Podemos definir la medicalización como una forma de expansión de la medicina moderna que considera y trata como enfermedades, muchos problemas que hasta hace poco no eran considerados como tales.
Esto incluye fases normales del ciclo reproductivo de la mujer (menstruación, embarazo, parto, menopausia), la vejez y la muerte, procesos fisiológicos del crecimiento, estrés laboral, estados de ánimo, etc.
Esta situación fue prevista por Ivan Illich en la segunda mitad del pasado siglo cuando escribía «En los países desarrollados la obsesión por una salud perfecta se ha convertido en el factor patógeno predominante»
En los últimos años el aumento progresivo del gasto sanitario, a pesar de todo tipo de medidas refleja un hecho bien conocido: Cuanto más gasta una sociedad en asistencia sanitaria, mayor es la probabilidad de que sus habitantes se consideren enfermos en un mecanismo perverso de retroalimentación.
Si seguimos por este camino, podemos aventurar con cierta ironía que en un futuro no muy lejano, los países serán grandes centros asistenciales y la población se dividirá entre enfermos, trabajadores de salud o ambas cosas.
LOS PROTAGONISTAS
Los profesionales de la salud
Es bien conocido que la cultura médica sufre una fascinación por las nuevas tecnologías y por las nuevas enfermedades. Este snobismo entusiasta no es ajeno a beneficios, económicos también.
Las empresas biotecnológicas y farmacéuticas
Reconociendo su papel en la investigación biomédica, su desarrollo y expansión, a través de publicidad engañosa y de la formación continuada e interesada de los médicos; no se ajusta a los criterios éticos exigibles en el campo de la salud.
La población
Vivimos en una cultura del consumo que no acepta el sufrimiento ni la muerte como partes inevitables de la vida, en una sociedad del bienestar donde la enfermedad, legitima a la persona en su minusvalía, para eludir las responsabilidades sociales y personales que le son propias, incluida la modificación de conducta necesaria para sanar.
Los medios de comunicación
Favorecen en la población la conformación de expectativas por encima de la realidad, haciéndoles creer en una inexistente medicina omnímoda. De hecho buena parte del despilfarro sanitario procede de la convicción de la población de que la medicina moderna es capaz de resolver mucho más de lo que en realidad es posible.
Los políticos de la Sanidad
Interesados en ofertar una asistencia universal y sin restricciones con motivaciones no siempre legítimas, saben que ya han llegado al capítulo de limitaciones presupuestarias; pero ¿quién es el primero en poner el cascabel al gato?
Con todos los protagonistas interesados en la misma dirección, es muy difícil cambiar el rumbo. Se ha conseguido ganar en cantidad de vida, pero la calidad de vida tiene componentes básicamente subjetivos y una sociedad medicalizada es una sociedad con mayor percepción de enfermedad y dependencia.
EL ESCENARIO: EL DR. KNOCK O EL TRIUNFO DE LA MEDICINA.
Jules Romains es el pseudónimo de Louis Farigoule (1885-1946). Fue un escritor francés de éxito que llego a ser miembro de Real Academia Francesa de la Lengua.
Estrenó en el año 1923 una comedia, que con el tiempo resultaría profética, con el titulo sugestivo de: «El Dr. Knock o El triunfo de la Medicina». Con los años fue llevada al cine y actualmente se representa por alumnos, en muchos centros educativos de Francia.
La obra se desarrolla en tres actos y la acción transcurre en una pequeña población agrícola del sur de Francia. Entre los personajes hay dos fundamentales:
— Dr. Parpalaid (DP): Viejo médico a punto de jubilarse, sentido tradicional de la Medicina y de la Vida.
— Dr. Knock (DK): Joven médico que toma posesión de la plaza.
PRIMER ACTO
Estamos en el acto del relevo: El DK habla de su tesis «Sobre los pretendidos estados de salud» con un epígrafe que atribuye a Claude Bernard «la gente sana son enfermos que se ignoran». En un momento de la conversación, el DK dice:
Se me ha hecho transparente el verdadero espíritu y la verdadera finalidad de la medicina, que la enseñanza de la Facultad disimula bajo el fárrago científico. No hay verdadero más que la medicina; puede ser también la política, las finanzas y el sacerdocio, que no he ensayado todavía.
Cuando se cierra la escena, el DK está convencido de que en Saint Maurice se dan las condiciones para su experimento de medicalización.
SEGUNDO ACTO
El DK ha establecido su consultorio en el viejo domicilio de su antecesor. Ha encargado al pregonero su promoción y se ha aliado con el maestro y el farmacéutico, que creen en su proyecto.
En un momento manifiesta: «Caer enfermo», vieja noción ya insostenible frente a los datos de la ciencia actual. La salud no es más que un nombre, al que habría que borrar de nuestro vocabulario. Por mi parte no conozco sino gente más o menos afectada por enfermedades más o menos numerosas, de evolución más o menos rápida.
TERCER ACTO
El hotel del pueblo ha sido transformado en un sanatorio. El viejo DP acude a visitar al DK y le reprocha el tratar como enfermos a personas que él tenía por sanas. El DK le responde: Usted me ha dado un cantón poblado de algunos miles de individuos neutros, indeterminados. Mi rol es determinarlos, llevarlos a la existencia médica. Los meto en la cama y miro lo que va a poder salir de allí. Quizás un tuberculoso, un neurópata, un arterioscleroso, lo que se quiera, pero alguien ¡Buen Dios! ¡Alguien!. Nada me disgusta más que ese ser ni carne ni pescado que usted llama hombre sano.
El DP continúa reprochando su actitud al DK, éste le dice al final:
¡Qué quiere usted! Esto se da un poco a mi pesar. En cuanto estoy en presencia de alguien, no puedo impedir que un diagnóstico se esboce en mí. A tal punto que, desde hace algún tiempo, evito mirarme en el espejo.
REFLEXIÓN FINAL
La comedia de Jules Romains representa una auténtica profecía de la medicalización de la vida de hoy. El DK es un médico «animador» que quiere llevar la medicina al último resquicio de la condición humana, aprovechando el temor de las personas ante la enfermedad y la muerte. Es una obra en la que se entiende el poder de la medicina y nos da luz para el análisis de la genealogía de la moral médica.
Bibliografía
Jules Romains. Knock o El triunfo de la medicina. Editorial Bruño. 3ª Edición
Mainetti, JA. «La medicalización de la vida y el lenguaje». Cuadernos de Bioética. Última modificación de Junio 2004.
Soledad Márquez y Ricard Meneu. La medicalización de la vida y sus protagonistas. Gestión clínica y sanitaria 2003;5:47-53.