Han sido varias las voces españolas que, para diferenciarse de otras palabras homófonas, se han marcado tradicionalmente con una tilde diacrítica (esto es, «distinguidora», en su sentido etimológico, al provenir del adjetivo griego διακριτικóς, «distintivo», «que distingue», «que sirve para distinguir»1). Tal es el caso, por ejemplo, del pronombre personal tú, cuya tilde diacrítica sirve para diferenciarlo del determinante posesivo tu, o del adverbio de cantidad más, frente a la conjunción adversativa mas. Sin embargo, desde la publicación en 2010 de la nueva Ortografía académica2,3, en algunas palabras se recomienda suprimir esta tilde con función diferenciadora –en muchos casos, por innecesaria–. Así pues, si en una carta anterior analizábamos la eliminación de la tilde diacrítica en los pronombres demostrativos este, ese, aquel y sus variantes4, en la presente nos centraremos en la supresión de esta en el adverbio de manera solo.
La normativa académica tradicional prescribía la atildación diacrítica del adverbio sólo («solamente», «únicamente») para distinguirlo de su adjetivo homófono en masculino singular solo («sin compañía», «único en su especie») en casos de ambigüedad. Sin embargo, conseguir enunciados en los que se presente realmente una posible ambigüedad no es muy frecuente (aunque es cierto que se dan), pues en la mayoría de los casos es el propio contexto que envuelve el enunciado el que resuelve la posible ambivalencia de esta palabra5. De esta manera, antes, con la tilde diacrítica (recordemos, «distinguidora») podíamos diferenciar la función de la voz solo en enunciados idénticos pero de sentido diferente, como:
- (1)
Ese cirujano trabaja sólo los jueves (es decir, el jueves es el único día en que trabaja)
- (2)
Ese cirujano trabaja solo los jueves (esto es, los jueves trabaja él solo, sin compañía)
Sin embargo, ahora la nueva normativa académica prescinde de la tilde diacrítica de la voz solo incluso en casos de ambigüedad2,3, además de ofrecer varios recursos con los que resolver su posible ambivalencia. Así, contamos con dos posibles situaciones:
- 1.
En nuestro enunciado escrito no se da ambigüedad. En este caso, es innecesario marcar con tilde diacrítica el adverbio solo, pues no hace falta distinguirlo de su adjetivo homófono:
- 1.
- (3)
Se ha comunicado que solo el 3% de 330 acromegálicos desarrollan esta complicación6.
- (4)
[…] todas estas variables solo pudieron explicar el 16% de la variabilidad de los niveles plasmáticos de PTH7.
Por lo tanto, resultan ya incorrectas e innecesarias las grafías siguientes:
- (5)
Por otra parte, su localización en el tracto urinario supone tan *sólo un 3% de los casos8.
- (6)
Por lo tanto la masa tisular hipertrofiada *sólo puede expandirse en sentido ántero-posterior, empujando al globo ocular hacia adelante9.
No obstante, hemos de apuntar que solo un redactor muy atento será capaz de advertir si su enunciado puede resultar ambiguo o no5,10, incluso releyendo o revisando su escrito.
- 2.
Nos percatamos, al redactar o revisar, de que en nuestro escrito existe una posible ambigüedad, como en los ejemplos (1) y (2) anteriores. En este caso, aun siendo lícita la escritura del adverbio sin tilde diacrítica, disponemos de varias alternativas2,3,10 para resolver la posible lectura ambigua:
- a)
la sustitución del adverbio solo por sinónimos como solamente o únicamente, con lo que el ejemplo (1) quedaría:
- a)
- 2.
- (7)
Ese cirujano trabaja solamente los jueves
- b)
la disposición de un orden de palabras que pueda aclarar el enunciado. En el ejemplo (1) podríamos, por ejemplo, haber colocado el adverbio solo en posición preverbal, con lo que evitaríamos la posible interpretación de este como un predicativo del sujeto cirujano:
- b)
- (8)
Ese cirujano solo trabaja los jueves