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Vol. 2014. Núm. 16.
Páginas 50-70 (enero - junio 2014)
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Vol. 2014. Núm. 16.
Páginas 50-70 (enero - junio 2014)
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La situación de los medios de comunicación en la era Mubarak y su relación con el uso de Facebook durante la revolución egipcia de 2010-2011
The Situation of the Media in the Mubarak Era and its Relation to the Use of Facebook during the Egyptian Revolution of 2010-2011
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Evelyn Norma Castro Méndez1
1 Evelyn Norma Castro Méndez es doctora en Ciencias Políticas y Sociales con enfoque en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam; actualmente desarrrolla una estancia de investigación posdoctoral en el Centro de Estudios de Asia y África (ceaa) en el Colegio de México.
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Resumen

La cuenta de Facebook “We are all Khaled Said” tuvo un papel relevante en la revolución egipcia de 2010-2011, ya que logró reunir a la mayoría de la disidencia que exigió la renuncia del presidente Hosni Mubarak. Sin embargo, poco se ha hablado del panorama que presentaba el resto de los medios de comunicación, así como las condiciones de la libertad de expresión y del ejercicio periodístico en este país. Este texto tiene por objetivo presentar un recuento histórico de los términos de la relación prensa-Estado y las condiciones de operación de los medios de comunicación en Egipto en el marco previo a las protestas del 25 de enero de 2010, a fin de poder comprender las razones por las cuales Facebook se convirtió en un espacio transversal y alternativo de comunicación, así como generador de opinión pública respecto a temas sensibles y censurados en los medios convencionales como el abuso de poder por parte de las fuerzas de seguridad egipcias.

Palabras clave:
Facebook
Egipto
Hosni Mubarak
opinión pública
libertad de expresión
medios de comunicación
Abstract

Facebook account “We are all Khaled Said” played an important role during the Egyptian revolution (2010-2011), because it managed to bring together most of the dissidents who demanded the resignation of President Hosni Mubarak. However, little has been said about the situation prevailing in the rest of the media as well as the situation of freedom of expression in the country. In this paper we present a brief historical review of the terms of the relationship press-State and the conditions of the conventional media in the run up to the protests of January 25, 2010. We consider this panoramic review may help to understand the reasons why Facebook become a transverse and alternative communication space for generating public opinion regarding sensitive and censored issues in the mainstream media, as well as the abuse of power by the Egyptian security forces.

Keywords:
Facebook
Egypt
Hosni Mubarak
public opinion
free press
mass media
Texto completo

Introducción

Desde el siglo xx el uso de las nuevas tecnologías ha formado parte de la conformación y organización de algunos movimientos sociales tales como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln), el cual creó en 1994 el portal electrónico ¡Ya Basta!, mismo que les dio proyección internacional. En 2004, los españoles emplearon mensajes de texto (sms) para organizar la magna protesta en contra del presidente José María Aznar, luego de que el gobierno intentara responsabilizar a la eta del atentado a los trenes de Madrid cometido por Al-Qaeda. En Irán, el ciberactivismo estuvo encabezado por blogueros y hackers que denunciaron las irregularidades presentadas en los comicios presidenciales de 2009, en las que fue reelecto Mahmud Ahmadineyad. Recientemente, sobresalen los casos de los movimientos de los indignados en Estados Unidos y España, las protestas estudiantiles en Chile, el rechazo de los brasileños al mundial de futbol de 2014, y en México el conocido #YoSoy132, que emergió en el marco de las elecciones presidenciales de 2012. En estas últimas movilizaciones destaca el aprovechamiento de las redes sociales online Facebook y Twitter.

El potencial de estas redes ha generado posturas discordantes: por un lado, se ha sobredimensionado su importancia, y por el otro, se ha mencionado que son espacios útiles para el control y la vigilancia gubernamental. En el contexto de la llamada “primavera árabe”, tanto Facebook como Twitter y la comunicación sms fueron espacios que evadieron la censura gubernamental y el control de los medios de comunicación convencionales por parte del gobierno en países como Túnez, Egipto, Argelia, Libia, Yemen, Marruecos, Irán, y Siria entre otros, durante las revueltas suscitadas entre 2010-2011. En este artículo nos enfocaremos en estudiar el caso de Egipto, donde la cuenta de Facebook “We are all Khaled Said”, logró reunir a gran parte de la disidencia durante la revolución que concluyó con la deposición del presidente Hosni Mubarak el 11 febrero de 2011. Consideramos que para comprender el papel que tuvo esta red social es pertinente analizar los elementos sociales, políticos y económicos que alentaron a la población a salir a las calles, pero también conocer la situación que presentaban los medios de comunicación convencionales y el ejercicio de la libertad de prensa. Esto nos permitirá encontrar elementos para explicar las razones por las cuales esta red social se convirtió en un espacio transversal y alternativo de comunicación, tanto como un generador de opinión pública en torno a temas sensibles como el abuso de poder por parte de las fuerzas de seguridad, así como una consecuencia del estado de emergencia que se mantenía vigente de manera ininterrumpida desde la década de los ochenta en este país.

Por ello, el recuento histórico que aquí se presenta busca responder a las siguientes interrogantes: ¿cómo eran los medios de comunicación en Egipto antes de que llegara Facebook?, ¿qué políticas de comunicación emprendió Mubarak para controlar a la prensa y permanecer en el poder? y ¿por qué fue tan festejada la llegada de una posible vía de comunicación transversal? El texto está divido en dos partes: en la primera se presenta un diagnóstico sobre la evolución de los medios de comunicación egipcios (radio, televisión y prensa escrita), a partir de la aparición del primer periódico y hasta el marco previo a la revolución de 2011. El segundo apartado está dedicado a las condiciones de la libertad de prensa durante la era Mubarak (1981-2011). Partimos de la hipótesis de que Facebook vino a satisfacer una necesidad social de comunicación entre la población egipcia, fundamentalmente entre los jóvenes profesionistas, como consecuencia de las amplias restricciones informativas y la subsecuente incidencia de violaciones a las garantías individuales, mismas que requerían ser denunciadas ante la opinión pública nacional e internacional, con el fin de contradecir las versiones gubernamentales de desarrollo y prosperidad de la población y generar una corriente de opinión pública que denunciara una realidad que era silenciada en otros medios.

Sin duda, la actuación de la prensa es sólo una variable más en el complejo entramado que dio lugar a la revolución egipcia. No obstante, es pertinente abordar esta arista en función de que ha sido poco explorada principalmente entre los países de habla hispana. Creemos que más allá de una contribución de carácter instrumental, Facebook permitió a los usuarios egipcios, principalmente a los jóvenes profesionistas de clase media-alta, denunciar los distintos casos de tortura y abuso de poder de los que eran objeto cotidianamente, mismos que no podían ser abordados en la prensa local. Esto ayudó a compartir miedos, representaciones, símbolos, imá-genes, experiencias comunes, etc., que, con el aliciente del triunfo de la revuelta en Túnez,2 generaron una corriente de opinión que coadyuvó al desarrollo de un proceso de empoderamiento social para derrocar al presidente Hosni Mubarak.

Desde el surgimiento de las primeras democracias en el mundo, Alexis de Tocqueville visualizó que la prensa era uno de los principales contrapesos del poder de los gobernantes, en tanto que le dicen a la gente qué y cómo pensar3. Por ello, en un régimen dictatorial, como lo fue durante treinta años el gobierno de Hosni Mubarak, la prensa sirvió para controlar a la sociedad a través de la dosificación de datos tergiversados, con políticas que incluyeron la difusión de ideologías afines al régimen, la supervisión del contenido y operación de los medios de comunicación, así como la vigilancia permanente del trabajo de los periodistas. Los medios operaban bajo un esquema propagandístico y doctrinal y sólo a partir de la incursión de la televisión vía satélite a la región, la población pudo acceder a información distinta a la oficial. Incluso, muchos periodistas egipcios de perfil crítico que abordaban temas “sensibles” vivían en el extranjero para evitar represalias.

¿Cuál es el peligro de que se difundan visiones contrapuestas en torno a un tema en los medios de comunicación masiva? Los mensajes influyen de alguna forma en las opiniones de los ciudadanos y en los políticos acerca de los tópicos que interesan a la ciudadanía. Una opinión implica siempre una actitud personal ante los fenómenos o sucesos. Se puede definir como la postura que mantiene un individuo respecto de hechos sucedidos en el mundo real, 4 y en una dictadura es difícil, por no decir imposible, que se pueda hacer alusión de manera masiva a los temas que atañen a la sociedad y que resultan perjudiciales para el régimen, debido al temor de la prensa a los mecanismos de vigilancia e intimidación empleados por éste.

Lo público necesariamente se vincula con el concepto de espacio público, una esfera en la cual los ciudadanos pueden ejercer libremente su racionalidad y crear un auténtico debate en torno de diversas cuestiones que les atañen, 5 mientras que los medios de comunicación son, o al menos deberían ser, un foro libre y abierto para discutir los asuntos que preocupan a una sociedad. Cuando éstos no lo son, las personas buscan canales alternativos de información e interacción. Para hacer uso de la deliberación y la argumentación, es necesario el respeto de derechos inalienables como la libertad de expresión. Los regímenes dictatoriales carecen de opinión pública puesto que suprimen los derechos individuales de las personas. La política requiere discusión, diálogo y entendimiento; la autocracia se basta con el sometimiento. 6 Se requiere entonces de la convergencia de un clima de libertad para que en el espacio público se pueda discurrir acerca del asunto público.

En Internet, las personas tienen la posibilidad de experimentar los beneficios de la vida comunitaria sin las cargas que ello implica, es factible dar a conocer sus más profundos y oscuros secretos sin poner en riesgo su privacidad personal. 7 En el documental (2011) “Cómo Facebook cambió el mundo árabe” producido por la bbc de Londres, se menciona que el ex presidente de Túnez, Ben Alí, 8 impulsó ampliamente la introducción de la Web en su país, y no le dio importancia a Facebook porque pensaba que la gente sólo la utilizaba con fines lúdicos, ya fuera para buscar relaciones afectivas o hablar de futbol. Su percepción no distaba de lo que también ocurría en Egipto. Según el Egypt Human Development Report (2010), antes del levantamiento popular no había una conexión entre el uso del Internet y la política, pues 60% de los jóvenes gastaba su tiempo en el chat, 20% en la pornografía y 12% en conducir negocios o investigación. Únicamente 8% visitaba sitios políticos. 9

La cuenta de Facebook “We are all Khaled Said”10 fue creada originalmente en árabe (ديعس انلك دلاخ) el 10 de junio de 2010 por el usuario Al Shaheed,11 que en árabe significa el mártir, y poco después se sabría que éste era el seudónimo utilizado por Wael Ghonim, director de ventas de Google en Medio Oriente. De manera paralela, un administrador anónimo abrió una versión en inglés el 19 de julio de 2010, con el fin de difundir en el contexto internacional la “naturaleza criminal” del gobierno egipcio, tal como se menciona en su perfil de usuario. En estos espacios se convocó de manera pública a la manifestación del “Día de la ira” (25 de enero de 2011), con la cual se iniciaron las protestas que 18 días después derivarían en la caída de Mubarak. La fecha tiene un carácter simbólico, pues coincidía con la celebración del Día de la policía en Egipto.

Cabe recordar que la primavera árabe inició en Túnez en enero de 2011 por un acto de abuso de poder en contra de un comerciante que se inmoló, pero seis meses atrás ya había sido asesinado (6 de junio de 2010) en Egipto el bloguero y joven de negocios Khaled Said, quien subió a la Web un video que mostraba a policías repartiéndose un botín después de una redada de drogas. Las autoridades señalaron que Said murió por asfixia, pero las fotos que circularon en el grupo de Facebook “We are all Khaled Said” dieron cuenta de que murió por los golpes y tortura que recibió. El hecho sólo pudo trascender a través de Facebook, las imágenes negaban la versión gubernamental y se consiguió que la gente conociera la otra cara del caso, pues la prensa local se supeditó a la línea editorial marcada por el Ministerio de Información.12 El mensaje se volvió viral y pronto esta cuenta se convertiría en un punto de interacción ciudadana y de movimientos sociales precedentes como Kifaya y el M-6 de Abril, cuya movilidad sentó las bases de la nueva revolución que terminaría con 30 años de dictadura.

Situación de los medios de comunicación convencionales

Históricamente la prensa árabe ha tenido un fuerte vínculo con la cultura y la literatura, por ello se considera que han contribuido a reforzar la identidad de la arabidad.13 Al igual que en otras partes del mundo, en Egipto el desarrollo de los medios de comunicación se ha caracterizado por la amplia injerencia de las autoridades gubernamentales en su operación y contenido. Sólo bajo el dominio otomano durante los siglos xvi-xix, se vivió una etapa de esplendor. Los periódicos egipcios dieron oportunidad a escritores, poetas, pensadores y literatos para que difundieran sus ideas14.

La imprenta fue introducida a Egipto por Napoleón Bonaparte durante la campaña francesa en Egipto y Siria (1798–1801).15 Él fundó los periódicos Le Courier de l’ Egypte y La Décade égyptienne (1798-1801), los cuales no sólo cubrieron las necesidades de comunicación del ejército en la producción de boletines y órdenes del día, sino que fueron instrumentos de propaganda al difundir la crónica de los éxitos del general francés.16 El primer periódico egipcio apareció en 1822 con el título de Le Journal du Khédive, cuyas ediciones estaban en francés y en árabe. Se calcula que para 1865 existían 13 periódicos en El Cairo, dos en Alejandría y uno en Port Said, en su mayoría de propiedad privada. En 1875 fue fundado Al-Ahram (مارهإلا, Las Pirámides), cuya publicación se mantiene hasta hoy vigente. Es de señalar que desde la emisión de la primera Ley de prensa (1881), varios periódicos han sido suprimidos por ser perjudiciales a la paz y la seguridad.17

Durante la ocupación británica (1882-1922) y con el triunfo de la revolución nasserista de 1952 que derrocó al rey Faruq I y proclamó la República egipcia, contrario a lo que podría pensarse, las condiciones para los medios fueron más restrictivas debido al control y constante supervisión gubernamental, así como al predominio de la propiedad estatal de las industrias comunicativas.18 El militar y estadista Gamal Abdel Nasser (1918-1970), quien fue presidente de Egipto de 1956 a 1970, nacionalizó el 23 de mayo de 196019la industria mediática20. El edicto establecía que ningún periódico podía ser publicado sin el permiso de la Unión Nacional, posteriormente llamada Unión Árabe Socialista.21 En esta época, las inversiones privadas en los medios fueron prácticamente imposibles,22 pese a ello permanecieron activos, en la mayoría de los espacios informativos,23 periodistas de izquierda.

En 1970, cuando el también militar Anwar Sadat (1918-1981) asumió la presidencia, se observaron pocos cambios. Él fomentó una política ambivalente: por un lado, deseaba fortalecer la democracia, pero por el otro, le temía. Mostró cierta tolerancia para la discusión política y la crítica en el nivel privado y dio algunas concesiones a la prensa.24 En 1974 decretó el fin de la censura, aunque al año siguiente estableció un consejo de gobierno que supervisara a los periódicos.25 Alentó a los partidos de oposición a publicar sus propios periódicos, pero posteriormente restringió los espacios de comunicación de sus oponentes.

Su ejemplo fue seguido por su sucesor, el también militar Hosni Mubarak, quien asumió el cargo tras el asesinato de Sadat. Él impulsó detenciones, abuso y tortura de periodistas.26 Destaca que en 1981, autorizó que la oposición tuviera sus propios periódicos, aunque la prensa continuó siendo sensible a los deseos del gobierno.27 Existe la percepción de que en las décadas de los setenta y ochenta, la cultura tuvo un periodo pobre porque muchos periódicos, revistas, teatros, cines y espacios culturales fueron cerrados. Además, miles de escritores, periodistas, profesores y artistas huyeron del país.28

Durante los treinta años que gobernó Mubarak, el ejercicio periodístico fue ampliamente vigilado y censurado. El ambiente mediático estaba dominado por los medios del Estado activos en todos los sectores informativos: prensa, radio, televisión y agencias de información. De hecho los tres principales periódicos son de propiedad gubernamental: Al-Ahram, Al-Akhbar (رابخألا, Las Noticias, 1952) y Al-Goumhuria (ةيروهمجلا, La República, 1954).29 El gobierno ejerce el monopolio de la impresión, distribución y publicidad,30 así que todas las publicaciones son supervisadas por el Supremo Consejo de Prensa.

Durante la primera guerra del Golfo (1990-1991), la inversión privada en los medios de comunicación comenzó a aumentar en la región de Medio Oriente. Algunos líderes políticos árabes deseaban proyectar una imagen de modernidad a través del mejoramiento de sus instituciones mediáticas.31 Por ello, hay quien señala que la operación de los medios de comunicación en la zona no se puede considerar enteramente totalitaria, en virtud de que hubo intentos por direccionar su curso hacia una vía más positiva.32 Esta apertura vino acompañada del incremento de una nueva generación de periodistas árabes formados en medios y escuelas occidentales instaladas en sus países de origen, lo cual se tradujo en el empleo de nuevos géneros periodísticos como los debates políticos y los talk shows, formatos que resultaron novedosos y atractivos para los medios árabes.33 Sin embargo, la débil base económica de los periódicos e incluso de la televisión, influyó para que éstos siguieran necesitando el patrocinio gubernamental y privado donde los intereses de los partidos se disputaban la mirada de los particulares.34

En 1996 se fundó en Qatar la primera cadena televisiva panárabe, Al-Jazeera, así como otros canales privados y mixtos. Los contenidos de estas empresas tuvieron una importante presencia en las calles egipcias y en la población árabe en general. La introducción de la televisión vía satélite ofreció una alternativa sin censura, fuera de la propiedad y regulación gubernamental. Debido a esto, la audiencia estuvo expuesta a nuevas influencias culturales, políticas y sociales35 con la consecuentemente tensa relación entre Mubarak y Al-Jazeera. Destaca que a finales de los noventa, en Egipto se otorgaron permisos para la publicación de periódicos “independientes”, aunque estaban vinculados a hombres de negocios con intereses económicos o políticos relevantes y en su mayoría afines al régimen.

Con el acceso de estas nuevas fuentes de información, a partir del año 2000 se fortaleció una cultura política que dio lugar a la argumentación y el debate. Se configuró una corriente de opinión que rechazaba la información proveniente de los medios oficiales.36 Surgieron nuevas opciones informativas: Al masry al youm (مويلا يرصملا, El Egipcio hoy, 2003), Al-shorouk (قورشلا, La salida del sol, 2009) y el Dostour (روتسدلا, La Constitución, 1995),37 mismas que tuvieron gran aceptación. Aunque el escenario se vislumbraba alentador, la circulación de la mayoría de los periódicos siguió siendo limitada por las restricciones en la importación de papel impuestas por el gobierno, que buscaba protegerse de ideas hostiles. A ello se sumaba la difícil transportación/distribución fuera del área urbana38y el problema del analfabetismo y la pobreza entre otras restricciones.

En 2011 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco) reportó que Egipto contaba con 82, 537millones de habitantes. Sólo 66.4% de los adultos y 84.9% de los jóvenes sabía leer y escribir, por lo que un importante núcleo de la población carecía de estas habilidades.39 En 2010, se reportó que diariamente circulaban en el país 13 periódicos, los más antiguos e importantes son: The Egyptian Gazette (1880), Al-Ahram, Le Progrès Egyptien (1893), Al-Akhbar, Al-Goumhuria y Al-Messa (اسملا, La Tarde, 1956). Además, se distribuían otras 48 publicaciones cuya periodicidad variaba40.

Cabe señalar que el gobierno egipcio creó su propio monopolio de medios electrónicos a través de la Egyptian Radio and Television Union (ertu), aquella establecida en 1979 y que depende directamente del Ministerio de Información. El complejo se localiza en el emporio cairota conocido como Maspero, que al representar a la voz de los gobernantes, propició que varias de las manifestaciones en contra de Mubarak tuvieran lugar en este sitio. ertu opera dos canales nacionales con estaciones terrestres y 6 locales en 27 provincias. Además, provee el servicio vía satélite a 15 canales como Nile Television Network, News Channel, Nile News y una variedad de canales especializados.41 En torno a ertu se han rumorado casos de nepotismo, favoritismo y corrupción por la presunta sobredotación de recursos y el exceso de personal. Hasta el 23 de febrero de 2011, el consorcio fue dirigido por Osama Al-Sheikh, quien fue detenido junto con el ministro de Información Anas El-Feqi, por los cargos de especulación, derroche y desvío de fondos públicos. El Tribunal Penal de El Cairo condenó el 28 de septiembre de 2012 a Al-Sheikh a cinco años de prisión y a El-Feqi a siete por elevar las cuotas de transmisión de un torneo de futbol vía satélite42.

La televisión egipcia inició transmisiones el 21 de julio de 1960.43 En 2002 el gobierno auto-rizó el ingreso de capital privado en la operación de estaciones de televisión vía satélite,44 incluidos Dream 1 y 2, otv (2007), Al-Mehwar (روحملا ةانق, El cubo, fundada en 2001), Al Youm-Orbit (مويلا, Hoy, 1994)45 y Al-Hayaat o Life TV (ةايحل, Vida, 2003).46 Los programas de estas cadenas ofrecieron formatos nuevos, atractivos y más liberales en comparación con la televisión local gubernamental. Estas características fragmentaron la audiencia en tanto que por primera vez fue expuesta a nuevas influencias culturales, políticas y sociales.47

Dream TV es el primer canal privado de televisión vía satélite que en el año 2000 fue favorecido por la limitada apertura a la inversión privada en materia de medios de comunicación. El complejo Media Production City (empc) fue instalado en las inmediaciones de la ciudad de El Cairo. Es de señalar que los inversionistas tenían una estrecha relación con Mubarak. La cadena opera dos estaciones satelitales (Dream 1 y Dream 2). otv es propiedad de uno de los hombres más ricos de Egipto: el copto cristiano Naguib Sawiris. La empresa orientó su programación hacia las noticias y la política a través del canal ontv. Las críticas de sus conductores al gobierno, le ocasionaron en 2011 advertencias48 por parte de la Dirección General de Egipto para las Zonas Francas y las Inversiones (gafi, por sus siglas en inglés). El 30 de junio de 2011, Al-Nahar (راهن, El día) inició emisiones y la Capital Broadcast Center (cbc) el 2 de julio de ese mismo año.

La televisión es el medio de comunicación más popular, aunque algunas estadísticas hablan de un descenso dramático de la audiencia debido a una amplia oferta de los canales vía satélite.

Cerca de dos terceras partes de la población egipcia también escuchan la radio. Los programas más populares son las noticias y los de carácter religioso.49 Los programas en formato talk-show se han convertido en una importante fuente de noticias.50 La radio comenzó sus transmisiones en 1924 bajo el régimen de propiedad privada y en 1934 fue nacionalizada. El Estado controla cerca de 70 estaciones pertenecientes a ocho complejos radiofónicos y sólo dos estaciones son de propiedad privada,51 las cuales fueron lanzadas en 2003 en El Cairo: Nogoom fm 100.6,(موجن ما فا) y Nile fm 104.6, (لينلا ما فا). A su vez, emergieron numerosas estaciones estatales y privadas por Internet.52 Otras cadenas de radio internacionales que operan en árabe son la bbc, la Voz de América y el servicio Monte Carlo entre otras. En 2009 inició operaciones la estación híbrida Radio Misr, aunque por ser ertu parte de los propietarios, puede interferir en su contenido.53

El escenario mediático plural que aparentemente quiso proyectar Mubarak, se hizo manifiesto con el nacimiento de una pequeña oposición visible incluso en los periódicos Al-Ahram, Al-Akhbar, y Al-Goumhuria, que abordaron temas tabús como la figura del presidente.54 Sin embargo, no hay que confundir esta tendencia con libertad de prensa, pues las consecuencias por criticar al régimen eran ampliamente conocidas: cese de funciones, encarcelamiento o violencia. Formalmente, el gobierno ejercía el control a través de diversos mecanismos, por ejemplo: el Sindicato de Periodistas, el Consejo Supremo de Prensa, ertu y la Autoridad Nacional Regulatoria de Telecomunicaciones (ntra).55

El Sindicato de Prensa (ejs, por sus siglas en inglés) fue fundado en 1941 y ha sido un pilar fundamental para mantener la influencia del gobierno en el sector y lograr el cumplimiento de las directrices marcadas por el Consejo de la Shura (ىروش, consulta)56 en materia de medios. Para ejercer la profesión de periodista, se requiere ser miembro de este gremio. Cualquier indisciplina es castigada con el receso.57 Se calcula que en el ejs confluían más de 5 000 periodistas.58 La organización enfrentaba cuestionamientos de reporteros independientes por actos de corrupción y errores en la defensa de sus compañeros, además de considerársele un instrumento en manos del Estado.59

Durante el régimen de Mubarak, los editores en jefe de los periódicos eran nombrados directamente por el presidente de la Cámara Alta del parlamento, el Consejo de la Shura, que también fungía como jefe del Consejo Supremo de la Prensa. La lealtad al régimen era un requisito para los aspirantes al cargo.60

El esquema legal egipcio es complejo con leyes que sobreponen diferentes aspectos legislativos. Las piezas claves están en las siguientes leyes: la número 96 de 1996 concerniente a la regulación y organización del periodismo y las funciones de la prensa; la 76 de 1970 acerca de la formación y el establecimiento del Sindicato de Periodistas; la 13 de 1979 sobre ertu y la 10 de 2003 de telecomunicaciones.61 La ley 313 del año 1956 prohíbe la divulgación de cualquier tipo de información sobre las fuerzas armadas, no necesariamente acerca de asuntos confidenciales o clasificados. Además, varias disposiciones del Código Penal autorizan el encarcelamiento de periodistas y otras personas por delitos de imprecisa definición, como sería el caso de perjudicar el “interés nacional” o la “paz social”.62 La ley 174 de 2006 introdujo varios cambios en el Código Penal. Esta legislación cancelaba diversos artículos que criminalizaban las publicaciones y reemplazaba la prisión por el pago de multas- Pese a que ésta benefició a los medios, no hubo una consulta pública para su adopción.63

En Egipto también opera la Agencia de Noticias del Medio Oriente (mena, por sus siglas en inglés), la cual es la más antigua de la región. Dispone de un servicio de noticias 24 horas de transmisión en árabe, inglés y francés.64 Fue fundada en 1954,65 aunque otras fuentes citan el año de 1956,66 con base en un decreto emitido por Nasser. Originalmente se creó como cooperativa, pero en 1961 fue nacionalizada y pasó a depender del Ministerio de Información. Se le criticó por sobornar a corresponsales y reporteros, así como utilizar sus recursos para servir al régimen de Mubarak.67

Como puede observarse, a pesar de la apertura a las transmisiones vía satélite y la participación de la inversión privada, las políticas de comunicación durante la gestión de Mubarak se enfocaron al silenciamiento de la prensa, la detención de periodistas y el control de los medios. Sin embargo, esta política no es extraña, se ha gestado desde la instalación de la República y sólo daba continuidad al esquema mediático instalado por la milicia a través de Nasser. “Lo que el poder reprocha a los periodistas es su desafección con respecto al régimen y su falta de fe en las proclamas que respaldan las medidas de violencia cada vez más severas”.68

El ejercicio periodístico, las políticas de comunicación y la incursión de las redes sociales en la era Mubarak

La revolución egipcia del siglo xxi se explica por la convergencia de distintos factores que se fraguaron a lo largo de años de injusticia social y de imposición de un modelo de capitalismo lesivo para los grandes sectores populares luego de la muerte del ex presidente Gamal Abdel Nasser.69 El ambiente de represión y autoritarismo que se gestó se reflejaba en los términos en que se encontraba la relación Estado-prensa, la manera en que operaban las empresas de comunicación locales y el perfil particular de la población con acceso a las nuevas tecnologías.

Egipto cuenta con una población aproximada de 85millones de personas y con un promedio de edad de 24 años.70 De acuerdo con el Índice Humano de Desarrollo (hdi, por sus siglas en inglés) de 2010, Egipto ocupaba el lugar 101 de un registro total de 169 naciones. Si bien es una nación en vías desarrollo con medianos ingresos, tiene una tasa de pobreza relativamente alta que aumentó de 19,6% a 21,6% entre 2008 y 2010. El desempleo también es elevado, cercano al 10%, y en 2009 la desocupación entre los jóvenes (de 15 a 29 años) alcanzó el 32%, lo que significa que uno de cada tres jóvenes no tenía trabajo y muchos más permanecían en el subempleo.71

Según el Banco Mundial, en los últimos 20 años Egipto mejoró sus índices en mortandad infantil y desnutrición en niños menores de cinco años, los cuales se redujeron a la mitad y la esperanza de vida creció de 64 a 71 años de edad. Si bien la economía y los estándares de vida habían prosperado, éstos han sido de manera desigual. Las disparidades en el salario están reforzadas por los indicadores sociales. Todas las mediciones indican que las tasas de salud y alfabetización son peores en la zona Alta de Egipto que en la zona Baja y aún peores en las áreas rurales en comparación con las urbanas.72 La tasa de analfabetismo en 2010 se calculaba en 29%, afectando principalmente a las mujeres.73 Además, el promedio de años escolares de la población adulta sólo era de 6.474 y se calculaba que cerca del 40% de la población vivía con dos dólares por día, ya que una gran parte era dependiente de los productos subvencionados.75

Previo a las protestas de 2011, varios movimientos seguían activos. Los sindicatos tuvieron un importante protagonismo que fue altamente reprimido. Desde principios del siglo XXI, los egipcios comenzaron a sobrepasar el umbral del miedo movilizándose para exigir el fin del estado autoritario.76 El Movimiento Egipcio para el Cambio conocido por su eslogan como Kifaya (ةيافك), que significa suficiente o basta, y el Movimiento Juvenil 6 de Abril (M-6 de abril) figuraron como sendos esfuerzos de lucha. Kifaya surgió en 2004 en el contexto previo a las elecciones presidenciales de 2005, en las cuales denunciaron el fraude por la reelección de Mubarak y rechazaban el estado de emergencia. Uno de sus grandes logros fue haber violado el tabú de criticar y desafiar directamente al presidente egipcio.77 Por su parte, el M-6 de abril inició actividades en 2008 a través del grupo de Facebook “6 de abril: el Día de la rabia”, mediante el cual convocaron a un día de paro y de protestas pacíficas en solidaridad con los trabajadores textiles de la ciudad de Mahalla al Kubra en el Delta del Nilo, quienes protestaban en contra del aumento de precios.78 Esta coalición surgió sin filiación partidista y ganó sus primeros adeptos entre jóvenes con buen nivel de educación que se vestían de negro en señal de protesta contra el poder. Además, logró captar la atención de los medios tradicionales79. Una de sus fundadoras, Israa Abdel Fatah, comentó que lo que se quería era “…el fin del régimen. Hace 30 años que pedimos reformas y el régimen nunca respondió.”80 Pese a que fueron ampliamente reprimidos, estos movimientos ganaron experiencia en la tarea de movilizar masas y fortalecer una cultura política que poco a poco rompía con el temor al sistema, y por ello, cuando apareció “We are all Khaled Said”, una gran parte se sumó a este nuevo frente.

Internet llegó a Egipto en octubre de 1993. El reporte de 2010 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo informa que en 2008 el celular tenía una mayor penetración que la Web. Se calcula que funcionaban 65 teléfonos celulares o líneas telefónicas por cada 100 habitantes, reportándose un total de 70millones teléfonos móviles. Alrededor del 40% de las áreas urbanas contaba con acceso a la televisión de paga vía satélite, aunque se cree que el 75% era obtenido a través del mercado negro.81 En contraste, cifras de 2011 reportaban una penetración del 36% de Internet. Si el analfabetismo básico era grave, el informático lo era aún más por los altos precios. La banda ancha seguía siendo prohibitiva para la mayoría de la población. En 2009, sólo había 1.1millones de suscriptores, aunque el número real es difícil de estimar ya que no es raro encontrar usuarios que compartan conexión y que a menudo ésta sea ilegal.82

La introducción de las nuevas tecnologías implicó un cambio significativo en la monolítica escena mediática a una más plural. Estos nuevos medios le añadieron a Egipto una genuina reforma política.83 Varios de los periódicos gubernamentales e independientes crearon sus propios portales, algunos de ellos dieron oportunidad a distintas voces y perspectivas sobre los conflictos políticos que incluían críticas al gobierno y sus altos representantes. Esta convergencia implicó la convivencia de una versión oficial y su contraparte en los espacios informáticos.84 A medida que el número de espacios de comunicación electrónica aumentaba, también se ampliaba la diversidad de opiniones y el contenido. La oposición y activistas de derechos humanos encontraron formas innovadoras para llamar la atención de la opinión pública a su causa. En algunos casos, lograron lo que los activistas tradicionales no pudieron hacer: la organización de movilizaciones masivas de alto impacto como las que efectuó el M-6 de abril.85 Esta situación propició que las autoridades egipcias emprendieran la persecución de los administradores de cuentas electrónicas.

Cabe destacar que si bien quienes hacían uso de los recursos de la Web eran una minoría, tenían un carácter estratégico: jóvenes letrados y profesionistas, algunos de condición económica estable y otros desempleados. Ellos impulsaron el activismo político en la Web, los blogs y posteriormente las redes sociales, espacios idóneos para evadir la censura gubernamental, coadyuvar a mantener el anonimato, brindar la opción de compartir información textual, visual y audible, además de viralizarse con posibilidades de retroalimentación. Fue el núcleo más preparado y dinámico el que se apropió del medio para organizar la revolución.

En la era Mubarak, fue constante el temor y la zozobra, ya que por primera vez, desde los tiempos de Nasser, se reestableció la pena de muerte como algo habitual contra los enemigos del Estado. Se incrementaron los servicios de inteligencia, las restricciones a las libertades políticas y las cárceles se llenaron de miembros de movimientos islamistas. Fue característica la actuación de los policías vestidos de civiles, los llamados “baltageya” (يجطلب), matones a sueldo coordinados y subsidiados por el Ministerio del Interior, quienes en su mayoría eran convictos y drogadictos. Asimismo, periódicos, revistas y blogs fueron cerrados o penalizados, y sus administradores detenidos. Había un férreo control estatal de individuos y grupos opositores al gobierno.86 Los excesos del régimen eran conocidos por la población en general, aunque el discurso de los medios oficiales era distinto.

Este clima de represión y control policial, se sumaba a una difícil situación económica y política. Hasta el año 2005, Mubarak había sido el único candidato presidencial y preparaba el escenario para que su hijo Gamal lo sustituyera en el cargo mediante reformas a la Constitución, lo cual generó una amplia inconformidad. En las elecciones de noviembre de 2010, Internet jugó un papel importante en las protestas, debates públicos, y la vigilancia del proceso, toda vez que el gobierno rechazó la participación de observadores internacionales. El objetivo principal de activistas, blogueros y simpatizantes de Mohammed El Baradei, ex director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica y aspirante a la candidatura presidencial favorecido por la oposición, era conseguir un cambio político87. El ambiente político era álgido y de temor, como consecuencia de la agresiva contención de las protestas postelectorales.

Organizaciones egipcias de derechos humanos estimaron que entre 4 000 y 5 000 personas fueron detenidas en 2007 sin cargo alguno, aunque el ministro del Interior, Habib Al Adly, indicó que el número total de presos y detenidos políticos no excedía los 1,800. Por su parte, Kifaya estimaba que la cifra ascendía a 30 000.88 En 2009, Egipto fue incluido en el listado de “Los enemigos de Internet” por la organización Reporteros Sin Fronteras,89 cuyo informe anual de 2010 denunció que Facebook era sometido a un constante escrutinio, debido a que ahí se almacenan datos, direcciones y correos de cientos de activistas.90 Cabe comentar que el control de tráfico en Internet obliga a los proveedores a suministrar al gobierno cuantos datos demande de sus usuarios. Lo mismo ocurre con las compañías de telefonía móvil.91

En su informe de 2010, la Freedom House señaló que en materia de libertad de expresión, Egipto ostentaba el lugar 130 de un listado de 196 países.92 Por su parte, Amnistía Internacional (ai) externó en el 2011 su preocupación por la comisión de actos de tortura y abuso de poder por parte de elementos policíacos y militares en contra de periodistas. Además, denunció que se impedía la difusión de noticias “políticamente delicadas”, ya que los detractores del gobierno podían ser procesados penalmente por difamación. Los canales de televisión independientes y programas críticos eran suspendidos y se podía censurar periódicos extranjeros y libros con contenidos que las autoridades consideraban peligrosos para la seguridad nacional.93

A lo anterior, se sumaba el clima de temor generado por la vigencia de la Ley de emergencia No. 162 de 1958, mandato que se aplicaba casi sin interrupción desde la guerra de los Seis Días (junio de 1967), con excepción de un descanso de 18 meses en 198094 y que desde 1981 fue reimpuesta y renovada cada tres años. En 2006 Mubarak prometió reemplazarla, pero no lo hizo y por el contrario, en mayo de 2010, el parlamento renovó la ley marcial y amplió los poderes de la policía para que pudieran arrestar a cualquier persona. Se suspendieron los derechos constitucionales y se legalizó la censura. También se prohibieron las manifestaciones en la calle de organizaciones políticas no autorizadas y las donaciones financieras no registradas.95 El edicto sirvió para violar los derechos básicos y libertades garantizados por la Constitución, aunque las autoridades señalaban que sólo se usaría en casos de terrorismo y tráfico de drogas.96

Un estudio de la Arab Social Media Report apuntó que hasta diciembre de 2010 Facebook contaba con 4, 634, 600 usuarios que representaban 5.49% de la población egipcia,97 mientras que un reporte de la otan señaló que a finales de enero de 2011 la cuenta “We are all Khaled Said” tenía más de 350.000 seguidores.98 ¿Cómo pudo esta minoría generar un movimiento social de tal envergadura? Manuel Castells señala que las redes sociales tuvieron un rol casual en la primavera árabe al proveer la infraestructura de un movimiento social que emergió recientemente en esos países. Ni Twitter ni Facebook causaron la revolución, pero tampoco podemos ignorar el uso estratégico que tuvieron estas herramientas para conformar una red pública regional, que junto con el apoyo internacional, empoderó a activistas en diferentes formas para conformar una de las más grandes protestas después de Irán. Para él, la primavera árabe fue un proceso espontáneo de movilización que emergió de los llamados desde Internet y la comunicación wireless, sobre la base de una red social preexistente, digital y cara a cara que existía en la sociedad.99

Michael S. Doran refiere que el ciberactivismo no sustituye a la oposición de carne y hueso, pero sí facilita la formación de una cultura de oposición. Internet provee nuevos y efectivos instrumentos para la movilización política masiva, ya que en estos espacios se puede atomizar las expectativas individuales, compartir pensamientos y sentimientos, así como crear mecanismos para coordinar actividades de oposición, algo que los gobiernos se encargaron durante años de suprimir.100

Facebook fue el medio a través del cual se dio a conocer el caso de Khaled Said fuera de la censura y lineamientos gubernamentales. Los egipcios, principalmente los jóvenes profesionistas, pudieron compartir la información entre sus conocidos. No debe olvidarse que las personas leen e interactúan más, más con contenido procedente de personas que conoce y en quienes confían. A través de esta red social fue posible reactivar la participación de organizaciones que se mantenían vigentes en el escenario local y, en un país donde el castigo a la crítica hacia las autoridades era latente, esta cuenta les proporcionó un espacio relativamente seguro para poder compartir opiniones, denunciar casos, compartir agendas y difundir mensajes creativos con alto contenido simbólico.

Las principales decisiones del movimiento101 las tomaron jóvenes politizados pertenecientes a distintos frentes (blogueros, sindicalistas, M-6 de abril, Kifaya, y algunos miembros de los Hermanos Musulmanes).102 Ellos tenían el precedente de haber tenido un contacto real, no sólo virtual. De hecho, parte del éxito de la revuelta se debió a que operó la horizontalidad, pero también la verticalidad. Se necesitó de un liderazgo eficaz desde el cual planear la estrategia de resistencia. Resulta interesante que una mujer fuera la primera convocante: Asmaa Mahfouz, una bloguera y fundadora del M-6 de Abril. Ella subió un video a su blog,103 en el cual invitó a la población a manifestarse en la plaza de Tahrir. El efecto fue viral y, contrario a lo que se esperaba, miles de egipcios se sintieron motivados a participar.

Las protestas fueron coordinadas desde Facebook y Twitter, se esparcieron a través de los sms y el Webcast le dio la vuelta al mundo a través de YouTube, donde la constante era exhibir la violencia del régimen.104 Se buscó generar una corriente de opinión que obligara al régimen a comprometerse a respetar las garantías individuales y generar condiciones para un cambio político. Al hacer una revisión del discurso visual que se publicó en la cuenta de Facebook “We are all Khaled Said” desde su creación y hasta la caída de Mubarak, puede observarse que de julio de 2010 a febrero de 2011 se difundieron 186 fotos, 71 infografías y 29 caricaturas, cuyos temas predominantes fueron los casos de abuso de poder por parte de las distintas corporaciones policiacas y los “baltageya”.

Los administradores de la cuenta compartieron imágenes que la ciudadanía enviaba y que, a su vez, servían para evidenciar la brutalidad con la que actuaba la fuerza pública para reprimir manifestaciones públicas, y en espacios universitarios hacer cateos y detenciones sin órdenes judiciales y torturar activistas y ciudadanos comunes sin que el ministro del Interior, Habib Al Adly, hiciera algo al respecto. Por estas razones exigieron su renuncia y posteriormente, se acusó a Mubarak de violar los derechos humanos. Estas temáticas difícilmente podrían haber sido difundidas en los medios de comunicación convencionales, debido a las políticas restrictivas del régimen para con la prensa.

Conclusiones

Desde la instalación de la República, Egipto fue un país gobernado por regímenes militares que al no dar respuesta a las demandas políticas y sociales más apremiantes de la población, tuvieron que recurrir a la aplicación del estado de emergencia, así como a la implementación de una política de comunicación sustentada en la vigilancia, censura del contenido y operación de los medios de comunicación. Esto condujo a limitar la actividad periodística y la libertad de prensa y expresión, las cuales buscaban la permanencia de la élite militar en el poder. La primera estrategia sirvió para reforzar el control de los adversarios a la administración en turno y la segunda impidió que la población tuviera acceso a información sobre la situación real del país, y con ello proyectar una imagen de modernidad y progreso tanto hacia el interior como al exterior.

Con la introducción de la televisión vía satélite como la cadena Al-Jazeera y la introducción de otros medios privados se rompió el monopolio que el Estado ejercía sobre la prensa, lo que dio lugar a que la sociedad tuviera acceso a contenidos alternativos que contradecían los discursos oficiales. Los nuevos medios enfrentaron la amenaza del retiro de la concesión y la suspensión de transmisiones, por lo cual sus márgenes de maniobra fueron limitados y los temas que abordaban eran tratados con cautela. Por estas razones, si bien podía haber cierta tendencia crítica, había un veto hacia los casos de abuso de poder con el que actuaban las fuerzas de seguridad egipcias, gracias a que se justificaban con la implementación de la ley marcial.

En este contexto, las nuevas tecnologías, en especial Facebook, aportaron al contexto egipcio algunas de sus potencialidades, tales como el anonimato, la conformación de un espacio de información e interacción relativamente seguro, la ampliación de redes sociales, el impulso del diálogo y la facilitación de la evasión de la censura. Estos elementos fueron aprovechados por los jóvenes profesionistas desempleados y líderes sociales para hablar de un tema sobre el que difícilmente podía debatirse en otros espacios de comunicación, como era el caso de la tortura y la sistemática violación a los derechos humanos por parte de los cuerpos policiacos. Lo anterior no implica considerar que dicha red social fuera un sinónimo de libertad y la democracia, en virtud de que después se convirtió en un instrumento de vigilancia y seguimiento. Por otra parte, Facebook ni fue el causante, ni el único soporte de la revolución.

Lo que ocurría en el escenario real se trasladó al terreno virtual, donde la cerrazón de los medios de comunicación convencionales contribuyó a potencializar el uso de Internet, los sms y las redes sociales para los movimientos sociales en un contexto autoritario como el régimen de Hosni Mubarak. El sentimiento de inconformidad que imperaba años atrás, se fortaleció con el triunfo de la revolución de Túnez y por primera vez el derrocamiento de un dictador en la zona de Medio Oriente. Este suceso dio nuevos bríos a los egipcios para salir nuevamente a las calles tras haber sido reprimidos otras veces. “We are all Khaled Said” aportó una plataforma de comunicación e interacción que sirvió para evidenciar en un foro público una verdad silenciada y con ello, generar un efecto de sinergia social para que la población compartiera sus experiencias de tortura y abuso de poder. A su vez, esto logró fortalecer una corriente de opinión que pasó del temor a la denuncia, la insatisfacción y el activismo, a experimentar un proceso de empoderamiento social para exigir de manera pacífica derechos, dignidad y el fin del régimen.

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