A lo largo de su Nueva Epoca, la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales ha abordado desde diferentes ópticas disciplinarias y temáticas las transformaciones de lo político tanto a nivel nacional como regional y global. Siguiendo esa amplia línea de interés, en este número se conjuntan acercamientos diversos a las nuevas dinámicas, expresiones y espacios que conforman y se derivan de las transiciones y retos en la región. Así también de los malestares.
Nuestra atención por los cambios de lo político se ha orientado a una muy variada gama de procesos y configuraciones asociadas a los desafíos de y por la democratización, las preocupaciones por la construcción de un nuevo orden político, la incertidumbre que se deriva de modelos agotados en el ámbito nacional e internacional, al proceso de la Unión Europea y el derrumbe del Muro de Berlín, a la emergencia de intereses distintos y renovados que incluyen la crisis de los partidos, los límites de la representación y la desafección, el descentramiento de la política y del Estado, los movimientos sociales, la reestructuración productiva, la descentralización, privatización, desregulación económica y financiera, la transnacionalización de las políticas públicas y la globalización, junto con la emergencia de nuevas identidades socioculturales, en las que hibridación y diversidad evidencian sus luces.
A su vez, marcadas por los rumbos de las primeras décadas del presente siglo, cuestiones como desigualdad, pobreza, exclusión y vulnerabilidad se combinaron con procesos de conflictividad social creciente y crisis institucionales que dieron lugar a nuevas formas de acciones colectivas por parte de movimientos sociales y otras formas de organización, así como luchas sociales en la región, al tiempo que la emergencia de los grandes problemas globales desbordaron los límites y la capacidad estatal. Las avalanchas migratorias, el terrorismo, el crimen organizado, la crisis económica y financiera han ido estructurando las transformaciones de lo político de la nueva centuria, con lo que se han inaugurado expresiones, espacios y dinámicas hasta ahora desconocidos.
Una vez más, las transformaciones del poder y de las prácticas sociales, los nuevos pensares, actores y configuraciones nos convocan a reflexionar en torno a dimensiones recurrentes y nuevas, en tres amplios espacios o dimensiones:- internacional, nacional y local. Así de diverso se perfila nuestro número en la detección de las cuestiones que delinean la necesidad de pensar lo nuevo.
Tiempos de incertidumbres, de dinámicas insospechadas y de búsquedas. Lo que ayer parecía un imposible, la realidad lo registra hoy como una nueva condición, como un referente a considerar y bajo el cual operar. Pareciera que los instrumentos de predicción y control hubiesen entrado en inusitada obsolescencia y las prácticas se multiplican. Paradoj as, paradigmas superados, interacciones imposibles, desequilibrios económicos, tendencias sociales asombrosas, innovaciones impensables de los seres humanos.
En América Latina las dinámicas y las incertidumbres llegan a ser de creciente intensidad, como de relevos sucesivos. Los casi 200 años de vida republicana no han sido suficientes para que los países de la región y sus comunidades encuentren su vocación y sus sendas y esa suerte de equilibrio, estabilidad y armonía que asegure una historia sosegada y apacible. La cartografía mundial no resulta un faro claro.
A pesar de la tradición localista, el ámbito local todavía es una arena con afanes para limitar las fronteras de la acción pública-privada. Nuevos actores hacen presencia en la dimensión municipal para competir por factores para la generación de bienestar, impulsados por el interés de arrebatar las facultades que otrora fueran competencia exclusiva de los asuntos públicos. Sin claridades ni consensos definidos, en las nuevas visiones y concepciones el desarrollo local al parecer puede concebirse como una convergencia de presencias y de esfuerzos compartidos. De participaciones intermitentes, de contribuciones puntuales, a la par de responsabilidades difusas.
En un marco de democracia imperfecta, las instituciones y las organizaciones latinoamericanas ponen en escena sus respectivas disputas. Actores que persiguen sus propios intereses, en su nombre o por interpuestas personas, en las distintas arenas presentan sus iniciativas, crean sus alianzas, imponen sus recursos a fin de establecer nuevas reglas y novedosas disposiciones. La iniciativa privada, expectante y siempre atenta a las disposiciones oficiales, presenta sus propios recursos, esgrime sus propios argumentos y blinda sus propios intereses. Aun así, se ha entendido que las disputas pueden darse al interior de los marcos institucionalizados y, con pocas excepciones, las disputas pueden resolverse a la luz de la ley.
En el plano internacional, las asimetrías se articulan en América Latina con ordenamientos nacionales y de la región que imponen a sus poblaciones penosas condiciones. La movilidad poblacional es una salida racional a las difíciles condiciones de algunos grupos sociales, con aspiraciones de incidir en las políticas migratorias de otras naciones. Los discursos de apoyo y solidaridad, así como las políticas de retorno no se hacen esperar. A pesar de los tratados, de la conveniencia económica y política, los flujos migratorios estarán siempre en la agenda internacional como uno de los factores de mayor tensión y preocupación. Más aún, los procesos migratorios emergen como una de las fuentes fundamentales del cambio social.
Las nuevas condiciones y las complejidades de los tiempos actuales indudablemente vienen transformando la acción política y las modalidades para tratar los asuntos públicos. Los discursos y plataformas políticas abrazan nuevas y viejas posibilidades del ejercicio político. En ese sentido, ante las dinámicas sociales, económicas y políticas, los populismos, los radicalismos, las izquierdas y las derechas serán opciones que deban considerar los actores políticos, quienes en su afán tanto de capitalizar las circunstancias como de enfrentar los tiempos actuales, encontrarán en dichos discursos asideros ideológicos con ciertas posibilidades. En tiempos de turbulencia e incertidumbre, cualquier fórmula ideológica puede convertirse en una respuesta oportuna. Ello imprime e incluso llega a acentuar el cambio, la crisis y la incertidumbre, como rasgos actuales de nuestra América Latina.
Perviven en la región transiciones a la democracia acompañadas de un malestar ciudadano derivado de los todavía insatisfactorios resultados producidos; el efectivo y aún pendiente desarrollo de una política de cooperación internacional que esté a la altura de un sistema cada día más interdependiente, donde conflicto y cooperación han dejado de ser una cuestión propia de un modelo de Estado para estar enmarcados en un sistema político global caracterizado cada día más por la interdependencia; el nunca suficientemente dimensionado impacto de los medios de comunicación en la vida política, a partir del cual las campañas electorales dejan de ser un foro comunicativo excepcional en el que se intensifica y se hace más patente el múltiple diálogo democrático entre gobernantes y gobernados para emerger como expresión de un mercado político donde la lucha de imágenes reemplaza categóricamente a la disputa entre ideas y programas. Asimismo, hacen falta nuevos ejercicios de la acción colectiva que permitan consolidar cambios en las prácticas y los marcos de la política, los variados mecanismos que delinean la toma de decisiones en espacios de la sociedad civil; el nivel local y los proyectos y programas de desarrollo, entre otros.
Los compromisos renovados con las calidades democráticas, en plural (Morlino, 2007),1 junto con el Estado democrático y las identidades que configuran lo nacional, pueden reconocerse como determinantes de la identidad democrática de los países. La moderación y el bajo radicalismo, considerados elementos de la consolidación democrática, se encuentran estrechamente relacionados con patrones de involucramiento ciudadano, moderación y aun indiferencia constitutivos (o falta de ellos) de las culturas políticas, a la luz de las condiciones que garantizan un funcionamiento democrático. La institucionalización partidista, en consecuencia, se configura como un ingrediente de la calidad democrática, pero no es el único. Contrario al autoritarismo, la democracia privilegia el desarrollo de identidades e intereses organizados. En este sentido, es posible reconocer que no sólo la presencia de un Estado democrático y la calidad democrática contribuyen a la construcción de la identidad democrática, también hacen lo propio la identidad y los intereses colectivos. Contextualizando conceptualmente lo anterior, se perfilan cuatro campos amplios: procesos decisorios en organismos estatales y en la sociedad civil, clientelismo, decisiones políticas individuales e identidad democrática. En torno a las problemáticas señaladas y a estos campos, precisamente se concentran los trabajos de este número 229 de la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales.
Lo político, en el conjunto de artículos que presentamos, hace referencia, en su dimensión espacial y de práctica, a la distribución del poder en una sociedad, a las instituciones de las pautas de comportamiento que su presencia implica y a los procesos mediante los cuales tales configuraciones se modifican. En cada espacio o contexto es posible identificar expresiones comunes -ya sea malestar mediático, populismo, violencia, la esperanza de emancipaciones o compromisos- y nuevas dinámicas políticas -sean partidos políticos e institucionalización partidista en sus avatares, medios de comunicación o auditorios, mediadores políticos, entre otros.
Desde esta perspectiva, los ejes problematizados en cada uno de los trabajos abordan algunas de las cuestiones relativas a los procesos de cambio en nuestras sociedades y a la visibilización de nuevos actores. En su conjunto, dan cuenta de la diversidad de acercamientos disciplinarios, conceptuales y metodológicos, así como de las tematizaciones que configuran y resultan de la diversificación y especialización de las ciencias sociales.
Así, en Las respuestas mexicanas frente a la Ley Arizona y la función de los estados en la gestión inmigratoria estadounidense, Eduardo Torre Cantalapiedra analiza una de las leyes más duras de frente a la inmigración indocumentada, promulgada en 2010 por la legislatura de Arizona, conocida como la Ley Arizona sb1070. Algunos expertos argumentan que los entes subnacionales no deben aprobar políticas relacionadas con la inmigración a causa de los efectos negativos que las represalias de terceros países tendrían sobre las relaciones diplomáticas y económicas de Estados Unidos con aquéllos y sobre su propia economía. En sentido opuesto, destaca que, según Spiro, en la actualidad los estados distinguen cuando una medida corresponde a un ente subnacional, dando respuestas focalizadas al mismo y no en contra del país en su conjunto. En su detallado análisis, el objetivo de su trabajo es analizar hasta qué punto el panorama actual de las relaciones entre México y Estados Unidos corresponde a una de esas dos perspectivas. Asimismo, se ubica esta discusión particular en el debate más amplio sobre si los estados de la Unión Americana podrían o deberían asumir un papel más activo en la gestión migratoria. Para tal fin se analizan las respuestas mexicanas frente a la aprobación de la sb1070 y los efectos de la misma sobre las relaciones entre ambos países. La importancia y relevancia de este trabajo a la luz de la coyuntura actual de cambio de presidencia en el país del norte es incuestionable.
Por su parte, el artículo de Perla Carolina Gris-Legorreta, El uso de evidencia documental en la formulación de iniciativas de ley: el caso de la Comisión de Desarrollo Social de la Cámara de Diputados, analiza el empleo de la evidencia proveniente de distintas fuentes como insumo para fundamentar las iniciativas de ley presentadas en la Cámara de Diputados en México. Considera que en un ambiente altamente politizado como es el ámbito legislativo, la incorporación de instrumentos de monitoreo, evaluación y auditoría representan herramientas útiles no sólo para el desarrollo de iniciativas y propuestas de ley, sino también para informar y enriquecer el debate, en un contexto donde sistemáticamente convergen distintas ideologías. La hipótesis de trabajo es que el uso de evidencia sigue siendo un recurso subutilizado en la labor legislativa en México. A través de un estudio de caso analiza las principales fuentes de información a las que se alude explícitamente en las iniciativas de ley presentadas ante la Comisión de Desarrollo Social de la Cámara de Diputados, durante las lx, lxiy lxiilegislaturas. El hallazgo más relevante muestra que, aun cuando el uso de evidencia se ha incrementado en el trabajo legislativo, existe todavía un importante potencial para la explotación de fuentes de evidencia de distinta naturaleza, particularmente información generada por las propias instancias vinculadas a la Cámara, como son la Auditoría Superior de la Federación (asf)y los centros de estudio. Ciertamente territorios para fortalecer racionalidad e institucionalidad democrática.
En su trabajo Toma de decisiones y cultura cívica: el caso de una asociación no política, René Millán y María del Rosario Esteinou nos presentan los resultados de una investigación etnográfica sobre la vida pública, de acuerdo con algunos patrones institucionales y de cultura asociativa que llevaron a cabo en un club deportivo en la Ciudad de México. Su objetivo es establecer si -como algunas teorías sostienen- este tipo de asociación no política promueve patrones cívicos, habilidades y la participación de sus miembros, cuando atiende problemas comunes. El estudio está basado en la información recabada a través del trabajo etnográfico y la realización de entrevistas a diferentes actores. Los resultados muestran que esta asociación tiene recursos culturales e institucionales limitados para alcanzar estos fines, debido principalmente a las prácticas clientelares y a prácticas negativas que rigen su administración. Se exponen interesantes conclusiones a la luz del análisis de los alcances y límites de las dimensiones que implican las prácticas clientelares en espacios sociales no-políticos.
La primera sección incluye, también, el trabajo Desarrollo local y microfinanzas como estrategias de atención a las necesidades sociales: un acercamiento teórico conceptual, de Louis Valentín Mballa, quien considera que el fenómeno de la pobreza como problema público invita a reflexionar cada vez más sobre la responsabilidad que tiene el Estado frente a la ciudadanía. En su artículo, Louis Mballa explora las diferentes aproximaciones teóricas a las nociones de desarrollo local y microfinanzas para establecerlas como herramientas de atención a las necesidades socioeconómicas de las personas con escasos recursos. De ahí que parta de la hipótesis de que el desarrollo local y las microfinanzas son instrumentos fundamentales para dar respuesta a las necesidades sociales, como causas de la pobreza. Así, considera que, al margen de la banca oficial y de los prestamistas informales, las instituciones de microfinanzas han revolucionado la financiación del desarrollo económico y social, especialmente en Asia, África y América Latina. A través de una revisión analítica de la literatura, concluye que la racionalización del microfinanciamiento es una operación conceptual (y práctica) de suma importancia, que debe rebasar el simple deseo de apoyar el desarrollo local y combatir a la pobreza, ya que resulta de un proceso de toma de decisiones con impactos multidimensionales.
El dossier de la Revista, tal como su título lo indica, afirma y profundiza precisamente en los Espacios, expresiones y nuevas dinámicas políticas en América Latina. Inicia con el agudo y convocante trabajo de Roger Bartra, La batalla de las ideas y las emociones en América Latina. En su visión, a la vez universalizante y de reconstrucción de la singularidad, considera que el largo y laberíntico proceso que ha vivido América Latina en su andar hacia la democracia ha seguido el mismo camino de confrontaciones y querellas presentes a lo largo de la historia intelectual de Occidente, las cuales a veces se han expresado como una oposición entre “ideas y emociones”. En Latinoamérica, esta querella intelectual puede describirse, a su entender, en términos cortazianos, como la lucha entre “una cronopia barroca” frente a una “famística gótica”, o bien, como una guerra entre dos culturas: “la de la sangre y la de la tinta”, en tanto reflejo de la erosión de las grandes teorías y de las ideologías tradicionales. Así, tras los desarrollos políticos y culturales derivados de la globalización, las transiciones democráticas en América Latina y la desaparición del bloque socialista, se sabe que estamos ante el fin de una época, pero aún no podemos definir los nuevos tiempos. A partir de ello, este artículo reflexiona sobre lo que puede significar el retorno de algunas visiones y emociones románticas a comienzos del siglo xxi. En particular, México tiene frente a sí un gran reto político y cultural, que parte del hecho de que su sociedad sigue inmersa en la cultura del nacionalismo revolucionario. Se presenta, así, como nueva expresión de esa perenne lucha entre ideas y emociones, la disyuntiva de dirigir los sentimientos a una identidad en crisis e intentar reconstruirla, o bien mirar hacia adelante para darle vida a una nueva cultura cívica democrática. Horizonte de pensamiento para abordar los ejes de la indagación.
De allí, pasamos al estudio de cómo se definió un campo de batalla simbólico en los medios de comunicación en el que se buscó, por un lado, defender la superioridad de la liturgia republicana y, por el otro, cuestionar su actual puesta en escena. Para ello, en Liturgia republicana y contra-performances: Protestas y pugnas en la investidura presidencial de 2012 en México, Nelson Arteaga Botello y Javier Arzuaga Magnoni analizan la confrontación de las narrativas performativas que se suscitaron con motivo de la toma de protesta de Enrique Peña Nieto como Presidente de la República, a las que dio lugar el cuestionado financiamiento de su campaña. Se muestra cómo la perspectiva de la sociología cultural da cuenta de la estructura agónica de los códigos civiles y anti-civiles de dichos performances. Esto permite entender la configuración de la política en México y su incapacidad para garantizar mecanismos de representación de las demandas, la discusión libre y la organización autónoma de los centros de decisión. Los autores señalan la necesidad de realizar ulteriores trabajos que desarrollen herramientas analíticas para conectar las distintas liturgias republicanas que permitan entender la nueva configuración simbólica de la política nacional.
En Los efectos de la comunicación política en el compromiso político de los jóvenes en la elección presidencial mexicana de 2012, Oniel Francisco Díaz Jiménez y Carlos Muñiz se preguntan si las formas modernas de comunicación política generan compromiso político o desafección política entre los ciudadanos jóvenes. Mientras que las teorías del malestar mediático sostienen que los mensajes de los medios y las campañas tienen un impacto negativo sobre el involucramiento político de la ciudadanía, las teorías de la movilización afirman que el efecto de tales mensajes sobre el compromiso político es más bien positivo. En su artículo, los autores analizan los efectos de los mensajes de los medios y las campañas sobre el compromiso cívico de los jóvenes durante la elección presidencial de 2012 a la luz de las teorías de la movilización cognitiva y del malestar mediático, mediante el uso de análisis de regresión múltiple, con datos de la Encuesta Nacional de Cultura Política de los Jóvenes 2012. Consideran que, en términos generales, los resultados del análisis dan mayor apoyo a las teorías de la movilización que a las del malestar mediático. Se abren, pues, miradas esperanzadas a las prácticas y dinámicas que incorporan a las nuevas generaciones como actores de la realidad.
La relevancia de la comunicación desde la óptica de la Televisión pública en América Latina: su transición a la era digital es analizada por Florence Toussaint, quien aplica el enfoque teórico-metodológico de la Economía Política de la Comunicación para estudiar la historia y las consecuencias de la convergencia digital de la televisión pública en América Latina. La autora analiza cómo la lógica de la industrialización y la máxima ganancia, rasgo del actual sistema capitalista, se ve proyectada con mayor fuerza a partir de la digitalización y cómo, en este contexto de búsqueda de mayor rentabilidad, la televisión pública ha visto reducidas sus posibilidades de difusión en las nuevas plataformas. La doctora Toussaint profundiza, primero, en los rasgos de la televisión en Latinoamérica para notar las especificidades de cada geografía y analiza, después, los procesos de digitalización que han marcado a la industria en los recientes años. Como tercer paso, enumera los lineamientos jurídicos que rigen a la televisión en nuestro continente. En tanto industria, la televisión comercializa contenidos enlazados de manera franca con la cultura mediática latinoamericana y es en este punto donde radica la importancia y el valor del análisis realizado por la autora. Estudiar la televisión y sus accidentes representa, también, aproximarse al carácter cultural de nuestra sociedad. Finalmente, la autora considera que la convergencia digital propicia que la televisión pública deba reconvertirse para seguir existiendo; que sorteé las modificaciones del Estado, las innovaciones tecnológicas y los cambios en la cultura, los gustos y las audiencias.
En un viraje al terreno específico de la teoría social y política, Paula Biglieri nos ofrece, en Una aproximación (con variaciones) al pensamiento de Ernesto Laclau, un recorrido por la obra del célebre filósofo y teórico del postmarxismo para vincular dos elementos que se plantean como distintivos en su propuesta política: por una lado, su idea de política radical como “fin de la emancipación” para dar paso a la posibilidad de emancipaciones, en plural, y por otro lado, su noción de populismo. En este sentido, la autora plantea la pregunta de si ambas propuestas no resultan inconsistentes cuando aparecen unidas en un mismo marco teórico. Para responder a esto Biglieri reconsidera la categoría de demanda, analizando no sólo la distinción que propone Laclau entre demandas populares y demandas democráticas, sino también si éstas revisten (o no) un carácter radical. La demanda radical sería aquella que encierra una reivindicación igualitaria. Así, plantea la autora, el populismo puede volverse la forma de la política radical siempre que articule demandas emancipatorias de distinta índole, desatando un movimiento anti-statu quo en pos de la reivindicación igualitaria.
Ciertamente, el análisis del populismo en América Latina en clave de democracia, excluyendo su concreta trayectoria autoritaria o bien subsumiéndola en un clamor emancipatorio, plantea serios interrogantes a una teoría que no puede ser cabalmente aprehendida al margen de los desarrollos históricos concretos.
Por su parte, indagando desde nuevas ópticas la práctica del clientelismo, Victoria Ortiz de Rozas examina y cuestiona dicha categoría en su acepción instrumental, a la luz del estudio empírico de las actividades de los mediadores políticos en una provincia del norte argentino. En ¿Clientelismo o representación política? El “programa” de los mediadores políticos. Reflexiones desde Argentina, a través de un abordaje metodológico cualitativo, Victoria Ortiz estudia la actividad cotidiana de dirigentes con diferentes cargos electivos. Se muestra cómo el papel de los mediadores no sólo involucra a individuos y grupos particulares, sino también colectivos sociales y territoriales, objeto de la distribución de bienes públicos que producen beneficios colectivos. La autora plantea que la elección de los destinatarios de los bienes difícilmente coincide con la simple evaluación costo-beneficio que supone la noción instrumental de clientelismo, ya que implica más bien un trabajo de reconstrucción y producción de las problemáticas específicas de los integrantes de las bases electorales. El modo de distribuir recursos es filtrado por la persona del mediador, quien los asigna según su conocimiento del territorio representado y orientaciones de política general. Se cuestiona, así, el dualismo entre vínculos clientelares y programáticos, mostrando que la distribución de bienes públicos por parte de los mediadores políticos siempre está guiada por criterios simbólicos y/o programáticos. De esta forma, la autora propone una reconceptualización de la noción de clientelismo que dé cuenta de la dimensión de la representación política que involucra.
Calidades de la democracia es el tema que Marcos Ernesto Pérez Talia desarrolla en La institucionalización partidista y su relación con la calidad de la democracia: Paraguay y Uruguay en perspectiva comparada, con un examen de la relación entre la institucionalización de los partidos políticos y la calidad de la democracia. El argumento central de la investigación que lo nutre y que se focalizó en el estudio de los principales partidos políticos de Paraguay y Uruguay es que esta relación no siempre es directa y que, más allá de lo que sostienen algunos estudios politológicos, la institucionalización partidista no puede ser siempre considerada condición suficiente para elevar la calidad de la democracia. Para poner a prueba la hipótesis se analizaron los cinco partidos políticos más relevantes en términos de fuerza electoral de dos sistemas políticos latinoamericanos que presentan diferentes niveles de calidad de la democracia. Dicho análisis evidencia que la institucionalización partidista no coincide con el grado de calidad de la democracia, pues, de ser así, ambos países habrían mostrado altos valores de calidad de la democracia, ya que cuentan con niveles similares de institucionalización partidista. Así, para entender la relación entre los niveles de institucionalización partidista y la calidad de la democracia de los países el autor considera que habrá que revisar y examinar otros rasgos del funcionamiento de los partidos políticos, de otros actores y otros elementos del sistema político, e incluso estudiar la trayectoria histórica del sistema político partidista.
El número cierra con dos reseñas interesantes y pertinentes: La supervivencia de los gobernadores poco democráticos en Argentina y México, de Danilo Degiustti, comentario del libro de Agustina Giraudy (2015), Democrats and Autocrats: Pathways of Subnational Undemocratic Regime Continuity within Democratic Countries, y la realizada por Alonso Vázquez Moyers del libro Historia mínima del neoliberalismo de la autoría de Fernando Escalante Gonzalbo (2015), libro que forma parte de la colección Historias mínimas, de El Colegio de México.