El diente de león común (Taraxacum officinale, en chino: pugongying) es una planta herbácea vivaz de la familia de las asteráceas. Posee hojas desde la base dispuestas en roseta, muy lobuladas y dentadas, y una raíz central larga y gruesa [3, 4]. Sus flores amarillas forman grandes ramilletes, visibles desde primavera hasta el verano en las ricas praderas para la apicultura. La planta segrega una savia lechosa en todas sus partes. También conocida como achicoria amarga, amargón o almirón, posee otros numerosos nombres populares.
Esta planta, diseminada prácticamente por todo el globo, es oriunda de Europa, Asia y América del Norte. En China el diente de león también crece salvaje por doquier. En jardines, prados y bordes de los caminos crece en suelos ricos nitrógeno. Las hojas del diente de león se cultivan en los huertos para las ensaladas. Sus rizomas carnosos sirven para producir inulina. El diente de león se aprovecha económicamente para la producción de productos farmacéuticos naturales y mezclas de tés. Además de su uso como medicamento, las hojas verdes nuevas se disfrutan en primavera sobre todo en ensaladas campestres. Sus múltiples semillas provistas de vilano las dispersa el viento fácilmente. A todos los niños les produce alegría y emoción soplar sus molinillos blancos. El diente de león aparece en la literatura, la música y el arte (como en «Tristán e Isolda» de Dalí).
En la medicina popular de la Antigua Grecia ya se apreciaba el diente de león por sus propiedades contra las molestias estomacales. También en las antiguas civilizaciones árabes del Oriente los médicos describieron los múltiples efectos beneficiosos de esta planta sobre la salud. En la Edad Media los sanadores utilizaban su jugo lechoso para tratar las enfermedades oculares. En general, la planta se considera «limpiadora de la sangre» con acción estimuladora del metabolismo en casos de insuficiencia hepática, cálculos biliares y niveles de colesterol elevados. No obstante, también se utiliza como tónico de sabor amargo y laxante suave para tratar la gota y las enfermedades de tipo reumático, los eczemas y otras patologías cutáneas, y como ingrediente que aumenta la producción de orina [4, 10, 12].
La importancia nutricional del diente de león desde el punto de vista médico reside en su alto contenido en principios amargos (taraxacina, eudesmanólidos), triterpenos, flavonoides, xantófilos, carotinoides, vitamina B2 y C así como potasio (contenido en las hojas: 483 mg %)* La raíz es especialmente rica en inulina en el otoño (40%). Así el diente de león actúa como fármaco amargo de suave acción colerética, diurética y estimuladora del apetito; y como coadyuvante en las patologías hepáticas, las colecistopatías y los trastornos de la digestión, especialmente cuando existe una mala digestión de las grasas [10, 12].
La fitoterapia occidental le atribuye efectos coleréticos y diuréticos, así como de estimulación del apetito. En la Monografía de la Comisión E se mencionan como campos aceptados de aplicación los trastornos del flujo biliar, la estimulación de la diuresis, la falta de apetito y los trastornos dispépticos. Se considera contraindicado en casos de cierre de las vías biliares, empiema vesicular y obstrucción intestinal. Existen presentaciones por vía oral tanto sólidas como líquidas. Para preparar la infusión se toman 1-2 cucharaditas (3-4 g) del producto finamente triturado o en polvo y se añaden 150-200 ml de agua hirviendo, se deja reposar la infusión 10-15 minutos y se filtra [10, 12].
Usos
En primavera se recolectan las hojas nuevas tiernas de color verde-amarillento antes de la floración y se preparan en ensalada campestre o en combinación con otras hierbas silvestres, rabanitos o cebollas tempranas. Las hojas del diente de león, cortadas en finas tiras sobre una rebanada de pan con mantequilla, mezcladas con requesón o acompañando a las sopas, tienen un sabor especialmente aromático. En Francia, el diente de león cultivado se vende con sus hojas blanqueadas sobre todo como ensalada. Para ello se retiran los brotes, y las hojas en roseta se protegen de la luz del sol atándolas entre sí. De esta forma las hojas saben especialmente suaves y se digieren bien.
La ensalada tradicional francesa de diente de león contiene dientes de ajo tostados, dados de tocino, nueces y huevos cocidos. El diente de león se puede recolectar todo el año. No obstante, con el comienzo de la floración, las flores saben cada vez más amargas. El mejor momento para recogerlo del campo es el mes de marzo, abril y mayo. Los que opinan que su sabor es demasiado amargo blanquean las hojas sumergiéndolas en agua caliente o dejándolas reposar previamente cortadas en agua fría durante cierto tiempo. Los capullos aún cerrados se pueden sumergir en vinagre de estragón y utilizarse como alcaparras [4]. Con la raíz puede elaborarse un vitalizante sustituto del café sin cafeína. Por ello, las raíces se extraen principalmente en el otoño, se lavan, cortan en rodajas de 0,5 cm de espesor y se secan. A continuación se doran en el horno a 180-200 °C durante unos 20 minutos y se muelen. El polvo resultante se prepara como el café. De los filamentos carnosos de las raíces se saca en otoño inulina. Este polisacárido soluble en agua puede utilizarse en la alimentación de los diabéticos como sustituto del almidón, ya que no afecta a los niveles de azúcar en sangre. En el recto las bacterias descomponen la inulina formando ácidos grasos de cadena corta que a su vez le sirven de alimento. El jugo de la planta fresca prensada se puede adquirir ya preparado. Así existe la posibilidad de combinarlo con otros jugos en las curas de limpieza primaverales. El jugo del diente de león se combina bien con el jugo de ortiga y de apio. Para estimular y favorecer la función hepática es adecuada la combinación de jugo de diente de león con jugo de alcachofa y rábano picante [10].
Ya no los lirios ni el alcatraz altísimo ni siquiera el geranio y mucho menos la rosa tan sólo el diente de león tan sólo el viento con el diente de león entre los labios tan sólo esa flor efímera y vencida que nadie arranca del todo de las huertas tan sólo el diente de león avanza hasta mis manos y me besa
María Guadalupe Morfín
La nutrición y la dietética de la medicina china atribuye al diente de león las siguientes cualidades y efectos [2, 5, 6, 7, 9, 11, 13]:
* Temperatura: frío
* Sabor: amargo, dulce (las hojas tiernas)
* Afinidad a los órganos: hígado, corazón, estómago
* Efectos: enfría el Calor (del Hígado), desintoxica, es diurético, elimina la Humedad
* Aclara, dispersa las retenciones e hinchazones
El uso del diente de león como alimento dietético aparece por primera vez en la obra «Nuevo tratado de medicina revisado» (Xinxiu bencao de Su Jing) del año 659 [2]. En cuanto a su uso terapéutico, se consideran indicaciones importantes las hinchazones e inflamaciones por el Calor como la mastitis, los furúnculos, el carbunco, los trastornos por Calor húmedo en las vías urinarias inferiores y el Calor de Hígado que asciende, como la conjuntivitis o la blefaritis [2,13].
Dirección de correspondencia
Dr. med. Dipl. oec. troph.
Uwe Siedentopp
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