Se sabe que las personas con esquizofrenia presentan una disminución en la esperanza de vida con respecto a la población general1 que se debe, al menos en parte, a una alta prevalencia de factores de riesgo cardiovascular2. La aparición de estos factores de riesgo está favorecida por el consumo de determinados psicofármacos y por un estilo de vida poco saludable3,4. Por ello, conocer los hábitos dietéticos de las personas con esquizofrenia es siempre relevante y se vuelve imprescindible cuando se pretende iniciar cualquier plan de intervención encaminado a disminuir el riesgo cardiovascular.
Estudiamos 74 pacientes con esquizofrenia (23 de ellos mujeres) con un rango de edad entre 18 y 60 años. Todos fueron diagnosticados según criterios CIE-10 por psiquiatras entrenados. Todos los pacientes tenían más de 2 años de historia de enfermedad y estaban psicopatológicamente estables en el momento del estudio.
Se recogieron datos sociodemográficos, antropométricos (peso, altura, perímetro abdominal, pulso y tensión arterial) y de consumo de alimentos. El consumo de alimentos se obtuvo de forma retrospectiva utilizando un cuestionario semicuantitativo de alimentación. Todos los sujetos y, siempre que fue posible, sus familiares, fueron entrevistados de manera exhaustiva por una enfermera entrenada (todas las entrevistas fueron realizadas por la misma enfermera que pertenecía al equipo de atención de trastornos mentales graves), que recogía datos de la frecuencia y cantidad de cada comida ingerida durante la semana anterior. La cuantificación se hizo mostrando a los pacientes imágenes con distintas cantidades de cada tipo de comida. La dieta se analizó mediante el programa NUT5, que permite la conversión de los cuestionarios de frecuencia en consumos absolutos de alimentos o nutrientes, esto último utilizando las tablas españolas de composición de alimentos elaboradas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en 1990.
La edad media de la muestra fue de 40,38 años (DE=11,33), significativamente (p=0,048) más alta en las mujeres (44,36 años; DE=10,23), que en los varones (38,67 años; DE=11,44). El promedio de años de evolución de la esquizofrenia fue de 15,5 (DE=8,32).
La tabla 1 muestra los valores de los signos vitales y las medidas antropométricas. El 42,6% de los varones y el 62,8% de las mujeres cumplían criterios de obesidad (p=0,047). También se puede ver que los valores promedio de la tensión arterial (TA), el índice de masa corporal (IMC) y los parámetros de síndrome metabólico son superiores a los valores considerados como normales por la International Diabetes Federation (IDF)6.
Constantes vitales y medidas antropométricas de la población estudiada, valores de referencia de la IDF y comparación de medias entre varones y mujeres
Varones | Mujeres | Total | Valores IDF | Comparación V y M | |||||
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Media | DE | Media | DE | Media | DE | ≤ | t de Student | Valor de p | |
TA sistólica | 148,70 | 25,60 | 138 | 26,2 | 145,36 | 26,14 | 130,00 | 1,602 | 0,114 |
TA diastólica | 90,76 | 13,34 | 91,1 | 13 | 90,76 | 13,34 | 85,00 | 0,319 | 0,750 |
Frecuencia cardiaca | 87,90 | 18,30 | 84,2 | 21,2 | 86,80 | 26,14 | 0,742 | 0,461 | |
Perímetro abdominal | 103,09 | 13,60 | 98,3 | 14,7 | 101,59 | 14,08 | 94 (V)/80 (M) | 1,308 | 0,195 |
Índice de masa corporal | 29,80 | 5,30 | 31,2 | 6,3 | 30,26 | 5,65 | 25,00 | —0,996 | 0,323 |
DE:desviación estándar; IDF:International Diabetes Federation; M:mujeres; TA:tensión arterial; V:varones.
En la tabla 2 se muestra el consumo de los principales nutrientes según el sexo. En la comparación solo se encontró un consumo de colesterol significativamente mayor en varones (p=0,008) y una diferencia cercana a la significación estadística (p=0,052) en el consumo de cinc.
Consumo diario de nutrientes según sexo, valores de ingesta diaria recomendada y comparación de medias entre varones y mujeres
Varones | Mujeres | Ingesta adecuada | Comparación V/M | |||||
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Media | DE | Media | DE | V | M | t de Student | Valor de p | |
Agua (ml) | 1.318,09 | 1.095,52 | 1.173,81 | 642,38 | 3.700,0 | 2.700,0 | 0,561 | 0,577 |
Calorías | 1.404,06 | 556,67 | 1.212,92 | 361,30 | 2.000,0 | 1.800,0 | 1,472 | 0,146 |
Proteínas | 70,30 | 39,66 | 60,07 | 20,46 | 56,0 | 46,0 | 1,139 | 0,259 |
Lípidos | 57,92 | 26,56 | 50,43 | 23,75 | 30,0 | 30,0 | 1,131 | 0,262 |
Hidratos de carbono | 157,28 | 71,19 | 136,20 | 34,78 | 130,0 | 130,0 | 1,315 | 0,193 |
Fibra | 11,75 | 6,16 | 10,50 | 2,83 | 38,0 | 25,0 | 0,907 | 0,368 |
Colesterol | 252,04 | 120,58 | 173,44 | 86,79 | 300,0 | 300,0 | 2,744 | 0,008 |
Calcio | 811,36 | 488,53 | 737,46 | 355,19 | 1.000,0 | 1.000,0 | 0,636 | 0,527 |
Hierro | 11,76 | 4,96 | 10,12 | 4,37 | 8,0 | 18,0 | 1,329 | 0,188 |
Sodio | 1.201,03 | 555,80 | 1.014,49 | 435,33 | 1.500,0 | 1.500,0 | 1,389 | 0,169 |
Potasio | 2.923,07 | 2.173,42 | 2.537,00 | 1.712,07 | 2.000,0 | 2.000,0 | 0,734 | 0,465 |
Iodo | 260,00 | 0,20 | 190,00 | 0,14 | 150,0 | 150,0 | 1,553 | 0,125 |
Magnesio | 215,05 | 113,13 | 200,43 | 70,84 | 375,0 | 375,0 | 0,557 | 0,579 |
Cinc | 7,85 | 2,91 | 6,49 | 2,07 | 10,0 | 10,0 | 1,976 | 0,052 |
Tiamina | 0,81 | 0,39 | 0,68 | 0,20 | 1,2 | 1,1 | 1,432 | 0,157 |
Riboflavina | 1,50 | 0,83 | 1,23 | 0,50 | 1,3 | 1,1 | 1,395 | 0,167 |
Niacina | 23,63 | 15,80 | 19,67 | 7,33 | 16,0 | 14,0 | 1,118 | 0,268 |
Ácido fólico | 124,36 | 80,27 | 114,67 | 52,69 | 400,0 | 400,0 | 0,516 | 0,607 |
Vitamina B12 | 10,02 | 21,88 | 10,02 | 10,33 | 2,4 | 2,4 | 0,001 | 0,999 |
Retinol | 358,43 | 185,08 | 300,13 | 167,32 | 900,0 | 700,0 | 1,259 | 0,212 |
Vitamina C | 78,90 | 64,75 | 73,69 | 44,50 | 90,0 | 75,0 | 0,342 | 0,734 |
Vitamina D | 2,85 | 5,86 | 2,68 | 2,67 | 5,0 | 5,0 | 0,131 | 0,896 |
DE:desviación estándar; M:mujeres; V:varones.
Comparando los datos obtenidos, con las necesidades dietéticas recomendadas7, en la muestra global se detecta un consumo inferior al 75% de la cantidad recomendada de: agua, fibra, magnesio, tiamina, ácido fólico, retinol y vitamina D. De forma particular, las mujeres consumen cantidades por debajo de sus necesidades de colesterol, calcio, hierro, sodio y cinc. También se observó un consumo de cantidades superiores a las recomendadas de: proteínas, lípidos, potasio, iodo, niacina y vitamina B12 en la muestra global; y de hierro en los varones. Llama la atención el bajo nivel de ingestión de calorías reportado por los pacientes y familiares. Este dato no concuerda con el estado nutricional de los pacientes y pudiera revelar una tendencia a no informar, intencionadamente o no, de parte de los alimentos ingeridos (alimentos que se ingieren fuera del horario de comidas o fuera del domicilio). Esto supondría un elemento limitante a la hora de introducir cualquier modificación dietética (sobre todo en el caso de que los pacientes y familiares no fueran totalmente conscientes de sus hábitos) e implicaría la necesidad de incluir aspectos de salud física en los programas de intervención ya conocidos que se han mostrado eficaces para el control de otros aspectos de las esquizofrenia8 y de tener en consideración nuevos datos de investigación que permitan una mejor comprensión de los factores clínicos, ambientales y genéticos implicados en el aumento de peso y en los trastornos metabólicos asociados9.
Los resultados deben ser analizados con cautela, ya que el estudio presenta limitaciones: no existe un grupo control que permita comparar los hábitos dietéticos de los pacientes con la población sin enfermedad de la misma zona geográfica; y se utiliza información retrospectiva que puede estar sesgada por la memoria de los encuestados y su deseo de responder con sinceridad.
Como conclusión y, a pesar de las limitaciones, nuestros datos sugieren que: a) los pacientes de la muestra estudiada tienen una ingesta alimentaria poco adecuada, y b) a la luz de la información dietética reportada y de su comparación con los parámetros antropométricos, pudiera existir en esta población una tendencia a infravalorar la cantidad de alimentos ingeridos.