Queridos lectores:
En marzo de este año tuve ocasión de asistir junto con Axel Rubach, también redactor de la Deutsche Zeitschrift für Akupunktur, a dos congresos sobre acupuntura en Estados Unidos muy diversos.
SAR
La Sociedad de Investigación Acupuntural (Society for Acupuncture Research, SAR) celebró su segundo congreso en Chapel Hill, en el estado de Carolina del Norte. Según sus bases, la SAR está dedicada enteramente a la investigación, aunque no es ni mucho menos una organización puramente médica. En sus filas hay desde profesores de universidad hasta acupuntores licenciados formados en alguna de las múltiples escuelas de medicina tradicional china que existen en Estados Unidos. En ese país las fronteras entre los médicos y los demás profesionales de la salud son menos nítidas que, por ejemplo, en Alemania o Austria. La lista de los conferenciantes era un compendio de nombres internacionales de la acupuntura científica. Además de investigadores norteamericanos, había otros muchos de Reino Unido, Alemania, Suecia, Noruega, China y, sobre todo, Corea. Era sorprendente la cantidad de conferenciantes de la Universidad de Harvard, que encabeza la investigación sobre medicina tradicional china en Estados Unidos. También es digna de destacar la gran valoración americana de las contribuciones alemanas, sobre todo de los proyectos piloto de los años 2000 a 2006, que siguen teniendo una gran relevancia internacional. Josephine Briggs, directora del National Center for Complementary and Alternative Medicine/National Institute of Health (NCCAM) fue la invitada de honor. El NCCAM es la central del Estado que proporciona los fondos para la mayor parte de los proyectos de investigación que se llevan a cabo y, como se podía observar de los agradecimientos al final de las presentaciones, muchas investigaciones de Estados Unidos habían estado financiadas por este centro. Aunque el NCCAM maneja solamente el 1,8% del volumen total patrocinado por el National Institute of Health, supone 128 millones al año de dólares americanos, lo que para nosotros es una cifra inimaginable.
Los informes sobre investigación en Oriente y Occidente exhibían una diferencia fundamental: los asiáticos se referían a estudios de basic science y los occidentales, en su mayoría, a investigación clínica. Pero a los acupuntores de todo el mundo les llega muy poco de estos estudios porque los artículos científicos no se publican en revistas de acupuntura, sino de biomedicina. Como siempre, se trata de alcanzar reconocimiento, de la carrera profesional.
NADA
En el año 2010 la NADA (National Acupuncture Detoxification Association) celebró sus 25 años de existencia con un congreso en Nueva Orléans, Louisiana. La impresión que sacamos de este congreso fue muy distinta: fue mucho más vital y colorista.
Dos bomberos del cuerpo de bomberos de Nueva Orléans relataron su experiencia en la catástrofe del huracán Katrina; cómo trabajaron día y noche sin apenas dormir, y el agotamiento físico y mental que experimentaron, tanto que a algunos de ellos —y también entre los policías— les llevó al borde del suicidio. Pero allí estaban los terapeutas de la asociación NADA para ofrecerles tratamiento.
«No podía dormir aunque estaba rendido, pero también estaba pasado de rosca completamente. Necesitaba dormir, ya no daba más de sí. ¡Estaba desesperado! Entonces me trataron por primera vez con la terapia NADA y dormí cinco horas, y después me lancé de nuevo a la batalla por salvar la ciudad y sus habitantes. La NADA prácticamente me salvó la vida y la de otros», relataba un testigo.
Y este hombre lloró en el estrado al relatarlo, y con él también todo el público. Y no fue éste el único momento emotivo. Nunca he llorado tan a menudo en un congreso. Eran lágrimas de emoción, felicidad y alegría.
El protocolo de tratamiento NADA fue en sus comienzos un programa de desintoxicación para personas dependientes, pero desde entontes se ha ampliado al tratamiento de pacientes psiquiátricos en general y personas con trastorno por estrés postraumático. Este congreso de la NADA no abordaba resultados científicos «asépticos», nos hablaba de la vida. La terapia NADA lleva en sí misma un sello profundamente democrático. Fue desarrollada por un médico, el psiquiatra Michael Smith, en un hospital de Nueva York, pero después abandonó los muros sagrados del hospital y conquistó los barrios de la ciudad. Si se hubiera quedado limitado al estamento médico, se hubiera privado la ayuda vital a cientos de miles de personas en todo el mundo. La ayuda psicosocial se acepta con más facilidad cuando proviene de personas como usted y como yo, cuando se ofrece in situ. NADA, sinónimo de integración de diferentes disciplinas médicas, de colaboración entre diferentes profesiones sanitarias y sociales, podría tomarse como ejemplo vivo por los acupuntores de muchos países. En el futuro nos ocuparemos más de estas tareas sociales de la acupuntura.