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Vol. 1. Núm. 4.
Páginas 178-179 (octubre - diciembre 2013)
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Novedades académicas de acentuación gráfica (2): los pronombres demostrativos este, ese, aquel y sus variantes morfológicas
Academic news on graphic accentuacion (2): [Spanish] demonstrative pronouns este, ese, aquel and their morphological variations
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Manuel José Aguilar Ruiz
Tecnolingüística, Universitat de València, Valencia, España
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Sr. Director:

En la carta anterior analizábamos las normas tradicionales de acentuación de los demostrativos este, ese y aquel (y sus variantes), que se acentuaban dependiendo de su función como pronombres (entonces recibían tilde diacrítica) o como determinantes (no se acentuaban). En la presente analizaremos cómo la nueva normativa académica de 20101 permite prescindir de la tilde diacrítica de los pronombres demostrativos.

Como hemos analizado en otros trabajos2, autores como Martínez de Sousa3,4 o de la Riva Fort5 demostraban lo innecesaria que ha venido resultando esta tilde diacrítica, al ser casi imposibles −y en ocasiones, incluso excéntricos− los hipotéticos casos en los que pueda existir cierta confusión. Es por ello por lo que, siguiendo el criterio de los autores anteriores, constituye un acierto que la nueva Ortografía permita suprimir la tilde diacrítica en estos casos, pues no tiene sentido otorgar valor diacrítico a dicho signo, como en los ejemplos (1) y (2):

(1)  El motivo de consulta más frecuente fue dolor abdominal; este (se refiere al dolor abdominal) fue observado en 225 pacientes6
(2)  Un total de 333 pacientes (…). De estos últimos (nos remite a pacientes) solo 19 (un 35.8%) afirmaban tomar analgésicos7

De la Riva Fort5, para ilustrar el acierto que ha supuesto el hecho de que la normativa académica elimine la tilde diacrítica en los casos de los pronombres demostrativos, ofrece un ejemplo en su análisis de la nueva Ortografía, orientado a textos científicos biomédicos: antes, frente a posibles enunciados como (3a) y (3b)

(3a)  ¿Para qué utilizaron aquéllos bisturíes desechables? 
(3b)  ¿Para qué utilizaron aquellos bisturíes desechables

la tilde diacrítica ayudaba a distinguir si aquéllos era el sujeto de utilizaron (3a) o, por el contrario, la ausencia de esta indica que aquellos determina deícticamente a bisturíes desechables (3b). Mediante este método se había venido evitando hasta ahora la posible ambigüedad: ¿son aquéllos (se sobreentendería «cirujanos») quienes utilizaron bisturíes desechables o, por el contrario, hubo un grupo de cirujanos que emplearon aquellos bisturíes desechables (unos bisturíes que hablante y oyente conocen)? Sin embargo, como analiza Martínez de Sousa3 −y acaba reconociendo la normativa académica1−, para ilustrar estas eventuales ambigüedades y encontrar algún hipotético caso de posibilidad de confusión se suele recurrir a ejemplos de difícil aparición. Ya la misma Ortografía de 2010 justifica –acertadamente, desde nuestro punto de vista– la necesidad de prescindir de dicha tilde diacrítica, pues el hablante dispondría de múltiples recursos para resolver la posible ambigüedad, entre los que señala los siguientes:

a) el contexto comunicativo que envuelve al enunciado, que nos ayudará a dilucidar el sentido (como afirma Martínez de Sousa3, «las palabras no se usan aisladamente, sino arropadas por otras que forman su contorno y las dotan de su sentido exacto»);

b) una adecuada puntuación (mediante paréntesis, rayas, punto y coma y otros signos) que sirva para jerarquizar la información o distribuirla en el enunciado: Al ejemplo (tomado de la Ortografía académica de 1974):

(4a)  Los niños eligieron a su gusto, éstos pasteles, aquéllos bombones Martínez de Sousa3 ofrece como solución: 
(4b)  Los niños eligieron a su gusto: estos, pasteles; aquellos, bombones 

de manera que, en el enunciado anterior, la adición de los dos puntos y de un punto y coma no solo ha distribuido y jerarquizado elegantemente la información, sino que evita además las tildes diacríticas innecesarias.

c) disponer un orden de palabras que pueda aclarar el enunciado, como la anticipación del sujeto («aquellos») al verbo («compraron») en el enunciado de de la Riva Fort −los ejemplos (3a) y (3b) ofrecidos supra−:

(3c)  ¿Por qué aquellos utilizaron bisturíes desechables? 

A todos los procedimientos anteriores −con los que mejoramos nuestra escritura, reducimos la posibilidad de confusión y evidenciamos lo innecesaria que resulta la tilde diacrítica en los pronombres demostrativos− hemos de añadir, como apunta Martínez de Sousa3, la dificultad de determinar anticipadamente si algunas de estas voces pudieran resultar ambiguas para el lector (en palabras de Gómez Torrego8, «el problema es que muchos escritores no se percatan de la posible ambigüedad cuando escriben»), razones todas más que suficientes para prescindir de esta tilde diacrítica. Y es que, como concluye la Ortografía, «en todo caso, estas posibles ambigüedades nunca son superiores en número ni más graves que las que producen los numerosísimos casos de homonimia y polisemia léxica que hay en la lengua»1.

Por todo lo anterior, en Rev Hispanoam Hernia decidimos, siguiendo la normativa académica de la nueva Ortografía, prescindir de la tilde diacrítica en los pronombres demostrativos, y así se solicita a los autores que envíen sus propuestas de publicación a la revista9. Sirva como ejemplo el siguiente fragmento, en el que encontramos dos pronombres para los que la tilde diacrítica resulta superflua:

(5)  Adoptar una u otra actitud terapéutica depende del tipo de prótesis. El comportamiento de esta, en caso de infección de la herida, depende en gran medida del diámetro de los poros de la malla. Cuando este es mayor de 10micras se observa un incremento en la reacción fibroblástica10

Bibliografía
[1]
Real Academia Española.
Ortografía de la lengua española.
Espasa-Calpe, (1999),
[2]
M.J. Aguilar Ruiz.
Las normas ortográficas y ortotipográficas de la nueva Ortografía de la lengua española (2010) aplicadas a las publicaciones biomédicas en español: una visión de conjunto.
Panace@ Revista de Medicina Lenguaje y Traducción, 14 (2013), pp. 101-120
[3]
J. Martínez de Sousa.
Manual de estilo de la lengua española.
Trea, (2008),
[4]
Martínez de Sousa J. La ortografía académica del 2010: cara y dorso (datos para una recensión) [monografía en Internet] 2011 [consultado 23 Jul 2013]. Disponible en: www.martinezdesousa.net/crit_ole2011.pdf
[5]
J.A. De la Riva Fort.
Utilidad de la nueva ortografía de la lengua española para el profesional del lenguaje.
Panace, 12 (2011), pp. 130-137
[6]
C. Samaniego, C. Rodríguez, D. Laconich, J. Flores.
Peritonitis aguda generalizada: presentación clínica, causas y diagnóstico preoperatorio.
Rev Cir Parag, 36 (2012), pp. 10-14
[7]
C. Chaveli, L. Blázquez, P. Marzo, G. González, M. de Miguel, T. Abadía, et al.
Dolor crónico inguinal tras reparación herniaria. Análisis de nuestra serie a través de un cuestionario postal.
Rev Hispanoam Hernia, 1 (2013), pp. 5-11
[8]
L. Gómez Torrego.
Las normas académicas: últimos cambios.
SM, (2011),
[9]
M.J. Aguilar Ruiz.
Manual de estilo para la publicación de originales en Revista Hispanoamericana de Hernia [carta al director].
Rev Hispanoam Hernia, 1 (2013), pp. 37-43
[10]
J.M. Rueda Pérez, A. Cano Maldonado, E. Romera Barba, I. Navarro García, F. Espinosa López, S. Gálvez Pastor, et al.
Manejo conservador de la infección de la herida quirúrgica asociada a material protésico, con terapia de presión negativa.
Rev Hispanoam Hernia, 1 (2013), pp. 31-35
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