendería «cirujanos») quienes utilizaron bisturíes desechables o, por el contrario, hubo un grupo de cirujanos que emplearon aquellos bisturíes desechables (unos bisturíes que hablante y oyente conocen)? Sin embargo, como analiza Martínez de Sousa3 −y acaba reconociendo la normativa académica1−, para ilustrar estas eventuales ambigüedades y encontrar algún hipotético caso de posibilidad de confusión se suele recurrir a ejemplos de difícil aparición. Ya la misma Ortografía de 2010 justifica –acertadamente, desde nuestro punto de vista– la necesidad de prescindir de dicha tilde diacrítica, pues el hablante dispondría de múltiples recursos para resolver la posible ambigüedad, entre los que señala los siguientes:
a) el contexto comunicativo que envuelve al enunciado, que nos ayudará a dilucidar el sentido (como afirma Martínez de Sousa3, «las palabras no se usan aisladamente, sino arropadas por otras que forman su contorno y las dotan de su sentido exacto»);
b) una adecuada puntuación (mediante paréntesis, rayas, punto y coma y otros signos) que sirva para jerarquizar la información o distribuirla en el enunciado: Al ejemplo (tomado de la Ortografía académica de 1974):
(4a) | Los niños eligieron a su gusto, éstos pasteles, aquéllos bombones Martínez de Sousa3 ofrece como solución: |
(4b) | Los niños eligieron a su gusto: estos, pasteles; aquellos, bombones |
de manera que, en el enunciado anterior, la adición de los dos puntos y de un punto y coma no solo ha distribuido y jerarquizado elegantemente la información, sino que evita además las tildes diacríticas innecesarias.
c) disponer un orden de palabras que pueda aclarar el enunciado, como la anticipación del sujeto («aquellos») al verbo («compraron») en el enunciado de de la Riva Fort −los ejemplos (3a) y (3b) ofrecidos supra−:
A todos los procedimientos anteriores −con los que mejoramos nuestra escritura, reducimos la posibilidad de confusión y evidenciamos lo innecesaria que resulta la tilde diacrítica en los pronombres demostrativos− hemos de añadir, como apunta Martínez de Sousa3, la dificultad de determinar anticipadamente si algunas de estas voces pudieran resultar ambiguas para el lector (en palabras de Gómez Torrego8, «el problema es que muchos escritores no se percatan de la posible ambigüedad cuando escriben»), razones todas más que suficientes para prescindir de esta tilde diacrítica. Y es que, como concluye la Ortografía, «en todo caso, estas posibles ambigüedades nunca son superiores en número ni más graves que las que producen los numerosísimos casos de homonimia y polisemia léxica que hay en la lengua»1.
Por todo lo anterior, en Rev Hispanoam Hernia decidimos, siguiendo la normativa académica de la nueva Ortografía, prescindir de la tilde diacrítica en los pronombres demostrativos, y así se solicita a los autores que envíen sus propuestas de publicación a la revista9. Sirva como ejemplo el siguiente fragmento, en el que encontramos dos pronombres para los que la tilde diacrítica resulta superflua:
(5) | Adoptar una u otra actitud terapéutica depende del tipo de prótesis. El comportamiento de esta, en caso de infección de la herida, depende en gran medida del diámetro de los poros de la malla. Cuando este es mayor de 10micras se observa un incremento en la reacción fibroblástica10. |