Estudiar el comportamiento electoral de los ciudadanos permite entender la continuidad y el cambio en los procesos políticos. Por su peso en el padrón electoral y por las características de su participación electoral, los jóvenes mexicanos representan un objeto de estudio de primer orden para entender los procesos de cambio político en el país. Tomando como base los datos que ofrece la Encuesta Nacional sobre Cultura Política de los Jóvenes 2012, se analizan los diferentes componentes que influyen en la construcción de la identidad partidaria de los jóvenes que viven en áreas metropolitanas del país, en el contexto de la elección federal en estudio. El artículo ofrece una explicación del peso que tiene cada uno de los factores que configuran el vínculo entre los ciudadanos de entre 18 a 29 años y los partidos políticos mexicanos. Siguiendo un análisis de correspondencia y una modelación estadística de las principales variables que influyen en la formación de las actitudes políticas, se ofrece una aproximación
Studying the electoral behavior of citizens helps to understand the continuity and change of the political processes. Due to their considerable share of the electoral roll and the characteristics of their electoral participation, the study of Mexican youths is fundamental to understand the processes of political change in the country. Based on data provided by the Encuesta Nacional sobre Cultura Política de los Jóvenes 2012, this work explores the various components that affect the political party identity of young people living in Mexican metropolitan areas in the context of the federal election under study. This paper describes the weight of each of the elements shaping the relationship between 18 to 29-year-old citizens and the Mexican political parties. Following a correspondence analysis and statistical modelling of the main variables that influence the formation of political attitudes, an empirical approach to understand the construction of youths’ party identification is offered.
La identificación partidaria, como enfoque teórico, es cada vez más utilizada para comprender el comportamiento electoral en México,2 en tanto que permite entender varias de las dimensiones que aún resultan enigmáticas del comportamiento electoral: ¿cómo votan los mexicanos? ¿Cuál es la relación de los ciudadanos con los partidos políticos? ¿Cómo se forma ese vínculo? ¿Qué tan sólida es esa relación? ¿Qué fenómeno provoca que se termine la afinidad con un partido político y se genere una nueva? Este artículo es resultado de una investigación cuyo objetivo fue conocer las características de los primeros planteamientos de la identificación partidaria de los jóvenes. Específicamente, se busca entender cómo un ciudadano en una temprana etapa de la vida puede definir de manera duradera un vínculo con un partido político.
El estudio del comportamiento electoral y de la identificación partidaria de los jóvenes en México está contenido dentro del gran tema del proceso democrático mexicano. En este marco, el interés por entender las actitudes político-electorales de los jóvenes cobra importancia por varias razones. Una de ellas es el fenómeno de la alternancia política, que comienza a tener regularidad en la década de los noventa y cuyos efectos han provocado una transformación paulatina del sistema político. En consecuencia, el motor de estos cambios ha sido, por una parte, la consolidación de instituciones democráticas confiables; y por otro lado, una robusta participación ciudadana en cada uno de los procesos electorales.
El evidente cambio de las pautas tradicionales de la participación electoral y de las preferencias partidistas tiene su origen en los niveles locales de gobierno: en las elecciones de ayuntamiento, congresos locales, gubernaturas, congreso federal y, finalmente, en la presidencia de la República. Este cambio nos exige plantear varios interrogantes en torno a los factores que influyen sobre el comportamiento electoral de los ciudadanos mexicanos. En este eje de análisis, la relación entre ciudadano y partido político es la que evidencia un mayor interés a partir del rompimiento de la relación estrecha que existía entre los ciudadanos y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el pasaje a una relación de mayor diversificación de las preferencias partidarias.3
¿Cómo se concibe a los jóvenes en este estudio? Sociólogos, psicólogos sociales y antropólogos han realizado una gran contribución al plantear la juventud como una construcción histórica. El sociólogo francés Pierre Bourdieu, al problematizar el concepto de juventud, planteó que las relaciones entre la edad social y la biológica son muy complejas, y por tanto, suelen estar sujetas a manipulación, sobre todo en el sentido de concebir a la población joven como una unidad con intereses comunes por el único hecho de compartir un rango de edad (Bourdieu, 1990).
Conceptualizar a la juventud como socialmente construida ha permitido comprender que los jóvenes, aunque compartan el rango de edad biológica, no son iguales porque tienen intereses distintos, posturas religiosas, ideológicas y políticas múltiples que los llevan a constituir una población heterogénea y a relacionarse de distintas formas con el mundo que los rodea. Desde esta perspectiva, el concepto de juventud tiene una complejidad difícil de aprehender. Por cierto, no se puede hablar de una sola juventud, sino de juventudes (Aguilar, 2013: 82) y, en la urdimbre de los elementos que las configuran, también surge la categoría de cultura juvenil para referirse, como lo hace Maritza Urteaga, al: Conjunto de experiencias sociales expresadas colectivamente por los jóvenes mediante la construcción de estilos distintivos, localizados fundamentalmente en tiempo y/o espacios no institucionales y, por otro, a la aparición de microsociedades juveniles con grados significativos de autonomía respecto de las instituciones adultas, que se dotan de tiempos y espacios específicos (Urteaga, 2011: 410).
¿Cuáles son las particularidades del caso mexicano? En una dimensión cuantitativa, la juventud contemporánea cuenta con un momento histórico casi ideal para poder hacerse escuchar y ser partícipe de la toma de decisiones públicas. Para la elección del 2012, y de acuerdo con el Registro Federal de Electores, los jóvenes de entre 18 y 29 años de edad representaban 28.33% de los ciudadanos habilitados para poder votar. En este contexto, ¿cuál es la naturaleza de la relación que guardan los jóvenes con la política? ¿Con los objetos de poder? ¿Qué influye en ellos para la construcción de la identidad partidaria?
En cuanto a su relación con la política, la juvenóloga Anna Fernández Poncela sostiene que los jóvenes son “objeto de políticas; pero como actores sociales [también] son parte activa del proceso, sujetos de estudio y de políticas”. Y agrega: Como objeto de la política se supone que la juventud es un sector atendido y beneficiado, aunque esto no es automático. Como sujeto de la política participa en ella, ya sea como individuo o formando grupos en acción colectiva, sin embargo, esto no garantiza mecánicamente ni presencia, representatividad, ni autonomía, ni mucho menos contestación y cambio social como algunos autores han querido entrever (Fernández, 2003: 23).
María Jesús Funes señala que la construcción de una nueva identidad, o el refuerzo de una identidad ya formada, actúan como incentivo movilizador en todos los grupos etarios pero es mucho más significativo entre los jóvenes (Funes, 1999: 91). Por ello, puede considerarse que la participación de los jóvenes en un grupo -político o no- es un incentivo en el proceso de construcción personal, dado que el grupo (así como el partido político) devuelve al individuo una imagen de sí mismo, reconocible y singular, que lo constituye como miembro de esa identidad colectiva y le asegura una cobertura afectivo-emocional al incluirlo en ese “nosotros”, particularmente significativo, que le facilita la expresión pública de su compromiso, entendida como aspecto básico de la participación juvenil (Funes, 1999).
Por su parte, el juvenólogo Enrique Cuna Pérez al analizar el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa en materia de política pública juvenil señala que: Los retos que enfrentan los jóvenes en la actualidad tienen que ver con la falta de espacios para expresarse, la falta de oportunidad de empleo, de educación, de salud, de confianza hacia las instituciones políticas (…) Dos son las características que históricamente han identificado la relación entre el Estado y los jóvenes en México: la ausencia de un programa de políticas públicas que atienda a la juventud de manera integral (…) y el desconocimiento y la desconfianza que estas políticas generaron en los jóvenes (Cuna, 2013: 108-109).
En este contexto, resulta pertinente reflexionar sobre los caminos que tienen los jóvenes para participar en política. En principio, se pueden identificar dos vías básicas: una institucional-formal (en ésta línea se inscribe el presente artículo) y las alternas (no institucionales).
Participar en política significa pretender incidir en la toma de decisiones públicas, por ello la participación electoral es la forma de participación política que más se reconoce, aunque ésta no se agota en lo electoral. Ejemplo de ello es el movimiento “#Yosoy132” que en el contexto del proceso electoral 2012 logró visibilizar los problemas constitutivos de la juventud mexicana. Además, como menciona Jorge Alonso (2013), el movimiento intentó practicar una democracia desde abajo, alejada de la manipulación llevada a cabo por las élites sobre el proceso electoral con el objeto de imponer sus decisiones. Este movimiento puso en evidencia los límites de la participación electoral en México y visibilizó la posibilidad de abrir nuevas alternativas de participación.
El presente estudio está inscrito en la vía formal de participación de los jóvenes, pero por ello no dejamos de considerar que existe un repertorio de opciones más amplio y diverso en lo que a participación política se refere. El problema de investigación en cuestión requiere describir el objeto de estudio con precisión para poder entenderlo, apuntalar una agenda de investigación sobre el comportamiento electoral de los jóvenes y, en particular, de su relación con los partidos políticos. En este sentido, uno de los primeros pasos de este estudio consiste en hallar y analizar las principales características de la identidad partidaria de los jóvenes que residen en áreas metropolitanas de México. Así, al hablar de jóvenes nos estaremos refriendo específicamente a jóvenes urbanos.
De acuerdo con el Reporte Metodológico de la Encuesta Nacional sobre Cultura Política de Jóvenes 2012 (ENCPJ, 2012), el objetivo de la misma fue “conocer las percepciones y el nivel de información que poseen los jóvenes mexicanos sobre el tema de la cultura política. La población objetivo son los jóvenes residentes de áreas urbanas del país entre 18 y 29 años de edad” (Reporte Metodológico y de Campo, 2013: 3).4 Una de las razones por las que se optó encuestar sólo a jóvenes urbanos fue la búsqueda de mayor profundidad en el análisis estadístico.5 Además, debe señalarse que el cuestionario que se aplicó incluyó las preguntas que corresponden a los supuestos teóricos de la identificación partidaria, por lo que la base de datos es óptima para el análisis volcado en este artículo. Esto último también obligó a no combinar el análisis de estos datos con los recabados por otras encuestas, pues tanto las preguntas como la población de estudio -e incluso el momento en el que fueron levantas-dificultan la realización de un análisis fable. Otro elemento a subrayarse, que vuelve inédita la ENCPJ 2012, es la peculiaridad de que la misma se realizó a pocas semanas de celebrarse la elección federal del 2012, lo que permitió captar un momento especial en el que los sujetos estaban expuestos a los elementos propios de la efervescencia electoral.6
Retomando el concepto clave de la presente investigación, cuando se habla de identifica-ción partidaria nos referimos al vínculo (psicológico) entre individuo-partido. Esta relación va más allá de una afinidad ideológica o programática para convertirse en un lazo afectivo, un sentimiento de apego y de pertenencia (Miller y Shanks, 1996: 117-128). Dicho vínculo actúa como filtro por medio del cual la persona interpreta información y toma decisiones que afectan su comportamiento político y electoral, e implica un sentimiento de pertenencia al partido como grupo de referencia, aunque no requiere la existencia de una inscripción formal ni de una relación activa con el mismo (Aguilar, 2008).7
Las tres grandes dimensiones empíricas del concepto de identificación partidaria son: construcción, dirección y fuerza. Por construcción de la identificación partidaria se entenderá la forma por medio de la cual el individuo adquiere y moldea su vínculo afectivo con un partido político. La dirección se refere al sentido que toma el vínculo hacia un partido político en particular. Por último, la fuerza de la identificación partidaria señala la intensidad con la que el individuo se identifica con el partido político, existiendo diferentes niveles de identificación.8
Como toda actitud, la identidad partidaria se puede adquirir en la edad temprana (niñez, adolescencia, juventud) y puede reforzarse con el paso de los años a partir de la experiencia que aporta la participación político-electoral, la interacción del individuo con diferentes agentes políticos (instituciones, sindicatos, etcétera), e incluso por medio de la resolución de confictos. El individuo interpreta el mundo político a través de los aprendizajes que va adquiriendo y responde a ellos dependiendo del carácter que hayan tenido cada una de estas experiencias.
¿Cuáles son los partidos políticos con los que se identifican los jóvenes mexicanos? ¿Cómo se construye esta identidad? Un lugar común sería pensar que por su condición de jóvenes éstos han roto con el patrón de comportamiento político de los adultos, es decir, tenderían hacia una identificación con aquellos partidos que representan un cuestionamiento al mundo adulto, “conservador”. De acuerdo con los resultados de la ENCPJ 2012 (gráfico 1), el partido con el que más se identifican los jóvenes es el PRI: 30.4%. Es decir, tres de cada diez jóvenes entrevistados tienen algún tipo de vínculo afectivo con este instituto político. En segundo lugar se encuentran los jóvenes perredistas (19.6%). De este último dato resalta que el porcentaje de identificados con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) superó, ligeramente, a los identificados con el Partido Acción Nacional (pan) (18%). Por lo regular, hablando de la población en general, el PRD se localiza en una tercera posición de preferencias e identificados, marcadamente alejados del paN y del pri.9 Una posible explicación de ello puede estar vinculada con el efecto provocado por el candidato Andrés Manuel López Obrador y su identificación con el partido que lo postuló. Otro elemento en esta misma línea, sugiere volver a considerar el momento del levantamiento de la encuesta: los últimos quince días antes del 1 de julio del 2012, momento en que la efervescencia política puede generar una incipiente o pasajera afinidad partidista.10 Por su parte, la posición ocupada por el pan respecto del porcentaje de identificados no deja de ser un hallazgo. Y en el mismo sentido, habría que observar el contexto de la coyuntura electoral así como el papel que pudo haber jugado la can-didata Josefina Vázquez Mota, para que la identidad hacia este partido haya ocupado el tercer lugar. Los otros cuatro partidos políticos (“Otros”) suman 9.1% de las identidades partidarias de los jóvenes urbanos.11
En una visión global, tres cuartas partes de los jóvenes encuestados manifestó identificarse con alguno de los partidos políticos que estaba compitiendo en la elección del 2012 (77.1%). Ello representa un alto porcentaje de acuerdo con la idea que se desprende de la teoría clásica de la identidad partidaria según la cual en la edad en la que los jóvenes están incorporándose a la vida política, su interés -y en todo caso el desarrollo de una identidad partidaria- es incipiente. Siguiendo a esta lógica, se esperaría que fueran los individuos con mayor edad los que principalmente se identificaran con los partidos políticos.
En esta tesitura, el porcentaje de jóvenes que manifestó no identificarse con algún partido político -los llamados independientes- sumó 22.9%. Es un porcentaje importante, ya que porcentualmente son más que los identificados con el PRD y el pan. Estos jóvenes manifestaron de manera franca no tener relación alguna con los partidos políticos, aunque la independencia no significa necesariamente que no apoyen a alguno de ellos. Algo que debe señalarse es que los no identificados, los independientes, tienden a no votar.12
La dimensiones empíricas de la identidad partidaria¿Cómo se construye la identidad partidaria de los jóvenes? ¿Qué intensidad tiene esta identidad? ¿Cuál es la fuerza manifestada por los jóvenes acerca de esta actitud política? Quien se identifica con un partido político establece un fuerte vínculo con él, difícil de romper o modificar.13 La estabilidad de la actitud favorable hacia un partido político es lo que le da perdurabilidad en el tiempo, principal característica de la identidad. Por ello, sería lógico observar una alta intensidad de identificación (“mucho” o “algo”) en los que manifestaron identificarse con un partido político. De lo contrario, si la respuesta es “poco” o incluso “nada”, se podría cuestionar si realmente hay identidad partidaria.14 De acuerdo con los datos que se presentan en el gráfico 2, prácticamente ocho de cada diez jóvenes se identifica mucho con su partido (“mucho” y “algo”), y sólo dos de cada diez mencionó estar “poco” o “nada” identificados. Éstos representan porcentajes lógicos en el sentido de que existe coherencia entre los identificados y la intensidad con la que dicen identificarse.
A continuación se explorarán las características básicas de la identificación partidaria de los jóvenes, lo que nos permitirá trascender las preguntas básicas de medición de esta dimensión del comportamiento electoral.
¿Cómo se construye la identificación partidaria de los jóvenes?El análisis de las dos preguntas tradicionales utilizadas estadísticamente no resulta suficiente para conocer la identificación partidaria de los jóvenes. Limitar el análisis de la identificación partidaria a la pregunta básica sobre la dirección y fuerza de dicha identificación, deja de lado toda la discusión sobre cómo se construyen, o no, esas identidades. A su vez, la respuesta del entrevistado puede estar motivada por varias circunstancias, entre ellas la influencia de las campañas electorales que emprenden los partidos políticos durante la coyuntura electoral. De este modo, es necesario analizar otros elementos, atender otras dimensiones que influyen en la construcción de esta identidad para comprender mejor por qué un individuo establece un vínculo afectivo con un partido político. ¿Dónde aprende el joven lo que sabe de política? ¿Cuáles son las fuentes de su socialización política? ¿Qué construye, o no, una identidad partidaria? De acuerdo con el análisis de perfiles hecho a partir de la ENCPJ 2012, a continuación se expone un análisis destinado a entender mejor la identidad partidaria. Con ello se pretende trascender el análisis basado exclusivamente en las preguntas clásicas y establecer los primeros esbozos de lo que sería una nueva propuesta de medición de la identificación partidaria prestando especial atención a la sustancia del vínculo entre jóvenes y partidos políticos.
El contexto familiar: la influencia de los padresLa familia es el primer espacio de socialización y construcción de las identidades partidarias. Es natural encontrar allí la influencia que reciben los jóvenes de sus padres, o en general de los adultos: la transmisión de valores.15 De acuerdo con la formulación teórica del modelo Michigan, la identificación partidaria tiene su origen en el proceso de socialización política familiar. En Te American Voter (1960) se advierte que las orientaciones de los individuos hacia los asuntos políticos comienzan antes de tener la edad para votar y estas fuertes orientaciones del individuo son un reflejo de su más inmediato medio social (Campbell, Converse, Miller y Stoker, 1960: 146-167). Tomando en consideración los estudios que realizó el Survey Reserch Center de la Universidad de Michigan, existe una fuerte relación entre las lealtades partidarias de los padres y la de sus hijos. Esto significa que la mayoría de la gente adquiere lealtades partidarias –principalmente en el núcleo familiar- antes de adquirir abundante y detallada información sobre política. A su vez, la identificación partidaria adoptada del núcleo familiar aporta un marco de referencia que ayuda a los individuos a interpretar nueva información política, es decir que esta identificación tiene también una función de filtro.
Converse (1969) explica que el proceso de socialización política combina aprendizaje para producir una identificación partidaria estable. Quién vota por primera vez lo hará por el partido por el que lo hace su familia, y si los resultados de este voto le parecen satisfactorios, lo repetirá en las siguientes elecciones. Cuantas más veces se repita el voto al mismo partido, más fuerte será la identificación. Por lo tanto, este efecto se relaciona con el tiempo de participación electoral, independientemente de la edad del elector (Converse, 1969: 139-171).
En una investigación enfocada en la transmisión de valores políticos de los padres hacia los hijos, Jennings y Neimi (1968) llegaron a la conclusión de que existe una clara correspondencia entre sus afinidades ideológicas. En dicha investigación se sostiene que los hijos tienen un grado de identificación ideológica más débil que sus padres. Aunque los investigadores no explican a cabalidad el porqué de esa mengua, ofrecen dos conclusiones interesantes: el éxito en la transmisión de las lealtades partidarias está en función del grado de politización del hogar y; la transmisión de la identificación partidaria es más débil cuando uno de los padres no tiene adscripción partidaria a la vez que la dificultad aumenta cuando uno de los padres es afín a un partido político.
Puesto que padres e hijos comparten el mismo ambiente social y cultural, se podría esperar alguna similitud, aun cuando no hubiera comunicación en el seno de la familia (Jenning y Neimi, 1974). En este mismo tenor, evidencia empírica demuestra que la identificación de un individuo es el resultado evolutivo de un aprendizaje político inadvertido y no intencionado a temprana edad, asimilado de la familia y de otras fuentes de influencia como los medios de comunicación, la región y la escuela, entre otros (Hess y Torney, 2009).
En México, desde la década de los años ochenta -pero más específicamente desde los no-vent a- la hegemonía priísta entró en crisis: muchos ciudadanos dejaron de votar por este partido y optaron por otras opciones, lo que llevó a plantearse el problema de hacia dónde se dirigirían las identidades de los jóvenes que empezaban a votar en esa época.16 Hipotéticamente, se puede plantear que éstos adoptaron, junto con sus padres, nuevos lazos con diferentes partidos. Sin embargo, también hay que advertir que muchos de ellos siguieron votando como lo hacían, pues el PRI nunca dejó de recibir votos y siempre contó con ciudadanos que le fueron leales.
Teniendo como referencia el mosaico de preferencias electorales construido desde entonces en prácticamente todo el país (observando a nivel estadual y municipal los partidos que gobiernan), es importante considerar que los jóvenes de entre 18 y 29 años crecieron en un ambiente en donde la idea del PRI hegemónico no era una experiencia sólida, pues al menos durante los últimos 12 años habían vivido la experiencia de un gobierno federal y ciertas entidades locales con gobiernos emanados del PAN (Baja California, Guanajuato, Jalisco), otros perredistas (particularmente en el Distrito Federal) y otros en los que la alternancia no había tenido lugar a nivel estadual (como es el caso del Estado de México). En síntesis, observar si hay o no una transmisión de identidades partidarias de padres a jóvenes sigue siendo altamente valioso para entender cómo se construye esta actitud.
Para el caso de los jóvenes urbanos y sus padres, si se observa la tabla de contingencia (cuadro 1 y 2), la hipótesis según la cual las actitudes políticas de los padres tienen relación con la de sus hijos, parece tener cierta validez.
Identificación partidaria de jóvenes mexicanos y sus madres, 2012
ip madres | pan | pri | prd | Otros | Independientes |
---|---|---|---|---|---|
ip jóvenes | |||||
pan | 73.8 | 16.5 | 4.4 | 0.5 | 4.9 |
pri | 8.0 | 81.4 | 5.7 | 0.9 | 4.0 |
prd | 13.9 | 19.7 | 56.7 | 1.0 | 8.7 |
Otros | 14.4 | 39.2 | 17.5 | 20.6 | 8.2 |
Independientes | 24.2 | 30.5 | 9.5 | 2.6 | 33.2 |
Identificación partidaria de jóvenes mexicanos y sus padres, 2012
ip padres | pan | pri | prd | Otros | Independientes |
---|---|---|---|---|---|
ip jóvenes | |||||
pan | 68.2 | 20.2 | 5.6 | 0.5 | 5.6 |
pri | 7.7 | 81.8 | 5.2 | 0.9 | 4.3 |
prd | 11.7 | 23.9 | 55.8 | 1.0 | 7.6 |
Otros | 11.1 | 42.2 | 15.6 | 20.0 | 11.1 |
Independientes | 19.4 | 31.5 | 12.1 | 3.0 | 33.9 |
En particular el caso de los jóvenes priístas es el más notorio, pues prácticamente ocho de cada diez jóvenes identificados con el PRI tienen padres (ambos) identificados con el mismo partido. Pocos son los casos de aquellos jóvenes priístas cuyos padres se identifican con el PAN o el PRD. En otras palabras, al menos bajo este análisis de tablas de contingencia, hay cierto éxito en la transmisión de la identidad partidaria por parte de las familias partidistas cuando los padres son priístas.
Para el caso del pan, el porcentaje de correspondencia entre padres (ambos) e hijos también es alto: prácticamente siete de cada diez padres de jóvenes panistas se identifican con este partido. A su vez, los jóvenes panistas tienen un significativo porcentaje de padres identificados con otros partidos políticos, especialmente priístas (cuadros 1 y 2).
Por su parte, un poco más de la mitad de los jóvenes que se identifican con el PRD tienen padres que también lo hacen. En este caso, es interesante observar el alto porcentaje de padres priístas: prácticamente dos de cada diez lo son. Incluso los padres identificados con el PAN rebasan el 10%.
¿De qué manera impacta sobre la identidad partidaria del joven el hecho de tener padres que se identifican con otros partidos políticos? ¿Por qué un joven decide romper con la identidad de los padres? Son muchas las posibles explicaciones, aquí sólo se apuntan las preguntas para un futuro trabajo de investigación.
Los jóvenes que no se identifican con ningún partido político, los llamados independientes, también cuentan con el porcentaje más alto de padres que no se identifican con ningún partido político. Este sería otro hallazgo: una actitud de alejamiento de los partidos políticos también se hereda. Sin embargo, significativamente los independientes tienen un alto porcentaje de padres priístas y panistas (cuadros 1 y 2). Y aquí habría que pensar acerca de esta baja tasa de éxito de los padres con identidad partidaria que no logran transmitirla a sus hijos.17
De acuerdo con un análisis de correspondencia (gráficos 3 y 4), puede observarse que en ambos casos (padres y madres) la relación con la identidad partidaria de los jóvenes se agrupa de manera clara en los tres principales partidos políticos, lo que representa una dependencia entre ambas variables.18 Además, están separados en tres grupos, lo que bajo esta herramienta estadística hace suponer que hay identidades diferenciadas, es decir, que existen ciertas características y contenidos propios para cada partido político.
Para el caso de los identificados con los “otros” partidos políticos, al aparecer la figura cerca del centro indica que la relación pierde intensidad a la vez que no guarda una dependencia con las categorías restantes.
Tradicionalmente, la escuela es un espacio de socialización donde los individuos pueden adoptar una determinada actitud política. Ello depende de diversos factores presentes en el proceso educativo: programas, profesores, prácticas, relación con los compañeros, etcétera. La institución escolar es importante porque la educación tiene tres funciones básicas en relación con la cultura política: la función cognoscitiva forma intelectualmente a los estudiantes, crea el sentido crítico y reflexivo; la socialización transmite a los estudiantes los valores básicos de identidad nacional y local, los dota de valores morales y los refuerza en este sentido; por último, la formación de la personalidad coadyuva a que el individuo adquiera seguridad en sí mismo y confianza en las instituciones que los rodean.19
EscolaridadEn todo caso, el nivel de estudios de los jóvenes puede ser un elemento que determine la inclinación en la identificación partidaria. ¿Existe una relación entre estas variables? Los resultados de un análisis de correspondencia hecha entre nivel de escolaridad e identidad partidaria de los jóvenes, arroja evidencia de una débil asociación entre ambas variables.20 Como puede apreciarse en el gráfico 5, el nivel educativo de los jóvenes no logra caracterizar ninguna identidad partidaria. Sólo se podría concluir que existe cierta relación entre aquellos jóvenes que tienen estudios a nivel de Normal superior y medio superior y se identifican con el PRD o se consideran independientes.
Por otra parte, contar con estudios de primaria, secundaria y medio superior tiende a ser más característico de los jóvenes identificados con el PRI. Finalmente, los jóvenes panistas cuentan mayoritariamente con nivel de secundaria y preparatoria.
Nivel socioeconómicoEl factor socioeconómico ha sido utilizado como una variable independiente en muchos estudios sobre identificación partidaria.21 El estrato socioeconómico al que pertenece un individuo también puede determinar la afinidad hacia un partido político (aunque persiste el debate para el caso mexicano si existe un partido político de los “ricos”, de los “pobres” o de la “clase media”).22 La evidencia que se tiene gracias a los datos de la ENCPJ 2012 es que no existe asociación entre las variables nivel socioeconómico de los jóvenes e identidad partidaria (gráfico 6). Al igual que en el caso anterior, sólo se puede mencionar que se detectaron ciertas tendencias o inclinaciones: hay cierta correspondencia entre pertenecer a la clase media alta (C-/C) y ser panista. Para los jóvenes identificados con el PRI la situación es la menos definida, ya que no se puede establecer una relación con ningún nivel socioeconómico. El PRD es el único que cuenta con cierta relación con dos grupos que se pueden considerar contrapuestos: el nivel socioeconómico alto (ABC+) y el más bajo (D/E).
Medios por los que se informa de la campañaLa teoría de los medios masivos de comunicación considera que los electores se comportan y deciden como público, es decir, como multitud dispersa de contornos continuamente cambiantes e indefinidos cuya opinión se forma a través de los medios de comunicación. ¿Por qué medio se enteraron los jóvenes de los acontecimientos de la campaña presidencial 2012? Esta pregunta realizada a los jóvenes urbanos permitió conocer las fuentes de información de la campaña política.
De acuerdo con el análisis de correspondencia realizado, esta variable y la identidad partidaria de los jóvenes no marca relaciones relevantes (gráfico 7). Los jóvenes identificados con los tres principales partidos políticos (e incluso los llamados independientes) señalaron a los spots y la televisión como fuentes de información. La prensa escrita, conversaciones, radio e internet no caracterizan a ninguno de los grupos de jóvenes identificados.
Llama la atención que el internet no figure en asociación con los partidos de oposición al PRI, sobre todo considerando el surgimiento del movimiento “#Yosoy132”, el auge de los jóvenes afines a la tecnología y el rechazo al candidato Enrique Peña Nieto. 23
Ideología e identidad partidariaLas discusiones políticas en México no están definidas por disputas que giren en torno a posicionamientos ideológicos (Beltrán, 2009). En todo caso, son los partidos políticos y los candidatos los referentes por los que se guían los ciudadanos en sus posicionamientos. Sin embargo, de acuerdo con el análisis de correspondencia hecho entre la identidad partidaria de los jóvenes y la ideología que manifestaron tener (autopercepción), se obtuvieron asociaciones interesantes entre estas categorías.24 Los jóvenes perredistas están relacionados con la ideología de izquierda, mientras que los jóvenes panistas y priístas, con la derecha.
De lo anterior se derivan algunas preguntas: ¿qué implicaciones teóricas y prácticas puede tener que los jóvenes priístas y panistas se autodefinan con una ideología de derecha? ¿Es un indicador de que podrían compartir posturas en cuanto a la definición de problemas públicos? ¿Hasta dónde la ideología podría promover puentes entre los identificados con estos dos partidos políticos?
Por su parte, los jóvenes independientes se caracterizan por una autopercepción sin posicionamiento ideológico específico. Este dato podría indicarnos que los independientes están no sólo alejados de los partidos políticos sino también de la vida política, es decir, desinteresados de la política (despolitizados). Sin embargo, precisamente en esta coyuntura preelectoral surgió el movimiento “#Yosoy132”, formado principalmente por jóvenes universitarios sin una simpatía partidista (aunque sí articulados a partir del rechazo al candidato Enrique Peña Nieto) y altamente sensibles a los asuntos políticos.25
La práctica del voto: preferencias para la elección de diputadosEn un sistema político presidencial como el mexicano, la elección del Ejecutivo reviste la mayor importancia. Es el gran centro de atención en la campaña electoral. Los otros puestos de elección quedan en un segundo plano. La mayoría de la gente conoce los candidatos a la presidencia y poco saben de los candidatos para el Senado de la República y la Cámara Baja.26 De este modo, el ejercicio del voto por un candidato al Poder Legislativo es una práctica política que habla de un determinado compromiso con un partido político. En la ENCPJ 2012 se preguntó ¿Por cuál de los partidos políticos piensa votar para diputados federales? El resultado que arroja el análisis de correspondencia denota claramente que la identidad partidaria está altamente relacionada con la intención del voto en cada uno de los principales partidos políticos. Además, esta intención de voto está totalmente diferenciada entre el PRI, PAN y PRD. En otras palabras, un joven identificado con un partido político difícilmente votará por otro partido que no sea el suyo.
El dato que también se rescata es que la decisión de no votar por ningún partido político (lo que abre la puerta a la abstención) está presente en los apartidistas (aunque no de manera terminante). La abstención siempre habilita la ambigüedad interpretativa de si quien se abstiene lo hace en una postura de protesta o como consecuencia del desinterés por los asuntos públicos.
CandidatosLa figura de los candidatos es central para entender un proceso electoral. La personalidad de un candidato puede llegar a difuminar la carga simbólica de un partido político, o bien, reforzar la idea preconcebida que se tenga de éste. Para palpar el peso de la figura del candidato en la construcción de la identidad partidaria de los jóvenes, la ENCPJ 2012 sondeó su opinión sobre el ganador del primer debate televisivo.27 La teoría de la identificación partidaria expone que ésta funciona como una especie de filtro a través del cual los actores y procesos políticos son vistos con simpatía, por lo que elementos que para otros observadores podrían ser negativos no lo son para el identificado. Éste es el caso de la apreciación de quién resulta ganador en un debate.
El análisis de correspondencia respalda la teoría sobre identidad partidaria al mostrar que los jóvenes de cada partido político consideran que el candidato de su partido ganó el debate. En cambio, aunque con un nivel de asociación débil, los independientes creen que nadie lo ganó (gráfico 10). ¿Qué elementos tendrían que estar presentes en un debate para hacer cambiar la opinión de los jóvenes? ¿Qué objeto tiene un debate si los jóvenes partidistas ya están definidos?
RegiónLa última variable que se toma en cuenta para esta etapa del análisis es la región. Toda vez que diversas investigaciones han hecho notar que el país puede estar caracterizado en cuatro grandes regiones,28 se procedió a hacer un análisis de la identidad partidaria de los jóvenes urbanos de acuerdo con las mismas:29 el norte del país se asocia claramente con el PRI y el PAN ; el centro occidente con el PAN y el PRI, incluso podría pensarse, al observar el análisis de correspondencia expresado en el gráfico 11, que el PRI y el pan caracterizan muy bien estas dos regiones. A su vez, la categoría de jóvenes identificados con el PRD se asocia con los estados del centro del país. Por el último, el sur no encuentra asociación específica con ningún partido político. Esto es en parte resultado de que los tres principales partidos políticos tienen presencia en esta región sin que uno de ellos domine claramente. De hecho, los jóvenes que no se identifican con ningún partido político presentan cierta asociación con esta región (cuadro 3 y gráfico 11).
Identidad partidaria de los jóvenes mexicanos y la región geográfica, 2012
Identificación Partidaria | Región | |||
---|---|---|---|---|
Norte | Centro occidente | Centro | Sur | |
pan | 42.9 | 22.6 | 21.8 | 12.7 |
pri | 36.2 | 22.7 | 29.8 | 11.3 |
prd | 21.6 | 8.1 | 50.2 | 20.1 |
Otro | 24.4 | 23.6 | 29.9 | 22.0 |
Independiente | 31.0 | 18.5 | 26.3 | 24.1 |
Considerando variables de tipo social y político se realizaron dos análisis de correspondencia múltiple con el objetivo de encontrar una caracterización global de la identificación partidaria de los jóvenes en México. Las variables utilizadas en el análisis corresponden a las ya analizadas en el anterior apartado, sumadas a aquellas que la teoría de la identificación partidaria considera como constitutivas de la misma.
Las variables de tipo social observadas son nueve: identificación partidaria del joven, identificación partidaria de la mamá, identificación partidaria del papá, religiosidad, escolaridad, rango de edad para jóvenes,30 nivel socioeconómico, región, y sexo.
En el gráfico 12 se observa que se forman tres grupos claramente diferenciados que corresponden a los tres principales partidos políticos: PRI, PAN y PRD. Las principales categorías de asociación son la identificación de los padres (ambos) y la del joven, lo que permite subrayar nuevamente el peso que tiene el entorno familiar para la transmisión de las actitudes políticas.
Por otra parte, ninguna de las otras variables de tipo social logra asociarse con alguno de estos tres grupos. En todo caso, las categorías que logran hacer un puente entre el grupo PRI y PAN son la región norte y centro-occidente. En esta misma tesitura, el grupo del PRD parece estar más asociado a la región centro.
Los identificados con los “otros” partidos y los independientes no se asocian ni forman un grupo con las demás categorías: están dispersos y forman junto con el resto de las categorías una gran nube en el centro.
En síntesis, como ya se había demostrado en anteriores apartados, variables como la escolaridad y nivel socioeconómico junto con otras variables como la diferencia de edad entre jóvenes de 18 a 23 y 24 a 29 años, la religiosidad y el sexo, no aportan para la descripción del perfil identitario de los jóvenes.
El segundo análisis de correspondencia múltiple tomará en cuenta variables de tipo político: identificación partidaria del joven, identificación partidaria de la mamá, identificación partidaria del papá, voto para diputados federales, candidato como primera opción, ideología, y la opinión sobre el partido que ha gobernado mejor el país.
En este caso, se observa la formación de los tres grupos que se encontraron en el gráfico anterior, pero además se asocian otras categorías que refuerzan la idea de que hay cierto perfil partidario. El primer grupo a distinguir es el que se forma alrededor de los jóvenes que se identifican con el PRI: la identidad partidaria de ambos padres, la opinión de que el PRI es el partido que mejor ha gobernado, el voto para los diputados del PRI, la preferencia por el candidato Enrique Peña Nieto e incluso la ideología de centro y de derecha, muestran una asociación consistente.
El segundo grupo se caracteriza por los jóvenes identificados con el PAN y persisten las mismas categorías que en el grupo anterior aunque el matiz importante es que la categoría “ideología de derecha” funciona como un puente entre el grupo panista y priísta.
El tercer grupo, es el que está formado por los jóvenes identificados con el PRD. Las categorías son nuevamente las mismas. Sin embargo, en este caso no hay una categoría que funcione como puente con otro grupo definido. Al parecer, los perredistas se separan y distinguen más de los otros grupos, a la vez que tomando como referencia el anterior análisis de correspondencia con variables sociales, el PRI y el PAN comparten algunas características sin perder su definición. En el centro del gráfico 13 hay varias categorías que no alcanzan a caracterizar un grupo: presentan una debilidad estructural entre todas ellas que no permiten dar un sentido unificado. En esta especie de nube de categorías se encuentran los jóvenes que se identifican con otros partidos políticos, pero también se ubican los independientes que no se identifican con alguno. A pesar de la presencia de muchas variables agrupadas en el centro, la fuerza de las relaciones es baja y no llega a ser significativa. En todo caso, no se alcanza a distinguir un perfil de grupo.
Análisis de regresión multinomial para la identificación partidaria de los jóvenes en MéxicoPara alcanzar un nivel sofisticado de descripción de la identidad partidaria se realizó un análisis de este concepto a partir de un modelo de regresión logística multinomial (o politómico). Toda vez que la variable identidad partidaria (variable respuesta), tiene cinco categorías de referencia (PAN, PRI, PRD, Otros, Ninguno) y considerando que las categorías son independientes entre sí, se puede afirmar que la variable sigue una distribución multinomial. El encontrar una asociación que permite explicar la variable respuesta, así como sus respectivas probabilidades de selección, se justifica el uso del modelo de regresión.
El modelo utiliza una función liga logística, cuyo requerimiento para evitar sobrepa-rametrizaciones es considerar una categoría de referencia. En este caso se considera a las personas que manifestaron no tener ninguna identidad partidaria, los independientes. Las interpretaciones para la identidad partidaria estarían en términos de qué variables se consideran importantes para estar identificado por cierto partido y cuáles no, siempre y cuando sus coeficientes resulten significativos.
El modelo considera cinco variables nominales explicativas y se representa como sigue:
Donde, además i= PAN, PRI, PRD, Otros.
Cuando las variables explicativas sean categóricas, se considera replantear dicha variable como una dummy, por tanto la cantidad de valores de βj,i aumenta, dependiendo cuantas categorías tenga cada variable explicativa.
Los coeficientes βj,i se interpretan como un nivel de asociación entre las variables explicativas y las probabilidades de selección para cada categoría de la variable “identifcación partidaria”. El signo para este coeficiente es importante. Las interpretaciones son las siguientes:
- 1)
Si el signo es positivo, significa que aporta de manera positiva a la función logaritmo, y por tanto, aporta a la probabilidad del evento que se encuentre en el numerador;
- 2)
Si existe una aportación negativa en el logaritmo, la variable aporta información a la categoría de referencia -ubicada en el denominador de (1)– y en este caso se utiliza la categoría independiente;
- 3)
Cuando el valor del logaritmo es cero, significa que el cociente entre las probabilidades es igual a 1, o bien, que las probabilidades de selección entre categorías son iguales.31
Es importante explicar que antes de llegar a este análisis final, se consideraron diez variables sustraídas de la ENCPJ 2012: edad, género, nivel socioeconómico, escolaridad, región, ideología, voto diputado federal, voto candidato primera opción, identidad partidaria de la madre, identidad partidaria del padre. Como resultado de la realización de un análisis “hacia atrás” (para probar el nivel de contribución de las variables explicativas en la descripción de la variable identificación partidaria con los datos que proporciona la ENCPJ 2012) se obtuvieron cinco variables significativas: a) opinión hacia los partidos políticos: esta variable representa una evaluación global hacia el partido político y ello refleja el apoyo o rechazo de los jóvenes hacia los partidos políticos; b) primera opción de candidato para votar: la teoría de la identificación partidaria señala que aquellos que tienen un vínculo fuerte con el partido político prefieren a los candidatos de su partido, pues anteponen el partido a la figura del candidato; c) voto diputado federal: el voto que se dirige a los diputados tiene más vínculo con el partido que con una evaluación de la figura del candidato, lo que implica que es una variable que puede reflejar hacia qué partido político se inclina el joven; d) ideología: aquella con la que se autodefinen los jóvenes al corresponder con la que tiene cada uno de los partidos políticos es un reflejo de la existencia de dicha identificación partidaria; e) ganador del primer debate: esta variable puede matizar muy bien la figura del candidato y ayuda a entender cómo evalúa un joven con identificación hacia un partido político su relación con el candidato de su partido después de verlo en una dinámica de confrontación con los candidatos adversarios. 32
Además, el modelo final que contiene estas cinco variables cuenta con una bondad de ajuste de un nivel menor a 0.001, predice con un porcentajes de 82.50% y cuenta con una significancia de parámetros de *0.05%, **0.01, y ***0.001.
La cantidad de categorías elegidas para el análisis se basó en que cumplía con la cantidad muestral requerida para cada categoría de las variables explicativas.
El modelo arroja resultados que revelan el nivel de significancia, o no, de cada categoría para la variable identidad partidaria de los jóvenes urbanos. Estos resultados permiten ubicar las categorías que mejor definen a cada perfil partidista. Se subraya que la intención del modelo es detectar las categorías y variables que caracterizan a cada perfil partidario.
Para el caso de los jóvenes identificados con el pan, cuatro de las cinco variables aportan a la identidad partidaria panista. La categoría “candidato como primera opción para votar”, resultó ser significativa (2.025*). La categoría “Josefna Vázquez Mota” logra aportar información relevante sobre la identidad partidaria panista.
La categoría que considera la “preferencia de voto para los diputados” del PAN es significativa (3.1***). Se confirma lo que menciona la teoría: una manera en que se refleja el partidismo es en el apoyo en las urnas, además de que esta práctica refuerza el vínculo entre el individuo y su partido (Dinas, 2014; Converse, 1969).
La categoría “ideología de derecha” resultó ser muy significativa (1.408**), y por lo tanto, aporta a la probabilidad de selección de la identificación partidaria panista. Ello concuerda con la posición ideológica del PAN. El hecho de que resulte significativa esta categoría para los jóvenes de entre 18 a 29 años representa un hallazgo en el sentido de que desde edad temprana los mexicanos que se encuentran en áreas urbanas ya presentan un componente político sofisticado. Esto puede dar pie a repensar el peso real que tiene la ideología en el comportamiento electoral en México.
La última categoría que aporta al panismo es la de considerar a Josefina Vázquez Mota como la “ganadora del primer debate presidencial” (2.489***). Ello significa que la identificación partidaria juega como filtro y permite darle a quien se identifica, cierta percepción de los fenómenos políticos con el objetivo de que cuadren con sus creencias.
Para el caso de los jóvenes urbanos identificados con el PRI, la opinión hacia este partido resulta significativa pero a favor de la variable de referencia, los independientes (−0.952***).
La categoría “candidato Enrique Peña Nieto” es significativa para la probabilidad de la identificación a favor del PRI. El entonces candidato priísta logró articular muy bien una campaña en la que los jóvenes se pudieron identificar. Incluso esto es palpable en las diferentes encuestas preelectorales y las encuestas de salida, en las que los cortes de edad juveniles apoyaban esta candidatura.33 A pesar de que este candidato fue duramente criticado por los jóvenes del movimiento “#Yosoy132”, el apoyo hacia este candidato no menguó significativamente en este grupo de edad.
Una tercera categoría que resultó significativa fue la de la preferencia declarada para “votar por un candidato a diputado” del PRI (2.033**). Como se ha mencionado a lo largo de este artículo, el voto en buena medida cristaliza la identificación partidista.
La “ideología de derecha” resultó también significativa para los priístas (1.606***). En este sentido, los jóvenes urbanos panistas y priístas tienen algo en común. Otra categoría significativa para los jóvenes identificados con el PRI es la “ideología de centro” (1.264*). Estas dos categorías abonan a la idea de que el PRI es un partido de centro-derecha.
Respecto al PRD, el peso de las opiniones resultan significativas pero, al igual que las del PRI, favorables para la variable respuesta de los independientes (−1.365***). La categoría “Andrés Manuel López Obrador” no resultó significativa en lo referente a “candidato como primera opción para votar”. En cambio, para la categoría “ganador del primer debate” sí obtuvo significancia (1.146*). La “intención de votar para diputados federales” del PRD también resulta significativa para la identidad partidaria de los jóvenes (2.589***). A su vez, la categoría “ideología de izquierda” es significativa para los jóvenes identificados con el PRD (1.55**). De acuerdo con el modelo de regresión logística la “ideología de derecha” también aporta información para la categoría de la identidad partidaria perredista (1.285*). Este último dato es llamativo.
Por otra parte, en Otros, la variable ideología se destaca en dos categorías: “izquierda” (1.298**) y “centro” (1.688**). Una explicación probablemente es que se agruparon partidos políticos con diferentes tendencias políticas (Partido del Trabajo, Partido Movimiento Ciudadano, Partido Verde Ecologista de México y Partido Nueva Alianza). Por otra parte, las categorías de “voto para diputado federal” para el PRI, PRD, y Otros sí son significativas. A su vez, la categoría “candidato como primera opción” a favor de Gabriel Quadri, resulta significativa. Aunque también la categoría de “el voto es secreto” presenta significancia para los identificados con los Otros partidos (2.699**).
Modelo de regresión logística multinomial de la identificación partidaria de los jóvenes urbanos en México, 2012
Variable in dependientes | pan | pri | prd | Otros | |
---|---|---|---|---|---|
Intersección | −3.654 | −0.511 | 0.726 | −4.533 | |
V1 | Opinión pan | −0.39 | 0.316 | 0.319 | 0.18 |
V2 | Opinión pri | −0.087 | −0.952*** | −0.16 | −0.283 |
V3 | Opinión prd | −0.072 | 0.027 | −1.365*** | −0.218 |
Candidato opción 1 | Josefina Vázquez Mota | 2.025* | −0.612 | −1.225 | 1.652 |
Enrique Peña Nieto | 0.146 | 1.462* | −0.954 | 1.248 | |
Andrés Manuel López Obrador | 0.324 | −0.39 | 0.474 | 1.702 | |
Gabriel Quadri de la Torre | −0.089 | −1.551 | −0.524 | 3.052*** | |
No votó | 0.748 | 0.057 | −0.278 | 1.542 | |
El voto es secreto | 1.395 | −0.33 | −0.868 | 2.699** | |
Ninguno | 0b | 0b | 0b | 0b | |
Voto diputado federal | pan | 3.1*** | 0.543 | 0.631 | 0.732 |
pri | 1.49 | 2.033** | 0.746 | 2.405*** | |
prd | 0.824 | 0.734 | 2.589*** | 2.014* | |
Otros | 1.529 | 0.042 | 0.726 | 4.013*** | |
Ninguno | 1.055 | −0.688 | −0.227 | 1.562 | |
Voto secreto | 0b | 0b | 0b | 0b | |
Ideología | Izquierda | 0.782 | 0.723 | 1.55*** | 1.298** |
Derecha | 1.408** | 1.606*** | 1.285* | 0.605 | |
Centro | −0.325 | 1.264* | 1.298 | 1.688** | |
Ninguna | 0b | 0b | 0b | 0b | |
Ganador primer debate | Josefina Vázquez Mota | 2.489*** | 0.015 | 1.056 | 0.909 |
Enrique Peña Nieto | 1.112 | 0.528 | 0.307 | 0.624 | |
Andrés Manuel López Obrador | 2.203 | 0.826 | 1.146* | 0.705 | |
Gabriel Quadri de la Torre | 1.968 | −0.174 | 0.246 | 0.736 | |
No lo vio | 1.039 | 0.459 | 0.372 | −0.418 | |
Ninguno | 0b | 0b | 0b | 0b |
Significancia de parámetros: R-cuadra de Cox y Snell 0.861. N=926. Bondad de ajuste en un nivel menor a 0.001. Predice con un porcentaje de 82.50%.
El estudio del comportamiento electoral de los jóvenes representa un reto analítico en tanto que se trata de captar actitudes políticas que están en proceso de formación. Los datos de la ENCPJ 2012 permitieron realizar una serie de análisis estadísticos que nos ofrecen discernir rasgos generales de una dimensión importante del comportamiento electoral: la identificación partidaria de los jóvenes urbanos mexicanos.
El análisis para detectar y medir la identificación partidaria de los jóvenes no se limitó solamente en observar el resultado de la respuesta a la pregunta tradicional acerca de con quién se identifican los jóvenes, sino que se exploraron las dimensiones empíricas de este vínculo afectivo entre jóvenes y partidos políticos.
De acuerdo con las diferentes interpretaciones estadísticas se pudo discernir el peso que tienen los padres, la escolaridad, la religiosidad, los medios de comunicación, la figura de los candidatos, la opinión hacia los partidos políticos, la preferencia hacia los candidatos a diputados federales, la ideología, entre otros factores que tanto la teoría como los datos empíricos señalan que influyen en la construcción y fuerza de una identidad partidaria.
Uno de los hallazgos más importantes es haber encontrado que hay una diferenciación entre los jóvenes que se identifican con el PAN, el PRI y el PRD: hay una identidad clara entre cada uno de ellos al observar independencia en cada una de las categorías. Además, los independientes -aquellos jóvenes que no se identifican con ningún partido político- también se encuentran separados de estos tres grupos. Asimismo, de acuerdo con el análisis de correspondencia, se pudo observar que los jóvenes priístas y panistas comparten la ideología (centro-derecha), quedando claramente diferenciados bajo esta variable los jóvenes perredistas (izquierda).
El hecho de encontrar en este grupo etario ciertos perfiles partidistas habla de la continuidad existente en las prácticas políticas de una generación a otra. A su vez, el hecho de que la mayoría de los jóvenes urbanos entrevistados se agrupen en las tres principales fuerzas partidistas puede ayudar a entender la tradicional composición del sistema de partidos mexicano al permitir o no el surgimiento de nuevas fuerzas políticas.
Ahora bien, el peso de los padres en este trabajo queda en una ambivalencia. Si bien en el análisis de perfiles y de correspondencia la identidad política de los padres presenta una asociación con la identidad partidaria de los jóvenes, en el momento de probar la significancia y el peso de esta variable en el modelo logístico, ésta no resultó significativa, por lo que incluso se la excluyó del modelo final.
El conjunto de variables que hablan de una interacción directa entre jóvenes y partidos políticos resultan muy significativas para entender la identificación partidaria: una probable interpretación es que si los jóvenes reiteran el sentido de su voto en futuras elecciones estarían afianzando, consolidando, su identidad partidaria. Y en esta misma línea, la opinión que tienen los jóvenes sobre los partidos políticos tiene peso en la formación de la identidad partidaria. Asimismo, la figura del candidato, la cual podría restarle peso al partido político, también aporta para entender este vínculo de los jóvenes con los partidos políticos.
Debemos subrayar la fuerte presencia de los independientes, quienes forman un grupo difícil de apreciar a la vez que representan un buen porcentaje de los encuestados en el estudio.
El presente artículo se propuso aportar un primer acercamiento al entendimiento de la identificación partidaria de una población que por sus características sociales y su peso en el padrón electoral es importante en tanto que estará definiendo en buena medida los procesos electorales de los próximos comicios. Comenzar a entender desde ahora su relación con los partidos políticos permitirá entender mejor el comportamiento electoral de los mexicanos en el futuro.
Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Maestro y doctor en Procesos Políticos por la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa. Profesor investigador, Departamento de Estudios Políticos y Gobierno, Universidad de Guanajuato, Campus Guanajuato, (México). Sus líneas de investigación son: comportamiento electoral, cultura política de jóvenes y procesos electorales. Entre sus últimas publicaciones destacan: “La participación de los jóvenes como candidatos al Poder Legislativo en el proceso electoral 2012” (2013); “La participación política e los jóvenes en Guanajuato” (2014) y Experiencias de participación política juvenil. México, Proceso electoral 2012 (2012).
Este artículo contó con la asesoría del maestro Edwin Leonel Can Chan del Centro de Investigación en Matemáticas AC (CIMAT) en los métodos estadísticos empleados. El autor agradece el apoyo brindado por la Dirección de Apoyo a la Investigación y al Posgrado de la Universidad de Guanajuato y los comentarios de los dictaminadores anónimos que revisaron la propuesta del artículo.
Esta mayor incidencia del enfoque está relacionada con los cambios políticos del país en donde la participación ciudadana, y la electoral en particular, han ganado protagonismo, al contrario de lo que pasaba en otra época donde la vida política se concentraba en la figura del presidente y su partido político.
Entre la literatura que da cuenta de estos cambios, véase: Woldenberg, Salazar y Becerra (2001); Gómez (2009) y la colección coordinada por Larrosa y Becerra (2012).
Si bien la encuesta utiliza el concepto de cultura política, en su operacionalización se trabajó el concepto de identificación partidaria, lo cual se reflejó en preguntas básicas que buscan medir este concepto.
La población objetivo se concentró en 76 áreas metropolitanas del país, población joven de 18 a 29 años. El levantamiento se llevó a cabo del 14 al 30 al de junio de 2012. La casa encuestadora encargada del levantamiento fue Berumen. Al diseñar la encuesta (cuestionario y diseño muestral), los responsables tuvieron presente el problema del levantamiento en áreas rurales, puesto que las casas encuestadores suelen hacer levantamiento en cabeceras de los municipios del interior como si se tratara de áreas rurales, sin embargo y de acuerdo con el criterio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, son urbanas. Por ello se tomó la decisión de focalizar el estudio en las áreas netamente urbanas como lo son las áreas metropolitanas.
Éste fue uno de los principales criterios por los cuales se decidió realizar la encuesta en ese momento. Se espera que en el futuro la encuesta se siga aplicando respetando tiempos e ítems con el fin de mantener y facilitar la comparabilidad de los datos.
Los militantes de los partidos políticos son los principales identificados, pero lo que interesa a esta investigación es conocer cómo entre los jóvenes puede generarse un vínculo con los partidos políticos sin la militancia como requisito. La militancia es un tema de investigación en sí mismo que guarda diversas problemáticas. Así como en el caso mexicano o en el sur del continente, la militancia y la lealtad partidaria se ven actualmente afectadas por el desempeño de los partidos políticos y los gobiernos de ellos emanados (Leiras, 2007).
Véase: Estudio Nacional Electoral CIDE-CSES 2009. Se trata de encuesta postelectoral llevada a cabo por el CIDE (entre el 13 y 24 de julio del 2009): 28.7% simpatizaba con el PRI; 15.5% con el paN ; y 7%, con el PRD.
Si se considera el afecto incipiente, se está en la línea de la construcción de la identificación. Si se opta por la afinidad pasajera, se estaría hablando más bien de preferencias partidistas.
Los cuatro partidos políticos agrupados en “Otros” son: Partido del Trabajo, Partido Verde Ecologista de México, Partido Movimiento Ciudadano y Partido Nueva Alianza. Se decidió agruparlos por el bajo número de casos que obtuvo cada uno.
La durabilidad de la identificación partidaria -que puede llegar a ser un gran predictor del voto- es uno de los hallazgos que se presenta en The American Voter (1960). Como señala Abramson (1983): la identificación partidaria es una actitud, es un estado mental altamente estable, no demasiado cambiante, que si bien no es una conducta, sí parece influir en ésta (Abramson, 1983: 51-66). Este vínculo es lo que se pretende detectar y analizar: si hay indicios de él, qué fuerza tiene y, sobre todo, entender cómo se construye.
Siguiendo la manera tradicional de medir la identidad y fuerza partidaria que propusieron los autores de Te American Voter (1960), -con el debido ajuste al sistema multipartidista mexicano-, la pregunta que se utilizó fue: ¿Qué tanto se identifica con ese partido? Mucho, algo, poco o nada.
Aquí los conceptos clave son el de desalineamiento y realineamiento electoral, los cuales se referen a la ruptura de un patrón de comportamiento electoral, la adopción de uno nuevo, o bien, el regreso al que ya se tenía.
La identidad partidaria de los padres se obtuvo preguntando a los jóvenes: Actualmente, ¿con cuál partido político se identifican más sus padres o sus hijos mayores de 18 años? PAN, PRI, PRD, PVEM, PT, pmc, PANAL, Otro, No aplica, No sabe/No contestó. Más allá de la ausencia de una corroboración de la identidad con el propio padre –lo que era muy complicado de hacer en una encuesta de estas características- el dato que se obtiene se considera útil en tanto que permite tener cifras para seguir explorando con mayor profundad la transmisión de actitudes políticas de los padres hacia los hijos. Lo ideal hubiera sido tener un cuestionario del joven y sus padres (o al menos de uno), aunque inviable en la práctica.
Los gráficos de análisis de correspondencia permiten presentar visualmente la asociación que existe entre los perfiles de las categorías de dos variables nominales, donde las coordenadas para cada categoría son distancias obtenidas de manera numérica (Singular Values Decomposition, SVD), usando el programa estadístico R. Los gráficos se interpretan de la siguiente manera: todas las categorías están representadas por figuras geométricas (las más comunes, círculos o triángulos). Aquellas categorías representadas con figuras grandes tienen una alta relación al momento de crear cada uno de los componentes, mientras aquellas que tengan color pálido, o bien, cuya figura es muy tenue, implica que dichas categorías no son significativas. En cada gráfico se pretende observar la relación existente entre la variable explicativa clave (identificación partidaria), usando otras que pueden ser importantes a partir de la teoría e investigación que se ha realizado al respecto.
También puede considerarse la hipótesis del efecto que pudiera tener el sindicalismo magisterial sobre la identidad y formación política de los niños y jóvenes. Sin embargo, existe poca investigación que analice su efecto. En todo caso, en este apartado se explora si la escolaridad guarda alguna relación con el tipo de afinidad que establece un joven con los partidos políticos. Véase: Durand y Smith (1997).
La pregunta que se realizó para obtener la escolaridad de los jóvenes fue: ¿Cuál fue el último año que aprobó en la escuela?
Tal como se mencionó, la ENCPJ 2012 sólo observó a jóvenes urbanos por lo que no puede contrastarse la información recabada con jóvenes de otro tipo de población donde presumiblemente se pudieran analizar los datos en función de desigualdades económicas, y en todo caso, discernir si existe un efecto en la identificación partidaria.
Durante la campaña electoral fueron presentados resultados de sondeos por internet que favorecían al candidato de la coalición de izquierda, Andrés Manuel López Obrador. La mayoría de estos sondeos los contestaba quien deseaba hacerlo, por tanto constituyen instrumentos demoscópicos que no tienen una validez estadística, en tanto que no guardan una debida representatividad y no pueden considerarse para el análisis. En síntesis, hay una diferencia técnica entre los sondeos y las encuestas, estas últimas responden a una exigencia estadística que pretende que sus resultados sean representativos. Véase: Alonso (2013).
La pregunta que se hizo fue: En política se menciona mucho la Izquierda - Derecha, ¿con cuál de ellas se identifica más? Derecha, Izquierda, Centro, Ninguna.
No ocurre lo mismo con las elecciones para alcaldes. Estos suelen ser personajes a los que se les identifica por la relativa cercanía que tienen con el electorado.
La pregunta que se hizo fue: Aunque no haya visto alguno de los debates, ¿cuál de los candidatos cree que fue el mejor?
Las regiones y los estados que la conforman son: Norte: Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León, Durango, Zacatecas, Sinaloa, Sonora y San Luis Potosí; Centro occidente: Colima, Jalisco, Nayarit, Michoacán, Guanajuato y Aguascalientes; Centro: Distrito Federal, Estado de México, Querétaro, Morelos, Puebla, Tlaxcala e Hidalgo; Sur: Veracruz, Tabasco, Campeche, Quintana Roo, Yucatán, Chiapas, Oaxaca y Guerrero.
Se hicieron dos segmentos del rango de edad (de 18 a 23 y de 24 a 29 años) en tanto que la teoría señala que cuando la persona entra a la adultez su identificación partidaria es más sólida.
De aquí la importancia de los valores de los coeficientes para cada variable, y de igual manera, es importante mostrar cuáles son las probabilidades de selección estimadas para cada categoría de la variable respuesta (identidad partidaria).
Dos de las variables que quedaron fuera del modelo final fueron las referentes a la identificación partidaria de las madres y los padres. En futuras investigaciones deberá hacerse el esfuerzo de incluirlas.