El pasado 18 de junio falleció el Dr. José M. Pomerol Serra, pionero de la andrología, aunque los que tuvimos la satisfacción de conocerlo preferimos considerarlo el "padre" de la andrología, ya que fue una persona de talante cariñoso y paternal; a pesar de su trato sencillo y humilde, rápidamente se podía entrever su alta capacidad docente, así como su apasionada dedicación y entrega a la andrología.
Es difícil plasmar en pocas líneas la actividad y carisma de un maestro de tan gran talla. En 1968 crea y dirige el Servicio de Andrología de la Fundación Puigvert, cargo que ostenta hasta su retirada, en 1993, coincidiendo con el año en que ve la luz la revista Actualidad Andrológica y en la que él publica un interesante trabajo con el título de "50 años de Andrología. Nacimiento de una ciencia", en el que nos relata la gestación y el nacimiento de esta disciplina en el mundo; pero con su característica modestia, en todo el trabajo no aparece ningún protagonismo que, sin embargo, se merecía, y nos relata que en 1970 se celebró en la Fundación Puigvert el I Curso Internacional de Infertilidad Masculina, lo que permitió unir a profesionales de diferentes ramas de la medicina con un interés común: la andrología. Ése sería un encuentro muy fructífero, ya que permitió que la relación entre estos profesionales de todo el mundo originara el que se denominó Comité Internacional de Andrología, cuyo órgano de expresión sería la revista Andrología, que hoy se conoce como International Journal of Andrology.
Más tarde, en 1976, el Dr. Pomerol Serra logró organizar en Barcelona el I International Congress of Andrology, que reunió a más de 300 profesionales de todo el mundo y en el que se establecieron criterios de unificación imprescindibles en el estudio del varón.
En 1979 nace la Asociación Española de Andrología, de la que el Dr. Pomerol Serra será miembro fundador, así como su primer presidente, y más tarde miembro de honor.
El fallecimiento del Dr. Pomerol Serra ha sido un duro golpe en el mundo de la andrología internacional, pero para los que tuvimos el placer de conocerle ha sido mucho más, ya que con su partida hemos perdido a un buen amigo, un caballero elegante, sencillo y cordial, siempre dispuesto a escuchar pacientemente y a dispensar un sabio consejo.