El 6 de noviembre del 2013, en la ciudad de la Piedad, Michoacán, falleció el Dr. Edmundo Díaz-Pardo, entusiasta impulsor de la ictiología mexicana, la conservación y la salud de los ecosistemas dulceacuícolas; destacado académico e invaluable formador de profesionales en estas ramas de la biología. Fue curador y jefe del Laboratorio de Cordados en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (ENCB-IPN) de 1975 a 1991, y curador y jefe del Laboratorio de Ictiología y Limnología de 1991 a 1995 en la misma institución. Participó como fundador y miembro de sociedades, redes y asociaciones, entre las que se destacó como fundador, presidente y miembro de la Sociedad Ictiológica Mexicana, A. C. (SIMAC) y de la Asociación Mexicana de Limnología; en 2001 fue miembro fundador de la Red Mesoamericana en Recursos Bióticos, grupo con el que tuvo actividad docente y académica en Centroamérica. Como resultado de la significativa aportación científica y la formación de recursos humanos, fue distinguido en 2006 como Miembro Honorario de la SIMAC.
Oriundo de la ciudad de México, nació el 20 de noviembre de 1945, hijo de Gregorio Díaz Palacios y Clemencia Pardo Alegre. Terminó la carrera de biología el 25 de septiembre de 1969 en la ENCB-IPN, con la tesis titulada «Anatomía del tubo digestivo de Lepisosteus tropicus (Gill, 1863)» (Díaz-Pardo, 1969). Posteriormente, obtuvo el grado de Maestro en Ciencias en 1980 y el de Doctor en Ciencias en 1992, en la misma institución. Desde sus inicios se enfocó al estudio de los peces y lo hizo de la mano de grandes figuras nacionales e internacionales de la ictiología.
Fue un constante promotor de la formación y consolidación de colecciones científicas de peces dulceacuícolas. En la ENCB-IPN continuó junto con otros destacados ictiólogos el trabajo de su mentor, el Dr. José Álvarez del Villar, para el fortalecimiento de la colección científica. Posteriormente, en 2002, ocupó el cargo de curador de la Colección de Peces del Centro de México en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ-PCM), cargo que mantuvo hasta el año 2010. Esta última colección, así como la Colección de Peces de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (CP-UAEM), están dedicadas a su memoria. El Dr. Díaz-Pardo fue profesor de numerosas generaciones de biólogos en el Instituto Politécnico Nacional, en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, la Universidad Autónoma de Querétaro y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, entre otras múltiples instituciones.
Una de las mayores influencias durante su formación la constituyó su vinculación académica, primero como estudiante y luego como colaborador, con el Dr. Álvarez del Villar en el IPN. Durante este periodo, el Dr. Díaz-Pardo realizó varias aportaciones a la ictiología mexicana, entre las que destacan el Catálogo de las Ofrendas de Peces del Tempo Mayor de la ciudad de México (Álvarez, Díaz-Pardo y Polaco, 1982; Díaz-Pardo, 1982; Díaz-Pardo y Teniente-Nivón, 1991), así como varias contribuciones zoológicas en revistas nacionales e internacionales que suman más de 500 citas (e. g., Díaz-Pardo, Godínez-Rodríguez, López-López y Soto-Galera, 1993; González-Díaz, Díaz-Pardo, Soria-Barreto y Rodiles-Hernández, 2005; Jelks et al., 2008; Lyons et al., 2000; Mercado-Silva et al., 2006; Soto-Galera, Díaz-Pardo, López-López y Lyons, 1998). Su actividad académica internacional incluyó una estancia de investigación, en 1973, con el Dr. Carl Leavitt-Hubbs, en la Scripps Institution of Oceanography de la Universidad de California, en San Diego, Estados Unidos de América. En el 2000, llevó a cabo una estancia en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, España, en donde su estrecha colaboración con el Dr. Ignacio Doadrio Villarejo repercutió en la colaboración en varios proyectos de investigación, así como en distintas publicaciones científicas. Finalmente, en 2008 llevó a cabo una estancia en la Universidad de Auburn, en Alabama, EUA. Durante este periodo, también tuvo activa interacción académica con múltiples colaboradores en Nicaragua, Guatemala y Costa Rica a través de la Red Mesoamericana en Recursos Bióticos.
Su producción científica incluye 98 publicaciones, entre las que se encuentran 63 artículos científicos, 4 artículos de divulgación, 5 bases de datos electrónicas, un manual y 25 libros o capítulos. La mayor parte de su investigación se centró en la descripción y estudio de la ictiofauna de la Mesa Central de México, pero entre sus estudios hay aportaciones importantes a la ictiofauna de la región sur del país, particularmente en los estados de Veracruz, Tabasco y Chiapas. Provisto de un amplio contexto de conocimientos biológicos, en sus publicaciones se puede apreciar una visión integral del estudio de la diversidad de peces y su entorno, de forma que entre sus obras podemos encontrar desde los primeros estudios ecotoxicológicos de peces mexicanos hasta estudios de biología evolutiva, taxonomía, paleobiología, biología de la conservación, ecología trófica, evolución morfológica y ecología de comunidades.
El maestro Edmundo o «Mundo», como le decían cariñosamente sus alumnos, fue tutor y amigo de muchos estudiantes; con muchos de ellos estableció estrechos lazos de amistad y de trabajo. Estas relaciones fortalecieron los vínculos entre académicos establecidos en diversas instituciones. Muchos tuvimos la oportunidad de compartir con él su gusto por la buena cocina mexicana, numerosos deportes y el baile, en especial el rock and roll y el paso doble, asociado este último a su afición a la fiesta brava. En particular, fue un apasionado del fútbol americano, deporte que practicó hasta los 50 años de edad en el club de Los Perros Negros de Naucalpan, Estado de México.
A quienes tuvimos la oportunidad de aprender de él, sin duda, nos compartió su pasión e interés por el estudio de los peces nativos de México. Esta capacidad para compartir su conocimiento se ve reflejada ampliamente en su trayectoria como docente y como director de tesis: 37 de licenciatura, 18 de maestría y 10 de doctorado, de estudiantes pertenecientes a numerosas instituciones nacionales. Una parte significativa de su trayectoria académica la dedicó al estudio del impacto de la actividad humana sobre los sistemas de agua dulce, en particular en una de las regiones más modificadas del país que corresponde con el sistema Lerma-Chapala. Otras líneas de investigación importantes en su quehacer científico fueron la biodiversidad en sus aspectos tradicionales y culturales, así como la bioecología de peces, además del desarrollo de proyectos para evaluar el impacto de la construcción de infraestructura hidráulica sobre la ictiofauna nativa.
Su compromiso con la divulgación de su trabajo científico, así como su gran capacidad para transmitir dicho conocimiento, se hace patente en las más de 100 conferencias en encuentros académicos nacionales e internacionales, lo que pone de manifiesto su interés en compartir su experiencia con la comunidad científica.
Sin duda, la ictiología estará en deuda con el maestro Edmundo Díaz-Pardo, que en sus 68 años de vida y 45 de trayectoria académica supo contagiar a los que estuvimos a su lado la importancia del conocimiento y la documentación científica de la diversidad de peces y de los ecosistemas dulceacuícolas mexicanos para su conservación.
Queremos agradecer de manera muy especial a la Dra. Altagracia Gutiérrez, «Alta», por su invaluable ayuda para la elaboración y revisión de este obituario: «sin tu ayuda no hubiera sido posible, muchas gracias». También agradecemos al M. en C. Héctor Espinosa-Pérez su amable revisión de una versión previa y sus comentarios para enriquecer este documento.