Introducción
En las consultas pediátricas se ven a menudo casos de trastornos del apetito. En los niños pequeños la función del bazo aún no ha madurado del todo, por lo que es frecuente ver cuadros de deficiencia de Qi de bazo1,2. Una anamnesis detallada puede determinar, tras descartar las causas somáticas, la génesis y duración del trastorno del apetito. ¿Se ha presentado hace poco, por ejemplo, tras una infección? ¿O se trata de un caso crónico, un niño "que come mal"?
En los procesos de digestión complejos la relación funcional bazo-estómago se ve sobrecargada con facilidad debido a la falta de madurez propia de la infancia. Se produce por el aporte de una alimentación excesiva o inadecuada. En algunos lactantes basta con unas tomas demasiado frecuentes "a demanda" para ocasionar una deficiencia de Qi de bazo. Se trata de una autodefensa del organismo que hace que el lactante rechace después el pecho o ingiera peor las tomas. También las vivencias traumáticas o una gran angustia durante el embarazo puede llevar a una deficiencia de Qi de bazo a través de una insuficiencia de Yin de riñón, por la cual toda la digestión se debilita a largo plazo1,2.
En niños de más edad, el exceso de trabajo mental en el colegio sin la debida compensación psíquica y somática puede producir irritabilidad y frustración. En este caso, el bazo se debilita por la influencia negativa del Qi de hígado, la cual se desencadena por las emociones incontroladas. Además, si el paciente tiene una constitución débil o ha padecido una enfermedad más prolongada (con antibióticos) el bazo estará demasiado débil como para digerir ordenadamente los alimentos ingeridos2. No se separan las partes "claras" de las "turbias" en el sentido de la medicina tradicional china, lo que puede ocasionar heces blandas y pastosas crónicas. Pero este síndrome puede desarrollarse a partir de una diarrea aguda anterior que no se haya curado bien o cuando el niño no duerme lo suficiente (ve la televisión por las noches).
Los niños muestran también cuadros similares:
Falta de apetito.
•Trastorno digestivo (heces blandas o estreñimiento).
•Palidez, fatiga, agotamiento rápido ante esfuerzos.
•Susceptibilidad a presentar infecciones.
•Producción de flema (efusión crónica del oído medio, bronquitis recidivantes).
Valoración del trastorno del apetito desde la perspectiva occidental
Desde el punto de vista occidental se identifica qué miembro de la familia está "inadaptado" (es decir, se encuentra en una situación "no saludable"): ¿es el niño o son los padres? Se comprueban los datos de crecimiento, así como si hay una anemia ferropénica, una causa infecciosa (virus o helmintos) u otra enfermedad subyacente. Para finalizar, se realiza una ananmesis social que incluye la alimentación. Si el niño está bien y son los padres están mal adaptados, será preciso abordarlo. Sin embargo, no hay un diagnóstico occidental propiamente dicho ni un tratamiento correspondiente para los trastornos del apetito.
Normalmente se realizan revisiones del niño a intervalos de 3 a 6 meses, según su edad y desarrollo (y según la preocupación de los padres o familiares).
Métodos
En un estudio observacional multicéntrico llevado a cabo en 3 consultas de pediatría de Alemania y Suiza se trataron niños que presentaban falta de apetito. En el mismo participaron un total de 42 niños cuyas edades oscilaban entre 10 semanas y 5 años (21 niños y 21 niñas). Todos los padres dieron su consentimiento para el tratamiento.
En el estudio se examinó el efecto de un único punto con el fin de esclarecer con más exactitud el efecto específico de dicho punto. Precisamente en una disciplina médica empírica como la acupuntura, sus críticos exigen relaciones causales de causa-efecto4, para las que un abordaje de varios puntos estaría bastante menos justificado. Hay una serie de estudios que ha examinado los efectos de puntos individuales determinados3-6. Precisamente, en pediatría se aplican a menudo tratamientos acupunturales con uno a 3 puntos, así que las buenas experiencias pasadas de los autores a este respecto resultaron decisivas para el diseño del estudio. Los 3 autores cuentan con largos años de experiencia en acupuntura (diploma B), y además son pediatras y docentes o docentes invitados en el campo de la pediatría.
Fig. 1
Las enfermedades somáticas de base y una desviación sin motivo aparente de los percentiles de estatura y peso (por debajo del percentil 3 o por encima del percentil 97) se tomaron como criterios de exclusión.
La evaluación la realizaron los padres tras completarse la serie de sesiones de acupuntura. Para describir el efecto del tratamiento se ofrecieron las siguientes opciones de respuesta: efecto muy bueno, bueno, moderado y ningún efecto. No se realizó ninguna aclaración ni estandarización adicional. Los niños fueron tratados entre una y cinco veces, casi siempre a intervalos semanales. La frecuencia del tratamiento fue establecida individualmente dependiendo del efecto clínico logrado. El uso de acupuntura con agujas o láser se dejó al criterio del terapeuta (en función de la sensibilidad individual del niño o de las reservas de los padres con respecto a la acupuntura con agujas). El método no se seleccionó en función de la edad del niño. Además de pedirles a los padres una valoración sobre el éxito del tratamiento en cuanto a hábitos alimentarios, se les preguntó si los resultados del tratamiento justificaban la afectación de su hijo por la acupuntura aplicada con agujas.
Acupuntura con agujas
La acupuntura se limitó al punto B 67, que ya había demostrado ser muy eficaz en la práctica habitual de la acupuntura. Si se trataba unilateral o bilateralmente, también se dejó al criterio del terapeuta (el B 6 moviliza y elimina la humedad, regula el Yin y la sangre, así como el hígado y el riñón).
Se utilizaron agujas revestidas de un solo uso de tamaño 0,20 x 20 mm de la marca Seirin. El tratamiento consistió en la localización del punto y la puntura subsiguiente, en lo posible sin dolor. Debía aplicarse una intensidad de estimulación tonificante durante unos 4 s, y a continuación se retiraba inmediatamente la aguja. El tratamiento en su totalidad se llevaba a cabo en el regazo de uno de los padres y duraba tan sólo unos pocos segundos.
Dada la dilatada experiencia clínica de los autores, se renunció a la definición específica del punto B 6 para el estudio, tomándose la localización del punto de un atlas estándar de acupuntura7.
Acupuntura láser
Alternativamente a la acupuntura con agujas, se realizó acupuntura láser con un aparato láser de baja potencia de luz roja y onda continua (630 nm) utilizando una energía de 0,1-0,2 J por punto, lo que equivale a 20-40 s a 5 mW2.
El tratamiento con láser se realizó sobre todo cuando los padres se mostraban reacios a una acupuntura con agujas. Por lo tanto, el método no se seleccionó en función de la edad del niño.
Resultados
El criterio principal de valoración fue la opinión de los padres sobre los resultados del tratamiento, que se les preguntó una semana después de cada sesión y, como valoración global, al final del tratamiento. Se les inquirió sobre el efecto del tratamiento sobre el apetito. Para describirlo se ofrecieron las siguientes opciones de respuesta: sin efecto, moderado, bueno y muy bueno. En el grupo de la acupuntura con agujas (n = 35), 31 niños tuvieron un resultado bueno o muy bueno. En el grupo de la acupuntura láser (n = 7), 5 tratamientos se valoraron como de resultados buenos o muy buenos.
La descripción de la valoración global final de los padres fue la siguiente:
Los niños recibieron de una a 5 sesiones de tratamiento, si bien a la mayor parte sólo se les debió aplicar la acupuntura una o 2 veces.
Además de acerca de los resultados del tratamiento, a los padres se les preguntó sobre la afectación de su hijo a causa de la puntura con la aguja. Opinaron que el éxito del tratamiento justificaba la afectación por la puntura 34 padres. Solamente en una ocasión opinaron que no estaba justificado el tratamiento.
Discusión
Los presentes datos confirman nuestra observación de que la estimulación del punto B 6 ejerce un efecto positivo sobre la falta de apetito de los niños hasta los 5 años edad.
Tanto después de la acupuntura aplicada con agujas como de la acupuntura láser, se observaron efectos positivos, si bien la acupuntura con agujas fue superior a la láser. Aunque en un principio había que contar con las reservas de los padres en cuanto a la puntura de los niños pequeños, casi todos los padres de este estudio fueron de la opinión de que la afectación por la puntura quedaba justificada por el éxito terapéutico obtenido. Desde el punto de vista médico la afectación por la acupuntura practicada con agujas es semejante a un examen de faringe.
A la vista de los resultados obtenidos, la puntura del B 6 para los trastornos del apetito se define como eficaz, económica y perfectamente aplicable en las consultas de los médicos de la seguridad social. Los requisitos en cuanto a formación del terapeuta parecen bajos. El método descrito puede ofrecerse perfectamente como tratamiento de éxito para esta indicación individual. El tratamiento también es especialmente apropiado porque la deficiencia de Qi de bazo sin tratar puede acarrear otros síntomas (dolores abdominales por meteorismo y diarrea), y puede aparecer una retención simultánea de humedad y flema (bronquitis con moco blanquecino y acuoso, derrame de tímpano). La falta de apetito actuaría aquí como un indicador precoz. Naturalmente que según cada cuadro clínico particular podría completarse este abordaje de un solo punto con otros de eficacia demostrada (p. ej., E 36, Ren 6 con moxa y Ren 12), como han hecho los autores en sus consultas. El uso adicional de puntos auriculares —incluso cuando éstos sólo se estimularan con láser— no es necesario para esta indicación. No obstante, los resultados de la presente investigación dejan clara la importancia capital del punto B 6 dentro de un abordaje de varios puntos.
En el presente estudio no aparecieron efectos secundarios y, en opinión de los autores, pueden descartarse por completo si se observan las medidas de precaución habituales, teniendo en cuenta las contraindicaciones relativas de la acupuntura con agujas (como las alteraciones de la coagulación, los trastornos convulsivos y las enfermedades psiquiátricas).
Autores
El Dr. Schellenberg realizó el diseño del estudio y fue responsable de la evaluación y resumen de los resultados. La Dra. Ogal redactó la parte teórica del presente artículo. Los 3 autores trataron a los niños en sus propias consultas según se especifica y documentaron la evolución posterior.
Financiación
No se contó con apoyo financiero para el estudio.
Conflicto de intereses
Ninguno.
Centros participantes
Las consultas médicas de los 3 autores ubicadas en Potsdam y Ettlingen (Alemania) y Brunnen (Suiza).
Dr. Christian Schellenberg
Especialista en Pediatría Acupuntura
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