INTRODUCCIÓN
El incremento de las fracturas de cadera es un tema de actualidad en la mayoría de los países1. Numerosos estudios indican un incremento de la incidencia de esta patología2-5. El incremento no ha sido tan grande como cabía esperar, pero sí que existe un cambio de la incidencia de la fractura de cadera según la edad6. Huusko et al7 han estudiado la incidencia de fracturas estandarizadas por edad en un período de 10 años en Finlandia Central sin encontrar cambios en la incidencia de las fracturas de cadera según la edad. A causa de los cambios en la distribución por edades de la población el número de fracturas de cadera se incrementó en un 11 por 100. El número de pacientes mayores de 85 años se incrementó del 18 por 100 en 1982-1983 al 30 por 100 en 1992-1993. Zain Elabdien et al2 estudiaron una serie de 127 fracturas trocantéricas analizando la influencia de la edad con la morfología de las fracturas trocantéricas. Concluyeron que el incremento de la edad de la población y el aumento de expectativa de vida de la población anciana conlleva una mayor inestabilidad y conminución fracturaria. Otros autores llegan a las mismas conclusiones8, 9.
Numerosos estudios nos muestran cómo las enfermedades que pueden modificar el nivel de conciencia son causa de caídas, así como la toma incontrolada de fármacos del tipo hipnótico o sedante que disminuyen el nivel de alerta15-17.
La institucionalización del anciano también se muestra como un factor de riesgo de fractura de cadera13, 14.
El propósito de este estudio es investigar si ha cambiado la incidencia de enfermedades asociadas, si ha variado el estado físico y mental, así como el entorno donde se produce la fractura de cadera. La morfología de la fractura de cadera y la edad media de cada tipo de fractura también se ha comparado para observar los posibles cambios en un período de 10 años.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se han estudiado todas las fracturas del tercio proximal de fémur en pacientes mayores de 65 años que han sido atendidas en nuestro Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología durante dos períodos (1988-1989 y 1998-1999). Las fracturas patológicas del tercio proximal de fémur han sido excluidas del estudio.
El número de habitantes que dependen de nuestro hospital se ha incrementado de 522.661 en 1988-1989 a 529.621 en 1998-1999. El número total de fracturas de cadera estudiadas ha sido de 1.014 en 1988-1989 y 1.128 en 1998-1999. Se recogió de cada paciente la edad, sexo y tipo de fractura. Los casos se dividieron según el tipo de fractura (cervical, trocantérea y subtrocantérea). Las fracturas cervicales se subdividieron en no desplazadas (Garden I y II) y desplazadas (Garden III y IV) y las trocantéricas según la clasificación AO. Se ha comparado la incidencia, edad media y sexo de los diferentes tipos de fracturas de cadera en 1988-1989 y en 1998-1999.
La procedencia social, la forma y lugar del accidente, etc., también se valoró, así como la presencia de enfermedades asociadas, estado físico y mental; el estado físico se dividió en varios subgrupos: deambulación independiente, con ayuda de un bastón, con ayuda de dos bastones, con ayuda de andador, deambulación de silla-cama, silla de ruedas y encamamiento. En cuanto al estado mental también se realizó una subdivisión: estado mental normal, fallos de memoria, demencia senil moderada y demencia senil grave.
El estudio estadístico se ha calculado mediante el test de la Chi cuadrado y el de la «t» de Student. Se ha considerado significativo una p < 0,05.
RESULTADOS
El número de fracturas de cadera se incrementó en un 11,2 por 100 del período 1988-1989 (1.014) al período 1998-1999 (1.128). La media de edad de los pacientes se incrementó, pero no de forma significativa (tabla 1).
Respecto a la edad hemos observado un aumento de la misma tanto en mujeres como en varones del período 1988-1989 a 1998-1999, sin significación estadística (tabla 1).
El número de mujeres en el período 1989-1999 se mantuvo estable, aunque menor que en el período 1988-1989 (tabla 1).
Las enfermedades asociadas de los pacientes de las dos muestras no presentaron diferencias significativas, aunque sí que se pudo apreciar un aumento de las mismas en período 1998-1999. La hipertensión arterial (HTA), la enfermedad cardíaca, la enfermedad neurológica y la diabetes son las patologías que más frecuentemente se asocian a los pacientes con fractura de cadera en nuestro estudio (tabla 2).
La extracción social de los pacientes no ha experimentado grandes cambios, observándose un aumento del medio urbano (3,1 por 100) en el período 1998-1999 respecto al período 1988-1989 (79,1 por 100) (p > 0,05) (tabla 3).
La vivienda habitual de los pacientes con fractura de cadera ha experimentado cambios, sobre todo en lo que se refiere a la vida en una residencia con un aumento del 6 por 100 desde el período 1988-1989 al período 1998-1999 (p > 0,05) (tabla 3).
El lugar donde se produjo la fractura de cadera también ha cambiado, observándose un aumento de las caídas en las residencias (17,6 por 100) en el período 1998-1999 respecto del período 1988-1989 (13,6 por 100) (p > 0,05) (tabla 3).
La capacidad de salir del domicilio habitual también ha sufrido un descenso en el período 1998-1999 respecto al período 1988-1989 (p > 0,05) (tabla 3). El estado físico de los pacientes con fractura de cadera ha empeorado en el período 1998-1999 respecto al período 1988-1989, con una disminución de los pacientes que deambulaban de forma independiente o con ayuda de un bastón. Estos resultados no han presentado tampoco significación estadística (tabla 4).
El estado mental también ha presentado un empeoramiento cuando se compararon los dos períodos, con incremento del 5,1 por 100 de los pacientes con demencia moderada o grave (p > 0,05) (tabla 4).
La proporción de fracturas cervicales-trocantéreas se ha invertido en el período 1998-1999, presentando un incremento de las fracturas trocantéreas (46 por 100) y una disminución de las cervicales (44,6 por 100) respecto al período 1988-1989 (p < 0,05). La incidencia de fracturas subtrocantéreas no se ha modificado a lo largo de los 10 años (tabla 4).
Hemos observado cambios en la edad media de los diferentes tipos de fracturas de cadera. La edad media de las fracturas subeapitales ha disminuido, aunque no de forma significativa (p > 0,05) en el período 1998-1999. En cambio, las fracturas subcapitales Garden III-IV han aumentado en el mismo período (p > 0,05). En cuanto a las fracturas trocantéreas, se observa un aumento significativo de la edad media en los varones con un tipo A.1.3 y A.3.1 y en las mujeres con un tipo A.2.1 y A.2.2 en el período 1998-1999 (p < 0,05). La edad media de 105 varones con una fractura subtrocantérea ha disminuido de forma significativa en el período 1998-1999 (p < 0,05). (tabla 5).
La incidencia de fracturas subcapitales Garden I-II en mujeres ha experimentado una disminución (6,8 0/00.000) en el período 1998-1999 respecto al período 1988-1989 (10,9 0/00.000) (p < 0,05). También se observa un incremento de las fracturas subcapitales Garden III-IV en el período 1998-1999 (31,6 0/00.000) respecto al período 1988-1989 (26,6 0/00.000) (p < 0,05) (tabla 6).
Las fracturas trocantéreas tipos A.2.1, A.2.3 y A.3.2 han presentado un incremento significativo en las mujeres en el período 1998-1999 respecto al período 1988-1989 (p < 0,05). Los varones con fracturas tipo A.3.3 y subtrocantéreas han sufrido un aumento de la incidencia en el período 1998-1999 de forma significativa (p < 0,05) (tabla 6).
DISCUSIÓN
El número total de fracturas de cadera en nuestra área de estudio (población de 520.000) se ha incrementado. El tipo de fractura de cadera en la actualidad tiende a cambiar a un mayor desplazamiento y una mayor conminución fracturaria8, 9.
La expectativa de vida en España se ha incrementado de 76,59 años en 1990 a 77,17 en 1998 (información obtenida del Instituto Nacional de Estadística).
El aumento de la proporción de la población muy anciana en España ha provocado el incremento de fracturas de cadera, coincidiendo con otros estudios de diferentes países5, 6. Kannus et al1 encuentran un aumento de las fracturas de cadera en la población anciana finesa dos veces más alta en el año 1997 que en 1970. Esto lo atribuye al incremento de la incidencia de osteoporosis ajustada por edad acompañada del incremento de las caídas ajustadas por edad en el anciano. Paspati et al5 observan un incremento anual de la incidencia de fractura de cadera de un 7,6 por 100. Estudios realizados en nuestro país confirman la tendencia mundial de crecimiento de la fractura de cadera10. La edad media de las personas susceptibles de una fractura de cadera está aumentando7. La aparición progresiva de osteoporosis con el aumento de la edad explica la mayor conminución de las fracturas de cadera8. Melton et al11 estiman que el 80-90 por 100 de todas las fracturas de cadera se pueden atribuir a la osteoporosis. En una serie de fracturas trocantéreas Zain Elabdian et al2 observan una relación proporcional entre la edad y la osteoporosis con una mayor conminución de las fracturas trocantéreas.
Hemos observado un mayor número de fracturas cervicales desplazadas en mujeres en el período 1998-1999 que en el período 1988-1989. La tendencia es similar en las fracturas trocantéreas y subtrocantéreas, con un aumento de la conminución, como hemos observado en todos los tipos (con significación estadística en los tipos A.2.1, A.2.3, A.3.3 y subtrocantéreas). Esta tendencia también ha sido reflejada por Michelson et al9, que asocian la conminución a la poca movilidad de los ancianos, y por Kannus et al8, que observan un aumento de las fracturas pertrocantéreas respecto a las cervicales debido a la mayor edad.
Por esta razón la prevención de la osteoporosis es importante para el control del incremento del número de fracturas de cadera y evitar la mayor conminución de las mismas y por tanto favorecer el tratamiento.
La mayor incidencia de fracturas en el medio urbano que en el rural12 puede ser atribuida a la menor actividad física que generalmente desarrolla el anciano que vive en el medio urbano. En nuestro estudio las cifras coinciden con lo anteriormente expuesto.
Ooms et al13 encuentran que el vivir en una residencia es un factor de riesgo de fractura de cadera respecto al anciano independiente. En nuestro estudio hemos encontrado que el 19,2 por 100 de las fracturas dc cadera las sufrían ancianos que vivían en residencias, cifras inferiores a las de Arboleya et al14, con un incremento del 6 por 100 de los pacientes que vivían institucionalizados en el período 1998-1999 respecto a 1988-1989.
El aumento observado de las enfermedades asociadas en el período 1998-1999 está relacionado con el aumento de la expectativa de vida. Las enfermedades que pueden modificar el nivel de conciencia bruscamente son causa de caídas, así como la toma de fármacos, sobre todo hipnóticos y sedantes, que pueden disminuir la capacidad de alerta15.
El deterioro físico y mental observado en los pacientes del período 1998-1999 pone de manifiesto que el riesgo de fractura de cadera se incrementa con los estados mentales deficitarios y la dependencia física manifiesta16, 17.
CONCLUSIONES
Podemos resumir que existe un cambio en la morfología de las fracturas cervicales en los últimos 10 años, siendo en la actualidad más frecuentes las fracturas cervicales desplazadas.
Hemos presentado una mayor incidencia de enfermedades asociadas y un empeoramiento del estado físico y mental en el período 1998-1999, quizá debido al aumento de la expectativa de vida de la población anciana, lo que conduce a un mayor deterioro de su salud.
Cambi epidemiologici delle fratture nel terzo prossimale di femore in un periodo di 10 anni
RIASSUNTO
Obiettivo. Investigare se l´età, la morfologia ed atri dati epidemiologici delle fratture d´anca sono cambiati nel trascorso di dieci anni nel nostro medio.
Descrizione e pazienti. Sono stati studiati in modo retrospettivo tutti i pazienti maggiori di 65 anni che furono visitati per frattura d´anca nel nostro ospedale durante i periodi di 1988-1989 (1.014 pazienti) e di 1998-1999 (1.128 pazienti).
Risultati. È stato trovato un aumento delle malattie associate eppure un deterioro fisico e mentale maggiore nel período 1998-1999 rispetto del período 1988-1989, benchè non di modo significativo. Si c´è stato però un incremento rilevante nell'incidenza e nelle fratture cervicali spostate (p < 0,05) ed una discesa delle fratture cervicali non spostate (p < 0,05). Non ci fu differenza nell´incidenza dei diversi tipi di frattura trocanterica tranne nei tipi A.2.1, A.2.3, A.3.2 e subtrocanterica nelle donne (p < 0,05) che presentarono un aumento significativo nel periodo 1998-1999. Non si sono osservati cambi nell'età media delle fratture cervicali, ma l´età media delle fratture pertrocanteriche A.1.3, A.3.1. e subtrocanteriche nei maschi, e nelle A.2.1. e A.2.2. pertrocanteriche nelle donne è stata significativamente maggiore nel periodo 1998-1999 (p < 0,05).
Conclusioni. Possiamo riasumere che essiste un cambio nella morfologia delle fratture cervicali nei ultimi dieci anni, essendo nell´attualità più frequenti le fratture spostate e che essiste una maggior incidenza di malattie associate ed un peggioramento dello stato fisico e mentale.
Changements épidémiologiques des fractures du tiers proximal du fémur sur une période de 10 ans
RÉSUMÉ
Objectif. Rechercher si l´âge, la morphologie et autres données épidémiologiques des fractures de la hanche ont changé au cours des dix dernières années dans notre environnement.
Description et patients. Nous avons étudié d´une manière rétrospective tous les patients de plus de 65 ans soignés pour fracture de la hanche dans notre hôpital au cours des périodes de 1988-1989 (1.014 patients), et de 1998-1999 (1.128 patients).
Résultats. Nous avons trouvé une augmentation des maladies associées ainsi qu´une dégradation physique et mentale plus grande pour la période 1998-1999 par rapport à la période 1988-1989, bien que pas d'une manière significative. Par contre, on releva un accroissement significatif dans l´incidence et dans les fractures cervicales déplacées (p < 0,05) et une diminution des fractures cervicales non déplacées (p < 0,05). Aucune différence ne fut constatée dans l'incidence des différents types de fractures trochantériennes, sauf pour les types A.2.1, A.2.3, A.3.2 et sub-trochantériennes chez les femmes (p < 0,05), qui présentèrent une augmentation significative dans la période 1998-1999. Nous n´avons pas observé de changement dans l´âge moyen des fractures cervicales. Cependant l´âge moyen des fractures per-trochantériennes A.1.3, A.3.1 et sub-trochantériennes chez les hommes et des fractures A.2.1 et A.2.2 per-trochantériennes chez les femmes a été nettement plus élevé pour la période 1998-1999 (p < 0,05).
Conclusions. Nous pouvons dire en résumé qu'il existe un changement dans la morphologie des fractures cervicales pour ces dix dernières années. À l´heure actuelle, les fractures déplacées sont les plus fréquentes et il existe une plus grande incidence de maladies associées et une aggravation de l'état physique et moral.
Epidemiologische Veränderungen der Frakturen des proximalen Drittels des Oberschenkels über einen Zeitraum von 10 Jahren
ZUSAMMENFASSUNG
Ziel. Wir wollen feststellen, ob beim Alter, der Morphologie und anderen epidemiologische Daten zu Hüftfrakturen in unserer Umgebung im Laufe von zehn Jahren Veränderungen aufgetreten sind.
Anlage der Studie und Patienten. Es wurden retrospektiv alle über 65-jährigen Patienten untersucht, die in unserem Krankenhaus während der Jahre 1988-1989 (1014 Patienten) und 1998-1999 (1128 Patienten) aufgrund einer Hüftfraktur behandelt wurden.
Ergebnis. Wir stellten beim Vergleich des Zeitraums 1998-1999 mit dem Zeitraum 1988-1989 einen Anstieg der Begleiterkrankungen sowie einen stärkeren physischen und mentalen Abbau fest, wenngleich nicht in signifikanter Form. Es gab jedoch einen signifikanten Anstieg bei der Anzahl der Fälle und bei den dislozierten Schenkelhalsfrakturen (p < 0,05) sowie eine Verringerung der nicht dislozierten Schenkelhalsfrakturen (p< 0,05). Es gab keine Unterschiede in der Inzidenz der verschiedenen Trochanterfrakturen, außer bei den Typen A.2.1, A.2.3, A.3.2 und bei den subtrochanteren Frakturen bei Frauen (p < 0,05), bei denen im Zeitraum 1998-1999 ein signifikanter Anstieg festgestellt werden konnte. Beim Durchschnittsalter der Patienten mit Schenkelhalsfrakturen konnten keine Unterschiede beobachtet werden, aber das Durchschnittsalter bei den pertrochanteren Frakturen A.1.3, A.3.1 und bei den subtrochanteren bei Männern und bei den pertrochanteren Typen A.2.1 und A.2.2 bei Frauen lag für den Zeitraum 1998-1999 (p < 0,05) signifikant höher.
Schlussfolgerungen. Wir können zusammenfassend sagen, dass es bei der Morphologie der Schenkelhalsfrakturen während der letzten zehn Jahre eine Veränderung gibt. Gegenwärtig sind dislozierte Frakturen häufiger und die Inzidenz der Begleiterkrankungen ist höher. Der physische und mentale Zustand ist schlechter.