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Vol. 76. Núm. 3.
Páginas 107-109 (julio 2013)
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Vol. 76. Núm. 3.
Páginas 107-109 (julio 2013)
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Administración con pasión
To manage with passion
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Francisco P. Navarro-Reynosoa
a Director General de la Coordinación de Hospitales Federales de Referencia, México D.F., México
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En la actualidad las instituciones de atención médica, de educación, capacitación e investigación requieren de una nueva forma de administración. Actualmente, el personal directivo debe conocer aspectos que antes no se pedían, como ejemplo, nuevas formas de atención médica, cultura de calidad y de la innovación, tendencias actuales en educación, proyectos de enlace con la comunidad, investigación que se provoque desde la alta dirección, mercadotecnia, comunicación social, medicina, capacitación, trabajo social médico, entre otros temas.

Asimismo se debe capacitar al personal del equipo de salud, hasta hoy 26 personajes identificados, para poder enfrentar estas nuevas formas de administración, pero podrían agregarse temas como administración con compromiso, administración con resultados, administración con pasión; esta última, englobaría quizás las otras dos, ya que el hacer las cosas con pasión lleva consigo el compromiso, la cercanía, la calidez, la efectividad, la presencia, los resultados y sobre todo dar lo mejor de nosotros mismos por un objetivo a alcanzar, actuar con el corazón. Los que nos hemos preparado en alguna área de la salud o los que trabajamos en una institución de salud, debemos trabajar con pasión, esa pasión que mueve lo inmovible, que no conoce de horarios, de días o de noches, que sí conoce de la necesidad de resolver, que sabe cómo hacerlo y que sobre todo se quita el egoísmo que nos impide dar lo mejor de nosotros mismos por el paciente y su familia, esto último nuestra única y gran motivación.

En la actual responsabilidad que inmerecidamente me han conferido, he podido constatar que no en todas las instituciones y también en algunas áreas de nuestro Hospital General de México, se trabaja con pasión, todavía no hemos logrado permear para que todas las organizaciones de salud piensen que el trabajo en una institución de salud, debe de ser con pasión; sin duda cuando se le pone esta última, los resultados siempre serán mejores.

He visto a muchas personas que trabajan en el área de salud, que consideran su trabajo como un trabajo cualquiera, hecho que quizás haga que la relación entre el trabajador de salud y el paciente y su familia, sea fría y distante; cuando se asocia a esta relación el trabajar con pasión el click está listo, la relación es estrecha y cercana, y si le agregamos que todos aquellos que ocupan puestos de responsabilidad en la dirección de personas, trabajan y administran con pasión, entonces se establece un círculo virtuoso, el paciente y su familia, el médico, el personal de salud y los directivos, refiriéndome a estos últimos en todas las áreas que componen a las instituciones de salud, las áreas médicas, de educación, capacitación e investigación.

El trabajo con pasión, vocación, entrega y compromiso, asegura que los resultados sean los mejores y que el acto médico sea completo, pleno; esto es lo que la gente espera de nosotros.

• Trabajar para ser

Cuando me senté frente a la computadora para poder elaborar lo que iba a expresar el día del ingreso de los Académicos de la Academia Mexicana de Cirugía, me vinieron a la mente muchos pensamientos. Muchos de ellos estaban dirigidos a recordar el arduo camino que tiene que recorrer una doctora o un doctor para lograr ingresar a la Academia; tal vez en este momento, ustedes estén pensando lo mismo que pensé unos días antes de la ceremonia y solamente me dedicaré a mencionar algunas cosas, que pueden ser concurrentes con los pensamientos que vienen a su mente en este momento.

Estoy seguro que tuvieron que trabajar mucho durante toda su carrera e incluso después de haberla terminado, hacer su primera historia clínica, tomar la primer clase de medicina, tener que leer y memorizar las primeras páginas del libro de Anatomía de Quiroz, o entender las del libro de Fisiología de Guyton, o tal vez recordar el Robbins de Patología, o el Swartz de Cirugía, o el Novak de Ginecología, el Williams y Williams de Obstetricia o quizás el Nelson de Pediatría, luego en el internado tener que hacer el trabajo rudo que le corresponde al último de la jerarquía médica y por fin, el Servicio Social, ya me decían: "gracias doctorcito, si dotor lo que usted diga, aquí le traigo dotor una gallina y un guajaolote, o dotor tengo enferma a mi vaca"; que lindos recuerdos o amargos quizás, pero finalmente logramos llegar a la meta: ser médicos.

Posteriormente, siguió el examen de la residencia, para algunos de nosotros el cursar primeramente la Residencia Rotatoria, la angustia y la incertidumbre de ver en dónde nos iba a tocar hacer la especialidad, o tal vez tener que cambiar de especialidad porque ya no había lugar en donde queríamos entrar, después de terminarla ver en dónde íbamos a trabajar y luego, dónde podré ver a mis pacientes privados, toda una vida que en el mejor de los casos se llevaron entre nueve a 12 años y cuando pensábamos que ya habíamos acabado, la vida del médico nos exigió seguirnos preparando debiendo cursar maestrías en ciencias médicas o en ciencias de la administración, diplomados y hasta doctorados; recordamos también lo que tuvimos que trabajar para poder elaborar nuestros primeros artículos, los primeros capítulos, preparar las primeras clases.

También acudimos a congresos con nuestras primeras presentaciones de la experiencia de nuestro trabajo en nuestros hospitales, nos cuestionaron, compramos enemigos gratis de otras instituciones, adquirí enemigos de mis maestros, presentamos el trabajo que nadie se esperaba y que fue el que ganó el premio al mejor trabajo científico del congreso, y ¡fue de mi institución!, les ganamos a los que siempre ganaban, pero también mis maestros me reprocharon porque no dije lo importante, porque no respondí lo que me preguntaron, aunque también recibí de mis maestros ese golpecito en la espalda que me dio un mayor impulso para esperar el siguiente congreso. La medicina es la carrera de los múltiples empiezos.

Pues todo este relato que creo todos hemos compartido, es común para muchos de nosotros, ha sido la historia compartida de muchos académicos; les ofrezco una disculpa si omití algún hecho relevante de sus vidas.

La lucha diaria es muy dura, actualmente las cosas no son fáciles pero el hombre que lucha logra lo que quiere; recordando al maestro Ignacio Chávez, en el libro "Humanismo médico, educación y cultura", tomo II, en donde dice: "Hay que luchar para saber, luchar para querer, luchar para poder".

Reflexionando sobre este relato, hoy estamos aquí en el Hospital General de México "Dr. Eduardo Liceaga", Institución maravillosa y una de las insignias más importantes del Sector Salud, que desea que no nada más estemos presentes en esta maravillosa Institución sino que continuemos aportando, aunque sea de forma modesta, nuestras fortalezas que todos hemos tenido y seguimos teniendo.

Decía el Doctor Ignacio Chávez: "No debemos de sentirnos satisfechos con lo que hemos logrado. No hay uno solo de nosotros, estoy seguro, que al término de su carrera no esconda un poco del drama de peer gynt y que no añore haber malgastado mucho su vida, cambiando en sueños vanos lo que creía propósitos". Cierro cita.

Estoy seguro que todos los miembros este Hospital General de México "Dr. Eduardo Liceaga", podemos ostentar el haber obtenido un premio a un esfuerzo, el haber estudiado y terminado medicina, que nos templó el espíritu, que nos fortaleció la voluntad, para arrancarle a la vida lo que buenamente pudimos lograr, esto es un gran mérito, todo con el esfuerzo sostenido y ambicioso para superarnos día con día, año tras año y luego el ofrecerle a los demás el fruto de ese esfuerzo; reconozco que por todo lo anterior, sí puede valer la pena haber vivido la vida que nos tocó, pero además del éxito, lo que pudimos aportar, esto es lo que la Academia espera de todos nosotros. La medida del hombre no la da el triunfo sino la entrega cabal a una obra levantada, éxito o fracaso, triunfo o derrota, en el mundo de la conciencia es lo que pusimos de nuestra parte, lo que ofrecimos desinteresadamente, no lo que la vida nos devolvió en cambio.

Los miembros del Hospital General de México "Dr. Eduardo Liceaga", debemos estar conscientes de los retos del Sistema Nacional de Salud que modifican las expectativas al futuro, el envejecimiento acelerado de la población, las transiciones demográficas y epidemiológicas, el incremento de la demanda de servicios de salud, crisis financieras en instituciones públicas, el alto gasto de bolsillo de los hogares para enfrentar enfermedades con gastos catastróficos, un sistema de salud fragmentado, duplicidades y cotizaciones múltiples, cambio de la esperanza de vida desde el siglo XVII, pasando de 40 a 75 años, de las causas de muerte, siendo aún un reto la disminución de la mortalidad materna y el cómo abordar el tema de la disminución de la natalidad.

En todos estos temas, los miembros de este Hospital General de México "Dr. Eduardo Liceaga" tenemos una tarea aún pendiente, debemos hacer valer el ser una Institución consultora del Gobierno Federal y esa tarea es de todos nosotros.

Ustedes hoy seguramente son maestros y aprendimos cómo debe ser un maestro de nuestros propios maestros; todos nosotros debemos continuar inculcando en nuestros alumnos el compromiso del médico con el paciente, la ética, la moral, y colaborar en diseñar un nuevo paradigma de la atención médica, la medicina alrededor de la salud. Tenemos hoy esa responsabilidad y compromiso con nuestros alumnos, con nuestros compañeros académicos, con nuestro país, México así lo exige.

Para terminar pienso que tal vez, debamos de regresar a los inicios de la medicina, y reflexionar en fomentar la cercanía, la calidez, el carisma, el compromiso, la medicina personalizada, el sentido de posesión, la alta capacitación del personal de salud, volver al médico de familia, tener una mayor dedicación, vocación, entrega e imaginación, y poder trabajar en la creación de mentes inquietas, en la formación de líderes con enlace con la comunidad, el administrar a las instituciones con pasión, haciendo hoy el gran compromiso de emprender acciones de trabajo y poder encender esa gran capacidad que tenemos, que junto con la sociedad y el propio apoyo del Gobierno Federal, podamos continuar construyendo fortalezas, la nación y la sociedad así nos lo exige, así lo está necesitando.

Nuestro país vive tiempos de aprendizaje y de consolidación en donde es el momento, que pudiendo fraguarlo, podremos asegurar un futuro mejor. Debemos superar los prejuicios que nos han atado a no superar los rezagos, trabajando siempre bajo los siguientes preceptos: compromiso, entereza, constancia, disciplina, resultados, cercanía, hechos, no discursos, fortaleza cívica, amor al país, recuerdo del pasado, construcción de futuro y compromiso con el presente, ese es el legado que nos han dejado nuestros maestros. Finalmente, les dejo esto para reflexionar, cuando uno está convencido de un proyecto puede dar pie a pensar: "Intentar hacer algo que puede llegar a ser creíble, es hacer que lo creíble puede crear lo posible y trabajando sobre lo posible podemos llegar a realizar lo increíble".


Correspondencia:

Guadalajara N° 46, 9° piso,

Colonia Roma,

C.P. 06700, México D.F., México.

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