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Vol. 8. Núm. 1.
Páginas 11-20 (enero - abril 2015)
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Vol. 8. Núm. 1.
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Clínica
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Lac equinum, estudio de 2 casos y materia médica
Lac equinum: a study of 2 cases and materia medica
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Giacomo Merialdo
Escuela de Homeopatía Clásica Kaos, Génova, Italia
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Resumen

Se exponen 2 casos tratados con Lac equinum, en los que se llega al remedio por el tropismo, y los temas de Lac equinum extraídos de los datos aportados por la clínica y el estudio de casos curados. Mostrando que no siempre el repertorio nos llevará al medicamento curativo, sobre todo cuando no tenemos patogenesia o esta es incompleta. No puede haber excusas metodológicas cuando se trata de curar si podemos llegar al remedio a través de la clínica.

Palabras clave:
Lac equinum
Cefaleas
Dolores osteoarticulares
Familia
Responsabilidad
Sentido del deber
Lealtad
Dignidad
Abstract

Two cases treated with Lac equinum are presented, in which the remedy was arrived at by the tropism and characteristics of Lac equinum taken from the data provided by the clinical features and the study of cured cases. Showing that the repertoire does not always lead to a curative medicine, particularly when there is no pathogenesis or is only partial. There can be no methodological excuses when attempting to cure if we can find a remedy using the clinical approach.

Keywords:
Lac equinum
Migraine
Bone and joint pains
Family
Responsibility
Sense of duty
Loyalty
Dignity
Texto completo
Caso de Gianni

El señor Gianni acude a consulta acompañado por su mujer, confiados tras el éxito del tratamiento homeopático que siguió en su momento su hijo de 24 años.

Se trata de un varón de 58 años, tónico, de estatura media, ágil, lleva muy bien su edad. Él y su mujer son personas muy sencillas y genuinas, personas de campo, no viven en la ciudad sino en una villa del interior.

Gianni se presenta muy tenso: los rasgos del rostro tirantes, la mirada más bien ausente y angustiada. La mujer interviene a menudo, pero sin llegar a entorpecer la conversación, contribuyendo adecuadamente a la comprensión del paciente.

Les veo en noviembre de 2000:

“Estoy preocupado, por la mañana cuando me levanto me pesa todo, tengo problemas para ponerme en marcha. Siempre tengo la sensación de que me va a pasar algo… no soy ni la sombra de mí mismo… Además, me viene dolor de barriga y una tos seca, nerviosa”.

Interviene la mujer:

“Sufre mucho el tráfi de la ciudad, incluso para venir aquí hoy. Luego, cuando ha llegado a su destino, la tos desaparece”.

Retoma Gianni:

“Tengo difipara digerir… además fumo… una cajetilla”.

Le pregunto cuánto tiempo hace que han empezado estos trastornos:

“Desde esta primavera… siempre he sido una persona algo ansiosa, pero ahora mucho más. A finales de año me he jubilado y me ha cambiado la vida… en casa, por otra parte, siempre tengo algo que hacer, trabajillos en el campo, además tengo algunas tierras en el Piamonte. Así que no me aburro, no tengo tiempo de hacerlo todo”.

La mujer:

“Solo tiene problemas cuando tiene que andar en medio de la gente, en el tráfico. Entonces tiene que ir más a menudo al aseo…”.

Gianni:

“Sí, tengo algo de diarrea”.

Vuelve a intervenir la mujer:

“La otra mañana fuiste al baño 3 veces”.

Gianni:

“Cuando fuimos a ver a Francesco —el hijo— a jugar al fútbol. Había gente, una multitud, lo llevo muy mal. Tan solo he ido una vez al estadio en mi vida, y entonces también aquella multitud, gente…

En la misma época me jubilé y falleció mi padre. Hacía 5 años que estaba enfermo y llevaba más de 1 año en cama. Yo iba muy a menudo a trabajar por la mañana sin haber dormido en absoluto, tenía Alzheimer, ya no era él”.

Le pregunto en qué trabajaba:

“Trabajaba en la industria petroquímica, en una refinería, estuve allí 38 años… allí había ruido y de todo… he tenido también muchos problemas de estómago.

Tuve un percance, en 1966. Hasta entonces yo siempre había estado bien. Un accidente de coche, resbalé en el hielo en la autopista y di muchas vueltas de campana hasta la calzada opuesta. A partir de entonces empecé a sentirme mal, no podía comer y dormía poco”.

La mujer:

“Solo comía en el trabajo, cuando estaba allí. Yo le conocí después de aquel accidente. Siempre le he visto como una persona ansiosa, siempre preocupado por los demás”.

De nuevo Gianni:

“No podía comer, se me bloqueaba aquí, tenía el estómago cerrado, tenía un bloqueo aquí. Pero esto me pasaba en casa, no en el trabajo. Yo creo que es por el hecho de que cuando se está en una refi hay que estar atento, es un sitio peligroso… y había que estar muy pendiente. Y entonces no tenía tiempo de pensar en mi ansiedad…”.

La mujer:

“Porque todavía hoy en día cuando tiene que salir se pone ansioso, pero luego cuando ya se ha concentrado en lo que tiene que hacer…”.

Gianni:

“Como para venir aquí, estoy pensando en ello desde ayer por la tarde… yo, con los doctores…”.

Le pregunto si ha habido algo más:

“Apendicitis, de joven. Me rompí el fémur hace 10 años esquiando,… aunque me repuse bien. Aún llevo la placa en el fémur, pero todavía tengo problemas y me duele a veces, camino mal”.

Le invito a que me hable más detalladamente acerca de su dolor de estómago:

“Me duele en primavera y en otoño, tengo que hacer tratamiento preventivo.

Son dolores así, transversales, y van detrás a la espalda, y solo que coma un ‘grisino’ se pasan. Aparecen a estómago vacío. También el intestino va mal. No soy regular, estoy 2 día sin ir y durante 2 o 3 días voy 3 veces al día”.

Ya que estamos, le pregunto por su relación con la comida:

“Me gusta el vinagre, un montón. También la guindilla y la pimienta. El único alimento que no digiero es la nata… y la leche, hará más de 10 años que no tomo, me viene diarrea y me encuentro mal. Y el helado, no lo digiero. En cambio los quesos sí, estos me van bien. Me gustan las cosas picantes. Los encurtidos. La charcutería, pero la evito. No me gustan las verduras cocidas… a no ser los calabacines ¡bien fritos! Ah, me encantan los tomates, como un montón… y el chocolate, fundente, negro, me gusta mucho, en cambio el que lleva leche no. Y los dulces no, no me van”.

Tras un breve silencio retoma espontáneamente:

“Si yo actualmente tengo alguna cosa por la que no debería preocuparme, le doy tantas vueltas que al final acabo preocupándome…”.

La mujer:

“Se levanta y le duele la cabeza, le ha dado muchos problemas…”.

Gianni:

“Especialmente cuando hacía noches, siempre me dolía la cabeza. Incluso si se trata de ir al centro por algún asunto me puede venir dolor de cabeza, pero si se trata de ir al huerto a hacer alguna cosa, entonces se me pasa el dolor de cabeza”.

Le pido más detalles:

“Padezco muchos, muchos dolores de cabeza. Yo me encuentro bien si hago cosas rutinarias. Si tengo que hacer otras cosas… Se me pone sobre los ojos, fuertísimo. Y tengo la sensación de que siempre se debe a una mala digestión. Solo que por la noche haya cenado un poco más de la cuenta, por la mañana me despierto con dolor de cabeza, y entonces me dura todo el día. Incluso veo estrellitas cuando cierro y abro los ojos, pero solo durante el dolor de cabeza. Ahora que ya no voy a trabajar los tengo mucho menos a menudo. Me acuerdo que con el turno de noche no se presentaban durante la noche, si no el día antes, porque… no sabía cómo pasar el día. Tenía que pasar las horas así, y no sabía qué hacer para que fuera pasando…”.

La mujer:

“Ha estado parado últimamente algunos días por culpa de un brazo que le dolía y en esa semana se sentía morir, porque decía que ya no podía trabajar, decía que era un hombre acabado”.

Insisto a Gianni para que me dé más detalles:

“El dolor de cabeza es golpeante, especialmente cuando camino. Cuando es muy fuerte me meto en la cama a oscuras. Además, si me levanto me fastidia encontrarme con alguien y tener que hablar, no tengo las más mínimas ganas cuando me duele la cabeza. Con la mano busco comprimir, me pongo un pañuelo apretado, esto me alivia algo”.

Le pregunto si tiene siempre necesidad de moverse:

“Siempre he sido así, de carácter, de no conseguir estar parado. Con 16 años empecé a trabajar, primero en una empresa, porque trabajar la tierra ya no era rentable. Además, también tengo aprensión por los demás. Cuando Francesco sale, hasta que no vuelve difícilmente me duermo. Pero solo por la familia, no por los demás, soy egoísta…”.

Le pregunto qué relación tiene con los animales:

“Una relación normal… no les hago daño y no me dan miedo, no. Ni los perros me dan miedo”.

Le pregunto si tiene algún miedo:

“No… claustrofobia, algo, si estoy en un lugar estrecho. Si estoy solo no pasa nada, pero si hay gente… por ejemplo en un ascensor, si estoy solo no pasa nada, pero si hay 2 o 3 personas juntas entonces me afecta”.

Llevo el tema a las situaciones que le hacen enfadar:

“Me enfado… si me pongo a hacer alguna cosa y no lo logro”.

La mujer:

“De festivos o vacaciones, nada”.

Gianni:

“Al principio no me iba porque estaban los míos… y ahora no soy capaz de decidirme a irme ni una semana. ¡Me cuesta ir a un restaurante con tanta gente!”.

Retoma su mujer:

“Una cosa del carácter de mi marido es que siempre les allana el camino a los demás, como por ejemplo a su hijo, pero lo ha hecho siempre, incluso con todos los familiares, siempre ha intentado facilitarles la vida”.

Gianni:

“Si los parientes próximos tienen problemas, si no los resuelvo me siento mal”.

Me informo por último sobre sus eventuales aficiones:

“Me gustaba ir a esquiar y cuidar el huerto, el tractor; ese trabajo me gusta hacerlo”. fig. 1

Figura 1.

Repertorización del caso de Gianni.

(0.35MB).
Repertorización (fig. 1)

Mind; home; desires to; go: 42.

Mind; ailments from; anticipation, foreboding, presentiment: 106.

Head pain; localization; forehead; eyes; above: 284.

Mind; fear; happen; something will; family, to, or to him: 12.

Stomach; pain; general; extending; back, to: 45.

Mind; occupation, diversion; amel: 60.

Mind; ailments from; fright or fear: 85.

Head pain; general; pressure, external; amel: 106.

Generalities; food and drinks; vinegar; desires: 22.

Generalities; food and drinks; sour, acids; desires: 115.

Generalities; food and drinks; spices, condiments, piquant, highly seasoned food; desires: 50.

Mind; fear; happen; something will: 99.

Head pain; pulsating, throbbing: 218.

Head pain; general; eyes, blindness or visual complaints, precede or attend: 49.

De entre los diversos remedios que surgen del análisis repertorial, el que más probable me parece es Psorinum, que prescribo sin demasiada convicción: Psorinum 3 LM en gotas durante 4 semanas, y después placebo.

Le vuelvo a ver al cabo de 2 meses, acompañado siempre por su mujer:

“Ha habido días en que me he sentido bastante bien… de mis miedos, digamos, estaba bien y podía salir en coche, pero en cambio otros días…

Lo único es que me vinieron muchos dolores en los hombros y el cuello yendo de excursión, y esto ya se me había pasado, pero ahora, desde hace unos días, me han vuelto. Y, además, no duermo por la noche. Cuando me meto en la cama me adormezco, pero a la media hora me despierto, entonces me levanto y estoy levantado hasta las 3 o las 4, porque no aguanto en la cama”.

La mujer:

“Especialmente si nuestro hijo está fuera”.

Gianni:

“Esta mañana ha sido tremenda… tos, náuseas, dolor de barriga… me pasa cuando tengo que ir a algún sitio, pero si tengo que ir al huerto me encuentro muy bien. Ahora que ya estoy aquí ya estoy bien. Y en el viaje de vuelta estoy bien, y no puedo explicarme estas cosas. Siempre, en el viaje de ida, cuanto tengo que ir, solo pensar en encontrar aparcamiento, particularmente si estoy solo… algunas veces he tenido problemas, aunque siempre he conseguido llegar. Además, me doy cuenta de que desde hace 15 días poco a poco he ido empeorando. Y esta mañana en concreto ha sido un desastre”.

Le pregunto cómo ha estado de sus molestias:

“Dolor de estómago no, no he tenido. Pero tenía algunos dolorcillos hace 3 días. Menos dolores de cabeza, en estos 2 meses mucho menos, han mejorado algo. En general, le comentaba a Francesco, nuestro hijo, que cuando me levanto por la mañana ya no me siento así, con esa sensación de que el mundo se me caía encima. Por la mañana, ¡sin motivo alguno! Ahora, desde hace 15 días, desde que he interrumpido el tratamiento, tengo más ansiedad… aunque me dicen que consigo esbozar una sonrisa de tanto en tanto. Pero también me enfado, cuando le pido algo a alguien y me responde de mala manera. Que ni me escucha siquiera. Y nada, yo no me desahogo, me cuesta, y me mosqueo”.

Interviene su mujer:

“En el vecindario, si hay cualquier problema todos se confían a él. Yo a veces me enfado, porque puedo estar allí a mediodía con la pasta a punto y vienen a llamarle por una caldera que no funciona, o cosas por el estilo…”.

Gianni:

“Yo no puedo decir que no. Porque sabe, estoy jubilado, y no podía… pero probablemente también porque me gusta hacerlo. Y además quiero resolver los problemas y hasta que no los he resuelto, ni miro el reloj ni nada. Tengo que explicarle mejor el dolor de cabeza… me aparece aquí en la frente, pero luego va a las sienes y me viene raro, a veces de un lado y otras del otro, nunca me duele el mismo lado, alterna. Es una cosa que sucede así desde que era niño, este dolor de cabeza en las sienes, en un lado o en el otro”.

Esta última afirmación me da mucho que pensar. Yo sé que el famoso síntoma de Lac caninum en relación con la alternancia de lados es común a todos los Leche, ya sean las cefaleas como los demás trastornos corporales. Vuelvo a leer las características de sus cefaleas y encuentro una buena semejanza con las de los Lac.

El paciente es muy tímido y fuera de su ambiente nunca se encuentra a gusto, tiene poca confianza en sí mismo (desde una lectura tradicional y muy superfi esto incluso me haría pensar en otros remedios, tipo Ambra grisea, pero ¿cómo podría un remedio marino estar siempre tan preocupado y angustiado por su familia, por el bienestar de sus familiares? Me inclino, por tanto, hacia un remedio-mamífero, un Leche, que siguiendo un razonamiento analógico (y añadiría: usando un poco de sentido común) presenta de manera mucho más marcada la inclinación por la familia y los hijos.

Me queda decidir qué leche utilizar: Gianni se me presenta como una persona que “carga en su grupa” todos los problemas de los demás, no tanto los psicológicos como los materiales. Y, al igual que su tractor, tira adelante como un diesel, de gasoil, impertérrito, feliz de sentirse útil y contrario a las novedades, a los cambios en su recorrido.

Me parece un caballo de tiro, esta es exactamente la impresión que siempre me ha dado desde la primera visita.

No me fío únicamente de mis impresiones y consultando la materia médica del remedio recuerdo que presenta un tropismo particular por el aparato respiratorio (como el caballo, dicho sea de paso). Por este motivo le pregunto a Gianni, que responde:

“Siempre he tenido amigdalitis para morirse, muy fuertes y hermosas bronquitis…”.

La mujer:

“¡Siempre le ha dolido la garganta, traqueítis y bronquitis y, al menos, 2 pulmonías y nunca ha querido ir al hospital…! Su padre padeció de tuberculosis y puede que también su abuelo”.

Me decido, por tanto, por Lac equinum Q1, en gotas durante 2 semanas, y luego en días alternos por 3 semanas más.

Nos volvemos a ver 2 meses más tarde:

“En conjunto, todo va bastante bien, estoy mejor… tengo menos aprensión en todo, sabe que le decía que por la mañana cuando me levantaba me parecía que me caía el mundo encima, ahora en cambio me despierto bastante bien, es decir, que me siento mejor, tengo más ganas de andar, de salir… Antes todo me pesaba, especialmente cuando me levantaba y tenía que salir de casa, mientras que ahora salgo bien, con más ganas”.

Su mujer:

“Está más tranquilo, consigue no estar ansioso por cualquier cosa, antes le entraba la ansiedad y no paraba un minuto en casa, seguía paseando, ahora incluso sucede… lo mismo, y consigue estar parado”.

Le pregunto a Gianni cómo va el sueño:

“Esto continúa… me despierto, y luego me cuesta volver a dormirme, estoy 1 o 2 horas despierto. Sueño mucho, pero no los recuerdo. Feos, porque me despierto sudado. Sueño mucho con mi padre… no son agradables, porque con mi padre siempre había discutido… por todo discutíamos, e incluso en el sueño tengo las mismas discusiones con él. Por otra parte estaba muy unido a mi padre, pero teníamos diferentes maneras de pensar. El brazo derecho me duele, antes me dolían los hombros y ahora el codo”.

Le pregunto cómo va el dolor de cabeza:

“Lo he tenido el sábado y domingo pasados, por lo demás no he tenido ninguno desde la última visita… Y no ha sido un dolor fuerte como los que tenía en el pasado, incluso pude comer; con aquellos tan fuertes hubiera sido imposible.

En ocasiones voy a dormir con dolor de cabeza y por la mañana sigo igual. Tengo la sensación de que no digiero… y por eso me aparece el dolor de cabeza… Por lo demás estoy contentísimo, porque he salido a menudo de casa en coche; y antes a veces incluso sudaba…”.

La mujer:

“Es más, una noche incluso salió con la sonrisa en la boca para ir a cenar con los amigos”.

Gianni:

“Incluso he ido a Novi Ligure a buscar unos documentos… no es que ya no tenga nada, pero estoy mucho mejor que antes. Incluso estuve bloqueado en la autopista, cosa que antes me hubiera generado pánico. Además, no he pasado ninguna gripe ni dolor de garganta, cuando antes en el invierno siempre tenía dolor de garganta, ahora ni me resfrío. Ni dolor de estómago, nada”.

Prescribo placebo.

De nuevo, tras 2 meses:

“Va bien, bien. El dolor de cabeza prácticamente ha desaparecido completamente, como mucho, y trabajo. Pero aún tengo algo de ansiedad… todavía no estoy en perfectas condiciones, aún paso momentos en que me viene algo de ansiedad. Especialmente por la mañana, luego durante el día se me pasa. Si tengo que afrontar un problema me sobrepasa un poco. Pero incluso esta mañana he venido aquí bien… pero, aún tengo algunos días con algo de ansiedad, pero no como hace 6 meses en que la tenía a diario… No, no tiene nada que ver con cómo estaba hace 6 meses”.

Le pido que se explique:

“Hace 2 años tenía un trabajo que me absorbía muchísimo… Luego estaba mi padre, que estaba enfermo, así que estaba ocupado siempre, todo el día. Luego él murió y 20 días después me jubilé y empecé a dispersarme… Yo soy así, me gusta más trabajar al aire libre, y en todo el día no me doy cuenta de que pasa el tiempo. En casa solo no, nunca me ha gustado. Hace unos años si estaba solo no podía comer. Mientras que, por el contrario, al aire libre puedo estar todo el día trabajando solo. Hace unos años estaba en Sicilia, estuve allí 2 años trabajando haciendo instalaciones; Francesco acababa de nacer. En aquella época no podía comer solo en la trattoria. En cambio me entraba hambre si estaba en el motel, en el self-service, sentado en un banco. Pero luego empecé a estar bien allí, guardo un buen recuerdo. Los días libres… poquísimos, prefería trabajar: pasaba el tiempo con los colegas, comiendo juntos. Tengo una hermana, tiene un carácter más fuerte que el mío. También tiene 6 años menos que yo”.

Le pregunto cómo va el sueño:

“Va muy bien. A veces me despierto, pero ahora me vuelvo a dormir enseguida. Sigo teniendo siempre algún sueño… que estoy allí, haciendo algún trabajo, y que lo estoy terminando. Lo vuelvo a soñar si tengo problemas para acabarlo. He soñado menos con mi padre, poco o nada esta vez. En general sueño mucho menos que antes. No he tenido ningún dolor de estómago en absoluto. Cuando pienso la de medicinas que llegué a tomar por ese motivo… y ahora nada. ¡No he vuelto a tener un resfriado ni un dolor de garganta más! Tenga en cuenta que a veces sudo, y hace aire…”

Prescribo Lac equinum Q1 solo 2 días por semana.

Por último transcribo una visita que tuvo lugar en marzo de 2002, 1 año y medio después de la primera prescripción del remedio:

“He estado una semana en el Piamonte, en el bosque cortando leña… estaba tan bien, allí solo, en medio del bosque… estuve solo una semana. En paz… el problema es que soy incapaz de dosifi no sé medir mis fuerzas, ahora ya tengo casi 60 años y por la noche estoy cansado, me duelen todas las extremidades… De todas formas, doctor, yo estoy contento, porque ya no tengo aquel dolor de cabeza que tenía siempre y aquella ansiedad que tenía… ahora estoy muy bien. Tampoco tengo dolores de estómago, y esta es la estación en que el estómago me ardía… también voy muy regular a nivel intestinal, cuando yo nunca había sido regular. No he vuelto a tener dolor de garganta, ni fiebre. Ni una gripe, ¡todo el tiempo he estado bien!”.

Han pasado 6 años desde la primera visita y todavía veo de tanto en tanto a este paciente. Viene a verme porque se siente comprendido (eso me dice) y nunca deja de explicarme las bondades del campo, del bosque en el que se siente tan bien, solo, trabajando todo el día.

Caso de Lucilla

Cuando veo entrar en la consulta a Lucilla me quedo un tanto perplejo: no es habitual, de hecho, que un paciente adulto, en este caso en la cuarentena, venga acompañado por su hija (de la que me entero más adelante que tiene 16 años). En cualquier caso, hago que se sienten y las observo: lo primero que me llama la atención de Lucilla es el hecho de que tiene poco pelo, más bien ralo y seco, desmineralizado.

Por lo demás, enseguida se ve que es una persona afable, afectuosa, muy digna, aunque poco dispuesta al diálogo, reservada. De estatura media, envergadura media tendiendo a la delgadez, no presenta otras características particulares: incluso su manera de vestir no es ni aparente ni anónima, una vía intermedia, “normal”.

La hija parece reflejar el carácter y las características de la madre: tímida, “humilde”, poco aparente, permanece en su sitio en silencio y se mantiene en su papel de acompañante.

Las veo en diciembre de 2003:

“Hace un par de años que padezco de artrosis cervical, periartritis, y se me inflama aquí y me duele la muñeca derecha y, además, me cruje una rodilla, o a veces siento una punzada en la espalda cuando hago la cama”.

Le pregunto cuánto tiempo hace que siente estas molestias:

“Hace ya 20 años que me hicieron placas de cervicales. Porque no podía estar quieta en la cama: me dolía una pierna o un brazo, y más a la derecha. En ocasiones con el frío aún siento esta sensación como de dolor roedor en el hombro derecho, que si muevo el brazo desaparece, y se empeora si lo mantengo quieto”.

Le pido más detalles:

“Entonces, en aquellos tiempos, en las placas se veía alguna vértebra cervical… pero no sé, no estoy muy pendiente de mi salud. Tuve una periartritis izquierda en el brazo, ahora solo me duele en determinadas posturas; si levanto el brazo, por ejemplo. Y luego pasó a la derecha. Ahora va y viene, me duele un tiempo el lado izquierdo y luego un poco el lado derecho. O bien la mano izquierda, que se pone roja y duele, y luego pasa a la derecha, hasta el punto que pierdo la fuerza en la mano cuando me duele”.

Insisto:

“No es algo fijo, además, últimamente sufro menos de la artrosis cervical. Cuando me viene dolor me viene dolor un poco aquí y un poco allá. Aunque más a la derecha”.

Continúo insistiendo para obtener más información:

“Es un dolor sordo… pero también punzadas, secas y dolorosas en la muñeca derecha. Y hay más sensación roedora en los hombros y la cadera derecha”.

Le pregunto si hay algo más:

“Tengo la presión alta e hipotiroidismo. Tomo Eutirox 100, 1 al día”.

La invito a que se explique:

“Lo he descubierto por casualidad, acompañando a mi madre al médico. En aquella época tenía la misma edad que mi hija, y entonces me trataron el hipertiroidismo, pero con aquel tratamiento me puse fatal, por lo que lo dejé del todo. Y hace 10 años se me cayó el pelo, dicen que por culpa de aquel tratamiento inadecuado, y al cabo de 5 o 6 años descubrieron que tenía hipotiroidismo. Incluso la presión me subió de golpe, tras un susto por mi madre, porque antes siempre la tenía baja”.

Le pido más explicaciones:

“En el 92, me parece… mi madre padecía del corazón, y fue un período en el que estaba inquieta, hacía poco que había fallecido mi padre y ella se había encontrado mal; yo también me encontraba mal, y 1 mes más tarde ven que estoy en 190/110, cuando yo siempre había estado en 120/70. Por eso, ahora tomo hipotensores”.

Insisto para saber si hay algo más:

“Sí, me separé y he tenido problemas serios con el otro hijo, que tiene 26 años. Mi madre se había apoyado totalmente en mí y el chico vivió mal la separación… todo un montón de cosas que me cayeron encima. Al principio estaba bien, aparte de algunos momentos de artrosis, que ya notaba en las articulaciones… a los 23-24 años los primeros episodios”.

Me informo acerca de las características de esta artrosis:

“Está igual en invierno que en verano, aunque podía estar peor en otoño y en invierno. Pero ahora tiene más que ver con la variabilidad, cuando va a cambiar el tiempo lo siento ya unos días antes, me coge también estando de viaje… pero yo no le hago demasiado caso”.

Le pregunto cómo duerme:

“En general duermo bien, como un tronco. Fundamentalmente soy positiva, tiendo a no dramatizar demasiado, siempre miro de superar las cosas”.

Tras un breve silencio añade espontáneamente:

“Por mi madre me cargué de responsabilidad en aquel período, yo soy hija única y puede que entonces ya fuera lábil y me responsabilizara en exceso…”.

Silencio. Le pregunto si recuerda algún sueño:

“Recuerdo pocos, uno de niña precioso, que estaba encima de un caballo y entraba en una librería y el caballo, bellísimo, volaba sobre toda aquella gente.

Y también he tenido pesadillas horribles, cuando me separé y estuve sola algunos años…”.

La animo a que continúe:

“Me encontraba en un paso subterráneo y había una señora con un cochecito de bebé. Yo tenía que tomar unas escaleras y aquella persona se acercaba, y sabía perfectamente que quería hacerme daño… de hecho me volví y ella no tenía cara y quería pincharme con un punzón, y yo intentaba escaparme cada vez más abajo, en la oscuridad, y ella me seguía, y fi almente me desperté. Recuerdo otro, en el que estaba en Vico Casana… —un barrio del centro histórico de Génova—… con nieve, y yo pasaba por allí y sabía que si pasaba por un determinado sitio habría malas personas y, de hecho, acabaron saliendo por un portón, y me desperté”.

Le pregunto cómo es su relación con los animales:

“El caballo… me gusta mucho… y tal vez por eso sueño a veces con caballos. Me gusta, el caballo es un animal que adoro. Además me gustan los pajaritos, los perros… pero realmente me gustan todos. Menos el gato, tal vez. No me gustan las iguanas ni las serpientes… pero las lagartijas me gustan, aunque los reptiles más grandes no”.

Cambio de terreno y me informo acerca de su relación con la comida:

“Adoro las verduras. Y me gusta más lo salado que lo dulce. Pero cosas sencillas: de los dulces, el chocolate, y de los salados, las galletitas saladas, las pizzetas, las focaccias… No me gusta nada lo que es blando y viscoso, por ejemplo los sesos o el pulmón… la grasa. Lo que no es consistente cuando lo masticas. Pero no como demasiado; últimamente he engordado algo, pero probablemente por la tiroides, porque no como demasiado. La digestión va bien, pero en lo intestinal soy estreñida desde siempre, ya desde niña. Me olvido de ir al baño… pero si como más verduras todo funciona mejor”.

La animo a que me hable de ella, de su trabajo:

“He trabajado en un organismo público hasta el año 92, pero ella —la hija aquí presente— necesitaba que estuviera más en casa, y como ya había llegado al mínimo para poder cobrar una pensión, me fui. En cambio con el hijo todo va mal y esto nunca he podido aceptarlo… para él la culpa de la separación siempre ha sido mía y, de hecho, él ahora vive con mi madre, su abuela”.

Insisto para saber algo más sobre ella:

“De niña era tranquila, en casa papá era de esos que mantenían las riendas muy cortas. No me dejaba salir nunca, y entonces, en vez de salir, me casé con la persona más equivocada que podía llegar a elegir, con 20 años. Además era bastante introvertida, tímida… alegre sí, pero más bien de carácter cerrado. Tenía amistades, pero no demasiadas. No tenía un grupo de 10 o 20 personas, por ejemplo”.

Le pregunto cuál es la virtud que busca en una persona:

“La simplicidad y la sinceridad, aún ahora son las cosas que más busco. Yo… yo también soy difícil a este respecto, es difícil que encuentre un subterfugio para conseguir algo, yo apunto a aquello, y si no obtengo el permiso no utilizo otros medios, me quedo allí y me cierro. No uso medios externos o el apoyo y la cobertura de la madre y, de hecho, no lo hacía por ejemplo para intentar salir de casa de niña…”.

Le pregunto si alguna vez se rebeló:

“Algo de rebeldía sí que he tenido, pero sin éxito, porque mi padre… también en mi vida privada he tenido siempre mucho aguante, siempre he buscado y sigo haciéndolo, acomodarme… hasta que llego a un límite… Hay un amplio espacio en que se me puede hacer de todo, pero hasta un cierto límite pasado el cual… no, entonces me voy por mi camino. No, no hago escenas”.

La invito a continuar:

“Enfados sí que tengo, pero por cosas poco importantes… una injusticia … con la comunidad de vecinos, las pequeñas disputas… pero no discuto porque sí, me desahogo y basta, digo lo que pienso y todo se acaba ahí. En cambio es posible que cuando los problemas son más serios me cueste sacarlos afuera rápidamente. Porque superan ese límite que he dicho y no consigo ni hablarlo, es muy difícil que me pueda deshacer del problema mientras persiste”.

Se hace un momento de silencio. Y aprovecho para preguntarle a su hija qué piensa del carácter de la madre:

“Es espontánea, clara, sencilla y se adapta bastante a los cambios… aunque algunas veces con dificultades, pero no es cerrada. También es muy comprensiva y afronta siempre los problemas. Sabe escuchar y dar consejos basándose en sus experiencias y, además, sabe ponerse en el lugar del otro. No es egoísta: es generosa, abierta”.

Le pregunto a Lucilla si tiene algún hobby:

“Leer y dibujar. Leo un poco de todo, sobre todo narrativa, pero también novelas policíacas… todo lo que pasa por mis manos. Y el dibujo: siempre he dibujado más bien animales… pájaros o perros, o caballos, debe gustarme el motivo. Pero más bien en blanco y negro que en color. También me gusta dedicarme al jardín, en cuanto tengo un momento”.

Pensando en el posible remedio, le pregunto si alguna vez ha padecido alguna afección respiratoria:

“Una vez, pero bastante grave, tuve una infección por Mycoplasma pneumoniae… tardé 1 mes en recuperarme; parecía que tenía una gripe, y la fiebre empeoraba con el antibiótico. Me decían que los glóbulos rojos se rompían y tenía una fuerte anemia. Esto sucedió en el 88”.

Decido (por el conocimiento de los Leche en general y por analogía) darle Lac equinum Q1 en gotas cada mañana durante 3 semanas.

Nos volvemos a ver al cabo de 2 meses y medio, a principios de marzo de 2004. En esta ocasión viene sola:

“No sé si es un sensación o es real… pero el hombro va bien, ya no me duele. Estoy mucho mejor, cuando vine incluso me resultaba difícil atarme los zapatos, en cambio ahora ya no. No es que ahora tenga una gran soltura, pero voy mucho mejor. Ha sido una cosa muy extraña, a los pocos días de tomar sus gotas me pasó todo… no podía creérmelo, pero ¿qué me ha dado? Nunca he vivido una experiencia igual… o sea, que si la homeopatía funciona así, y dicen que es lenta… pero es lenta la homeopatía ¿o lo son los homeópatas? En cambio la muñeca sigue doliéndome un poco… pero en relación con todo lo demás tengo que decir que ha sido como un milagro, me ha pasado ¡todo!”.

Le pido detalles:

“En la mano derecha sigue faltándome fuerza. No he tenido punzadas en la espalda, en estos 2 meses puede que las haya tenido un par de veces, una minucia. El brazo izquierdo lo puedo levantar y sostener sin problema… ¡para mí es maravilloso! En la cadera y la pierna tampoco he tenido ningún problema”.

Le pregunto cómo está en general:

“En cuanto al humor, en esta época… normal, todo normal… Aunque he comprendido que ya no deseo cargar con todo, a veces me parece que soy un burro de carga… y, en defi va, ¿quién me lo manda? Tengo también bastante energía, en algún momento baja, pero ha habido más momentos con ella alta… y esta nunca ha sido mi estación más favorable. En cuanto a mi estado de ánimo… bueno, yo siempre he sido emotiva, ¡muchisimo! Le explicaba un cuento a mi hija y yo era la que acababa llorando… un desastre. Siempre me he emocionado en exceso por las cosas que tienen que ver con los sentimientos… lo demás no me afecta tanto, aunque pueda asustarme por un ruido inesperado, o cosas así. Me siento algo más tranquila, más distendida, más tranquila. De hecho incluso he podido reducir un poco los hipotensores; tenía la presión demasiado baja y los latidos del corazón lentísimos. También el Eutirox, lo he reducido a 75 al día y he visto que estoy igual de bien, incluso mejor…”.

Prescribo Lac equinum Q1 solo 2 días por semana.

Nos vemos varias veces durante el año siguiente y puedo así constatar sus progresos; incluso en lo que concierne al cabello, más fuerte y suave.

Transcribo esta breve visita al año y medio de la primera: “Estoy muy bien y estoy contenta, no pensaba que el tratamiento pudiera actuar tan profundamente… Estoy algo más segura de mí misma, tengo menos necesidad de un papá que me dirija… he comprendido que yo había perdido toda mi seguridad al morir mi padre y después con las enfermedades de mi madre que no sabía cómo gestionar. Mi padre era severo, hasta llegar al ridículo en ocasiones, pero me daba una seguridad, un sostén… era mi figura de referencia. Además le quería mucho también… Estoy verdaderamente bien, he dejado todas las pastillas para la presión hace ya 1 año y estoy perfectamente sin ellas y… tengo que seguir tomando Eutirox, aunque menos, el de 50. Mi hijo ha vuelto a acercarse a mí, no sabe lo contenta que estoy, aunque dentro de poco se casará y se irá de nuevo, pero ahora no es igual… hemos hablado mucho, tiene un poco mi carácter, carga con todo y entonces no puede más y entonces abandona. Pero es un chico estupendo… bueno, un hombre, y con gran mérito, porque le ha faltado un padre para guiarlo… lo ha hecho todo solo”.

Lac equinum: materia médicaTemas del remedioFamilia-responsabilidad

Marcadamente compasivos, lo que los acerca a Phosphorus, con gran preocupación por la familia y gran sentido de la responsabilidad en relación con la familia. Muy ligados a la familia, los hijos; se sienten responsables de la familia y, si están compensados y se les respeta, llegan a sentirse como los jefes de la manada, con la necesidad de que se les reconozca este rol. En este sentido desean que los demás les traten bien.

Los Lac equinum, así como los Lac glama, se llegan a hacer cargo de toda la familia y se sacrifican siempre para tirar adelante el ideal y el recorrido de todos los familiares.

Padre

Buscan intensamente un padre ideal, una figura de referencia merecedora de estima absoluta. Buscan la autoridad paterna más que los otros Leche, en los que resulta más evidente la predominancia de la presencia materna. Los caballos se fían mucho del amo, hasta el punto de llegar a morir por un exceso de trabajo. Pero en realidad es porque le respetan y sienten reconocimiento por él, sobre todo si tienen autoridad para serlo. El caballo examina cada día a su jinete, para ver si sigue siendo capaz de montarlo. Las personas Lac equinum quieren a las personas por su valía real. En definitiva, los Lac equinum desean más que se les reconozca que no que se les entienda.

Grupo

Un cierto sentido de cooperación con los demás, aunque muchas cosas prefieren hacerlas solos y siguen a pocas personas escogidas por ellos mismos. Tienden a elegir pocas y específicas figuras de referencia, que consideran totalmente dignas; cuando es posible dentro de la familia, pero también fuera de esta. Por las que sienten que vale la pena ponerse a su servicio, tipo mayordomo o secretario o similar. Personas para las que las relaciones son importantes, tan solo se fían de personas que son honestas, que ellos respetan. Cuando confían se entregan completamente: por esas personas trabajan al máximo.

Sentido del deber-dignidad-devoción

Es sumamente fuerte el sentido de dignidad en los sujetos Lac equinum: diagnóstico diferencial con los Lac caninum, en que el sentido de la dignidad apenas existe.

Estas personas tienen un sentido del deber increíble, desarrollando una fuerte devoción hacia aquel que ha conquistado su estima y al que llegan a respetar en sentido absoluto. Cuando Lac equinum reconoce a esta persona, su devoción será prácticamente total y completa, con un sentido de devoción y de servicio que resulta difícil de encontrar en cualquier otro remedio.

Los caballos son animales que buscan siempre al jefe de la manada, y una vez que le dan su confi za son capaces de dejarse matar con tal de obedecer. Trabajan siempre con abnegación, con una gran capacidad de aguante. Sienten la vida como un sacrificio. Trabajan siempre, entran en crisis cuando se jubilan. Son nobles en su comportamiento y la sensación que tienen es que la vida es un deber, con poco espacio para el placer. Llegan a olvidarse de sí mismos, de sus problemas. En los Leche herbívoros hay un enorme sentido de sacrifi de entrega. Tanto Lac equinum como Lac asinum o Lac glama se ponen al servicio de alguien o algo que ellos consideran digno de su sacrifi O del ideal, como Lac glama. Pero no se someten fácilmente a cualquiera, al contrario. Lo hacen tan solo por alguien a quien consideran válido. Y por ellos son capaces de llevar adelante de una manera muy digna el proyecto de ayuda, llevan la carga durante toda la vida.

Integración de los instintos

Por su carácter, son personas que consideran su vida casi como un eterno peso que tienen que cargar, con un gran sentido de responsabilidad y del deber, olvidando entre tanto todas sus pulsiones, deseos, a fi de cumplir exclusivamente con su dedicación a la familia. Para ellos no existe nada más que la carga que transportan, como verdaderos caballos de tiro. Le resulta muy difícil al paciente Lac equinum expresar sus propios deseos. En realidad, los caballos, si son bien dirigidos, no se rebelan jamás; pese a ser animales mucho más grandes que nosotros, podemos cargarles con cualquier peso, hacerles arrastrar cargas increíbles, hacerles saltar, correr en competiciones extremas, llevarlos al campo de batalla hasta la muerte. Pero son animales libres, a los que si se deja en libertad no buscarán un amo humano, como sucede, por ejemplo, con los perros, sino que, como mucho, buscarán entrar en una manada con un jefe.

Oblatividad (entrega)

Muy compasivos, sienten todo lo que les pasa a las personas con las que se relacionan. Se conmueven por ellos, sufren por ellos, permanecen muy afectados emocionalmente.

Lazos-identidad

Tienen momentos de frustración por la falta de libertad, con gran irritabilidad. Sienten que hacen mucho y no encuentran jamás placer en su existencia. No consiguen decir no a las demandas de los demás, pero luego se sienten frustrados, agotados, sobre todo porque no se sienten reconocidos por todo aquello que hacen; no se sienten reconocidos como personas, sienten que no expresan su propia identidad, que no es reconocida por los demás. Las personas Lac equinum pueden tener una rabia enorme, pero —como en tantos otros remedios oblativos— no se ve de ninguna manera. Son personas cerradas, lo llevan todo dentro, es difícil que su rabia se manifieste.

Poca confianza en sí mismos

Cuando tienen un jefe autoritario al que seguir y son bien dirigidos, o cuando ellos mismos han sido elegidos como jefe de la manada —son respetados por todos, y por tanto se sienten adecuadamente compensados— se presentan como personas que siempre saben lo que tienen que hacer, qué es justo y qué no lo es en cualquier situación. El problema surge cuando no se les compensa, cuando no tienen una guía que puedan seguir o no sienten que los demás les respeten, entonces viven una vida sin una dirección precisa, buscando siempre a alguien que les guíe.

Movimiento

Trabajan siempre y no consiguen estar parados; para ellos pararse significa inmovilidad, el final, la muerte. De hecho es fácil que tengan una crisis cuando se jubilan, a no ser que tengan muchas otras actividades que cumplir en su medio, en las que suelen estar ocupados desde hace años, porque son hábiles manualmente y tienen una gran capacidad de trabajo.

Metódicos

Personas sencillas, que aman la rutina diaria y temen las novedades. Personas metódicas, siguen las rutinas cotidianas y presentan ansiedad si se encuentran en medio de demasiada gente, en una multitud o en medio del tráfico de la ciudad. Les gusta el campo, la vida sencilla, la soledad. Por cualquier acontecimiento nuevo al que se vean obligados presentan una gran ansiedad de anticipación.

Alternancias

Como en los otros Leche, resulta frecuente ver en los síntomas de Lac equinum la clásica alternancia simétrica entre un lado y el otro, en lados distintos de su cuerpo. En este remedio podemos observar también alternancias entre síntomas torácicos y abdominales, como si el diafragma fuera el límite entre sus 2 partes.

Hinchazón-congestión

Otro tema importante también en este Lac: a menudo tienen una sensación de dilatación, con sensación de bloqueo, como si esta hinchazón no pudiese liberarse de ninguna manera. En ocasiones, esta sensación también se percibe como un peso que se tiene que cargar, no solo sobre sus hombros.

Metabolismo-alimentación

Pueden tener trastornos metabólicos, como diabetes. Tienen un gran deseo de carbohidratos, pan y pasta, y también por las verduras. Deseo también de vinagre y de alimentos picantes: guindillas, pimienta.

Odian la carne. Aversión y disgusto por el chocolate. Aversión por los dulces.

Leche

La leche les hace daño (a menudo se agravan por ella) y puede gustarles o no desearla, y lo mismo pasa con sus derivados: la nata, la crema, los quesos.

Cefaleas

Las habituales cefaleas congestivas y alternando lados, pulsantes, típicas de todos los Leche. A menudo de origen digestivo, como si la hinchazón abdominal y la sensación de bloqueo se transmitiesen a la cabeza, como si el dolor congestivo del estómago se fuera a la cabeza.

Estas personas viven también este dolor como si fuese otro peso que tienen que cargar, y las cefaleas pueden ser frecuentes en ellos durante los fines de semana: el único momento en el que pueden expresar algo propio.

En este remedio, las cefaleas también pueden estar acompañadas de fotofobia.

Aparato respiratorio

Desde el punto de vista físico, tienen más a menudo que los demás Leche, y como en Lac delphinum, varias patologías respiratorias; en efecto, el caballo es un animal que puede presentar a menudo este tipo de problemas.

A menudo presentan graves problemas respiratorios, incluso enfisema, frecuente en este remedio.

Es interesante el hecho de que estos pacientes, aunque se sientan enfermos, siguen siendo muy eficientes, buscan trabajar siempre al máximo y son incapaces de parar, llegando a la exageración y poniendo seriamente a prueba su propia salud.

Aparato digestivo

A menudo presentan trastornos digestivos si comen en exceso; tienen que comer con frecuencia y en pequeñas cantidades.

Gastritis que mejoran comiendo poco alimento. Intestino irregular, muy condicionado por las emociones.

La patología digestiva es frecuente en los caballos y en las personas Lac equinum. Los caballos tienen un estómago pequeño y un intestino larguísimo y por este motivo comen continuamente pequeñas cantidades, rumian y mastican durante todo el día.

Para ellos resulta difícil la integración del placer incluso en este aspecto más básico, la nutrición. Tienen problemas para integrar, por el hecho de que solo pueden comer un poco cada vez.

En ocasiones tienen fuertes náuseas con un gran deseo de vomitar, pero no son capaces de vomitar y lo retienen todo: es otra forma de bloqueo que conservan, no se permiten dejarse ir. Esto no solo les sucede por problemas digestivos, sino también tras un gran estrés o en épocas de excesos de trabajo.

Aparato genital femenino

Frecuentes vaginitis, con leucorrea. Leucorrea, molestias genitales, como una dificultad en encontrar placer utilizando el cuerpo.

En general mejoran durante el embarazo, para ellas es la mejor época.

Aparato osteoarticular

Dolores crónicos, dolores erráticos, se expanden y se alternan, alternando lados. Dolores cervicales, periartritis, problemas articulares. Dolores punzantes o roedores, excavantes.

Further reading
Bibliografía recomendada
[Herrick, 1998]
N. Herrick.
Animal mind, human voices: a proving of Lac equinum.
Hahnemann Clinic Publishing, (1998),
[Jackson, 1997]
J. Jackson.
A case of Lac equinum.
American Homeopath, 3 (1997), pp. 44
[Mangialavori, 2015]
Mangialavori M. Dos casos de Lac equinum. Casuística personal.
[Murphy, 2007]
Murphy R. Nature's Materia Medica. Reference Works Pro. 2007.
[Natural Hystory, 2007]
Natural Hystory of Animals. Reference Works Pro. 2007.
[Shannon, 2007]
Shannon T. A case of Lac equinum. Reference Works Pro. 2007. Van Zandvoort R. Complete Millennium Repertory. 2007.
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