Hace escasas semanas un autor nos remitió un manuscrito en el que hacía ver que supuestamente seguía existiendo discusión en torno a la eficacia de la acupuntura, aunque entretanto se habían presentado resultados prometedores que demostraban el éxito del tratamiento de acupuntura para las náuseas y vómitos postoperatorios (postoperative nausea and vomiting, PONV), así como para el dolor dentario postoperatorio. El autor hacía referencia a una recomendación relativa a la acupuntura de los National Institutes of Health (NIH) de EE.UU. formulada hace casi veinte años. A mi pregunta de por qué presentaba la acupuntura con tan poca conciencia de su valor respondió que esto era lo habitual cuando remitía artículos de acupuntura a revistas científicas indexadas en inglés. Era preciso presentarse de forma muy modesta, ya que los informes sobre el éxito de la acupuntura no eran considerados del todo veraces. Por suerte, pude convencer al autor de que eliminara ese pasaje de su manuscrito.
En los últimos veinte años se ha realizado mucha investigación de calidad sobre acupuntura, sin mencionar los extensos proyectos piloto alemanes de las cajas de seguros sociales (véase editorial de la RIA del número 2/2008 de esta revista) que incluyen un número muy elevado de pacientes. En los siguientes números de la RIA les presentaremos también un artículo de investigación sobre los efectos no deseados y las complicaciones asociadas con el tratamiento acupuntural, todo ello documentado con más de 500.000 casos clínicos. Así, la acupuntura se ha convertido en una de las formas de tratamiento mejor estudiadas de la medicina. Pero, al igual que las reacciones de los representantes de la medicina académica a los resultados de los proyectos piloto alemanes (sobre la cefalea, el lumbago y el dolor de rodilla), el grado de acogida que brindan a los resultados positivos de la acupuntura es limitado. Los detractores de la acupuntura han traído a un primer plano los resultados secundarios, por ejemplo, los buenos resultados logrados también con la acupuntura simulada. La verdadera conclusión, a saber, la eficacia y eficiencia de la acupuntura para tratar estas indicaciones, se ha trasladado a un segundo plano.
Parece que la acupuntura lo tiene difícil para desprenderse de la nebulosa de escepticismo en la que está inmersa. ¿Por qué?
Sin duda, uno de los motivos es la cierta xenofobia intrínseca al propio comportamiento humano. Lo ajeno se contempla con suspicacia. Y de hecho, es cierto que la acupuntura china está envuelta en un halo cultural y social específico chino. Hoy en día sabemos que la acupuntura y las teorías del Yin-Yang, del Qi y de las Fases de los Cinco Elementos no se complementan necesariamente. Estas teorías poseían en China raíces distintas y se han ido fundiendo entre sí en una estructura teórica común a través de un lento proceso; pero estos fundamentos filosóficos —que entusiasman a muchos de nosotros—, no sólo persiguen un nuevo método, sino que buscan un nuevo pensamiento, una nueva visión del ser humano. A menudo oímos que la acupuntura no se puede practicar sin estas teorías filosóficas... ¿pero, realmente es así? Entretanto han surgido numerosos enfoques acupunturales nuevos, comenzando por el de Felix Mann, que trabaja sin estos fundamentos. La discusión aún no se ha zanjado, pero podemos decir que aquellos que asocian automáticamente la acupuntura con el pensamiento chino, no les ponen nada fácil a los médicos académicos aceptar la acupuntura como un método más de la medicina.
Otro de los motivos del rechazo a la acupuntura reside en los resultados de numerosas revisiones y metaanálisis. Muchos de ellos llegan a la conclusión de que hay muy pocos estudios bien realizados sobre acupuntura, aunque han ido aumentando de forma gradual en los últimos años. Muchos de los estudios no cumplen los estándares de referencia de la medicina, es decir, del ensayo clínico aleatorizado y controlado (RCT). Esta crítica se puede refutar fácilmente, ya que la mayor parte de la investigación académica se financia a través de puestos estatales, y de fondos procedentes de terceras partes, principalmente de la industria farmacéutica. Mientras que en la investigación médica tenga el mando la industria farmacéutica a través de su poder financiero será difícil para la acupuntura proporcionar muchos estudios de buena calidad. La mayor parte de los estudios de acupuntura ocultan muchas horas extra sin remuneración alguna.
¿Por qué deben hacer esto los acupuntores? Porque les mueve el entusiasmo. Pero el entusiasmo no tiene cabida en la ciencia; por el contrario, les hace parecer aún más sospechosos.
En este número de la RIA se presentan todas las dificultades con las que se han topado dos excelentes ensayos aleatorizados y controlados realizados en centros universitarios (sobre el colon irritable y los trastornos del sentido del gusto), que reflejan también este entusiasmo de los investigadores. Afortunadamente, ambos grupos de investigación recibieron cierto apoyo financiero a través de la sección científica de la Sociedad Médica Alemana de Acupuntura. Los acupuntores financian ellos mismos sus propios estudios a través de sus asociaciones. Se trata de un dinero bien invertido por las sociedades de acupuntura.