Los países latinoamericanos enfrentan un conjunto complejo e idiosincrático de problemas sociales, entre los que se encuentra la búsqueda de soluciones relacionadas con la mejora de las condiciones de salud tanto física como mental de las personas. Dado que uno de los objetivos mismos de las ciencias y disciplinas psicológicas es precisamente la comprensión de los fenómenos, mecanismos y causas asociadas con la salud mental, los académicos y profesionales de la psicología latinoamericana se encuentran en una posición privilegiada para soportar los avances necesarios para la comprensión y solución de problemas psicosociales en Latinoamérica. Dado este potencial, una discusión clave para la psicología latinoamericana actual y futura se centra alrededor de las herramientas disciplinares a disposición de los psicólogos para la comprensión y solución de problemas psicosociales. En particular, el propósito del presente editorial es plantear una pregunta relacionada con las herramientas disciplinares de los psicólogos latinoamericanos contemporáneos y que podría ser fundamental para el desarrollo futuro de la psicología latinoamericana: ¿se utiliza suficientemente la ciencia básica para la solución de problemas psicosociales en Latinoamérica?
Es clara la existencia de varias discusiones y modelos posibles para abordar el rango de interacciones entre ciencia básica y aplicada (Gutiérrez, 2011), pero también es claro que es imposible pensar en una disciplina psicológica, tanto históricamente como en la actualidad, que no esté informada de manera fundamental por la investigación en psicológica básica, neurociencias y ciencias de la medición (e.g., psicometría). Por lo tanto, una de las bases fundamentales del conocimiento necesario para solucionar problemas aplicados debe surgir de la interacción continua entre diversos conocimientos (básicos y aplicados) y métodos de investigación e intervención. Una implicación de esto se resume en que es mejor diseñar soluciones para problemas psicosociales utilizando conjuntamente el conocimiento de los principios y conocimientos de la ciencia básica, y no limitarse al conocimiento mismo de la práctica profesional. Por lo tanto, se asume que la psicología aplicada latinoamericana estaría en una mejor posición de solucionar los problemas sociales latinoamericanos si está en constante interacción con la psicología básica, las neurociencias y las ciencias de la medición.
No obstante, en la actualidad no es clara la extensión del uso de la ciencia básica por los practicantes de las distintas disciplinas aplicadas en la psicología latinoamericana. En general, la primera preocupación es la falta de investigación actual que hace imposible hacer algún tipo de diagnóstico sobre el tema. Por lo que el primer llamado desde el presente editorial es a realizar un diagnóstico inicial del nivel de uso e interacción de los conocimientos de la ciencia básica para las disciplinas aplicadas. Un ejemplo de los pocos análisis relacionados con el tema es la revisión sistemática de Rojas, Real, García-Silberman y Medina-Mora (2011) sobre tratamientos para las adicciones en México. En esta revisión se reportan datos supremamente preocupantes sobre la calidad de los tratamientos para las adicciones y la relación de estas intervenciones con las ciencias básicas. De los estudios revisados, solamente el 73% posee una explicación total de los antecedentes científicos de las intervenciones, el 61% de los estudios no tienen, o los describen parcialmente, detalles de la forma y el momento en que la intervención fue aplicada, y en el 84,5% de los estudios la interpretación general de los resultados en el contexto de la evidencia científica actual es parcial o inexistente.
Es importante notar que esta revisión evalúa tratamientos que han sido publicados en medios académicos, de los cuales se espera un estándar mínimo para su publicación. Es francamente preocupante pensar sobre lo poco que sabemos acerca de la calidad de tratamientos que se utilizan en la práctica profesional, los cuales están poco regulados en general y dependen altamente de las características del profesional a cargo. En cuanto a este punto, existen varios factores de riesgo que harían que los psicólogos latinoamericanos en su práctica profesional no utilizaran plenamente el conocimiento de la psicología básica. Por nombrar algunos: (a) mucha de la literatura reciente es en inglés y la proporción de psicólogos que maneja el idioma es baja; (b) existen dificultades para el acceso a bases de datos académicas; (c) en general, existe poca regulación acerca de la necesidad de estudios de posgrado para realizar distintos tipos de intervenciones psicológicas y psicosociales; y (d) no es claro si los currículos de pregrado en Latinoamérica hacen el énfasis suficiente en las ciencias básicas y la forma de aplicarlas al conocimiento aplicado. De hecho, una de las características de la psicología latinoamericana ha sido su énfasis en la psicología aplicada (Ardila, 2004) y es posible que, en el caso de tratamientos psicológicos, la mayoría de los terapeutas con solo formación de pregrado desconozcan las bases científicas de las terapias (Mustaca, 2015). Por todo lo anterior, identificar si se hace un uso suficiente de la ciencia básica sería de gran valor disciplinar y ayudaría a que asociaciones psicológicas, universidades y la comunidad psicológica en general tomen decisiones de fortalecer el entrenamiento en psicología básica, de ser necesario.
El segundo llamado se relaciona con la comprensión de la extensión de la interacción básica-aplicada, lo que también implica responder un conjunto de preguntas relacionadas con el problema de la utilización de la ciencia básica en las áreas aplicadas de la psicología y para las cuales también la investigación es virtualmente inexistente: ¿Cuál es el nivel de conocimiento del psicólogo promedio sobre la relación ciencia básica-aplicada y cómo fue su educación universitaria en torno al tema?, ¿hasta qué punto las intervenciones psicológicas que se utilizan en los contextos aplicados se informan del conocimiento básico moderno?, así como la pregunta relacionada de ¿en qué grado se utilizan intervenciones basadas en la evidencia? Finalmente, ¿se utilizan las herramientas de la psicología básica para la solución de problemas sociales y desarrollo de políticas públicas?
Los problemas psicosociales en el mundo, y en Latinoamérica en particular, se encuentran en la intersección de un conjunto de conocimientos maravillosamente complejos: psicología, neurociencias, ciencias de la medición, sociología, antropología, medicina, entre otros. Ese mismo carácter hace que su comprensión sea un desafío especial que debemos afrontar con todas las herramientas a nuestra disposición. El método científico y su aplicación en las ciencias básicas ha sido, históricamente, una de las herramientas más eficaces para la comprensión del universo, incluyendo el universo psicológico, y la solución de múltiples problemas humanos y sociales. Es por ello que propongo que uno de los desafíos de la psicología latinoamericana actual más agudos, aunque poco discutido, es el aseguramiento de la utilización de los conocimientos y herramientas de la psicología básica, las neurociencias y las ciencias de la medición para la solución de los complejos problemas psicosociales en países latinoamericanos.
