Por fortuna o por desgracia, que eso nunca se sabe, soy de los que disfrutan de 3 semanas de vacaciones en un pequeño pueblecito de playa, de manera que cuando llega el final de las tres semanas te ha invadido suficientemente el tedio como para desear volver a empezar a trabajar.
Aprovecho algo el tiempo con lecturas pendientes y, como no me gustan las novelas, mis lecturas preferidas son los ensayos sobre temas relacionados con filosofía y ciencia y, cómo no, lecturas relacionadas con la homeopatía.
Este verano he leído Burnett rediscovered de Dion Tabrett y un par de ejemplares de la revista Spectrum of homeopathy, concretamente un número dedicado a las lamiáceas, las rubiáceas y las piperáceas (“Spice of life”) y otro dedicado a las relaciones interpersonales y de pareja, titulado “Me and You”.
Es el contraste entre estas dos lecturas lo que me ha impulsado a escribir esta carta al director.
Spectrum of homeopathy es una revista muy bien editada, con muchas ilustraciones a todo color, con artículos escritos en su mayoría por homeópatas no médicos que basan su práctica en el universo conceptual trazado por Sholten y compañía, o algunos otros, basados en el método de la sensación de Sankaran.
Parece que la homeopatía contemporánea esta dominada por estas dos tendencias.
Ya no son solamente los minerales, sino también las plantas, los que quieren ser comprendidos y explicados a través de la tabla periódica, seguida a pies juntillas como si fuera las tablas de la ley; según instrucciones ideadas en la mente de Sholten sin otro bagaje experimental ni conceptual (por cierto, para comprender el mundo, al hombre y a la enfermedad, prefiero un marco conceptual mucho más fiable como el que puede ofrecer la medicina tradicional china).
Los autores de los artículos son relativamente jóvenes, con pocos años de experiencia, y los casos presentados son por lo general endebles. Tanto por el tipo de patología tratada como por los resultados obtenidos, a no ser que consideremos un buen resultado que “duerme mucho mejor y se siente con más energía”.
Puede que haya excepciones y exagere un poco en mi valoración, pero que un autor con pocos años de experiencia y sin conocimientos médicos me intente explicar la comprensión de la materia médica y del universo entero a partir de la tabla periódica me deja con la sensación del timo del tocomocho.
Hablar de las relaciones de pareja (un tema universal de la especie humana) ciñéndose a la serie Sílice y las plantas que según Sholten están relacionadas con la serie me parece simplista y empobrecedor. Si además estas plantas no tienen proving, ni tan solo a veces toxicología, entonces es que hemos perdido la brújula y estamos en el terreno puramente especulativo (justo de lo que huía Hahnemann).
En contraste con esta situación está la experiencia clínica de Burnett —también un heterodoxo dentro de la homeopatía, pero un heterodoxo con fundamento— al que le importaba sobre todo la mejoría clínica del paciente y la mejoría de la patología.
Casos clínicos graves tratados con éxito y rigor en la valoración de los tratamientos, aunque muchas veces no sean estrictamente unicistas.
No quiero decir con ello que renunciemos a nuevos abordajes de los casos clínicos o en la comprensión de la materia médica, no, simplemente quiero sacarme de encima este papanatismo New Age que nos invade y volver a ser realista y fiable en la comprensión de la enfermedad y su resolución.
Pero parece que la tendencia que triunfa y seduce es la de Spectrum...
Me pregunto qué parte de culpa tenemos los propios homeópatas en el descrédito actual de la homeopatía...