El doctor Mariano Sanz Martin, catedrático que fue de la Complutense y miembro de la redacción de esta revista, nos ha dejado. Es un momento difícil para todos los que le conocimos; han sido muchos los años, recuerdos y anécdotas que conformaron nuestra relación , pero como no puede ser de otra manera y en el espíritu que a él le hubiera gustado, de superación, damos aquí cuenta de tan triste suceso.
El doctor Mariano representa una condición humana difícil de ver hoy día, el de la superación. Su trayectoria personal así lo demuestra; las circunstancias de un origen humilde en una época convulsa de nuestra historia; seguida de una juventud con pocas posibilidades de promoción personal y profesional, no fueron obstáculo para que alcanzara sus ambiciones, y todo gracias al esfuerzo, la determinación y al estudio. Era una persona que leía todo lo relacionado con su profesión, era prácticamente imposible encontrar algún autor o tema concreto de prótesis que no conociera, y su dedicación hacia el resto.
Su currículum es conocido: Se formo en las vertientes técnicas y científicas de la prótesis , con los medios que había, supliendo las deficiencias materiales con ese recurso que se denominó en los tiempos de aislamiento español «el hiperempolle compensador». Se implicó en la transmisión y el desarrollo del conocimiento en la universidad desde muy joven, pasó por varios estamentos y puestos administrativos de la misma hasta alcanzar el cargo de catedrático de universidad, ejerciendo como tal en las Universidad Literaria de Valencia y en la Complutense de Madrid, y fue director del Departamento de Prótesis de la U.C.M., así como profesor emérito como colofón a su carrera académica; fundó o participó en el inicio de diversas sociedades científicas y presidió algunas. En definitiva aportó.
Aportó, esto es, fue útil a los demás, y en lo que respecta a esta revista, participó generosamente con su trabajo desinteresado para que tuviéramos una publicación de prestigio y calidad española de prótesis dental, siempre a través de la lectura detenida de los manuscritos recibidos, y seleccionando aquello que consideraba relevante de la revista matriz. Siempre podíamos estar seguros de que lo publicado estaba bien revisado.
Echaremos de menos esas reuniones, viajes a congresos y esa cena anual donde con Basi, su entrañable e inteligente esposa, pudimos compartir proyectos e ilusiones.
Gracias doctor Mariano por tu dedicación. Seguiremos trabajando en este proyecto editorial al que tan formalmente te dedicaste e intentaremos que sirva, que dé a conocer los trabajos y aportaciones científicas que realizan nuestros colegas, que pueda suponer un valor real en el desarrollo de nuestras carreras, y de este modo rendirte el mejor homenaje posible.