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Inicio Revista Mexicana de Urología Dr. Jesús José Álvarez Yerena (1923 - 2012)
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Vol. 72. Núm. 2.
Páginas 97-102 (marzo 2012)
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Dr. Jesús José Álvarez Yerena (1923 - 2012)
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Víctor Alfonso Francolugo-Véleza, Alfredo César Juárez-Albarránb, Enrique Efrén Quintero-Garcíab
a Coordinador del Capítulo de Historia y Filosofía de la Sociedad Mexicana de Urología, A.C.
b Miembro del Capítulo de Historia y Filosofía de la Sociedad Mexicana de Urología, A.C.
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Sin duda, hoy en día aún hay urólogos que conocieron mucho más que nosotros al Doctor Jesús José Álvarez Yerena, varios de ellos abrevaron parte de los conocimientos de este distinguido maestro de la urología mexicana. Nosotros quienes convivimos con él durante los últimos años de su vida, y quienes también aprendimos respecto a sus conocimientos, experiencias y trato caballeroso, nos sentimos halagados con la distinción de elaborar esta semblanza en su memoria (Figura 1).

Figura 1. Doctor Jesús José Álvarez Yerena (1923-2012)

Dejemos que Don Jesús José hable de sí mismo, dado que nadie mejor que él conocía su vida y trayectoria. En los albores del año 2010, nuestro homenajeado con estas sencillas líneas, nos dijo:

"Nací en el D.F. el 19 de marzo de 1923, y estudié en el Colegio Alemán, donde me dieron mención honorífica otorgada por el Lic. De Los Reyes, quien fue inspector por la UNAM en las pruebas finales de preparatoria. Fui en 1940, el primer mexicano de padres mexicanos, que pasó satisfactoriamente las difíciles pruebas del bachillerato en alemán (Abitur). Por poco estudio medicina en Alemania, me dio una beca el gobierno alemán, pero como estábamos en plena guerra y yo tenía 17 años, mis padres definitivamente no me dejaron ir. Concursé en la Escuela Médico Militar y para cuando me llamaron, yo ya estaba enrolado en la Facultad de Medicina de la UNAM y rechacé la oferta, a pesar de que tenía é la oferta, a pesar de que teníamos algo de dificultades económicas por algunos malos negocios de mi papá. Yo mantenía mi carrera con clases de alemán que les daba a algunos estudiantes, así la terminé con mención honorífica en la Escuela Nacional de Medicina, en 1946.

Me casé con Doña Paz Scherer, ella ya no vive, tuvimos tres hijas. En el segundo matrimonio con Beatriz, tuve dos varones y una hija. Del primer matrimonio una hija es médico internista, y se ha dedicado a los problemas de la nutrición principalmente, ya que tiene una maestría en Biología Molecular. La hija mayor es doctora en matemáticas por la UNAM y tiene una hija que es doctora en matemáticas por la Universidad de París. A los varones no les gustó la medicina, el mayor es ingeniero químico, escogió irse a vivir a Cancún, el otro trabaja en turismo, donde están muy felices."

Quien fue uno de los iniciadores de la urología en México, distinguió a los autores con varias charlas durante los últimos años, lo mismo que con su atinado punto de vista en relación a lo que estábamos escribiendo y que involucraba a biografías de urólogos mexicanos y extranjeros, y a la Historia de la Sociedad Mexicana de Urología. Cierto día nos solicitó pertenecer al Capítulo de Historia y Filosofía, nos comentó sus planes para escribir. A pesar de sus años, tenía una mente lúcida y su ánimo era inigualable (Figura 2).

Figura 2. El Doctor Jesús José Álvarez Yerena con los autores.

Nos mencionó que después de la reinauguración del pabellón cinco de urología en el Hospital General de México, él y los doctores Manuel Pesqueira D'Endara, Manuel Lezama, Ángel Quevedo Mendizábal, Aniceto Orantes Suárez, Óscar Chapa, Javier Lomeli, Arturo Lara Rivas, Carlos Pares y Carlos Talancón, fueron los primeros colaboradores del doctor Aquilino Villanueva en ese Servicio, y por lo tanto, los pioneros de la especialidad en nuestro país. Continuó diciendo: "Actualmente creo que soy el más antiguo de los urólogos en nuestro país, mi tesis de licenciatura versó sobre uretrocistografía, estudio radiourológico que apenas comenzaba a emplearse en México, se hizo bajo la supervisión del señor doctor Manuel Pesqueira y fuimos auxiliados técnicamente por el señor doctor Narnó Dorbecker. Años después, cuando tuve el agrado de llegar a estudiar en la Clínica de los hermanos Mayo en Rochester Minessota, mis maestros los doctores Braasch y Emmett, autores del famoso tratado sobre Radiografías Urológicas (Atlas of Urography), me distinguieron publicando dos o tres de las radiografías de dicha tesis.

Fui el primer traductor simultáneo en la historia de la Sociedad Mexicana de Urología, cuando venía un médico que hablaba Inglés yo traducía y lo mismo pasaba, si venía un alemán como en el caso del doctor Alexander Von Lichtenberg, gran maestro europeo con reconocimiento mundial, el que años después radicaría en México y con el que siempre tuve buenas relaciones e inclusive llegue a ser su auxiliar quirúrgico. Mi labor como traductor no fue fácil porque nunca lo había hecho, pero me esforcé y salimos adelante, los mejores urólogos que vinieron a México en ese entonces tomaron afecto por la traducción que yo les había hecho, posteriormente establecieron contacto conmigo y me ofrecieron sitios para una beca, en los Estados Unidos.

El profesor Charles Huggins urólogo que todavía no ganaba el premio nobel de medicina, me invitó a su Servicio y me introdujo a la Universidad de Chicago. También recibí invitación a la clínica Mayo, en esa época no era fácil conseguir becas, pero uno de los médicos de la compañía de seguros La Nacional, muy amigo del doctor Manuel Pesqueira D'Endara, quien fue mi jefe en el Hospital General de México, me dijo: hay un muchacho que va rechazar una beca por motivos de salud, así es que me la asignaron. Ya me iba a la Clínica Mayo en Rochester, cuando en eso se devalúa el peso, por el Lic. Don Miguel Alemán Valdez Presidente de México, y mi beca era nada más de 180 dólares al mes, para colmo de males me acababa de casar y para una persona, 180 dólares apenas alcanzaba, y para dos era imposible. Insistimos por aquí y por allá, ya que para entonces yo ya había quitado casa, empacado las cosas y me quedé sin casa y sin chamba, porque ya había renunciado al trabajo privado con el maestro Pesqueira, así me la pasé como seis meses, mientras arreglaba que se incrementara un poco la beca y entonces me fui. El doctor Emmett era una de las gentes que más había trabajado en vejiga neurogénica, vino a México y presentó un trabajo que yo le traduje y me invitó a trabajar con él, allá en la Clínica Mayo. Después publicamos en la Revista de la Sociedad Mexicana de Urología, una serie de 180 casos de vejiga neurogénica, del cual yo fui co-autor.

Antes de eso, yo había trabajado en el Hospital General de México y al doctor Pesqueira, desafortunadamente para mí y afortunadamente para él, lo nombraron subsecretario de salubridad y lo sacaron del Hospital, se lo llevaron a una oficina, entonces perdí a mi jefe, pero tuve un buen apoyo desde la Secretaria de Salubridad y Asistencia, así es que cuando me fui al extranjero, mantuvieron mi plaza de médico externo, no tenía honorarios pero acumulaba antigüedad.

Estuve dos años con el doctor Huggins en la Universidad de Chicago, en ella me hicieron parte del grupo docente, también me hicieron instructor, que es el primer escalón de la carrera docente de los Estados Unidos e inclusive tuve el ascenso más rápido, que he tenido en toda mi vida, llegué de residente del último grado y en dos semanas yo era el jefe de residentes. El ejército de Estados Unidos en esa época se llevó a los dos o tres urólogos de su Servicio a la guerra con Corea, y entonces yo fui de repente, jefe de residentes de urología. Ahí estuve trabajando, inclusive me ofrecieron la nacionalidad norteamericana, con el grado de Mayor del ejército y me decían que si aceptaba podía estar operando en Tokio, en los hospitales de alta especialidad, a los heridos del aparato urinario. Pero como era cosa de renunciar a mi nacionalidad y pues en aquella época no había doble nacionalidad, no lo quise hacer, así que continúe en Estados Unidos como becario hasta terminar (Figura 3).

Figura 3. El Doctor Álvarez Yerena en la primera fila, cuarto de izquierda a derecha, durante una de las sesiones ordinarias de la Sociedad Mexicana de Urología, en el aula del pabellón 5 del Hospital General de México. Se identifican también a los doctores Raúl López Engelking, Octavio Petrone, Guevara Rojas, Manuel Hernández Bustillo, Juan Maldonado, Raúl Hidalgo Lezama, Aniceto Orantes y Xavier Ibarra, entre otros.

Tuve la suerte de concursar en el premio Regino González, se presentaron tres trabajos muy buenos, les costó trabajo decidir a quién le daban el primer lugar y se lo dieron al doctor Reyes Tamayo, que en ese entonces trabajaba con el maestro Don Eduardo Castro en el Hospital Juárez. Este trabajo versó sobre ruptura de uretra en accidentes automovilísticos, otros trabajos fueron el del doctor Jaime Woolrich y el del doctor Francisco Durazo sobre el Papanicolau en orina, el mío sobre el primer caso mexicano reportado de tumor retroperitoneal y revisión de la literatura. También en los Estados Unidos concursé en uno de los eventos de residentes y lo gané, está publicado en el Journal of Urology, creo fue en el 51 o 52. Allí hice un estudio experimental sobre la secreción de la vejiga, estudiando la vejiga aislada del tránsito urinario, preguntándome ¿qué pasaba con ésta?, ¿secretaba algo?, nunca se había presentado algo así.

Regresé al D.F., me reintegraron al Hospital General y ahí más o menos en ocho años ascendí por concursos de oposición hasta llegar a Jefe de Servicio. Ganamos juntos la Jefatura de Servicio, Raúl López Engelking en 1962, e igual quedamos de Jefes de Servicio los dos, había renunciado el Maestro Villanueva, y el maestro Quevedo, quedando dos plazas de Jefes de Servicio. Desgraciadamente vino el conflicto médico nacional, yo había sido electo Presidente de la Sociedad Médica del Hospital General y se apoyó ampliamente tanto a los residentes como a los médicos de base, pero cuando se trató el asunto con el Presidente Lic. Gustavo Díaz Ordaz, él pidió se "descabezara" a dos o tres gentes del Hospital. Como yo no tenía tan buenas relaciones con el sindicato por defender al Director del Hospital, no lo pensaron mucho y yo fui uno de los "descabezados". Lo mismo hicieron con un colega, que era una gente de las más expertas en política médica, el doctor Treviño Zapata, éste había sido jefe del control político de la Cámara de Diputados, durante el gobierno del Presidente Adolfo Ruíz Cortínez. Finalmente, en total nos expulsa ron a cinco médicos del Hospital General de México. En médicos del Hospital General de México. Entonces viendo el lado positivo, eso me dio tiempo para dedicarme más a mi trabajo privado, yo había trabajado mucho en cosas de fertilidad, fui casi fundador de la Sociedad Mexicana de Estudios para la Fertilidad, no estuve presente en la firma del acta constitutiva por estar en la residencia en Estados Unidos, pero fui de los iniciadores en 1952. Sin embargo, si estuvieron presentes en dicho evento nuestros maestros el doctor Pesqueira así como el doctor Eduardo Castro, ellos nos apoyaron mucho tanto a mí como a Paco Valdez La Vallina. Ambos dedicamos gran parte de nuestra práctica urológica al problema de la fertilidad, subespecialidad de la que fuimos considerados pioneros en América Latina.

Mi trabajo de ingreso a la Sociedad Mexicana de Urología era sobre más de 100 casos de pacientes, con lo ahora llamado disfunción eréctil, no se aceptaba que pudiera ser una cosa psicógena, por lo que conseguí a uno de los mejores psiquiatras de México para comentar mi trabajo de ingreso. Él era brillantísimo, pero no me lo entregó oportunamente, dado que días antes se fue a presentar un simposio a provincia y al encontrar se nadando en Barra de Nautla ¡se lo tragó un tiburón! Desafortunadamente sin el comentario final, nunca se publicó mi trabajo (Figura 4).

Figura 4.Palacio Nacional (20 de enero de 1965). Los Miembros de la Directiva de la Asociación de Médicos Mexicanos, poco antes de su entrevista con el Presidente Lic. Gustavo Díaz Ordaz. Por el Hospital General de México asistieron los doctores Norberto Treviño Zapata, Jesús José Álvarez Yerena (noveno de izquierda a derecha), Bernardo Castro Villagrana e Irene Talamas. Por el ISSSTE los médicos residentes Guillermo Calderón Rodríguez, Jorge Alberto López Curto y Nicanor Chávez Sánchez. Días después, todos ellos y otros hasta completar noventa fueron cesados de su trabajo con la orden de nunca recontratarlos en ninguna institución oficial, lo cual consta en archivos de la Secretaría de Gobernación desclasificados durante el 2011.

A ese respecto, nos dice Soto Laveaga en su investigación denominada Médicos, Hospitales y Servicios de Inteligencia: El Movimiento Médico Mexicano de 1964-1965 (Salud Colectiva 2011;7(1):87-89). En el otoño de 1964, los residentes e internos de los hospitales de México iniciaron un paro pidiendo aumento de salarios, mejores condiciones de trabajo y la oportunidad de seguir estudiando. El movimiento duraría casi un año y al paso del tiempo, las demandas dejaron de ser estrictamente por cuestiones laborales y se tornaron más universales. Los internos y residentes comenzaron a hablar sobre justicia social, el derecho a la salud de todos los mexicanos, y aún sobre el problema agrario en la nación. El gobierno preocupado por la influencia que tenían estos profesionales, envió al Servicio de Inteligencia a patrullar a diario, todos los hospitales de la capital y a seguir clandestinamente a ciertos médicos".

Nos sigue platicando el doctor Álvarez Yerena, "soy miembro de la Sociedad Brasileña de Urología, la Ecuatoriana, Costarricense y la Panameña. Fui profesor visitante en Alemania y dicursos en Berlín, fui también Presidente del Colegio Mexicano de Cirujanos. Recibí el premio Accésit por la American Urological Association en 1951 y fue publicado mi trabajo en el Journal of Urology. Todo esto animado por uno de mis profesores, el que en ese momento era el Jefe del Laboratorio de Investigación del nuevo Hospital Goldblatt, de la Universidad de Chicago, el doctor Charles B. Huggins" (Figura 5).

Figura 5. En la primera fila, de izquierda a derecha, el doctor Eduardo Castro, el Maestro Don Aquilino Villanueva, doctor Javier Longoria Porras. En la fila posterior, de izquierda a derecha el doctor Leopoldo Gómez Reguera. El tercero el doctor Roberto Guani Lira, el cuarto el doctor Jesús José Álvarez Yerena. Le sigue el doctor Salvador Salinas, entre otros distinguidos urólogos.

La vida y trayectoria profesional del doctor Álvarez Yerena fue muy importante dentro de la Urología, escribiendo un sinfín de artículos con temas muy novedosos para su época, sobre todo relacionados con aspectos fisiológicos y quirúrgicos de las suprarrenales, trabajos de los cuales varios fueron publicados en nuestro órgano oficial de difusión la Revista Mexicana de Urología. Participando en los capítulos de libros, como el del doctor Jaime Woolrich, y también en la creación y representación en diferentes foros internacionales de la Sociedad Mexicana de Estudios de la Fertilidad, actual Sociedad Mexicana de Medicina de la Reproducción. Fue un inquieto promotor de los estudios iniciales de lo que actualmente se conoce como la disfunción eréctil, y de la promoción para rescatar en nuestra especialidad, los temas referentes a los trastornos de la fertilidad del varón, ello se dio sobre todo en sus intervenciones en los congresos alemanes, ya que antes, éstos aspectos los manejaban los dermatólogos en la República Federal Alemana. Nos comentó su deseo de que tanto las instituciones de educación superior en México, así como la Sociedad Mexicana de Urología y el Colegio Nacional Mexicano de Urología debieran considerar el que nuestros diplomas como urólogos, llevaran el añadido de andrólogos, dado que tenemos esa preparación y gran parte de nuestra práctica profesional médica y quirúrgica, va encaminada a dicho campo.

Fue un magnífico representante de México a través de la Sociedad Mexicana de Urología en 1956, en el Vl Congreso Panamericano de Urología en Mar de la Plata, Argentina, con el tema Cáncer de Próstata e hizo una espectacular crónica de este viaje de estudio, el que se publicó en la Rev Mex Urol 1957;Vol XV(4). Diez años después en Miami Florida, USA, fue ponente y profesor en cursos internacionales de urología en las Universidades de Ecuador, Panamá, Costa Rica, Berlín, así como también en el Colegio Internacional de Andrología en Madrid, España. Le interesó mucho la historia de la medicina, por lo cual realizó numerosas investigaciones relacionadas, su idea a futuro mediato que nos fue planteada era que se escribiera un tratado del desarrollo de la urología mexicana desde sus inicios, en la que no existiera división entre Sociedad Mexicana de Urología y Colegio Nacional Mexicano de Urología, de acuerdo a sus comentarios ya había solicitado la colaboración del doctor Federico Ortiz Quezada, así como la nuestra, los tres seríamos sus co-autores, ello "quedó en el tintero".

El año pasado, le solicitamos hiciera la revisión y un comentario al añejo e interesante trabajo publicado en nuestra revista Prostatectomía Vesicocapsular del doctor Jaime Woolrich. Leído con motivo del XXX Aniversario del Pabellón cinco del Hospital General de México, y publicado en la Rev Mex Urol 1953;119-123, nos dejó por escrito lo siguiente, lo que viene a ser posiblemente su última lección como un verdadero Maestro de la Urología y Andrología universal:

"A este tema le di mucha importancia, durante la época más activa de mi vida quirúrgica como urólogo. Tiene razón Woolrich en ironizar sobre las vías de acceso, a las tantas veces mencionada Hiperplasia Prostáti a, sólo faltarían la transcraneal y la transcalcánea. Al terminar mi residencia en Chicago, crucé algunas cartas, Mr. Terence Millin, el cirujano irlandés que operaba en Londres, pero me encontré para mi sorpresa que gustosamente me aceptaría como ayudante becado, pero que de antemano me advertía que él sólo trabaja él sólo trabajaba en casos quirúrgicos, un mes cada año. La razón era el exorbitante impuesto sobre la renta, que le cobraba la Corona Inglesa, por sus honorarios privados, esta exagerada carga impositiva hacía que él prefiriera disfrutar de su granja en Irlanda once meses al año, para dedicar sólo un mes al trabajo quirúrgico. Esto me hizo dudar de la conveniencia de pasar once meses en Inglaterra trabajando con sus ayudantes, mientras él disfrutaba de su granja.

Yo había aprendido una excelente técnica de prostatectomíasuprapúbica, simplicadísima, que practicaba mi maestro el profesor Huggins, quien siempre operaba con raquia hiperbárica, tomando como promedio veinte a veinticinco minutos en hacer las incisiones de planos superciales y la disección digital, para separar el espacio entre los músculos rectos del abdomen. Hecha la incisión de la vejiga, se colocaban dos riendas de transxión para mantener tensión, mientras el profesor introducía su índice en el cuello de la vejiga e iniciaba la enucleación. Esta maniobra, la realizaba en menos de cinco minutos, para posteriormente pasar la sonda foley y se iniciaban las irrigaciones vesicales. Mientras éstas se realizaban, los ayudantes hacían la vasectomía bilateral pro láctica. Si el sangrado era de importancia, se hacía ligera tracción fijando la foley de dos vías al muslo, y se quitaba esta tracción en la sala de recuperación 20 a 30 minutos, después de salir de cirugía. Siempre se dejaba sonda suprapúbica (Pezzer o Malecot, calibre 26Fr o 28Fr). Al tercer día, se retiraba la foley uretrovesical y se dejaba la suprapúbica para drenaje urinario, retirándose uno o dos días antes del alta. Rara vez tuvimos fistulización suprapúbica. Hasta principio del siglo XXI, ocasionalmente seguía yo haciendo ésta misma técnica en próstatas muy grandes, que no se prestaran a RTU. En el Pabellón cinco, aprendimos a usar un excelente separador depresor de la cara posterior de la vejiga, en forma de media cuchara de nevero, creo que su diseñador fue Salinas Aguilera. Esto nos permitía resaltar el cuello vesical, tanto para hemostasia por transxión, como para identificación de orificios ureterales, inyectando índigo carmín en la ve índigo carmín en la venoclisis. Cuando empezamos a usar la Vesico-capsular en 1952, como bien dice Woolrich, había yo agregado a la técnica varios datos importantes:

a) Incisión transversa de la piel y tejido celular subcutáneo, en forma de media luna de concavidad superior.

b) Disociación digital de la línea media de los músculos rectos hasta el ombligo.

c) Colocación de un separador que lleve hacia afuera los músculos rectos, sin cortarlos ¡Jamás!.

d) Colocación del paciente en posición de Trendelemburg y disección delicada, para llevar el peritoneo ha cia arriba y evitar su apertura.

e) Colocación de dos puntos de trans xión, uno de cada lado de la línea media, para posteriormente abrir la vejiga entre ellos.

f) Hemostasia por trans xión de los plexos venosos de las caras laterales de la vejiga urinaria.

g) Apertura por corte con tijera, ampliando hacia abajo la incisión de la vejiga. Colocación de un punto bajo de transfixión, sobre la línea media, en la parte alta de la cápsula.

h) Evacuación de la solución isotónica por aspiración, para observar el interior de la vejiga, extirpación digital o con pinzas de Randal, de los cálculos que pueda haber en la misma.

i) Colocación de la media cuchara de nevero, en la cara posterior de la vejiga para resaltar el cuello, ya hecha la enucleación.

j) Observar por varios minutos las eyaculaciones coloreadas de ambos orificios ureterales, no colocar ningún punto de transfixión en los puntos sangrantes del cuello, hasta no identificar plenamente los orificios ureterales (Hemos tenido algún caso de transfixión, que incluía el orificio ureteral). Se resolvió endoscópicamente en el posoperatorio.

k) Cierre por planos, colocación de nelatón Pezzer o Malecot Nos. 28Fr o 30Fr para irrigación continua, aprovechando foley de tres vías colocada en el lóculo, después de hemostasia cuidadosa.

l) En ocasiones usamos tracción suave durante no más de media hora, y algunas veces agregamos a la venoclisis, una solución de ácido epsylon-amino-caproíco.

Como dice adecuadamente Woolrich en su artículo, no hay que casarse con ninguna técnica a ultranza, sino ser eclécticos de acuerdo con los hallazgos del momento". Así concluye este comentario lección.

¡Descanse en paz nuestro consocio, compañero y amigo el Maestro Don Jesús José Álvarez Yerena!


Correspondencia: Dr. Víctor Alfonso Francolugo Vélez.

Teopanzolco 211-209. Col. Vista Hermosa. C.P. 62209. Cuernavaca, Morelos, México.

Teléfono: (01777) 314 0555.

Correo electrónico:
urovafv@netfm.com.mx

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