¿Es posible predecir los resultados de una elección? ¿Con qué nivel de precisión? ¿Cuán útiles son para ello las encuestas de opinión pública? Este documento busca responder a estos interrogantes a través de una estimación de los resultados electorales de la segunda vuelta (ballotage) en las elecciones presidenciales de Argentina, en 2015, a partir de la información provista por el Latinobarómetro 2015, encuesta anual realizada 9 meses antes de las elecciones. Los resultados del análisis cuantitativo (que estimó los perfiles de los votantes potenciales por medio de una regresión logística) muestran que hubiera sido posible predecir los resultados electorales, tanto de la primera como de la segunda vuelta, en que resultó electo Mauricio Macri, candidato opositor, quien antes de las Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (paso) no era considerado una amenaza real para el candidato oficialista Daniel Scioli.
¿Is it possible to predict who will win an electoral race? ¿Which is the usefulness of public opinion surveys for that goal? This article seeks to respond this questions through the estimation of electoral results of 2015 Argentinian's Presidential Election based on the information provided by Latin-barometer 2015, an annual survey run at the beginning of the year, 9 months before the election. The quantitative analysis (logistic regression) shows that final electoral results, as much the first as the second round (where Mauricio Macri, the challenger, was finally and surprisingly elected), could be predicted with the public opinion data included in that survey.
La opinión pública ha sido reconocida como fuerza política desde el siglo xvii. Teóricos como Locke, Rousseau o Tocqueville, entre otros, destacaron que la opinión pública constituía un elemento esencial en los asuntos del Estado. En el siglo xx, Gallup y otros generalizan el análisis de las actitudes y preferencias del electorado norteamericano, al identificar a Franklin Delano Roosvelt como el candidato vencedor de las elecciones de 1936 en Estados Unidos. Durante la posguerra, este tipo de estudios se institucionalizan asimismo en Europa Occidental, no sólo mediante encuestas comerciales, sino también en la investigación académica. En América Latina, finalmente, esto ocurre ya entrada la década de 1980, a partir de las transiciones hacia la democracia.1 Actualmente, la opinión pública es considerada como un elemento inherente al desarrollo de las relaciones políticas en las sociedades democráticas.
El estudio de la opinión pública, y de su relación con el comportamiento político, ha generado agendas de investigación extensas e inter-disciplinarias. Entre las disciplinas más utilizadas, destacan las aportaciones de la psicología, la ciencia política, la sociología y las ciencias de la comunicación. Gracias a estas agendas, muchos autores sostienen que la opinión pública impacta en el proceso de toma de decisiones,2 incide sobre la imagen de los gobernantes3 y desempeña un papel importante en la determinación de resultados electorales.4
La vinculación de las encuestas de opinión pública y los resultados electorales constituye precisamente el objeto de estudio del presente artículo. En términos teóricos, este trabajo se pregunta si en efecto los estudios de opinión pública son capaces de predecir —ya no sólo de describir— las variaciones en las preferencias y comportamientos políticos de los ciudadanos. La hipótesis aquí presentada es que, dadas ciertas condiciones (amplitud de la información obtenida, representatividad de la muestra, y validez y confiabilidad de los instrumentos de observación), los estudios de opinión pública poseen la capacidad de estimar con cierta precisión los resultados de una elección.
Una segunda discusión, relacionada con esta última, radica en la capacidad de las encuestas para modificar el comportamiento político de los ciudadanos, y por lo tanto, de los resultados electorales. Entre quienes postulan que las encuestas y/o estudios de opinión influyen sobre los resultados electorales, existen dos corrientes: por un lado, quienes sostienen que las encuestas suelen producir un “efecto de arrastre” (bandwagon effect),5 y por otro, quienes centran su atención en el llamado underdog effect.6 El “efecto arrastre”, término proveniente de la psicología conductual, se da cuando los ciudadanos se vuelven mayoritariamente a favor de aquel candidato que aparece como ganador en las encuestas electorales, divulgadas por los medios de comunicación. Ya porque sea su segunda preferencia y decidan no desperdiciar su voto, ya porque desmotiva a quienes se oponen al candidato puntero, este efecto se manifiesta cuando, como resultado de las encuestas, el candidato que va primero aumenta su margen electoral frente al resto. Por otra parte, el efecto underdog se produce cuando un elector decide votar por aquel candidato o candidata que aparecen como perdedores, pero inmediatamente por debajo del candidato más popular.
Entre los más escépticos, Kavanagh7 sostiene que no hay evidencia concluyente —y diversas investigaciones así lo atestiguan— de que las encuestas tengan esa capacidad. Por el contrario, si bien ambas corrientes han discutido y presentado los efectos de las encuestas sobre el comportamiento electoral en ciertas condiciones, estos autores8 han argumentado que la influencia de las encuestas en la intención de voto no es significativa, sino marginal.
En relación con la calidad de las encuestas como instrumento capaz de predecir los resultados electorales, el debate ha estado orientado hacia la parte más técnica y metodológica de las encuestas.9 De manera general, en esta línea de investigación el acuerdo es notable y, aunque constantemente se discuten nuevos métodos y técnicas para mejorar la precisión de las encuestas, se ha llegado a la conclusión de que éstas son instrumentos útiles para predecir los resultados de una elección.
El presente artículo se inscribe en esa corriente. Más allá de los debates existentes en la literatura especializada, hay acuerdo en que las encuestas proveen de información acerca de las preferencias generales de los ciudadanos y, por ello, constituyen un elemento esencial en las democracias. Por otra parte, los esfuerzos internacionales de medición de actitudes, valores y preferencias de los ciudadanos han sido de especial utilidad para conocer mejor a los votantes y medir los cambios sociopolíticos y culturales en las sociedades actuales.10
En suma, por lo anterior hemos observado un crecimiento considerable en la industria en los últimos años, y la publicación de encuestas electorales se ha convertido en un elemento crucial en la mayor parte de los países democráticos. Si bien con —y quizás a causa de— los reparos derivados del uso no siempre adecuado que muchos formadores de opinión tienden a darles a los resultados de las encuestas, es relevante poner a prueba el valor de estas últimas para describir el estado de la opinión pública en torno a ciertos temas, en un momento y lugar determinados.
Finalmente, este trabajo postula que ciertas encuestas —las académicas— se hallan mejor estructuradas para explicar las variaciones del comportamiento electoral, y por tanto, poseen mayor capacidad para estimar —con cierta probabilidad—los resultados de una elección futura cercana. Estudios realizados de manera periódica, como el Latinobarómetro o el Latin American Public Opinion Project (lapop), utilizan —más allá de la representatividad nacional de su muestra— una metodología probada que —a pesar de las adaptaciones puntuales— ha probado ser instrumento de utilidad para generar inferencias descriptivas y explicativas válidas. El presente trabajo intenta probar la capacidad de las encuestas para predecir los resultados electorales, tomando como caso de estudio las recientes elecciones presidenciales en Argentina, por la posibilidad de comparar las estimaciones derivadas de los datos obtenidos por el estudio 2015 de Latinobarómetro (levantado a principios de año), con la progresión de la votación obtenida por los distintos candidatos en las tres vueltas electorales: Primarias Abiertas, de agosto; elecciones generales de octubre, y segunda vuelta, de noviembre del mismo año.
2Los determinantes del voto según la literatura especializadaUn tercer debate radica en los factores que explican —y por tanto ayudan a predecir— la orientación del voto ciudadano. De acuerdo con una parte de los especialistas en comportamiento electoral, los electores deciden su voto a partir de un ejercicio retrospectivo, por medio del cual premian o castigan al gobierno de turno, dados los resultados de sus políticas.11 En ese sentido, si bien los ciudadanos deben valorar una canasta amplia de decisiones, los factores económicos suelen ser un atajo cognitivo poderoso para explicar la orientación de su elección. Cuando la economía va bien —o la percepción de los votantes es que así ocurre—, es probable que el gobierno se mantenga en el poder y viceversa.12
Esta corriente supone que los electores deciden su voto de forma relativamente independiente de su ideología, o de su identificación con un partido político. Lo que importa es evaluar “qué tan bien lo hizo el gobierno en el poder”. Si lo anterior es así, quienes estén satisfechos con la gestión gubernamental, o se sientan representados por sus políticas, tenderán a votar por él con mayor probabilidad. Quienes consideren que el gobierno ha tomado decisiones inaceptables o poco representativas de sus intereses, votarán —más probablemente— por algunos de los partidos de oposición. Entre todos, puede haber un grupo considerable de ciudadanos indecisos, quienes por falta o por exceso de información no perciban con claridad cuál es la mejor opción.
Para las teorías que suponen que el voto es una decisión arraigada en factores vinculados con el origen familiar, la pertenencia a una clase e incluso una orientación ideológica, el desempeño del gobierno es menos relevante. El criterio determinante es la cercanía de un individuo con un partido determinado (su “identificación”), y/o con aquel que mejor representa sus creencias, valores e intereses. En este caso, la identificación partidista es el factor explicativo más fuerte de la decisión de los votantes, y los indecisos suelen ser aquellos que se consideran “independientes”, o no se identifican con algún partido en particular.13
En Argentina, los estudios sobre la orientación del voto han echado mano de tres factores explicativos. Por un lado, los estudios que han destacado la importancia de los factores estructurales han hecho hincapié en el clivaje “peronismo-antiperonismo”.14 Dicho brevemente, aquellos electores identificados con el movimiento peronista, a raíz de su origen social, de su orientación ideológica o de su membresía a la clase obrera, votaban con mucha mayor probabilidad por el Partido Justicialista que aquellos con características disímiles. Este factor, sin embargo, fue perdiendo fuerza predictiva a partir del surgimiento del “Menemismo”15 en los años noventa.16 En segundo término, se encuentran los estudios que destacan las tramas y recursos organizativos de base de los partidos políticos (especialmente del peronismo), los que a través de estrategias “clientelares” promueven la lealtad (no sólo pero también electoral) de ciertos sectores, por lo general “pobres” o desfavorecidos.17 Finalmente, los estudios más recientes destacan la importancia de la evaluación de desempeño institucional —basada en recursos cognitivos individuales— que hacen los ciudadanos en el momento de emitir su voto. En ese sentido, los electores poseen la capacidad de reaccionar frente a los estímulos institucionales y al ambiente político reinante, y de mantener o modificar sus preferencias de manera racional.18 Esta última propuesta es la que asumimos como propia en el siguiente análisis.
3Las perspectivas electorales. Antes y después de la primera vueltaComo ha sido analizado largamente, el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007), y en menor medida el de su esposa, Cristina Fernández de Kirchner (2007-2011 y 2011-2015), navegaron en un contexto histórico paradojal: emergieron de la crisis más profunda de la política democrática desde 1983, y contaron con los beneficios de un contexto económico internacional marcadamente favorable para el país, dado el aumento en el precio de ciertas materias primas, especialmente de la soja,19 transformada en el principal producto de exportación durante las últimas dos décadas.
En términos políticos, cuando el “kirchnerismo” llega al poder (mayo de 2003), más de la mitad de los argentinos tenía un ingreso inferior al de la canasta básica; la cuarta parte de la población económicamente activa estaba desempleada o subempleada, y la economía emergía de una caída de más de 10 puntos del producto, ocurrida en 2002. Todo ello, aderezado con la imposibilidad del país de acceder a los mercados internacionales de crédito, desde la “vitoreada” declaración del default, durante el gobierno interino de Rodríguez Saá, en los últimos días de 2001.
En doce años de gobierno, los logros en términos de crecimiento económico, reducción de la pobreza, generación de empleos, desendeudamiento y recuperación de activos públicos, fueron considerables. Asimismo, las decisiones gubernamentales sobre derechos humanos, iniciadas con la simbólica retirada del cuadro del exdictador Jorge Rafael Videla de la Escuela de Mecánica de la Armada, fueron significativas. La declaración de la nulidad de las Leyes de “Obediencia Debida” y “Punto Final”, permitió la continuación de los juicios contra los responsables de crímenes de Estado. Estas iniciativas colocan a Argentina a la cabeza de los países democráticos que han emprendido esfuerzos gubernamentales para recuperar la memoria de la violencia del Estado contra sus ciudadanos.20
Más allá de crisis políticas puntuales —como el conflicto con los representantes de los productores agropecuarios en 2008 y la caída en la proporción de votos oficialistas en las intermedias de 2009 y 2013—, el “kirchnerismo” pareció contar en estos doce años con el favor del apoyo y/o aquiescencia de gran parte de los ciudadanos. Tanto en las elecciones presidenciales de 2007 como de 2011 se impuso “cómodamente” en primera vuelta, habiendo sido cfk21 el presidente que obtuvo un mayor caudal de votos en una elección (54% en 2011), desde el regreso a la democracia en 1983.
Sin embargo, algo cambió en su segundo mandato. Un crecimiento económico significativamente inferior, el aumento de la inflación,22 el control y “cepo” cambiarios, la distorsión de precios relativos del mercado interno,23 la falta de transparencia institucional, las denuncias de corrupción y el agotamiento lógico de una fuerza política con más de una década en el poder. Todo ello, además, tuvo lugar en el marco del crecimiento y consolidación de una fuerza política de “centro-derecha” (el espacio históricamente “vacío” en la política democrática argentina). Dicha fuerza, consolidada a partir de su gestión al frente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires desde 2007, emergió como una opción real de poder.
Así lo muestran los resultados de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (paso). En Argentina, las elecciones primarias se realizan dos meses antes de las elecciones generales. Esta innovación tiene varios objetivos. En primer lugar, se busca transparentar y “abrir” la competencia interna en las distintas fuerzas políticas. En segundo término, y dada la caída de la afiliación ciudadana a los partidos, las paso ofrecen la posibilidad de que los “adherentes” decidan por su candidato preferido. En tercer lugar, las paso permiten reducir la oferta electoral, así como el costo de información de los ciudadanos a la hora de optar por su candidato preferido. Finalmente, y derivado de ello, las paso informan a los ciudadanos —con datos duros— cuáles son las tendencias electorales de cara a la primera vuelta. Con ellos, ambos efectos, el bandwagon o el underdog pueden tener lugar.
Resultados electorales comparados PASO y Generales24
Fuente: elaboración propia con base en datos de la Cámara Nacional Electoral y diversas fuentes.
Los resultados de las Primarias Abiertas muestran cierto agotamiento de la propuesta oficialista,25 y la emergencia de esta nueva fuerza política, el pro,26 que ni siquiera había presentado candidatura en las elecciones presidenciales de 2011.
Entre agosto y octubre de 2015 (es decir, entre las paso y las elecciones generales), la Alianza Cambiemos fue la única fuerza política que aumentó significativamente su proporción de votos sobre el total. Aumentó 14% su caudal electoral, mientras que Scioli, el candidato oficialista (pese a obtener más votos) cayó 1.55 puntos porcentuales, que representan 96% del voto obtenido por el fpv en las paso.
¿Cómo explicar este cambio? Si analizamos la geografía electoral, vemos que en la gran mayoría de las provincias, Scioli fue el vencedor (color azul), y por un margen considerable, si hablamos de porcentajes en el interior de cada provincia. Sin embargo, la victoria de Macri (amarillo) se dio en distritos “grandes”, ya por el aporte electoral de ciudadanos “indecisos” que no participaron en las paso, ya por el voto útil de aquellos que percibieron en Macri al candidato opositor con más fuerza para derrotar al gobierno.27 Así, se llega al ballotage del 22N con una diferencia de sólo dos puntos porcentuales entre ambos candidatos.
Tal como lo expresaron múltiples analistas, en la segunda vuelta el principal desafío de los competidores fue captar votantes ajenos.28 Es esperable —aunque no seguro— que aquellos que preferían a Scioli y a Macri sobre los demás ya hayan votado por ellos —primero en las paso y luego en las generales—, y que hayan mantenido su decisión en el ballotage. No obstante, casi uno de cada tres electores votó por otros candidatos. En este universo, Macri o Scioli competían por arraigar sus virtudes y ocultar sus flaquezas.
El ballotage obligaba a enfocar las miradas de candidatos y analistas hacia Sergio Massa, quien hizo una gran elección en primera vuelta, aumentando significativamente su votación respecto de las paso en algunos distritos como Chubut, Neuquén, La Pampa, Salta o San Luis, e incluso ganó en la provincia de Jujuy (violeta).29 Sus más de cinco millones de votos representaban el terreno de disputa electoral de cara al ballotage para los dos candidatos punteros.
Ubicados imaginariamente después de las elecciones de octubre y de cara a la segunda vuelta, nos preguntamos de qué manera los candidatos hubieran podido estimar con cierto nivel de probabilidad lo que ocurriría. A continuación, se presentan dos alternativas, ambas válidas pero diferentes, para predecir los resultados electorales de la segunda vuelta en Argentina: 1) la primera, basada en las preferencias reveladas por los votantes en octubre, y 2) la segunda, a partir de un modelo econométrico aplicado a una muestra representativa de electores en el ámbito nacional, correspondiente al Latinobarómetro 2015.
4Cambio de las preferencias de cara al ballotage. Las tendencias electoralesDado que Sergio Massa es un político salido de las filas del peronismo, pero que había establecido un discurso claramente orientado al “cambio”, una primera manera de estimar dichos resultados era suponer que los votos en disputa (los de aquellos que votaron por Massa, los de quienes eligieron a otros candidatos, y los de quienes no acudieron a votar, en caso de acudir) se distribuyen de igual manera que el voto de quienes sí acudieron, y lo hicieron por Macri o por Scioli en cada provincia. En este punto, es importante destacar que el contexto político de cada provincia en Argentina es lo suficientemente importante como para tomarlo en cuenta a la hora del análisis, y especialmente para estimar la razón de votos entre uno (Scioli) y otro (Macri) a la hora de calcular los resultados electorales en la segunda vuelta.
El ejercicio es, por tanto, sencillo. Se toman en cuenta dos elementos: a) la cantidad de votos en disputa (ya sea que consideremos sólo los de Massa, ya que sumemos los de todos los candidatos diferentes a quienes compiten en el ballotage, o que sumemos a éstos los de aquellos electores que no acudieron a las urnas del 28 de octubre); b) la razón de votos que caracteriza la votación de los dos candidatos (Scioli y Macri) en cada una de las provincias.30
Si continúa la tendencia a favor del candidato de Cambiemos, Mauricio Macri, observada entre las paso y las elecciones de primera vuelta, la razón de votos entre ambos continuará reduciéndose en aquellas provincias donde Scioli fue ganador, y ampliándose (a favor de Macri) en las que haya triunfado el candidato opositor. Si tomamos como ejemplo el caso de Tucumán, donde los votos de Scioli en las paso representaron 2.8 veces los votos de Macri, pero dicha razón disminuyó a 1.8 veces en la elección de octubre, la continuación de la tendencia llevaría a que la diferencia fuese de solo 1.15 —a favor de Scioli— en el ballotage.
Una vez realizado el cálculo para cada una de las provincias, se hicieron tres estimaciones de resultados posibles en la segunda vuelta.32 Una primera, la más conservadora, en la que la razón de la votación de octubre se mantiene para ambos candidatos, para todos los electores (los propios y los ajenos); es decir, se calculan los votos de la segunda vuelta manteniendo constante la razón de votos de las elecciones del 25O. En una segunda estimación, se utiliza la razón que cabría esperar dada la tendencia de cada provincia, que por lo general favorece a Macri y perjudica a Scioli (de acuerdo con la dinámica de cambio ya observada entre las paso y las elecciones generales, pero sólo para los votantes de terceros partidos, manteniéndose sin cambios la razón de voto para los votantes de Scioli y Macri en primera vuelta, para cada provincia. En una tercera estimación, se ponderan los votos de todos los electores con la nueva razón de votos entre ganador y segundo.33
De acuerdo con estas tres estimaciones, basadas en datos duros (electorales), los resultados de la tabla 4 muestran que Scioli hubiera quedado ganador en dos, y Macri en la restante. De mantenerse “la razón de votos por provincia de la primera vuelta para todos los votantes” (propios y ajenos) (estimación más conservadora), así como en el caso de que la nueva razón (que recoge la tendencia ya divisada entre las paso y la “primera vuelta”) se hubiera aplicado sólo a los votantes de otros partidos, el candidato del Frente para la Victoria hubiera sido el triunfador, si bien por un pequeñísimo margen en este segundo caso (50.66% contra 49.34% de Macri).
Estimación de votos si se mantienen las preferencias o razón de votos de la primera vuelta entre Scioli y Macri, por provincia31
Fuente: cálculos propios a partir de datos de la Cámara Nacional Electoral y fuentes varias.
Si, por el contrario, el ritmo de cambio en la proporción entre el voto de ambos candidatos (por provincia) se hubiera aplicado al electorado en su totalidad, la tendencia hubiera favorecido al candidato “retador” por 832 mil votos (51.65%). Lo más probable es que entre ambos extremos —la hipótesis más conservadora y la más arriesgada— se encuentre el resultado final de la elección, pero en todos los casos, de acuerdo con tales estimaciones, la elección se antojaba muy cerrada.
5Perfiles sociopolíticos y preferencias electorales. Una estimación a partir de datos de opinión públicaUna segunda forma de predecir los resultados electorales del 22N es a través de una estimación basada en las características de los votantes, y especialmente de la cercanía entre los votantes de ambos candidatos y los perfiles de los votantes ajenos. Aquí las encuestas de opinión pública adquieren relevancia. Si estos instrumentos son metodológicamente rigurosos, sus resultados deberían permitir predecir con cierta probabilidad los resultados de las elecciones. No sólo de las encuestas especialmente diseñadas para ello, sino también de aquellas —como el Latinobarómetro— cuyo objetivo primordial es analizar la evolución de las actitudes ciudadanas y su relación con el comportamiento político a lo largo del tiempo.34
Para probar la efectividad de las encuestas en la predicción relativa de los resultados de las elecciones de Argentina, se utilizó como fuente de información el estudio de Latinobarómetro 2015, aplicado a principios del año en cuestión. Esto último aumenta el margen de error, ya que la distancia entre el momento de levantamiento de los datos de la encuesta y las elecciones es de más de seis meses; por tanto, es imposible captar los efectos propios de la campaña electoral. De cualquier modo, los datos del Latinobarómetro representaron una fuente efectiva para predecir los resultados de las elecciones argentinas, no sólo para la primera vuelta, sino fundamentalmente para el ballotage.
Para ello, fueron empleadas técnicas econométricas por medio de las cuales se construyeron perfiles sociopolíticos y sociodemográficos de los votantes modales de cada uno de los candidatos. En segundo término, se analizó la probabilidad de votar por cada candidato en función de estos perfiles. Esta información es relevante para predecir los resultados de la primera vuelta. Finalmente, se analizó la cercanía de los votantes de terceros candidatos (específicamente de los votantes del Frente Renovador de Sergio Massa y del Peronismo Federal) con cada uno de los candidatos que disputaban la presidencia en la segunda vuelta.
A continuación, se presenta el análisis. El procedimiento es el siguiente: usamos la base de datos del estudio de opinión “Latinobarómetro 2015”, aplicado a una muestra representativa en el entorno nacional de 1200 ciudadanos argentinos. Una de las preguntas del estudio es “Si este domingo fueran las elecciones en su país, ¿Ud. por quien votaría?”. En primer lugar, analizamos la frecuencia de las respuestas de los ciudadanos. En segundo lugar, y a partir del herramental teórico disponible esbozado más arriba, construimos cuatro perfiles sociopolíticos y demográficos de votantes típicos: el del votante del fpv, el del votante de Cambiemos, el del votante de Massa y el del votante indeciso (aquel que respondió “no sabe”, a dicha pregunta). En tercer lugar, analizamos comparativamente qué factores aumentan significativamente la probabilidad de votar por uno u otro candidato, y finalmente comparamos los perfiles de los votantes, a fin de estimar con qué probabilidad un votante de terceras alternativas (Massa o indeciso) podría orientar su voto a Cambiemos o al Frente para la Victoria.
De acuerdo con los resultados de Latinobarómetro 2015, a la pregunta “Si este domingo fueran las elecciones en su país, ¿Ud. por quien votaría?”, las respuestas fueron las siguientes:
Resultados electorales según intención de voto. (Latinobarómetro 2015)
Si el domingo hubiera elecciones ¿por qué partido votaría? | ||
---|---|---|
Total | Efectivos | |
fpv | 22.3% | 34.9% |
pro+ucr | 11.0% | 17.3% |
una | 5.7% | 8.9% |
Per. Federal | 1.5% | 2.4% |
Izquierdas | 2.8% | 4.4% |
Otros | 2.4% | 3.8% |
Indecisos | 33.7% | |
Blanco/Nulo/Ninguno | 20.5% | |
Total | 100% | 71.6% |
Fuente: cálculos propios con datos de Latinobarómetro 2015.
A simple vista, y de acuerdo con los datos de intención de voto recolectados por Latinobarómetro, los resultados de las elecciones de octubre pudieron haberse previsto sólo en el caso de los votos obtenidos por Scioli. De hecho, entre los resultados efectivos del Latinobarómetro y lo obtenido por el candidato con mayor cantidad de votos, la diferencia es apenas de dos puntos porcentuales (dentro del margen de error). Sin embargo, los resultados de octubre muestran que buena parte de los indecisos no votaron según este patrón, sino que se volcaron mayoritariamente a los dos principales candidatos de oposición: Macri y Massa.
Si los votos de quienes respondieron que “no sabían” por quién votar se hubiesen distribuido proporcionalmente a los de quienes tenían clara su elección, el fpv hubiese alcanzado la victoria en primera vuelta (46.7%).35 No obstante, tal como ya fue constatado por diversos analistas —y pudo comprobarse a partir de la diferencia de resultados entre las paso y las elecciones de octubre— una proporción significativa de indecisos depositó su voto en alguna de las alternativas opositoras.
Intención de voto y voto efectivo en las paso y elecciones presidenciales
Partidos | Latinobarómetro 2015 | Resultados | ||
---|---|---|---|---|
Total | Efectivos | paso | Elecciones | |
fpv | 22.3% | 34.9% | 38.4% | 36.9% |
pro+ucr (cambiemos) | 11.0% | 17.3% | 30.1% | 34.3% |
una | 5.7% | 8.9% | 20.6% | 21.3% |
Per. Federal | 1.5% | 2.4% | 2.6% | 1.67% |
Izquierdas | 2.8% | 4.4% | 6.8% | 5.8% |
Otros | 2.4% | 3.8% | ||
Indecisos | 33.7% | |||
Blanco/Nulo/Ninguno | 20.5% | 3.2% | ||
Participación electoral | Intención de voto | 78.7% |
Fuente: cálculos propios con datos de Latinobarómetro 2015.
Si analizamos comparativamente lo expresado por la muestra de ciudadanos del Latinobarómetro y los resultados electorales de las elecciones del 28 de octubre, podemos constatar que buena parte del electorado indeciso se volcó hacia los candidatos de oposición. Para estimar con precisión qué impacto podría tener esto en una segunda vuelta, se construyeron —por medio de un modelo estadístico— los perfiles de cada uno de los cuatro tipos de votantes: indecisos, votantes del fpv, votantes de Cambiemos y votantes de una (a los que, por motivos teóricos y metodológicos, se sumaron los votantes del Peronismo Federal). El objetivo es analizar qué tan cercanos están, en especial los indecisos y los votantes de Massa, de cada uno de los dos contendientes en el ballotage, y así calcular las probabilidades de cada uno de ganar las elecciones.
La tabla 7 presenta los resultados del modelo econométrico (logístico multinomial) diseñado para construir los perfiles de los votantes “modales” (más representativos) del Frente para la Victoria (Scioli), Cambiemos (Macri), una (Massa) e Indecisos.36
Variable dependiente: Si este domingo hubiera elecciones, ¿por qué partido votaría? (Base = Frente para la Victoria). | |||
---|---|---|---|
Factores explicativos | Cambiemos | FR-Peronista | Indecisos |
P3STGBS ¿Cómo calificaría en general la situación económica actual de Argentina? (Base =Muy buena o buena) | |||
Regular | 2.9* | 2.8 | 1.3 |
(1.6) | (2.0) | (0.5) | |
Muy mala o mala | 3.3* | 8.3** | 1.7 |
(2.4) | (7.1) | (1.0) | |
P10N_C ¿Las instituciones son importantes para el desarrollo del país? (Base = No menciona) | |||
Menciona | 2.4** | 1.7 | 1.8* |
(1.0) | (0.8) | (0.6) | |
P14ST ¿El país está gobernado por…? (Base= Para el bien de todo el pueblo) | |||
Grupos poderosos en su propio beneficio | 2.4 | 4.7** | 1.1 |
(1.3) | (3.7) | (0.4) | |
P20ST_B ¿Con qué frecuencia trabaja para un partido o candidato? (Base = Frecuente) | |||
Casi nunca | 0.8 | 0.8 | 1.1 |
(0.8) | (0.9) | (0.8) | |
Nunca | 3.1 | 2.6 | 3.1** |
(2.2) | (2.2) | (1.8) | |
P33N_A ¿Usted se siente políticamente representado en el gobierno? (Base = Sí) | |||
No | 5.3*** | 7.9*** | 2.9*** |
(2.9) | (5.5) | (1.2) | |
P45N_B ¿Cree usted que la estrategia de inversión extranjera impactó positiva o negativamente en Argentina? (Base = Negativa) | |||
Positiva | 1.9 | 4.0*** | 1.8* |
(0.8) | (1.9) | (0.6) | |
P48STGBS ¿Aprueba o desaprueba la gestión del gobierno que encabeza el presidente actual? (Base = Aprueba) | |||
No aprueba | 9.3*** | 3.9** | 5.9*** |
(4.9) | (2.2) | (2.5) | |
Nivel escolar (Base= Básica incompleta/ Básica completa) | |||
Secundaria, media, técnica incompleta | 1.0 | 1.6 | 1.3 |
(0.7) | (1.1) | (0.7) | |
Secundaria, media, técnica completa | 1.4 | 1.3 | 1.8 |
(0.8) | (0.8) | (0.8) | |
Superior incompleta/ completa | 6.4*** | 4.8** | 5.2*** |
(4.2) | (3.5) | (2.8) | |
P17STGBS ¿Cuán democrático es Argentina? (1 No es democrático, 10 Totalmente democrático) | |||
0.7*** | 0.8** | 0.7*** | |
(0.1) | (0.1) | (0.1) | |
Constante | 0.1 | 0.0*** | 0.1* |
(0.1) | (0.0) | (0.1) | |
Observaciones | 480 | 480 | 480 |
R2 | 0.3427 |
Error estándar en paréntesis *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1
Fuente: cálculos propios con datos de Latinobarómetro 2015.
Los resultados del modelo39arrojan la siguiente evidencia:
- 1.
Una evaluación negativa del funcionamiento de la economía está asociada de forma positiva y significativa con la probabilidad de votar por partidos de oposición, especialmente por una.
- 2.
La probabilidad de votar por la oposición (Cambiemos y una) aumenta fuerte y significativamente cuando los ciudadanos no se sienten representados por las políticas del actual gobierno. La relación también existe y es significativa, aunque más tenue, para quienes no tenían definido su voto.
- 3.
La desaprobación del gobierno de cfk se asocia fuertemente al voto opositor, en especial a quienes votan por Cambiemos, pero también a quienes parecían inclinarse por Massa.
- 4.
En todos los casos, la probabilidad de votar por partidos de oposición aumenta cuando hay una valoración negativa del desarrollo democrático del país.
- 5.
Derivado de ello, una valoración positiva de la importancia de las instituciones aumenta la probabilidad de votar por Cambiemos, respecto del fpv.
- 6.
No hay diferencia significativa, en términos de disposición a trabajar en un partido, entre quienes votan por el fpv y por los partidos opositores. Sólo los indecisos tienen una probabilidad menor de participar en política.
- 7.
Considerar que el gobierno representa los intereses de una minoría poderosa y no los de todo el pueblo aumenta significativamente la probabilidad de votar por una respecto de votar por el fpv.
- 8.
En términos sociodemográficos, ni la edad ni la clase social tienen un impacto sobre la orientación del voto, pero sí el nivel educativo. Quienes poseen un nivel educativo superior (completo o incompleto) tienen mayor probabilidad de estar indecisos, o de votar por Macri, o por Massa, que los votantes del fpv.
Si traducimos estos resultados a probabilidades, podemos notar que el votante modal (típico) del Frente Renovador (Massa) tanto como el indeciso típico son más parecidos al votante de Cambiemos (Macri) que al votante del Frente para la Victoria (Scioli).
La figura 1 muestra que, efectivamente, entre quienes no aprueban la gestión de la Presidenta, la probabilidad de votar por Cambiemos aumenta significativamente (de .26 a .44), y la probabilidad de votar por el fpv disminuye de .24 a .06. Algo similar pero menos marcado ocurría entre los “indecisos”, hecho que puede explicar en alguna medida el aumento del caudal de votos de Macri en las elecciones del 25O. De manera interesante, el comportamiento de los electores cercanos a una se parece más al del fpv, ya que su probabilidad de votar por este espacio aumenta cuando aprueban la gestión gubernamental y no cuando disminuye.
Los resultados de la tabla 8 son un poco más contundentes. Aquí los votantes opositores se parecen más; ya la probabilidad de votar por Cambiemos o por el espacio una-Peronismo Federal aumenta significativamente entre quienes dicen no sentirse representados por el gobierno.
El modelo muestra que los perfiles de los votantes de los partidos de oposición parecen ser más similares entre sí que entre ellos y el votante típico del fpv, aunque el espacio de una y el Peronismo Federal está no tan distante de este último. Si bien es cierto que hay una serie de factores en los cuales no puede rechazarse la hipótesis (nula) de que el votante oficialista es igual al votante opositor (auto-posicionamiento ideológico, confianza en los partidos, confianza en los sindicatos, postura frente al matrimonio igualitario, postura frente a la despenalización del aborto, evaluación de su propia situación económica el año próximo), lo cierto es que existe una coincidencia central entre los votantes opositores y, en menor medida, los indecisos: no se sienten representados por el gobierno, consideran que la economía funciona mal, creen que la democracia se está deteriorando y desaprueban la gestión de la presidenta Cristina Fernández.
Aun cuando no podemos extrapolar estos resultados generados a partir de una muestra representativa en el ámbito nacional, dada la importancia ya mencionada de las dinámicas territoriales, propias de la política provincial, sí resultan significativos de cara a una definición cerrada como la esperada en la segunda vuelta. Los resultados finales de la elección, en los que Macri obtuvo 51.4% frente a 48.6% de Daniel Scioli muestran que en un sistema electoral como el argentino, con Primarias Abiertas y doble vuelta electoral para la selección del Presidente, tanto los datos de opinión pública como las tendencias electorales observadas en el entorno provincial representan una fuente útil de información para predecir con cierta probabilidad los resultados de una segunda vuelta electoral, en que los dos principales candidatos compiten por ganar votos que no son propios. En tal sentido, la similitud de perfiles cognitivos y sociodemográficos de los votantes es un factor crucial de dicha estimación.
ConclusionesLos resultados del análisis muestran que, en ciertas condiciones, los datos de opinión pública constituyen un elemento útil para estimar los resultados de una elección, incluso en el caso de países con segunda vuelta, como Argentina en 2015. La particularidad de este caso, dada la existencia de Primarias Abiertas, es que los datos de Latinobarómetro, recogidos más de medio año antes de las elecciones, fueron más adecuados para predecir el resultado de las elecciones (de ambas vueltas) que de las mismas primarias, pese a que éstas eran más cercanas al levantamiento de los datos.
Estos hallazgos brindan información interesante para entender incluso el papel de las primarias abiertas, así como la capacidad predictiva de los datos duros, derivados del cómputo electoral de estas primarias. Las elecciones de 2015 muestran que las paso fueron útiles para dirimir la competencia interna de los partidos, así como para reducir la oferta electoral, pero de sus resultados era difícil inferir el vuelco (que no fue tal, si se hubieran considerados los datos de Latinobarómetro) en las preferencias a favor del candidato opositor, y que le permitió acceder al ballotage.
Un tercer elemento por destacar es que los atributos sociodemográficos tanto como la dimensión cognitiva siguen siendo relevantes para predecir con cierta probabilidad los resultados electorales. En el caso argentino, tanto el nivel de aprobación de la gestión presidencial como el sentirse representado por el gobierno estuvieron directamente relacionados con la propensión a votar por el candidato oficialista. Por su parte, una evaluación negativa del desempeño de la economía, tanto como mayores niveles educativos, estuvieron directamente asociados con una mayor probabilidad de votar por el candidato opositor Mauricio Macri, a la postre, presidente electo.
Maestro en Gobierno y Asuntos Públicos por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (flacso), sede México, y doctor con mención honorífica en Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México (unam).
Maestra en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (flacso), sede México, donde también se desempeña como investigadora asistente. Actualmente, estudia el doctorado en Ciencia Política en la unam.
Licenciada en Actuaría por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (itam), donde realizó estudios de diplomado en Estadística Aplicada y Finanzas Corporativas. Desde 2008 a la fecha labora en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (flacso), sede México.
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En la tabla se muestra el porcentaje obtenido en las primarias abiertas (paso); la cantidad absoluta de votos por cada candidato en la primera vuelta (Elec abs); el porcentaje representado por esa cantidad, así como la razón entre porcentajes de las paso a la primera vuelta. Esta última cifra muestra cómo el candidato de la Alianza Cambiemos, Mauricio Macri, aumenta significativamente su porcentaje de votos (14%) en primera vuelta respecto del caudal en las paso, mientras que el candidato oficialista Daniel Scioli pierde casi 5 puntos porcentuales en relación con el total.
Un ejemplo de la relevancia de las paso para ofrecer información a los electores que no han definido su voto.
Aníbal Pérez Liñán, “La reversión del resultado en la segunda vuelta electoral. Una evaluación institucional del balotaje”, ponencia presentada en el Tercer Congreso Internacional de Latinoamericanistas en Europa, Ámsterdam, 3-6 de julio de 2002.
En Córdoba, Sergio Massa obtuvo, en primera vuelta, 18.4 puntos porcentuales menos que en las paso, que parecen haberse volcado mayoritariamente a Macri, quien aumentó su caudal de votos en 17.8 puntos. El hecho, de por sí sorprendente, es aún más increíble por ser De la Sota, gobernador de esa provincia, uno de sus principales aliados. De no haber sido por esta sangría, es probable que dicho documento tuviera otro contenido.
Lo que se pretende con este ejercicio es estimar los resultados con diferentes razones de votación para ambos candidatos por cada provincia. Una primera estimación supone que la distribución del voto de aquellos que no eligieron a Scioli ni a Macri en la primera vuelta, por provincia, es idéntica a la de aquellos que sí votaron por ellos. En ese sentido, si en una provincia x, el porcentaje de votos de Scioli en primera vuelta fue de 48.54 y el de Macri de 26.84, se asume que entre aquellos votantes de otros candidatos y no votantes, la distribución será igual. Para el cálculo propiamente dicho, si el primero obtuvo 48.54 y el segundo 26.84, ello significa que el primero obtuvo una votación igual a 1.8 veces la votación del segundo. Si suponemos que la votación de ambos en la segunda vuelta es igual a 100, porque no hay otros candidatos (y los votos blancos y nulos no se cuentan), podemos decir que la votación estimada para la segunda vuelta, en el caso de un candidato p será igual a la cantidad total de votos en disputa dividida por la razón de votos entre él y su competidor + 1. Es decir Vp = [Vd / (r + 1)]. Por su parte, la votación del segundo será igual al total de votos en disputa, menos lo obtenido por el primero: Vg = Vd – Vp. Por ello, el total de votos en disputa por provincia y la razón entre ambos candidatos son determinantes no sólo de los resultados de la provincia, sino también de los nacionales.
En el caso de la cantidad de votos de los no votantes, se supuso que su nivel de participación en la segunda vuelta sería igual al nivel de participación electoral que tuvo la provincia en cuestión en la primera vuelta.
En todas ellas suponemos que quienes no acudieron a votar el 25O tampoco lo harán el 22N. Aunque este supuesto pueda ser poco realista, es difícil predecir qué tipo de cambio podría darse en este electorado como para incorporar dicha predicción a la estimación.
Aunque sería ideal estimar los votos en función de la cercanía de las propuestas de ambos competidores con los de aquellos candidatos que no alcanzaron la segunda vuelta, no hay información electoral que permita realizar este ejercicio con precisión. De todas formas, es lo que se busca, de alguna manera, con el modelo econométrico.
Esta cifra es el resultado de sumar el producto de la intención de voto por el fpv por el porcentaje de indecisos (33.7) al 34.9 de intención de voto ya revelado. (.349*.337)+.349=46.7%. Si, de acuerdo con estos datos, la proporción de indecisos que votó por Scioli hubiera sido igual al del total del electorado (34.9), esos votos (11.8% del total) le hubieran permitido ganar en primera vuelta.
Aquellos que respondieron “no sabe” a la pregunta: “Si las elecciones fueran este domingo, ¿por qué partido votarían?”.
Sólo se incluyen aquí los estadísticamente significativos. En el anexo, se incluye el modelo completo.