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Vol. 1. Núm. 1.
Páginas 44-48 (septiembre 2008)
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Presente y pasado de la homeopatía en España
The present and past of homeopathy in Spain
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Inmaculada González-Carbajal García*a
a Presidenta de la Federación Española de Médicos Homeópatas. Presidenta de la Academia de Homeopatía de Asturias. Vocal de Homeopatía de la Sección Colegial de Médicos Acupuntores, Homeópatas y Naturistas del Colegio de Médicos de Asturias
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Siempre el presente es resultado de un devenir de sucesos previos, de un proceso en el que los acontecimientos, las ocasiones y las decisiones, motivaron lo que somos o tenemos. En el momento actual de la homeopatía en España, podemos señalar una serie de hechos relevantes que destacan su posición respecto al pasado, sin embargo, no se comprende su trascendencia si no conocemos su historia, porque es en ella donde encontramos el hilo conductor que nos trae hasta el presente.

La homeopatía llegó a España en las primeras décadas del siglo xix. Las primeras noticias acerca de esta medicina las encontramos en algunas publicaciones de la época y, entre ellas, es importante señalar la que apareció en los Anales de ciencia, literatura y arte (1832) a través de la que tuvo conocimiento de esta medicina un médico de Badajoz, D. Prudencio Querol, que quiso conocer más a fondo la nueva terapéutica y fue el primero que se decidió a probarla en algunos pacientes. Por este motivo, y porque también en Badajoz encontramos el primer farmacéutico, D. Juan Manuel Rubiales, que elaboró los primeros remedios homeopáticos y, años más tarde, la primera publicación periódica —Archivos de la medicina homeopática del Dr. Pedro Rino y Hurtado— con artículos de los primeros homeópatas españoles, podemos decir, sin lugar a dudas, que Badajoz es la cuna de la homeopatía española en los albores de dicha terapéutica en nuestro país.

En pocos años la homeopatía llega a otros lugares y varios médicos la ejercen en algunas provincias de Andalucía; en Toro (Zamora), y en Madrid. Es en esta capital donde se creó la primera asociación, la Sociedad Hahnemanniana Matritense, que se fundó en 1845 con el objetivo de reunir a los homeópatas en una sociedad que les permitiera defenderse del rechazo que empezaban a soportar por parte de los médicos tradicionales.

La Sociedad Hahnemanniana Matritense fue la gran protagonista de los hechos más relevantes de la historia de la homeopatía hasta finales del siglo xix, momento en el que entra en escena la Academia Médico Homeopática de Barcelona fundada en 1890. Entre los miembros de la Sociedad Matritense encontramos a algunos de los homeópatas más importantes de ese siglo. Son muchos los que habría que nombrar pero entre ellos destacamos al Dr. José Núñez y Pernía que fue su primer presidente y "alma mater" de dicha sociedad; al Dr. Joaquín de Hysern y Molleras, que defendió esta terapéutica desde su condición de Catedrático de Fisiología de la Facultad de Medicina de Madrid; al Dr. Anastasio García López que llevó la homeopatía al ámbito universitario impartiendo un curso de esta materia en la Universidad de Salamanca; al Dr. Tomás Pellicer y Frutos, que sucedió al Dr. Núñez en la dirección del Hospital Homeopático de San José a la muerte de éste y que animó al Dr. Sanllehy para que fundara la Academia de Barcelona, y otros muchos que con su trabajo y dedicación contribuyeron a la expansión de la homeopatía en esta época.

Esta sociedad trabajó en diversos frentes para que la homeopatía tuviera un lugar destacado en el contexto general de la medicina decimonónica. Desde sus inicios defendió la terapéutica hahnemanniana ante los ataques desmesurados de la medicina oficial y buscó el respaldo del Gobierno para proporcionarle una entidad legal, a la vez que un contexto apropiado para la enseñanza y la práctica hospitalaria. De este modo obtuvo del Gobierno de Su Majestad las Reales Ordenanzas de 1850 en las que se ordenaba al Rector de la Universidad de Madrid que hiciera una convocatoria a los médicos homeópatas "para desempeñar en la facultad de medicina una cátedra en un hospital que designara el jefe político de la provincia, entendiéndose que todo tendrá un carácter provisional a fin de que vistos los resultados pueda resolverse lo que convenga al plan de estudios"1.

1Boletín Oficial de la Sociedad Hahnemanniana Matritense. Tomo V. Madrid. 1850. p. 14.

Estas Reales Ordenanzas no se llevaron a efecto, pero el objetivo de la Sociedad Hahnemanniana Matritense de enseñar la homeopatía y aplicarla en el ámbito hospitalario se abrió camino gracias a la iniciativa privada y al esfuerzo personal de algunos homeópatas que lograron levantar un hospital en Madrid, el Hospital Homeopático de San José, inaugurado en 18782.

2El edificio del Hospital Homeopático de San José ha sido rehabilitado recientemente por la Comunidad de Madrid y está situado en la calle Eloy Gonzalo.

Un hecho repetido en la historia de esta terapéutica es que, con frecuencia, ha recibido los ataques de algunos representantes de la medicina oficial. La homeopatía ha sido objeto de críticas que, en muchos casos, carecían de fundamento por no estar basadas en su conocimiento, sino que estaban motivadas por un rechazo irracional e injustificado y, por tanto, carente de objetividad. Estos ataques llegaron al extremo de justificar cursos académicos, que impartían algunos catedráticos de la Facultad de Medicina de Madrid, para alertar a los estudiantes acerca de la falacia de dicha terapéutica.

Contra los ataques de los médicos alópatas, derivados del misoneísmo ante la nueva medicina, los homeópatas esgrimían argumentos que encendían aún más el enfrentamiento. En muchos casos, los seguidores de Hahnemann exponían la homeopatía como un cuerpo doctrinario en el que había que creer, más que como una medicina que tenía resultados evidentes y de la que se podía hablar con argumentos sólidos. A pesar de todo, la homeopatía se abrió camino gracias a los beneficios obtenidos con su aplicación. En este sentido, es importante señalar el papel relevante que tuvo en las epidemias de cólera que tanto afectaron a la población a lo largo del siglo xix. Entre ellas, cabe destacar la epidemia de 1854 en la que los homeópatas obtuvieron excelentes resultados, hasta el punto de que algunos médicos fueron distinguidos con diversos méritos.

En pocos años, la homeopatía se convirtió en una medicina con una gran demanda y con un ámbito de implantación muy extenso. Por un lado estaban las clases altas, la nobleza e incluso la familia real que tenía entre sus médicos de cámara a algún homeópata; por el otro, estaban los pobres y menesterosos que recibían tratamiento homeopático en los dispensarios creados para atender a quienes no tenían recursos.

En las décadas centrales del siglo xix había muchos médicos que ejercían la homeopatía en diferentes lugares de la geografía española. No obstante, casi todos estaban vinculados a la sociedad matritense ya que en aquel tiempo no se habían creado asociaciones en otras regiones. Los focos fundamentales del desarrollo, la expansión y la actividad de la homeopatía española del siglo xix fueron Madrid y, al final del siglo, Barcelona. En ambas ciudades se crearon asociaciones homeopáticas fuertes y sólidas y los médicos que residían en otros lugares estaban vinculados a una de las dos.

En Madrid no sólo se estableció la Sociedad Hahnemanniana Matritense; en 1849 se creó el Instituto Homeopático Español a partir de un grupo disidente, pero esta asociación tuvo una vida efímera y se disolvió al año siguiente. Unos años más tarde, en 1853, surgió otra nueva sociedad llamada Academia Homeopática Española. Estas asociaciones que surgieron desde la Sociedad Hahnemanniana Matritense no tuvieron la relevancia de ésta; que fue la única que permaneció en el tiempo más allá de enfrentamientos y desavenencias. También se produjo una escisión en el seno de la Academia Médico Homeopática de Barcelona. En 1904 se creó el Instituto Homeópata de Barcelona que años más tarde, en 1913, volvió a unirse a la Academia.

En el siglo xix se dieron una serie de enfrentamientos entre los propios homeópatas que en muchas ocasiones restaron fuerza y posibilidad de desarrollo a la homeopatía. En la mayor parte de ellos, lo que había detrás eran cuestiones personales que se dirimían en el ámbito de las teorías y las tendencias homeopáticas. Algunos no perdieron la ocasión de publicar auténticos libelos con el fin de justificar y explicar los pretextos de tal o cual desacuerdo. Como siempre, los que más aportaron a la homeopatía emplearon poco tiempo y esfuerzo en mantener las disputas.

En el contexto de la medicina decimonónica, los médicos que se acercaron a la homeopatía descubrieron en ella una terapéutica eficaz, lo que explica en gran medida el grado de entusiasmo con el que la ejercían y el carácter propagandístico con el que pretendían darla a conocer. Prueba de ello es la gran cantidad de publicaciones periódicas, la frecuencia de sus ediciones y el mantenimiento durante años de algunas de ellas como El Criterio Médico de la Sociedad Hahnemanniana Matritense que se publicó durante 31 años con una periodicidad quincenal. No sólo esta sociedad tuvo su revista, sino que todas las sociedades homeopáticas que se formaron tuvieron desde el inicio su publicación periódica hasta el punto de que, en su conjunto, constituyen el archivo documental más importante y fundamental para conocer la historia de la homeopatía española, además de un valioso testimonio del conocimiento y la aplicación de este método terapéutico.

Ya en el siglo xx, nos encontramos con una homeopatía menos expansiva. La medicina de este tiempo tiene otros recursos y ofrece nuevas posibilidades a los médicos. Los homeópatas carecen del entusiasmo de sus antecesores; una gran mayoría son hijos de homeópatas, incluso nietos, que no viven la homeopatía del mismo modo, no se encontraron con ella desde una búsqueda personal y todo ello provoca una cierta atonía. Durante las primeras décadas del siglo, es la Academia de Barcelona la que tiene más actividad y promueve la celebración del Congreso Homeopático Internacional que se celebró en Barcelona en 1924. Años más tarde, a pesar de la escasa actividad que hay en Madrid, se celebra en 1929 el Primer Congreso Homeopático Nacional y, en 1933, el Congreso de la Liga Homeopática Internacional. A pesar de la celebración de estos congresos, la homeopatía tenía cada día menos vigor: no había un número suficiente de médicos jóvenes que decidieran dedicarse a esta medicina y, por tanto, no había savia nueva para renovarla. La Guerra Civil Española fue el golpe de gracia para la terapéutica hahnemanniana que acusaba entonces un desgaste evidente. Los factores que contribuyeron a tal desgaste fueron las desavenencias entre los homeópatas, la falta de respaldo legal, el carácter disperso de la práctica homeopática, los enfrentamientos con la medicina oficial y la dificultad para incorporar los nuevos avances de la medicina de principios del siglo xx. Todo ello contribuyó al agotamiento de una homeopatía que había perdido el carácter expansivo y entusiasta que le dieron los primeros médicos homeópatas.

Hasta aquí unas pinceladas para conocer algunos de los hechos fundamentales que conforman nuestro pasado. En ellos podemos confrontar nuestro presente para destacar algunos cambios y también algunas asignaturas pendientes. La homeopatía en España resurgió a finales de la década de los años setenta del siglo xx. El ambiente general de apertura y la voluntad de cambio en todos los sentidos estimularon a los médicos jóvenes para que buscaran otras opciones y nuevas terapéuticas que ofrecieran, además de una resolución eficaz de la enfermedad, la posibilidad de una comprensión más global del binomio salud/enfermedad; al tiempo que proporcionaban un marco de encuentro más personal con el paciente frente a la creciente tecnificación de la medicina. Uno de los aspectos que más llama la atención en este resurgimiento de la homeopatía en los últimos años, es el carácter asociativo de los homeópatas del presente frente a los del pasado. La Academia Médico Homeopática de Barcelona fue la única institución que no desapareció durante el tiempo en el que se perdió la tradición homeopática en España y aunque no tenía una gran actividad, porque después de la guerra fueron muy pocos los médicos que siguieron trabajando con la homeopatía, su nombre permaneció respaldado por algunos médicos que continuaron fieles a la práctica homeopática. Su papel en esta etapa de renacimiento fue importante porque fue pionera en la enseñanza homeopática al proporcionar cursos a los médicos interesados en conocer y formarse en esta terapéutica.

Desde los años setenta hasta el presente la homeopatía se ha extendido a todas las regiones de España. El número de médicos homeópatas ha aumentado notablemente y se han organizado asociaciones en varias comunidades autonómicas, que estimulan la dinámica de formación y expansión de esta medicina. Enseguida surgieron nuevas asociaciones regionales en Andalucía, Aragón, Asturias, Comunidad Valenciana, Canarias, País Vasco y Galicia. En Madrid se constituye de nuevo la Sociedad Hahnemanniana Matritense y en 1991 todas ellas se agrupan en la Federación Española de Médicos Homeópatas. Posteriormente se separa la Academia Médico Homeopática de Barcelona, que reúne a gran cantidad de homeópatas. También se crean otras instituciones homeopáticas de ámbito nacional como la Sociedad Española de Medicina Homeopática. También aparecen asociaciones de ámbito regional —en el seno de los Colegios de Médicos— y asociaciones internacionales que tienen su representación en España, como en el caso de la Liga Médica Homeopática Internacional.

En comparación con el pasado que se ha descrito, una de las diferencias que cabe destacar en el presente es la tendencia asociativa de los homeópatas actuales. Esta tendencia a asociarse de los homeópatas contemporáneos es un carácter distintivo que permite tener más fuerza al luchar por una homeopatía que pueda tener un lugar representativo en el contexto general de la medicina. La unión hace la fuerza es un dicho muy manido que tiene su base en la fuerza de la suma y la unión: cuando se tiene claro lo que nos une más allá de cualquier diferencia. En el momento actual es importante resaltar la unión de todas estas asociaciones con el objetivo común de trabajar por un mejor desarrollo de la homeopatía. Esta unión también es un elemento diferenciador respecto al pasado en el que las desavenencias y enfrentamientos entre los propios homeópatas constituyeron un factor que restó fuerzas a sus posibilidades de desarrollo, ya que el descrédito se veía alimentado por los enfrentamientos que trascendían a la luz pública. Estas hostilidades restaron energía en su proceso de consolidación y reforzaron el rechazo de quienes encontraron en ellas una justificación para mantener su rechazo.

Otro elemento que diferencia nuestro presente es la relación con la medicina oficial. En la actualidad, a pesar de que hay médicos que siguen rechazando la homeopatía con críticas y comentarios carentes de objetividad y de conocimiento de esta terapéutica, no se produce un rechazo tan frontal y extendido hacia la homeopatía. Hay varias razones, en la medicina de este tiempo el médico que accede a la homeopatía tiene otra formación y se posiciona de otro modo, desde la toma de conciencia de que la homeopatía tiene su lugar pero no se puede plantear como la única medicina. La homeopatía de este período no se presenta como en el pasado, es decir, como una terapéutica en oposición y lucha frente a la medicina tradicional y como si toda ella debiera reducirse a una u otra opción terapéutica. La medicina actual no es la misma que la del siglo xix: los avances tecnológicos son incuestionables, el conocimiento fisiopatológico se ha incrementado y la formación del médico es más amplia. Desde esta perspectiva, el profesional que opta por este tipo de medicina en el presente no puede dar la espalda a los avances de la medicina, ya sea en el aspecto técnico o en el del conocimiento médico, y el homeópata no puede presentar su práctica como un cuerpo doctrinario de principios que no necesitan comprobación alguna. Tanto los homeópatas como los alópatas, reconocen más fácilmente los límites de sus terapéuticas. El homeópata no puede negar ni obviar el avance técnico de la alopatía y el alópata no puede ocultar el fracaso de la medicina actual para cantidad de patologías para las que no tiene recursos eficaces y sin embargo la homeopatía sí los ofrece. El rechazo a la homeopatía no es tan enconado, pero cuando salen a la luz algunas opiniones contrarias a ella destilan la misma ignorancia que en el pasado. De todos modos, es importante señalar algunos avances de la homeopatía en el presente, como haber llegado al ámbito universitario. Las instituciones homeopáticas responsables del desarrollo de la homeopatía en la actualidad —Federación Española de Médicos Homeópatas, Academia Médico Homeopática de Barcelona y Sociedad Española de Medicina Homeopática— han buscado la forma de impartir la formación homeopática en el marco de la universidad. También hay que señalar un mayor desarrollo en el ámbito de la investigación. La homeopatía ha sido objeto de varias tesis doctorales y algunas tesinas sobre aspectos históricos, temas clínicos y de materia médica, lo que indica una mayor preparación en los médicos homeópatas del presente, avalada por una mejor formación académica.

En la misma línea de entendimiento con los representantes de la medicina oficial, es importante destacar la relación con los colegios de médicos. El apoyo en este sentido se manifiesta en la existencia de secciones colegiales de homeopatía que confirman su inestimable respaldo, incluso para llevar a cabo un proceso de legalización en el que se considere a la homeopatía un acto médico.

Una asignatura pendiente en la historia de la homeopatía es conseguir el respaldo legal necesario que ponga en evidencia el reconocimiento de que es una medicina eficaz. La situación actual se debate entre la eficacia que la convierte en una medicina con una gran demanda y el constante cuestionamiento de su entidad como ciencia médica. A pesar de no disponer de un cauce legal, la homeopatía pervive en el tiempo. No obstante, ya va siendo hora de que se la reconozca como una medicina que tiene recursos eficaces para muchas patologías y que, en todo caso, es una forma diferente de entender la enfermedad y acercarse al paciente; con unos recursos terapéuticos de bajo coste económico y sin los efectos iatrogénicos de la medicina convencional. En este sentido, una vez más, es importante señalar la unidad de los homeópatas actuales, reunidos en las diferentes instituciones nacionales, para llevar a cabo las gestiones necesarias y encontrar este marco de legalidad tan importante para respaldar la práctica de muchos médicos y tan necesario para garantizar a los usuarios el uso de esta disciplina.

En el proceso de expansión actual de la homeopatía no se puede dejar de lado el papel importante de farmacéuticos y veterinarios. La homeopatía ha despertado también el interés de los profesionales de estos campos y no sólo hay farmacias que dispensan medicamentos sino que también hay farmacéuticos que poseen laboratorios propios para su preparación. Si en el pasado los médicos y los farmacéuticos iban por caminos divergentes, en el presente ambos colectivos pueden articular un trabajo común que proporciona una mejor atención al paciente. También se deben considerar los laboratorios homeopáticos, algunos de los cuales son extranjeros; aunque también hay laboratorios nacionales que cuentan con profesionales muy competentes. Los veterinarios también han descubierto en la homeopatía el potencial de recursos para las enfermedades presentes en los animales. Esta aplicación de la medicina hahnemanniana se convierte en una fuente importante de estudio y comprobación de su eficacia que anula los supuestos del efecto placebo esgrimido por quienes no quieren someterla a ningún tipo de experiencia y hablan desde una perspectiva llena de prejuicios.

Frente a la falta de unión que hubo en el pasado entre los distintos profesionales de la homeopatía, en el presente, tanto médicos como farmacéuticos y veterinarios deben trabajar de manera conjunta para que esta terapéutica pueda ser considerada una medicina seria y eficaz. El trabajo interdisciplinario es necesario para avanzar en la búsqueda de un lugar de prestigio para una terapéutica susceptible de ser sometida al aval de la experimentación y la comprobación clínica. Este trabajo interdisciplinario debe contar con la tolerancia como clave indispensable que permita una integración de los elementos comunes y un respeto a la diversidad, teniendo en cuenta los objetivos particulares de cada área de conocimiento.

Para concluir este análisis comparativo del presente frente al pasado de la homeopatía en España, sólo nos resta señalar la importancia del nacimiento de esta publicación, la Revista Médica de HoMeopatía, de carácter nacional y como expresión evidente del esfuerzo conjunto de las instituciones homeopáticas que la promocionan: la Academia Médico Homeopática de Barcelona, la Federación Española de Médicos Homeópatas y la Sociedad Española de Medicina Homeopática. En este sentido también hay un elemento diferenciador respecto a nuestros antecesores, quienes —a pesar de no disponer de los medios actuales de edición— publicaron muchos artículos para dar a conocer los frutos de su trabajo. El gran número de revistas que mantuvieron todas las asociaciones homeopáticas en el pasado se mantenía con los artículos de muchos homeópatas conscientes de la importancia de dar a conocer el fruto de su trabajo. El hecho de que la homeopatía se ejerza en el ámbito privado, hace que la experiencia de muchos médicos se pierda si no la transmiten de algún modo y con ella se pierde un material valioso susceptible de ser transmisor de un conocimiento: el que cada médico obtiene a partir de años de trabajo con la aplicación de esta terapéutica. Personalmente considero que somos responsables de lo que tenemos, de lo que se nos ha dado y de lo que sabemos. Si los homeópatas del pasado no hubiesen sido prolíficos escritores, no hubiésemos podido conocer nuestra historia y recoger en ella, además de los acontecimientos de lo que sucedió, el acervo de todo un saber que médicos tan importantes como José Núñez y Pernía, Anastasio García López, Juan Sanllehy y otros muchos nos han transmitido en sus escritos.

Esta revista escribe una página en la historia de nuestro presente y es una oportunidad para mostrar la diversidad de nuestro trabajo.

Escrito en el Festival de Teatro Clásico de Almagro de junio de 2008:

"Donde el público fija su mirada, nace una estrella" (Rafael Álvarez "El Brujo", en De místicos y pícaros).

¡Ojalá los homeópatas fijen su mirada en esta revista para que nazca con buena estrella!


*Correo electrónico: yasoi50@telefonica.net (I. González-Carbajal García).

Recibido el 9 de agosto de 2008; aceptado el 15 de septiembre de 2008


Bibliografía recomendada

Boletín Oficial de la Sociedad Hahnemanniana Matritense. Tomo V. Madrid. 1850.

González-Carbajal García I. La homeopatía en España. Cien años de historia. Sevilla: Federación Española de Médicos Homeópatas; 2004.

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